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Lectura de Hoy
10-09-2024
DEVOCIONAL
Devocional: 2 Samuel 4–5
Evidentemente, el escritor de 2 Samuel (cuya identidad desconocemos) entendió que era importante registrar los múltiples pasos seguidos por David para llegar a reinar sobre todo Israel. En términos canónicos, esto es importante porque es el inicio de la dinastía davídica que llega directamente hasta el “Hijo grandísimo del gran David” (ver la meditación del 17 de mayo). Dentro de este marco, quisiera reflexionar sobre varios elementos de estos dos capítulos (2 Samuel 4-5). (1) Es bastante sorprendente observar que David estaba dispuesto a esperar a acceder al trono, sin realizar el tipo de acción que se lo habría asegurado más rápidamente. Igualmente impresionante es su postura hacia Isboset. Baná y Recab, los asesinos de Isboset, pensaron que podrían congraciarse con esta estrella en alza por medio de su vil asesinato (lo cual era conforme con los valores comunes de la época) y más bien descubren que el compromiso de David con la justicia asegura que serían ejecutados. Lo único que le da un sabor un poco amargo al relato es el doble rasero: estos asesinos sufren una pena justa por su crimen (2 Samuel 4), mientras que en el capítulo anterior, a Joab el asesino, por su poder, se le humilla públicamente, pero no sufre la pena capital. (2) Este libro registra detalladamente cómo “todas las tribus de Israel” (5:1) se acercaron a David en Hebrón y le invitaron a ser su rey. En la providencia de Dios, el vil asesinato cometido por Baná y Recab provoca el cumplimiento de la promesa de Dios a David. (3) Era importante que se documentara cuándo David conquistó Jerusalén, pues esta se convertiría, no sólo en la ciudad capital de David, sino también en el hogar del tabernáculo. Durante el reinado de su hijo Salomón, sería el lugar del templo. Muchos temas teológicos enormemente importante giran alrededor de Jerusalén y del templo. Los recogieron en su momento los profetas (antes y después del Exilio), Jesús mismo y los escritores del Nuevo Testamento. Reflexiona, por ejemplo, sobre Juan 2:13-22, Gálatas 4:21-31, Hebreos 9; 12:22-23 y Apocalipsis 21-22. (4) Sobre todo, cuando los israelitas invitan a David a ser su rey, le exponen: “El Señor te dijo: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel” (5:2). El tema “pastoral” es más amplio que el de “príncipe” y se desarrolla de varias maneras. Al comienzo del Exilio, Dios denunció tenazmente a los falsos “pastores” que están más interesados en cubrirse con la lana de las ovejas que en proteger y alimentar al rebaño (Ezequiel 34), un fenómeno que hoy día conocemos. De manera que Dios promete, una y otra vez, que él mismo será el pastor de su pueblo; de hecho, enviará a su siervo “David” (¡tres siglos y medio después de la muerte de David!) para que sea su pastor (Ezequiel 34:23-24; ver la meditación del 20 de marzo). Al cumplirse el tiempo, el heredero legítimo del linaje de David declara: “Yo soy el buen pastor” (Juan 10:11). Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso. |
Devocional: Ezequiel 13 |
En casi todas las generaciones, existen voces verdaderas y falsas. ¿Cómo podemos discernir entre las dos?Esta pregunta no puede contestarse exhaustivamente haciendo referencia tan sólo a un pasaje. Por ejemplo, Deuteronomio 13 suministra un marco sobre el cual se debe reflexionar con detenimiento, pero no es el único. Aquí, en Ezequiel 13, el asunto no se expone como una serie de puntos que ayudarán al justo a discernir entre un profeta auténtico y uno falso, sino que es una denuncia de todo lo relativo a este último. Con ello, Dios nos facilita al menos un perfil parcial de los falsos profetas.(1) Hablan a través de su propio espíritu, de su propia imaginación. Pueden creer que tienen algo del Señor para compartir, pero no es así. “Sus visiones son falsas, y mentirosas sus adivinaciones” (13:6). No se trata tanto de un principio que el espectador puede utilizar, como de una advertencia a los propios falsos profetas. Pueden engañar a otras personas, pero nunca a Dios, y es a él a quien tendrán que rendir cuentas un día (13:8-9).(2) No hablan de temas fundamentales como el pecado, la corrupción, la injusticia y la deslealtad al pacto. Si empleamos la metáfora de una ciudad amurallada, en lugar de reparar el “muro” simplemente lo blanquean, de forma que parezca sólido al observador casual, aunque no tenga esperanza alguna de mantenerse en pie. “No han ocupado su lugar en las brechas, ni han reparado los muros del pueblo de Israel, para que en el día del SEÑOR se mantenga firme en la batalla” (13:5). La tormenta arrancará la cal y revelará la terrible debilidad. Los falsos profetas hablan de presagios, fantasías relativas a los últimos tiempos y promesas de avivamiento, pero no declaran la santidad de Dios y lo odioso del pecado; no son capaces de llevar al pueblo al arrepentimiento, la fe y la obediencia.