Discipulado
Gracia Irresistible: Llamados Eficazmente Por Dios
“Porque ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Corintios 4:17)
Una de las cosas más grandiosas que Dios me ha concedido experimentar, es ver que las doctrinas de la gracia no son verdades para el entretenimiento del intelecto, sino para avivar el gozo en nosotros. Por eso estoy feliz de escribir sobre ellas, y hoy te hablaré sobre la gracia irresistible (como verás no sigo el orden del acrónimo TULIP).
Si la doctrina de la depravación del hombre es cierta, si realmente “la carne para nada aprovecha” (Juan 6:63), entonces no puede haber salvación para el hombre sin gracia irresistible.
¿Qué significa la doctrina de la gracia irresistible?
Para empezar, esta enseñanza no significa que la gente nunca resiste la gracia de Dios. La verdad es que muchos sí lo hacen (Hechos 7:51, Romanos 10:21). Rechazan a Cristo porque prefieren las tinieblas (Juan 3:19)
Por eso a esta doctrina también se le llama gracia eficaz o llamamiento eficaz para evitar las confusiones que causa el nombre de gracia irresistible.
Entonces, ¿qué decimos en realidad cuando hablamos de gracia irresistible?
Decimos que cuando alguien ha creído el evangelio para salvación, se debió a que Dios en Su misericordia venció su resistencia y dureza. Dios puede hacer eso, y lo hace, según Su voluntad porque es soberano y nada puede detener Su mano (Efesios 1:11, Salmos 155:3, Daniel 4:35, Romanos 9:14-23).
Llamados eficazmente por Dios.
En 1 Corintios 1:22-24 está la razón por la que hablamos de llamado eficaz:
“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”. (Énfasis añadido)
Allí vemos que hay un llamado general hecho a judíos y no judíos cuando se predica el evangelio a todos. Pero también hay un llamado interno hecho a muchos. Le decimos interno porque es diferente a la predicación externa, y vemos que quienes reciben este llamado interno hacen caso al llamado externo (la predicación del evangelio).
Es claro que no todos son llamados internamente, y todos los que son llamados así llegan a ver el valor de Cristo y creen (son justificados por la fe). Dios no vence la resistencia de muchas personas para que simplemente puedan creer el evangelio, sino también para que eficazmente lo crean. Por eso hablamos de gracia eficaz, porque cumple su propósito.
¿Quién hace este llamado interno? La respuesta es Dios. Vemos eso es Romanos 8:30: “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó…” (Énfasis añadido)
“No podemos abrazar el evangelio al menos que tengamos vida espiritual en vez de muerte espiritual”
Entonces, tenemos que este llamado crea un cambio profundo en nosotros. No podemos abrazar el evangelio al menos que tengamos vida espiritual en vez de muerte espiritual, así que este llamado es como el de Jesús a Lázaro a que saliera de la tumba: Es un llamado que vivifica espiritualmente para que efectivamente creamos y seamos salvos.
Por este llamado, ya nuestros corazones no son de piedra contra Dios, ni buscamos Sus regalos en vez de buscarlo a Él. Ahora miramos a Cristo como poder y sabiduría de Dios. Estamos dispuestos a arrepentirnos y creer para salvación. Empezamos a ver que Cristo vale más que todo lo que este mundo pueda darnos y lo que la muerte pueda quitarnos. Ya no solo miramos los hechos sobre Jesús, sino que ahora vemos la belleza de los hechos. Dios no nos arrastra hacia Cristo, sino que ahora nosotros corremos libremente hacia Él.
Esa es la razón por la cual Pablo describe la conversión diciendo que es ser resplandecidos con “… la luz del evangelio de la gloria de Cristo (…) Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 2:4-6). Esto es gracia irresistible.
Es por todo esto que vemos en la Palabra que la fe y el arrepentimiento son dones de Dios (ver por ejemplo Filipenses 1:29 y Hechos 11:18) que de manera misteriosa nosotros ejercemos voluntariamente cuando hemos recibido vida espiritual — Dios da la fe y el arrepentimiento, pero somos nosotros quienes creemos y nos arrepentimos. En otras palabras, no solo nuestra salvación es un regalo, sino también los requerimientos para ser salvos.
¿Por qué esta doctrina importa?
Hay muchas razones por las cuales esto es crucial. Te diré algunas de ellas.
Creo que nunca verás a un cristiano verdadero felicitarse a sí mismo o sentirse más listo que los no cristianos por creer el evangelio. De alguna forma, todo cristiano sabe muy dentro de sí que la salvación, de la A a la Z, es un trabajo soberano de Dios para Su gloria. Por eso si preguntas a un creyente, “¿por qué creíste el evangelio y eres cristiano mientras otras personas no lo son?”, seguramente te dirá: “por la gracia de Dios”.
Ahora, aunque el cristiano sabe muy profundo en su interior que toda su salvación es por gracia, un conocimiento más consciente de que Dios en realidad le dio vida espiritual y fe es como hundirse en un océano de gozo que le lleva a ser más agradecido, humilde y feliz en Dios.
Además, esta doctrina es crucial al evangelizar. En la Biblia leemos que la fe viene por oír el evangelio (Romanos 10:13-17). “Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21). Por tanto, concluimos que cuando Dios llama eficazmente a alguien, lo hace en presencia del evangelio, mediante la belleza del evangelio revelada a su corazón por el Espíritu Santo, para que crea ese mismo evangelio.
Así que, no trato de torcer el evangelio ni entretener a la gente para que lo que predico les luzca atractivo a sus naturalezas carnales ni trato de manipular a las personas para que tomen una supuesta decisión por Jesús. Tampoco me quedo paralizado creyendo que la predicación es inútil y que no hay esperanza para las personas muertas espiritualmente, sino que predico el evangelio con firmeza, sabiendo que Dios puede llevar el mensaje de los oídos de las personas a sus corazones y vencer toda dureza.
Esta doctrina también nos da esperanza cuando oramos por el inconverso a nuestro alrededor. Si Dios pudo salvarnos a nosotros, puede salvar a cualquiera y hacerlo cantar…
“Sublime gracia del Señor,
que a un infeliz, salvó.
Fui ciego mas hoy miro yo,
perdido y Él me halló”
— John Newton (Amazing Grace)