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Lectura de Hoy

22-08-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Romanos 12

Entre los temas principales de Pablo en su carta a los romanos se en- cuentra la absoluta gratuidad de la gracia, la asombrosa abundancia de misericordia que ha embargado a judíos y gentiles por igual. Somos igualmente culpables; de la misma manera, somos justificados, perdonados y renovados, debido a la insondable misericordia de Dios.

A la luz de tal misericordia, Pablo exhorta a sus lectores a ofrecer “su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Romanos 12:1). Estamos tan acostumbrados a escuchar este versículo, que ya no nos choca lo raro que es. En el mundo antiguo, un sacrificio tenía que estar vivo, desde luego, pero lo que lo convierte en sacrificio es su muerte. Pero Pablo quiere que ofrezcamos nuestros cuerpos como sacrificios vivos, es decir, como “sacrificios” continuos que responden a la misericordia de Dios dedicándole a él, no sólo el cuerpo, sino todo nuestro ser. Tales sacrificios son “santos y agradables” a él. La idea es que, a la luz de la incomparable misericordia que hemos recibido, debemos querer, como mínimo, agradarle.

Estos sacrificios constituyen nuestra “adoración espiritual”. El adjetivo que se traduce como “espiritual” abarca tanto lo espiritual como lo “razonable” o tal vez, “racional”. Estos no son los sacrificios ofrecidos en un templo, que comienzan con un derramamiento de sangre, continúan con la quema del cuerpo y concluyen con la comida selectiva de la carne. La adoración del nuevo pacto ya no está atada al templo ni a las exigencias rituales del pacto del Sinaí. La manera como vivimos, en respuesta a la misericordia de Dios, es el corazón de la adoración cristiana.

Si queremos saber cómo se plasma en la vida cotidiana, el segundo versículo nos presenta los aspectos prácticos en principio y los siguientes versículos le dan una forma concreta. Ofrecer nuestro cuerpo como sacrificio vivo a Dios significa dejar de conformarnos al patrón de este mundo y renovar nuestra mente (12:2). En otras palabras, lo que está en juego no es meramente el comportamiento externo, mientras por dentro permanecemos atados por el odio, la lujuria, el engaño, la envidia, la avaricia, el temor, la amargura y la arrogancia; todos ellos, pecados que podemos esconder cuidadosamente. Lo que está en juego es la transformación de nuestra manera de pensar, alinear nuestra mente con los caminos y con la Palabra de Dios.

Esto provocará el cambio de conducta que es necesario y sabio, y dicho cambio será radical. Mediante esta transformación fundamental, seremos capaces de comprobar en nuestra experiencia cuál es la voluntad de Dios y descubriremos que es “buena, agradable y perfecta” (12:2). A la luz de Romanos 8:9, sin duda el poder motivador para esta transformación es el Espíritu de Dios. Pero esa verdad magnífica no nos libra de tomar la determinación, sino que nos da el poder para hacerlo.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Salmos 30
El cristiano experimenta en muchas ocasiones la liberación casi inefable de ser llevado de la desesperación, la enfermedad, una derrota catastrófica o un sentimiento de distanciamiento de Dios, a un estado de seguridad, salud, victoria o intimidad espiritual con nuestro Hacedor y Redentor. Ciertamente, David vivió estas experiencias. El Salmo 30 recoge cómo se deleita durante uno de esos agradables trayectos.

El salmo se divide en tres partes. En la primera (30:1-5), David describe la maravillosa transformación. En la segunda (30:6-10), habla de la autocomplacencia que lo hizo caer primeramente, antes de los primeros cinco versículos o en otro ciclo de lo mismo. En la última parte (30:11- 12), concluye con el mismo gozo eufórico que expone en los primeros cinco versículos, mientras traspasa los límites del lenguaje para describir la gloriosa transformación del lamento en danza, y del cilicio en vestiduras de alegría.