(3) Están más interesados en augurios, en vaticinar la suerte personal, dando falsas esperanzas, que en trasmitir la palabra de Dios. No son realmente personas serias, excepto cuando es el momento de cobrar su tarifa (13:17-19).(4) Uno de los problemas más serios que provocan es el desánimo del auténtico pueblo de Dios. Si abundan voces falsas en una cultura, muchas personas se confundirán, desmoralizarán y desorientarán. En lugar de mantener un estándar moral que refuerce la justicia, edifique el carácter y fomente la piedad, estos farsantes pronuncian sus maldiciones y tabús en contra de personas que el propio Dios no ha condenado, y exoneran a los malvados de forma que no se apartan de sus malos caminos, no pudiendo así salvar su vida (13:20-23).¿Dónde se desarrollan estas características en nuestra cultura? ¿Y en nuestra iglesia?. Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso. |
2 Samuel 4–5 |
Duelo de David por la muerte de Isboset |
4 Cuando oyó Isboset, hijo de Saúl, que Abner había sido muerto en Hebrón, se llenó de miedo, y todo Israel se turbó. 2 El hijo de Saúl tenía dos hombres que eran jefes de bandas: el nombre de uno era Baana, y el del otro Recab, hijos de Rimón el beerotita, de la tribu de Benjamín (porque Beerot es también considerado parte de Benjamín, 3 pues los beerotitas habían huido a Gitaim y han sido extranjeros allí hasta el día de hoy). 4 Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies. Este tenía cinco años cuando de Jezreel llegaron las noticias de la muerte de Saúl y Jonatán, y su nodriza lo tomó y huyó, pero sucedió que en su prisa por huir, él se cayó y quedó cojo. Su nombre era Mefiboset.5 Y los hijos de Rimón el beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en la casa de Isboset en el calor del día, mientras él dormía la siesta. 6 Llegaron hasta la mitad de la casa como si fueran a buscar trigo, y lo hirieron en el vientre. Después Recab y su hermano Baana escaparon. 7 Habían entrado en la casa mientras Isboset estaba acostado en su lecho, en su alcoba; lo hirieron y lo mataron, y le cortaron la cabeza. Y tomando su cabeza, anduvieron toda la noche camino del Arabá, 8 y trajeron la cabeza de Isboset a David en Hebrón, y dijeron al rey: «Esta es la cabeza de Isboset, hijo de su enemigo Saúl, el que buscaba su vida; de esta manera el Señor hoy ha concedido venganza a mi señor el rey sobre Saúl y sus descendientes».9 Respondiendo David a Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón el beerotita, les dijo: «Vive el Señor que ha redimido mi vida de toda angustia, 10 porque cuando uno me avisó: “Saúl ha muerto”, pensando que me traía buenas noticias, yo lo prendí y lo maté en Siclag, lo cual fue el pago que le di por sus noticias. 11 ¿Cuánto más, cuando hombres malvados han matado a un hombre justo en su propia casa y sobre su cama, no demandaré ahora su sangre de las manos de ustedes, borrándolos de la tierra?». 12 Y David dio una orden a los jóvenes, y ellos los mataron y les cortaron las manos y los pies y los colgaron junto al estanque en Hebrón. Pero tomaron la cabeza de Isboset y la sepultaron en el sepulcro de Abner, en Hebrón. David, rey de Israel y de Judá 5 Entonces todas las tribus de Israel fueron a David, en Hebrón, y le dijeron: «Aquí estamos, hueso suyo y carne suya somos. 2 Ya desde antes, cuando Saúl aún era rey sobre nosotros, usted era el que guiaba a Israel en sus salidas y entradas. Y el Señor le dijo: “Tú pastorearás a Mi pueblo Israel, y serás príncipe sobre Israel”». 3 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo un pacto con ellos en Hebrón delante del Señor; luego ungieron a David como rey sobre Israel. 4 David tenía treinta años cuando llegó a ser rey, y reinó cuarenta años. 5 En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.sup>6 Y el rey y sus hombres fueron a Jerusalén para atacar a los jebuseos, los habitantes de la tierra. Los jebuseos le dijeron a David: «Usted no entrará aquí; aun los ciegos y los cojos lo rechazarán»; pues pensaban: «David no puede entrar aquí». 7 No obstante, David conquistó la fortaleza de Sión, es decir, la ciudad de David. 8 Y dijo David aquel día: «Todo el que quiera herir a los jebuseos, que suba por el túnel del agua y llegue adonde están los cojos y los ciegos, a los cuales el alma de David aborrece». Por eso se dice: «Ni los ciegos ni los cojos entrarán en la casa». 