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¿Qué sucede cuando un cristiano muere?

«Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos».2 Corintios 5:1

Un cristiano es una persona que tiene dos hogares. El lugar donde vive ahora es temporal, una «tienda». Pero tiene otro hogar que es más perdurable, más importante. La fecha en la que te mudarás a tu nuevo hogar aún es desconocida para ti, pero Dios sí la conoce. 

Un hogar más perdurable

¿Y exactamente de qué se trata este nuevo hogar? No he leído a nadie antes, que haya abordado mejor esta inquietud que Charles Hodge, el gran maestro de Princeton en el siglo XIX. En su comentario de 2 de Corintios1, Hodge pregunta: «¿Cuál es el lugar al que entra el alma cuando se deja el cuerpo actual?». Enumera tres posibilidades: 

  1. El cielo mismo. 
  2. El cuerpo resucitado.
  3. Alguna clase de cuerpo intermedio y temporal.

Hodge rápidamente descartó la opción número 3. La idea de un cuerpo temporal e intermedio no se enseña en ninguna parte en las Escrituras. Además, Pablo dice que la nueva «casa» es eterna (2 Corintios 5:1), así que difícilmente podría ser temporal.  

Con relación a la opción 2, Hodge señala que un cuerpo resucitado es el regalo de Dios para todos los creyentes cuando Cristo regrese en gloria. Los cristianos que fallecen aún tienen que esperar por ese regalo, aunque estén en la presencia del Señor. Ningún cristiano tiene un cuerpo resucitado en este momento; Pablo no lo tiene, ni Pedro, ni Juan. La única persona que en este momento tiene un cuerpo resucitado es Jesucristo. 

2 Corintios 5:8 menciona que el cristiano que ha muerto está ahora «en casa». Pablo escribe: «preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor» (NTV). Así que estoy convencido, como Hodge y muchos otros, que el hogar al que se hace referencia aquí es el cielo mismo. Jesús dijo: «En la casa de Mi Padre hay muchas moradas… voy a preparar un lugar para ustedes”» (Juan 14:2-3). Y Abraham, quien vivió en tiendas «esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Hebreos 11:10).

El cristiano es una persona con dos casas, el contraste entre ellas no podría ser mayor. La primera casa para tu alma es tu cuerpo, que es como una tienda, una frágil estructura que puede ser destruida. Cuando esta casa sea derribada te mudarás a tu otra casa, que es el cielo, un lugar perdurable para vivir para siempre. El cielo es el hogar eterno al cual tu alma entrará cuando tu casa actual sea destruida. En la tienda terrenal hay gemidos, pero en «la casa no hecha con manos» ¡lo que es mortal es absorbido por la vida! (2 Corintios 5:4).

Pero ¿qué sucede en realidad, inmediatamente después de que un cristiano cierra los ojos al morir?

Tu alma es separada de tu cuerpo.  

Se hace referencia a la muerte como un enemigo, el último enemigo. La muerte ha sido la ruina de nuestra naturaleza, rasgando y separando lo que Dios había unido. Dios creo tu vida entretejiendo tu cuerpo y tu alma juntos, esta interconexión es tan compleja que difícilmente podemos imaginar la vida sin el cuerpo.    

Trata de imaginar el cese de todas las funciones del cuerpo, una a una: ya no puedes ver, oír, hablar, comer, caminar o moverte. Eventualmente, estarías consciente pero incapaz de funcionar. Eso es lo que Pablo dice «anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial; y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos» (2 Corintios 5:2-3). Nadie en su sano juicio quiere que su alma se separe de su cuerpo. 

Si lo único que se pudiera decir acerca de la muerte fuera que el alma es expulsada del cuerpo, podría ser realmente aterrador. ¿Quién quiere ser un espíritu tembloroso perdido en el espacio sin un hogar? Nadie quiere eso. Gracias a Dios, eso no es lo que sucede.

El alma se muda a su nuevo hogar.  

Cristiano, cuando Dios desmonte tu tienda, tu alma no se perderá en el espacio sin un lugar de descanso. En el momento en que dejas la tienda terrenal, tu alma estará en casa, en el hogar eterno. Estar ausente del cuerpo es estar en casa con el Señor. 

Mi esposa Karen y yo, nos mudamos solo una vez en nuestro matrimonio. Nos mudamos de una casa que era propiedad de la iglesia en la que servíamos en Londres, a una casa que compramos cuando nos vinimos a vivir a Estados Unidos. Este viaje de más de 6,000 km tomó algún tiempo. 

Pero en el momento en que salgas de la tienda, llegarás al edificio, una casa no hecha por manos, ¡un movimiento instantáneo! Lejos del cuerpo, en casa con el Señor (2 Corintios 5:8). No estarás perdido y sin hogar.

Para todo cristiano, la muerte es un traslado inmediato a la presencia del Señor, un cambio de la tienda de campaña por el edificio, la tierra por el cielo; un cambio de lo temporal por lo eterno, el dolor del gemido por el gozo de la gloria. 

¡Estás preparado para esto!

«Y el que nos preparó para esto mismo es Dios». (2 Corintios 5:5)

¿Cómo te ha preparado Dios para mudarte de la tienda al edificio? Él envió a Su Hijo al mundo para preparar un lugar en el cielo para ti. Él envió su Espíritu a tu corazón para prepararte y nos ha dado Su Espíritu como garantía. 

El Antiguo Testamento describe el tabernáculo como una tienda, nos dice que la nube de la presencia de Dios entró en la tienda. Ahora Pablo dice que tu cuerpo es una «tienda», y que el Espíritu Santo de Dios desciende para morar en esa tienda contigo. Tu cuerpo es templo del Espíritu Santo, Cristo vive en ti. ¡Él está contigo en la tienda! Dios hace morada contigo en la tienda hasta el día en que hagas morada con Él en la casa eterna en los cielos. 

¡Esta revelación sobre la vida del cristiano en el cielo es un regalo maravilloso! Dios no necesitaba decirnos nada acerca de la vida más allá de la tienda. Él podría haber dicho: «Confía en mí, espera y verás», pero no lo hizo. 

Dios abre la cortina para que los creyentes podamos decir: «Sabemos que si la tienda que es nuestro hogar en la tierra se destruye, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos» (2 Corintios 5:1). Y cuando te encuentres gimiendo en la tienda, saber esto evitará que te desanimes. 

1. Charles Hodge, Ed. Alister McGrath and J.I. Packer, The Crossway Classic Commentaries: 2 Corinthians (Wheaton: Crossway, 1995), 90–92.


Colin Smith es el pastor principal en The Orchard Evangelical Free Church, en los suburbios del noroeste de Chicago, Estados Unidos. Es autor de varios libros, entre ellos El cielo, cómo llegué aquí: La historia del ladrón en la cruz y la familia de recursos titulada Abre la Biblia – la Historia. Colin es el Fundador y Pastor de Enseñanza de Abre la Biblia.

Acerca del Autor

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