La lista de contrastes del salmo captura al corazón y a la imaginación. Podemos reflexionar aquí sobre un par de ellos: “Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría” (30:5).
David está escribiendo desde su perspectiva como miembro de la comunidad del pacto. Dios todopoderoso está vinculado con ellos por medio de un juramento y un pacto solemnes. Si pecan, él no los elimina: “Solo un instante dura su enojo”; sus castigos, aunque severos, son temporales. Su postura básica con ellos es de gracia: su bondad dura “toda una vida”.

Los primeros versículos ponen de manifiesto que David no está pensando en la nación, sino en su experiencia individual. Por tanto, lo que es cierto para el pueblo de Dios como colectivo lo es para él en particular: el Señor puede castigarle por diversas razones, pero fundamentalmente le brinda su misericordia y gracia, durante toda la vida. Disfrutando en la presencia y bendición de Dios, David considera su reciente experiencia y se alegra porque el “llanto” de la noche se convertirá en “gritos de alegría” por la mañana.

Existen muchos contrastes de este tipo en la Escritura, y no pocos vinculados al nuevo pacto. El apóstol Pablo puede hablar de nuestros “sufrimientos ligeros y efímeros” (¡aunque, según nuestro cómodo modelo occidental, estos no eran ni ligeros ni efímeros!). Ellos logran para nosotros una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento (2 Corintios 4:17) y en una escala en que son verdaderamente livianos y momentáneos. Pablo está simplemente siguiendo a Jesús, “quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12:2).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
1 Samuel 14
Victoria de Jonatán en Micmas
14 Y aconteció que un día Jonatán, hijo de Saúl, dijo al joven que llevaba su armadura: «Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos que está al otro lado». Pero no se lo hizo saber a su padre. 2 Saúl estaba situado en las afueras de Guibeá, debajo del granado que está en Migrón, y la gente que estaba con él eran unos 600 hombres; 3 y Ahías, hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, el sacerdote del Señor en Silo, llevaba un efod. El pueblo no sabía que Jonatán se había ido. 

4 Y entre los desfiladeros por donde Jonatán intentaba cruzar a la guarnición de los filisteos, había un peñasco puntiagudo por un lado, y un peñasco puntiagudo por el otro lado; el nombre de uno era Boses y el nombre del otro Sene. 5 Uno de los peñascos se levantaba al norte, frente a Micmas, y el otro al sur, frente a Geba.6 Jonatán dijo al joven que llevaba su armadura: «Ven y pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá el Señor obrará por nosotros, pues el Señor no está limitado a salvar con muchos o con pocos». 7 Y su escudero le respondió: «Haga todo lo que tenga en su corazón; vea, aquí estoy con usted a su disposición». 

8 Entonces dijo Jonatán: «Mira, vamos a pasar hacia esos hombres y nos mostraremos a ellos. 9 Si nos dicen: “Esperen hasta que lleguemos a ustedes”, entonces nos quedaremos en nuestro lugar y no subiremos a ellos. 10 Pero si dicen: “Suban a nosotros”, entonces subiremos, porque el Señor los ha entregado en nuestras manos; esta será la señal para nosotros».11 Cuando ambos se mostraron a la guarnición de los filisteos, estos dijeron: «Miren, los hebreos salen de las cavernas donde se habían escondido». 

12 Los hombres de la guarnición saludaron a Jonatán y a su escudero y dijeron: «Suban a nosotros y les diremos algo». Y Jonatán dijo a su escudero: «Sube tras mí, pues el Señor los ha entregado en manos de Israel». 13 Entonces Jonatán trepó con manos y pies, y tras él su escudero; y los filisteos caían delante de Jonatán, y tras él su escudero los remataba.

14 La primera matanza que hicieron Jonatán y su escudero fue de unos veinte hombres en el espacio de media yugada (aprox. 15 metros cuadrados) de tierra. 15 Hubo estremecimiento en el campamento, en el campo y entre todo el pueblo. Aun la guarnición y los de la avanzada se estremecieron, y la tierra tembló; fue un gran temblor.16 Los centinelas de Saúl que estaban en Guibeá de Benjamín vieron que la multitud se dispersaba e iban en todas direcciones. 17 Y Saúl dijo al pueblo que estaba con él: «Pasen lista ahora y vean quién ha salido de entre nosotros». Cuando ellos pasaron lista, notaron que Jonatán y su escudero no estaban. 