9 David habitó en la fortaleza, y la llamó la ciudad de David. Y edificó David la muralla en derredor desde el Milo hacia adentro. 10 David se engrandecía cada vez más, porque el Señor, Dios de los ejércitos, estaba con él.11 Entonces Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David con madera de cedros, carpinteros y canteros, y construyeron una casa para David. 12 Y comprendió David que el Señor lo había confirmado por rey sobre Israel, y que había exaltado Su reino por amor a Su pueblo Israel.13 Después que vino de Hebrón, David tomó más concubinas y mujeres de Jerusalén; y le nacieron a David más hijos e hijas. 14 Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 15 Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía, 16 Elisama, Eliada y Elifelet.17 Al oír los filisteos que David había sido ungido rey sobre Israel, todos los filisteos subieron a buscar a David; y cuando David se enteró, bajó a la fortaleza. 18 Los filisteos llegaron y se esparcieron por el valle de Refaim. 19 Entonces David consultó al Señor: «¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano?». Y el Señor dijo a David: «Sube, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tu mano». 20 Así que David fue a Baal Perazim, y allí los derrotó; y dijo: «El Señor ha abierto brecha entre mis enemigos delante de mí, como brecha de aguas». Por eso llamó a aquel lugar Baal Perazim. 21 Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, y David y sus hombres se los llevaron.22 Después los filisteos subieron de nuevo, y se esparcieron por el valle de Refaim. 23 Cuando David consultó al Señor, Él le dijo: «No subas directamente; da un rodeo por detrás de ellos y sal a ellos frente a las balsameras. 24 Y cuando oigas el sonido de marcha en las copas de las balsameras, entonces actuarás rápidamente, ya que el Señor habrá salido delante de ti para herir al ejército de los filisteos». 25 Entonces David lo hizo así, tal como el Señor le había ordenado, e hirió a los filisteos desde Geba hasta Gezer Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. 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1 Corintios 15 |
Síntesis del evangelio 15 Ahora les hago saber, hermanos, el evangelio que les prediqué, el cual también ustedes recibieron, en el cual también están firmes, 2 por el cual también son salvos, si retienen la palabra que les prediqué, a no ser que hayan creído en vano. 3 Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 que se apareció a Cefas y después a los doce. 6 Luego se apareció a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen. 7 Después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles. 8 Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí. 9 Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y Su gracia para conmigo no resultó vana. Antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí. 11 Sin embargo, haya sido yo o ellos, así predicamos y así creyeron ustedes. Si Cristo no ha resucitado 12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre ustedes que no hay resurrección de muertos? 13 Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; 14 y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también la fe de ustedes. 15 Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios que Él resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; 17 y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es falsa; todavía están en sus pecados. 18 Entonces también los que han dormido en Cristo están perdidos. 19 Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima. Cristo, garantía de la resurrección 20 Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron. 21 Porque ya que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en Su venida. 24 Entonces vendrá el fin, cuando Él entregue el reino al Dios y Padre, después que haya terminado con todo dominio y toda autoridad y poder. 25 Pues Cristo debe reinar hasta que haya puesto a todos Sus enemigos debajo de Sus pies. 26 Y el último enemigo que será eliminado es la muerte.sup>27 Porque Dios ha puesto todo en sujeción bajo Sus pies. Pero cuando dice que todas las cosas están sujetas a Él, es evidente que se exceptúa a Aquel que ha sometido a Él todas las cosas. 28 Y cuando todo haya sido sometido a Él, entonces también el Hijo mismo se sujetará a Aquel que sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.29 De no ser así, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos? Si de ninguna manera los muertos resucitan, ¿por qué, entonces, se bautizan por ellos? 30 Y también, ¿por qué estamos en peligro a toda hora? 31 Les aseguro, hermanos, por la satisfacción que siento por ustedes en Cristo Jesús nuestro Señor, que cada día estoy en peligro de muerte. 