LA VISITA PASTORAL EN EL NUEVO TESTAMENTO
Siempre reconoceremos la sublime tarea encomendada a un pastor. Jesús mismo toma este título para referirse a su tarea y nos lleva a la altura de su entendimiento de lo que significa ser pastores de su rebaño. «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida en sacrificio por las ovejas» (Jn. 10:11 NTV). Nos damos por amor a las «ovejas», ¡y qué bien habla la vida de un pastor «con olor a oveja»! Esto revela un servicio expresado en visitas pastorales.
Como Sugden y Wiersbe escriben:
«Para que nuestra predicación toque y cambie la vida de nuestra gente tenemos que, como Ezequiel, sentarnos donde ellos se sientan y aprender cuáles son susverdaderas necesidades. Los asalariados se mantienen a la distancia y escapan de los problemas, pero los verdaderos pastores siguen el ejemplo del gran Pastor que siempre tenía tiempo para el individuo y nunca hizo esperar a nadie. Jesús visitó hogares y compartió comidas con la gente e hizo de cada visita una oportunidad para su ministerio espiritual. Él compartió la alegría de una boda (Jn. 2) y la pena de un funeral (Jn. 11) y aunque estaba muy ocupado aún tuvo tiempo para tomar en brazos a los niños». [1]
En el Nuevo Testamento nos encontramos con muchas visitas pastorales.
LAS VISITAS DE JESÚS Y SUS ENSEÑANZAS
- Las bodas de Caná (Jn. 2:1-12). Jesús fue con su madre y con algunos discípulos a la boda y estaba allí, oportunamente, para resolver un problema cuando faltó el vino.
Esto nos habla del valor de una visita en el momento preciso y para que esto suceda necesitamos estar atentos a la dirección del Espíritu Santo. - La visita a la casa de Pedro (Lc. 4:38- 39). Jesús fue a compartir un tiempo y encontró a la suegra de Pedro que estaba enferma y oró por sanidad.
Es posible que al hacer una visita nos encontremos con algo inesperado y tendremos que actuar ya sea orando por una necesidad específica o dando una orientación práctica a la familia. - La casa de Jairo (Lc. 8:41-56). Jesús fue para sanar a una niña, pero al llegar encontró que estaba muerta y la resucitó. Evidentemente debemos prepararnos espiritualmente antes de hacer visitas, pues podemos encontrarnos con situaciones complejas.
- La casa de Lázaro (Lc. 10:38-42). fue una visita social porque eran sus amigos, pero también resolvió un conflicto de familia y tuvo el tiempo para dar sus enseñanzas «que son la mejor parte y nunca serán quitadas».
- La casa de Zaqueo (Lc. 19:1-10). Un hombre despreciado y acomplejado quien con la visita de Jesús y la conversación logró restaurar su vida y dar testimonio de esa restauración
- La casa de Leví (Mateo) (Lc. 5:29-32). Esta visita molestó a los fariseos y maestros de la ley, pero Jesús deja, al menos, dos claras enseñanzas. Primero, no todas las visitas serán bien vistas, pero debemos tener muy en cuenta nuestro propósito. Segundo, Jesús deja bien en claro que «no vino a llamar a los que se creen justos sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse».
- La casa de Simón (Lc. 7:36-46). En esta visita Jesús ve la necesidad de confrontar al anfitrión que lo había invitado. Simón no cumplió con las reglas protocolares y dudó de la autoridad de Jesús al decir «si fuera profeta». Es entonces que Jesús le hace ver a Simón cómo esa mujer pecadora hizo lo que él tendría que haber hecho.
Estas visitas no son fáciles, pero son necesarias para aclarar situaciones, corregir actitudes y honrar a quien honra merece. - La casa en Emaús (Lc. 24:13-35). En este caso es muy interesante todo lo que sucede antes de entrar a la casa ya que hay mucha enseñanza (v. 27) pero al sentarse a comer Jesús se revela de una manera muy amorosa. Ya no les dice «necios» pero bendice el pan, lo cual era algo que los dos discípulos podían reconocer.
Habrá momentos en la visita pastoral cuando el siervo del Señor tendrá que hacer algo estratégico para llamar la atención de sus oyentes y guiarlos a la fe. Jesús partió el pan, nosotros podríamos recordar un hecho histórico o relatar algo que ayude a nuestros hermanos a despertar en su fe y en su comprensión. - La casa donde estaban los discípulos Juan 20:19-23 y 26-29. El claro objetivo de esta visita era revelarse ya resucitado y llevar paz a sus discípulos atemorizados.
Muchas veces nuestra visita será para llevar paz y ánimo a nuestros hermanos atribulados por diferentes situaciones. No olvidemos que el amor no hace mal al prójimo (Rom. 13:10). La presencia pastoral en el momento de dolor siempre hablará más que mil palabras.
Básicamente, Jesús aprovechó cada visita para dar consuelo al afligido, orar por los enfermos y dejar sus enseñanzas.
LOS APÓSTOLES Y LA VISITA PASTORAL
El apóstol Pablo, por su lado, siempre tuvo presente el valor de la visitación. Así lo vemos cuando comienza su segundo viaje misionero «para ver cómo andan los nuevos creyentes» (Hch. 15:36) y cuando evalúa su visita a los hermanos de Tesalónica como «una visita provechosa» (1 Tes. 2:1 NTV).
También el apóstol nos deja un buen modelo a seguir cuando por alguna razón no podemos hacer la «visita pastoral». Estando bajo arresto domiciliario, envió a Timoteo para visitar a los hermanos de Filipos. Quería saber cómo estaban (Fil. 2:19).
También encontramos la visita de Pedro a Cornelio (Hch. 10:23). Esta visita es muy particular por su significado en la extensión del reino al llevar el evangelio a los gentiles y porque Pedro pide ser acompañado.
Finalmente vemos que en el Nuevo Testamento la atención a los creyentes es parte muy importante en la labor pastoral, ya sea yendo personalmente, enviando un representante o escribiendo una carta.
El objetivo final siempre es el mismo, es decir, velar por el bienestar integral «del rebaño que Dios nos ha encomendado», y esta sublime tarea debe ser hecha con gusto (1 Ped. 5:2 NTV).
Hace unos días tuve la oportunidad de encontrarme con un hermano a quien hacía más de treinta años que no veía. Lo primero que recordó fueron las visitas que le hice en sus primeros pasos como cristiano. Varias veces durante la conversación me dijo: «Pastor, vos me visitaste».
Es probable que no alcancemos a dimensionar el impacto de una visita pastoral, pero que no nos quede duda de su importancia para quien la recibe.
Es mi oración que el Señor nos ayude a administrar tan bien nuestro tiempo de modo que siempre tengamos espacio en nuestra agenda para la visita pastoral.
Fuentes y referencias:
- Sugden, H. F., & Wiersbe, W. (2005). Respuestas a preguntas de pastores. Editorial Patmos.
- Nonini, R. (2004). Tarea pastoral: Para que seas un buen ministro de Jesucristo. Buenos Aires: Distribuidora Alianza.
JORGE BERNARDINI
Egresado del Instituto Bíblico Buenos Aires de la Alianza Cristiana y Misionera, sirviendo en Paraguay desde 1975. Por 25 años capellán del Colegio Gutenberg; en esta función tuvo la oportunidad de dar conferencias sobre temas de familia y juventud en diferentes instituciones educativas del país. Actualmente es pastor de la iglesia Encuentro con Dios de la ACM en Lambaré. Casado con María del Carmen, tienen tres hijos y cuatro hermosos nietos.