18 Entonces Saúl dijo a Ahías: «Trae el arca de Dios». Porque en ese tiempo el arca de Dios estaba con los israelitas.19 Y sucedió que mientras Saúl hablaba con el sacerdote, el alboroto en el campamento de los filisteos continuaba y aumentaba. Entonces Saúl dijo al sacerdote: «Retira tu mano». 20 Y Saúl y todo el pueblo que estaba con él se agruparon y fueron a la batalla, y vieron que la espada de cada filisteo se volvía contra su compañero, y había gran confusión.21 Entonces los hebreos que de antes estaban con los filisteos y que habían subido con ellos de los alrededores al campamento, aun ellos también se unieron con los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. 

22 Cuando todos los hombres de Israel que se habían escondido en la región montañosa de Efraín oyeron que los filisteos habían huido, ellos también los persiguieron muy de cerca en la batalla. 23 Así libró el Señor a Israel en aquel día. La batalla se extendió más allá de Bet Avén.24 Pero los hombres de Israel estaban en gran aprieto aquel día, porque Saúl había puesto al pueblo bajo juramento, diciendo: «Maldito sea el hombre que tome alimento antes del anochecer, antes que me haya vengado de mis enemigos». Y nadie del pueblo probó alimento. 25 Y todo el pueblo de la tierra entró en el bosque, y había miel en el suelo. 

26 Y al entrar el pueblo en el bosque, vieron que la miel destilaba, pero nadie se llevó la mano a la boca, porque el pueblo temía el juramento. 27 Pero Jonatán no había oído cuando su padre puso al pueblo bajo juramento; por lo cual extendió la punta de la vara que llevaba en su mano, la metió en un panal de miel y se llevó la mano a la boca, y brillaron sus ojos.28 Entonces uno del pueblo le dijo: «Tu padre puso bajo estricto juramento al pueblo y dijo: “Maldito sea el hombre que tome alimento hoy”». Y el pueblo estaba desfallecido. 29 Entonces Jonatán dijo: «Mi padre ha traído dificultades a esta tierra. Vean ahora cómo brillan mis ojos porque probé un poco de esta miel. 

30 Cómo sería, si el pueblo hubiera comido hoy libremente del despojo que encontraron de sus enemigos. Pues hasta ahora la matanza entre los filisteos no ha sido grande».31 Aquel día, después de herir a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón, el pueblo estaba muy cansado. 32 Entonces el pueblo se lanzó sobre el despojo, y tomó ovejas, bueyes y becerros y los mataron en el suelo; y el pueblo los comió con la sangre. 33 Y avisaron a Saúl: «Ven, porque el pueblo está pecando contra el Señor, comiendo carne con la sangre». Y él dijo: «Han obrado pérfidamente. Tráiganme una piedra grande inmediatamente».

34 Y Saúl añadió: «Dispérsense entre el pueblo, y díganles: “Tráigame cada uno de ustedes su buey o su oveja; mátenlos aquí y coman, pero no pequen contra el Señor comiendo carne con sangre”». Y aquella noche todo el pueblo trajo cada cual su buey consigo, y los mataron allí. 35 Y edificó Saúl un altar al Señor; este fue el primer altar que él edificó al Señor.36 Entonces Saúl dijo: «Descendamos contra los filisteos de noche, tomemos despojo de entre ellos hasta el amanecer, y no dejemos ni uno de ellos». Y ellos dijeron: «Haz lo que te parezca bien». Entonces el sacerdote dijo: «Acerquémonos a Dios aquí». 37 Y consultó Saúl a Dios: «¿Descenderé contra los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel?». Pero Él no le contestó en aquel día.