32 Si por motivos humanos luché contra fieras en Éfeso, ¿de qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos. 33 No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres». 34 Sean sobrios, como conviene, y dejen de pecar; porque algunos no tienen conocimiento de Dios. Para vergüenza de ustedes lo digo. La gloria del cuerpo resucitado 35 Pero alguien dirá: «¿Cómo resucitan los muertos? ¿Y con qué clase de cuerpo vienen?». 36 ¡Necio! Lo que tú siembras no llega a tener vida si antes no muere. 37 Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que nacerá, sino el grano desnudo, quizás de trigo o de alguna otra especie. 38 Pero Dios le da un cuerpo como Él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. 39 No toda carne es la misma carne, sino que una es la de los hombres, otra la de las bestias, otra la de las aves y otra la de los peces. 40 Hay, asimismo, cuerpos celestiales y cuerpos terrestres, pero la gloria del celestial es una, y la del terrestre es otra. 41 Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas; pues una estrella es distinta de otra estrella en gloria. 42 Así es también la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible; 43 se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder; 44 se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.45 Así también está escrito: «El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente». El último Adán, espíritu que da vida. 46 Sin embargo, el espiritual no es primero, sino el natural; luego el espiritual. 47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es del cielo.48 Como es el terrenal, así son también los que son terrenales; y como es el celestial, así son también los que son celestiales. 49 Y tal como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. La victoria final sobre la muerte 50 Esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible. 51 Así que les digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Devorada ha sido la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?».56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; 57 pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 58 Por tanto, mis amados hermanos, estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano. Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |
Ezequiel 13
Condenación de los profetas falsos
13 Entonces vino a mí la palabra del Señor: 2 «Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y dile a los que profetizan por su propia inspiración: “Escuchen la palabra del Señor. 3 Así dice el Señor Dios: ‘¡Ay de los profetas necios que siguen su propio espíritu y no han visto nada! 4 Como zorras entre ruinas han sido tus profetas, oh Israel. 5 Ustedes no han subido a las brechas, ni han levantado un muro alrededor de la casa de Israel, para que pueda resistir en la batalla en el día del Señor. 6 Han visto falsedad y adivinación mentirosa los que dicen: “El Señor declara”, cuando el Señor no los ha enviado; no obstante, esperan el cumplimiento de su palabra. 7 ¿No han visto una visión falsa y han hablado una adivinación mentirosa cuando dicen: “El Señor declara”, y Yo no he hablado?’”».
8 Por tanto, así dice el Señor Dios: «Por cuanto han hablado falsedad y han visto mentira, por tanto, Yo estoy contra ustedes», declara el Señor Dios. 9 «Y estará Mi mano contra los profetas que ven visiones falsas y hablan adivinaciones mentirosas. No estarán en el consejo de Mi pueblo, no serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni entrarán en la tierra de Israel. Así ustedes sabrán que Yo soy el Señor Dios. 10 Sí, porque han engañado a Mi pueblo, diciendo: “¡Paz!”, cuando no hay paz. Y cuando alguien edifica un muro, ellos lo recubren con cal. 11 Diles, pues, a los que lo recubren con cal, que el muro caerá; vendrá una lluvia torrencial y ustedes, piedras de granizo, caerán; y se desencadenará un viento huracanado. 12 Cuando el muro haya caído, ¿no les preguntarán: “¿Dónde está la cal con que lo recubrieron?”?».
13 Por tanto, así dice el Señor Dios: «En Mi enojo haré que un viento huracanado se desencadene; también por Mi ira vendrá una lluvia torrencial y granizo para consumirlo con furor. 14 Así derribaré el muro que han recubierto con cal, lo echaré a tierra y quedará al descubierto su cimiento. Y cuando caiga, ustedes serán destruidos en medio de él. Así sabrán que Yo soy el Señor. 15 Desahogaré así Mi furor contra el muro y contra los que lo han recubierto con cal, y les diré: “No existe el muro ni existen los que lo recubrieron, 16 ni los profetas de Israel que profetizaban acerca de Jerusalén y que veían para ella visiones de paz cuando no había paz”, declara el Señor Dios.
