Nota del editor:
Este artículo es un fragmento adaptado del libro Diccionario conciso de términos teológicos, por Christopher W. Morgan y Robert A. Peterson (B&H Español, 2022).
Los ministerios del Espíritu Santo son las actividades que esta persona de la Trinidad desarrolla hacia los creyentes, especialmente el unirnos a Cristo y darnos poder que nos lleva a vivir para Él.
Como vínculo de nuestra unión con Cristo, el Espíritu nos bautiza en el cuerpo de Cristo (1 Co 12:13). El Espíritu es indispensable para la salvación, porque habita en cada cristiano; aquellos que carecen del Espíritu no pertenecen a Cristo (Ro 8:9). Además, el Espíritu trae los aspectos de la salvación que ocurren en unión con Cristo:
- La regeneración (Jn 3:8; Ef 2:4-5),
- la justificación (1 Co 6:11; 2 Co 5:21),
- la adopción (Gá 3:26-27; Ro 8:15),
- la santificación (Ro 6:3-5; 2 Ts 2:13),
- la preservación (Ro 8:38-39; Ef 4:30) y
- la glorificación (Ro 8:17; 1 P 4:13).
También, por medio de muchos ministerios de gracia, el Espíritu nos permite como iglesia vivir para Dios: morando en nosotros, dando poder, produciendo fruto, proveyendo líderes, haciendo posible la adoración y dando dones espirituales. El Espíritu mora en nosotros como individuos y como iglesia (1 Co 6:19-20; 3:16-17), asegurándonos del amor de Dios (Gá 4:6).
El mismo Espíritu que dio poder a Jesús durante su ministerio terrenal, expiación y resurrección (Hch 10:38; He 9:14; Ro 1:4) nos fortalece para vivir para Él. El Espíritu energiza a la iglesia al darles dones espirituales (1 Co 12:11) y dándonos poder en circunstancias difíciles (Fil 1:19), para testificar (Hch 1: 8) y para evangelizar (Ro 15:18-19). El Espíritu produce fruto en nosotros (Gá 5:22-24) cuando caminamos por el Espíritu, confiamos en Él y le obedecemos (Gá 5:16, 25). Nos capacita para amar y evitar los pecados interpersonales (Gá 5:13-15, 26).
El fruto del Espíritu choca con las obras de la carne, que incluyen pecados sexuales, religiosos, interpersonales y excesivamente permisivos (Gá 5:19-21). Entre el fruto, el amor es lo primero y más importante; la paz es armonía entre los miembros de la iglesia; y el resto de las partes del fruto también contribuye al amor y la armonía: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio» (Gá 5:22–23).
El Espíritu guía a los líderes de la iglesia de Cristo. Él designa y capacita tanto a nosotros como a nuestros líderes para involucrarnos de forma efectiva en el ministerio del nuevo pacto (Hch 20:28; 2 Co 3: 6). Él nos da sabiduría, fe, poder y gozo para el ministerio (Hch 6:3, 5, 8; 13:52), nos capacita para hablar en nombre de Dios (Hch 1:8), nos da sabiduría para tomar decisiones (Hch 15:28-29), nos capacita para guardar el evangelio (2 Ti 1:13-14), habilita nuestra adoración (Ef 5:18-20) y nos ayuda a orar (Ro 8:26; Jud 21).
¡Valoremos la importante labor del Espíritu Santo dejando que Él nos guíe en el servicio a Dios!