38 Y Saúl dijo: «Acérquense aquí todos ustedes, jefes del pueblo, y averigüen y vean cómo este pecado ha acontecido hoy. 39 Porque vive el Señor que libra a Israel, que aunque la culpa esté en mi hijo Jonatán, ciertamente morirá». Pero nadie, en todo el pueblo, le respondió.40 Entonces dijo a todo Israel: «Ustedes estarán a un lado, y yo y mi hijo Jonatán estaremos al otro lado». Y el pueblo dijo a Saúl: «Haz lo que bien te parezca». 41 Saúl entonces dijo al Señor, Dios de Israel: «Da suerte perfecta». Y fueron señalados Jonatán y Saúl, pero el pueblo quedó libre. 

42 Y Saúl dijo: «Echen suertes entre mí y Jonatán mi hijo». Y Jonatán fue señalado.43 Dijo, pues, Saúl a Jonatán: «Cuéntame lo que has hecho». Y Jonatán le respondió: «En verdad probé un poco de miel con la punta de la vara que tenía en la mano. Aquí estoy, debo morir». 44 Y dijo Saúl: «Que Dios me haga esto, y aun más, pues ciertamente morirás, Jonatán». 45 Pero el pueblo dijo a Saúl: «¿Debe morir Jonatán, el que ha obtenido esta gran liberación en Israel? No sea así. Vive el Señor que ni un cabello de su cabeza caerá a tierra, porque él ha obrado con Dios en este día». Así el pueblo rescató a Jonatán, y no murió. 

46 Luego Saúl subió, dejando de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su tierra.47 Cuando Saúl asumió el reinado sobre Israel, luchó contra todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los amonitas, contra Edom, contra los reyes de Soba y contra los filisteos; adondequiera que se volvía, resultaba vencedor. 48 Obró con valentía derrotando a los amalecitas, y libró a Israel de manos de los que lo saqueaban.49 Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y estos eran los nombres de sus dos hijas: el nombre de la mayor, Merab, y el nombre de la menor, Mical. 

50 El nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del jefe de su ejército era Abner, hijo de Ner, tío de Saúl. 51 Cis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, eran hijos de Abiel.52 La guerra contra los filisteos fue encarnizada todos los días de Saúl. Cuando Saúl veía algún hombre fuerte o valiente, lo unía a su servicio.

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Romanos 12
LIBRO QUINTO
Actitud consecuente del creyente
12 Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes. 2 Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.

Nuestros deberes cristianos

3 Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno. 4 Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.

6 Pero teniendo diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe; 7 si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.

9 El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándose a lo bueno. 10 Sean afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, dándose preferencia unos a otros. 11 No sean perezosos en lo que requiere diligencia. Sean fervientes en espíritu, sirviendo al Señor, 12 gozándose en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración, 13 contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad.

14 Bendigan a los que los persiguen. Bendigan, y no maldigan. 15 Gócense con los que se gozan y lloren con los que lloran. 16 Tengan el mismo sentir unos con otros. No sean altivos en su pensar, sino condescendiendo con los humildes. No sean sabios en su propia opinión.17 Nunca paguen a nadie mal por mal. Respeten lo bueno delante de todos los hombres. 

18 Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres. 19 Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, Yo pagaré», dice el Señor. 20 «Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber, porque haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza». 21 No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.

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Jeremías 51
Juicios contra Babilonia

51 Así dice el Señor:«Levanto contra Babilonia
Y contra los habitantes de Leb Camay
El espíritu de un destructor.
2 Y enviaré extranjeros a Babilonia que la aventarán
Y vaciarán su tierra;
Porque estarán contra ella por todos lados
El día de su tribulación.
3 Que no entese el arquero su arco,
Ni se levante con su coraza;
No perdonen a sus jóvenes;
Entreguen a la destrucción todo su ejército.
4 Caerán muertos en la tierra de los caldeos,
Y traspasados en sus calles».