17 »Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan por su propia inspiración, profetiza contra ellas 18 y di: “Así dice el Señor Dios: ‘¡Ay de las que cosen cintas mágicas para todas las coyunturas de la mano y hacen velos para las cabezas de personas de toda talla con el fin de cazar vidas! ¿Cazarán las vidas de Mi pueblo y preservarán sus vidas? 19 Ustedes me han profanado ante Mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, dando muerte a algunos que no debían morir y dejando con vida a otros que no debían vivir, mintiendo a Mi pueblo que escucha la mentira’”».
20 Por tanto, así dice el Señor Dios: «Yo estoy contra sus cintas mágicas con las que allí cazan vidas como aves; las arrancaré de sus brazos y dejaré ir las vidas, las vidas que cazan como aves. 21 También rasgaré sus velos y libraré a Mi pueblo de sus manos, y no serán más presa en sus manos. Y ustedes sabrán que Yo soy el Señor. 22 Porque ustedes han entristecido el corazón del justo con falsedad, cuando Yo no lo he entristecido, y han fortalecido las manos del impío para que no se aparte de su mal camino a fin de preservar su vida. 23 Por tanto, no verán más visiones falsas ni practicarán más la adivinación, y libraré a Mi pueblo de sus manos. Así ustedes sabrán que Yo soy el Señor».
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Salmos 52–54
Lo vano de la maldad que se gloría
Para el director del coro. Masquil de David, cuando fue Doeg el edomita e informó a Saúl, diciéndole: «David está en casa de Ahimelec».
52 ¿Por qué te glorías del mal, oh poderoso? La misericordia de Dios es constante. 2 Tu lengua trama destrucción Como afilada navaja, oh artífice de engaño. 3 Amas el mal más que el bien, La mentira más que decir lo que es justo. (Selah) 4 Amas toda palabra destructora, Oh lengua de engaño.
5 Pero Dios te destruirá para siempre; Te arrebatará y te arrancará de tu tienda, Y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Selah) 6 Los justos verán esto y temerán, Y se reirán de él, diciendo: 7 «Ese es el hombre que no quiso hacer de Dios su refugio, Sino que confió en la abundancia de sus riquezas Y se hizo fuerte en sus malos deseos».
8 Pero yo soy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. 9 Te daré gracias para siempre por lo que has hecho, Y esperaré en Tu nombre, porque es bueno delante de Tus santos.
Necedad y maldad de los hombres
Para el director del coro; según Mahalat. Masquil de David.
53 El necio ha dicho en su corazón: «No hay Dios». Se han corrompido, han cometido injusticias abominables; No hay quien haga el bien. 2 Dios ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres Para ver si hay alguien que entienda, Alguien que busque a Dios. 3 Todos se han desviado, a una se han corrompido; No hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
4 ¿Acaso no tienen conocimiento los que hacen iniquidad,
Que devoran a Mi pueblo como si comieran pan,
Y no invocan a Dios?
5 Donde antes no había terror, allí tiemblan de espanto,
Porque Dios esparció los huesos del que acampaba contra ti;
Tú los avergonzaste, porque Dios los había rechazado.
6 ¡Oh, si de Sión saliera la salvación de Israel!
Cuando Dios restaure a Su pueblo cautivo,
Se regocijará Jacob y se alegrará Israel.
Oración pidiendo ayuda divina
Para el director del coro; con instrumentos de cuerda. Masquil de David, cuando los zifeos vinieron y dijeron a Saúl: «¿No está David escondido entre nosotros?».
54 ¡Sálvame! Oh Dios, por Tu nombre, Y hazme justicia con Tu poder. 2 Escucha mi oración, oh Dios, Presta oído a las palabras de mi boca. 3 Porque extraños se han levantado contra mí, Y hombres violentos buscan mi vida; No han puesto a Dios delante de sí. (Selah)
4 Pero Dios es el que me ayuda; El Señor es el que sostiene mi alma. 5 Él devolverá el mal a mis enemigos; Destrúyelos por Tu fidelidad. 6 Voluntariamente sacrificaré a Ti; Alabaré Tu nombre, oh Señor, porque es bueno. 7 Porque Él me ha librado de toda angustia, Y mis ojos han visto a mis enemigos derrotados.
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