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El poder del discernimiento de Espíritus
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 6 Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. […] a otro, poder de milagros[a]; a otro, profecía; a otro, discernimiento[b] de espíritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas. (1Co.12:4-6,10)
Iniciamos con algunas definiciones, tanto de la palabra <Poder> como de la palabra <Discernimiento>
Poder: las dos principales palabras que se traducen “poder” en el NT son (1) dynamis y (2) exousia. Es importante discriminar entre ambas, porque no significan lo mismo. Dynamis puede ser descrita como “capacidad moral o física, poder”. Exousia significa “autoridad delegada, derecho, privilegio”. Así dynamis se traduce capacidad, eficacia, fuerza, maravilla, milagro, poder, potencia, señal, valor, que ayuda más a ver el carácter de esta palabra, en contraste con Exousia, que se traduce autoridad, derecho, jurisdicción, libertad, poder, potestad. Podemos notar que <poder> aparece en ambas listas.
En resumen, dynamis significa solo la fuerza o poder, en tanto que exousia denota un derecho o potestad delegados, con el poder necesario para ponerlo en vigor “Pero recibiréis poder…” (Hch.1:8)
Discernimiento: El discernimiento es un proceso que se refiere a la capacidad de elegir entre dos opciones que se consideran buenas, pero que requieren una reflexión profunda y un análisis cuidadoso para determinar cuál de las dos opciones es la más acertada.
El poder del discernimiento de espíritus forma parte de la diversidad de dones dado por el Espíritu Santo a la iglesia.
El discernimiento de espíritus describe el poder para detectar si una persona está hablando por el Espíritu Santo o de parte de Satanás. Una persona con este don tiene una capacidad especial para discernir si alguna persona es un impostor y un oportunista. Debido a este poder de discernimiento de espíritus, fue que el apóstol Pedro pudo denunciar a Simón como uno que estaba envenado por la amargura y en lazo de iniquidad. (Hch.8:20-23).
Es decir, que a quien el Espíritu Santo otorga el poder de discernir espíritus, será capaz de distinguir entre el justo y el perverso, entre el que sirve a Dios, o el que afirmando que sirve a Dios sirve a sus propios intereses. (Ver Mal.3:18).
Podemos observar, en los versos bíblicos citados más arriba, que hay diversidad de ministerios o servicios y que todos son dados por Dios. Pero no todos tenemos la misma tarea, lo que si tenemos en común es que todo lo hacemos para el mismo Señor y con el fin de servir a otros (no al yo).
El Espíritu se manifiesta en cada creyente impartiéndole algún don. No hay ningún creyente que no tenga alguna función que llevar a cabo. Todas podemos hacer algo. Dios es quien nos capacita dándonos el poder para cada actividad a través del Espíritu Santo y para el provecho común de todo el cuerpo, Su iglesia. Así que, el punto central es que debemos estar apercibidas de que los dones no son para nuestra propia exhibición ni para nuestra propia gratificación, sino para ayudar a otros.
Una cosa de suma importancia y que nos ayudara a ser efectivas, si hemos recibido el “poder de discernimiento de espíritus, es mantener una buena dieta del “alimento sólido”. Pero el alimento sólido es para los adultos[a], los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal (Hechos 5:14).
Este alimento solido se adquiere a través de una formación firme, extensa y profunda en la Palabra de Dios. Es de suma importancia que entendamos que para tener nuestros sentidos ejercitados se requiere de:
- Tiempo
- Crecimiento en el conocimiento de la Palabra de Dios
- Experiencia en el uso de la Palabra para discernir entre el bien y el mal