5 Porque ni Israel ni Judá han sido abandonados
Por su Dios, el Señor de los ejércitos,
Aunque su tierra está llena de culpa
Delante del Santo de Israel.
6 Huyan de en medio de Babilonia,
Y salve cada uno su vida.
No perezcan por su culpa,
Pues este es el tiempo de la venganza del Señor;
Él le dará su pago.
7 Copa de oro ha sido Babilonia en la mano del Señor,
Que embriagaba toda la tierra.
De su vino bebieron las naciones;
Se enloquecieron, por tanto, las naciones.
8 De repente cae Babilonia y se hace pedazos.
Den gemidos por ella,
Traigan bálsamo para su dolor;
Quizá se cure.

9 Quisimos curar a Babilonia, pero no ha sanado;
Déjenla, y vayamos cada cual a su tierra,
Porque ha llegado al cielo su juicio,
Se ha elevado hasta las nubes.
10 El Señor ha sacado a la luz nuestra justicia;
Vengan y contemos en Sión
La obra del Señor nuestro Dios.

11 Afilen las flechas, llenen las aljabas;
El Señor ha despertado el espíritu de los reyes de Media,
Porque Su plan contra Babilonia es destruirla;
Porque esta es la venganza del Señor, la venganza de Su templo.
12 Levanten bandera contra los muros de Babilonia;
Refuercen la guardia,
Pongan centinelas,
Preparen emboscadas;
Porque el Señor ha decidido, y también ejecutará
Lo que habló acerca de los habitantes de Babilonia.

13 Oh, tú, que moras junto a muchas aguas,
Rica en tesoros,
Ha llegado tu fin,
El término de tu codicia.
14 El Señor de los ejércitos ha jurado por sí mismo:
«Ciertamente te llenaré de hombres como langostas,
Y entonarán contra ti gritos de victoria».

15 Él es el que hizo la tierra con Su poder,
El que estableció el mundo con Su sabiduría,
Y con Su inteligencia extendió los cielos.
16 Cuando Él emite Su voz, hay tumulto de aguas en los cielos,
Y hace subir las nubes desde los confines de la tierra.
Él produce los relámpagos para la lluvia,
Y saca el viento de Sus depósitos.

17 Toda la humanidad es necia, falta de conocimiento;
Se avergüenza todo orfebre de sus ídolos,
Porque sus imágenes fundidas son engaño,
Y no hay aliento en ellas.
18 Vanidad son, obra ridícula;
En el tiempo de su castigo perecerán.
19 No es como estas cosas la porción de Jacob;
Porque Él es el Hacedor de todo,
Y de la tribu de Su heredad;
El Señor de los ejércitos es Su nombre.

20 Él dice: «Eres Mi mazo, Mi arma de guerra;
Contigo destrozaré naciones,
Contigo destruiré reinos,
21 Contigo destrozaré el caballo y a su jinete,
Contigo destrozaré el carro y al que lo conduce,

22 Contigo destrozaré al hombre y a la mujer,
Contigo destrozaré al anciano y al joven,
Contigo destrozaré al joven y a la virgen,
23 Contigo destrozaré al pastor y su rebaño,
Contigo destrozaré al labrador y su yunta
Y contigo destrozaré a los gobernadores y a los magistrados.

24 »Y pagaré a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea
Todo el mal que han hecho en Sión
Delante de los ojos de ustedes», declara el Señor.
25 «Yo estoy contra ti, monte destructor,
Que destruyes toda la tierra», declara el Señor.
«Extenderé Mi mano contra ti,
Te haré rodar desde las peñas
Y te reduciré a monte quemado.
26 Y no tomarán de ti piedra angular,
Ni piedra para cimientos,
Pues desolación eterna serás», declara el Señor.

27 Levanten señal en la tierra,
Toquen trompeta entre las naciones.
Reúnan las naciones contra ella,
Convoquen contra ella los reinos de Ararat, Mini y Asquenaz;
Nombren contra ella capitán,
Hagan subir caballos como langostas erizadas.
28 Reúnan a las naciones contra ella,
A los reyes de Media,
A sus gobernadores, a todos sus magistrados
Y a toda la tierra de su dominio.

29 La tierra tiembla y se retuerce,
Porque se cumplen los designios del Señor contra Babilonia
De hacer de la tierra de Babilonia
Una desolación, sin habitantes.
30 Han dejado de luchar los valientes de Babilonia,
Permanecen en las fortalezas;
Se han agotado sus fuerzas,
Se han vuelto como mujeres;
Han sido incendiadas sus moradas,
Rotos están sus cerrojos.

31 Un correo corre al encuentro de otro
Y un mensajero al encuentro de otro,
Para decirle al rey de Babilonia
Que su ciudad ha sido tomada de un extremo al otro.
32 También los vados han sido ocupados,
Y quemados a fuego los juncos,
Y los guerreros están aterrados.

33 Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:
«La hija de Babilonia es como una era
Al tiempo de ser pisoteada;
Dentro de poco, le llegará el tiempo de la siega».
34 «Me ha devorado y aplastado Nabucodonosor, rey de Babilonia,
Me ha dejado como vaso vacío,
Me ha tragado como un monstruo,
Ha llenado su estómago de mis delicias,
Me ha expulsado.

35 Caiga sobre Babilonia la violencia hecha a mí y a mi carne»,
Dirá la moradora de Sión.
«Caiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea»,
Dirá Jerusalén.

36 Por tanto, así dice el Señor:«Yo defenderé tu causa,
Y ejecutaré tu venganza;
Secaré su mar
Y haré que se sequen sus manantiales.
37 Y Babilonia se convertirá en escombros, en guarida de chacales,
En objeto de horror y de burla, sin habitantes.
38 A una rugirán como leones,
Gruñirán como cachorros de león.

39 Cuando entren en calor, les serviré su banquete
Y los embriagaré, para que se diviertan,
Duerman un sueño eterno
Y no despierten», declara el Señor.
40 «Los haré bajar como corderos al matadero,
Como carneros y machos cabríos.

41 »¡Cómo ha sido tomada Sesac,
Y arrebatada la gloria de toda la tierra!
¡Cómo se ha convertido Babilonia en objeto de horror entre las naciones!
42 El mar ha subido sobre Babilonia;
Con la multitud de sus olas ha sido cubierta.

43 Sus ciudades se han convertido en desolación,
En sequedal y lugar desolado;
Una tierra en la cual nadie habita,
Y por la cual ningún hijo de hombre pasa.
44 Y castigaré a Bel en Babilonia,
Sacaré de su boca lo que se ha tragado,
Y no afluirán más a él las naciones.
Aun la muralla de Babilonia caerá.

45 »Salgan de en medio de ella, pueblo Mío,
Y salve cada uno su vida
Del ardor de la ira del Señor.
46 Y que no desmaye su corazón,
Ni teman al rumor que se oirá en la tierra;
Porque el rumor vendrá un año,
Y después otro rumor en otro año,
Y habrá violencia en la tierra
Con gobernante contra gobernante.

47 Por tanto, vienen días
En que castigaré a los ídolos de Babilonia.
Toda su tierra será avergonzada,
Y todos sus muertos caerán en medio de ella.
48 Entonces gritarán de gozo sobre Babilonia
El cielo y la tierra y todo lo que en ellos hay,
Porque del norte vendrán a ella destructores»,
declara el Señor.

49 Ciertamente caerá Babilonia por los muertos de Israel,
Como también por Babilonia han caído los muertos de toda la tierra.
50 Los que escaparon de la espada,
Caminen, no se detengan;
Acuérdense desde lejos del Señor,
Y venga Jerusalén a su memoria.

51 Estamos avergonzados porque hemos oído la afrenta;
La deshonra ha cubierto nuestros rostros,
Porque extranjeros han entrado
En los santuarios de la casa del Señor.

52 «Por tanto, vienen días», declara el Señor,
«En que castigaré a sus ídolos,
Y por toda su tierra gemirán los heridos de muerte.
53 Aunque Babilonia ascienda a los cielos,
Y aunque fortifique en lo alto su baluarte,
De Mi parte llegarán destructores a ella», declara el Señor.

54 ¡Clamor de gritos desde Babilonia,
Y de gran destrucción de la tierra de los caldeos!
55 Porque el Señor destruirá a Babilonia,
Y hará desaparecer de ella su gran bullicio.
Bramarán sus olas como muchas aguas;
Resonará el estruendo de sus voces.

56 Porque viene contra ella, contra Babilonia, el destructor,
Sus valientes serán apresados,
Quebrados están sus arcos;
Porque Dios es el Señor de retribuciones,
Ciertamente dará la paga.
57 «Yo embriagaré a sus príncipes y a sus sabios,
A sus gobernantes, a sus magistrados y a sus valientes,
Y dormirán un sueño eterno y no despertarán»,
Declara el Rey cuyo nombre es el Señor de los ejércitos.

58 Así dice el Señor de los ejércitos:

«La ancha muralla de Babilonia será totalmente arrasada,
Y sus altas puertas quemadas;
Los pueblos habrán trabajado en vano,
Y las naciones solo para el fuego se habrán fatigado».

59 Mensaje que el profeta Jeremías mandó a Seraías, hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando fue con Sedequías, rey de Judá, a Babilonia en el año cuarto de su reinado. (Seraías era jefe de abastecimientos). 60 Escribió, pues, Jeremías en un solo rollo toda la calamidad que había de venir sobre Babilonia, es decir, todas estas palabras que han sido escritas acerca de Babilonia.

61 Entonces Jeremías dijo a Seraías: «Tan pronto llegues a Babilonia, lee en voz alta todas estas palabras, 62 y di: "Oh Señor, Tú has hablado acerca de este lugar, de destruirlo hasta que no quede morador en ella, ya sea hombre o animal, sino que desolación eterna será". 63 Y tan pronto termines de leer este rollo, le atarás una piedra y lo arrojarás en medio del Éufrates, 64 y dirás: "Así se hundirá Babilonia y no se levantará más, por la calamidad que traeré sobre ella; extenuados sucumbirán"». Hasta aquí las palabras de Jeremías.

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Salmos 30
Acción de gracias por haber sido librado de la muerteSalmo.
Cántico para la dedicación de la Casa.
Salmo de David.
Acción de gracias por haber sido librado de la muerte
Salmo. Cántico para la dedicación de la Casa. Salmo de David.
30 Te ensalzaré, oh Señor, porque me has elevado, Y no has permitido que mis enemigos se rían de mí. 2 Oh Señor, Dios mío, A Ti pedí auxilio y me sanaste. 3 Oh Señor, has sacado mi alma del Seol; Me has guardado con vida, para que no descienda al sepulcro. 4 Canten alabanzas al Señor, ustedes Sus santos, Y alaben Su santo nombre. 5 Porque Su ira es solo por un momento, Pero Su favor es por toda una vida. El llanto puede durar toda la noche, Pero a la mañana vendrá el grito de alegría.

6 En cuanto a mí, en mi prosperidad dije: «Jamás seré conmovido». 7 Oh Señor, con Tu favor has hecho que mi monte permanezca fuerte; Tú escondiste Tu rostro, fui conturbado. 8 A Ti, oh Señor, clamé, Y al Señor dirigí mi súplica: 9 «¿Qué provecho hay en mi sangre si desciendo al sepulcro? ¿Acaso te alabará el polvo? ¿Anunciará Tu fidelidad?
10 »Escucha, oh Señor, y ten piedad de mí; Oh Señor, sé Tú mi ayuda». 11 Tú has cambiado mi lamento en danza; Has desatado mi ropa de luto y me has ceñido de alegría; 12 Para que mi alma te cante alabanzas y no esté callada. Oh Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre

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