Vida Cristiana

Cómo cultivar el gozo cristiano para no perderlo

EL ANTÍDOTO CONTRA LOS ENEMIGOS POTENCIALES DEL GOZO

A pesar de la promesa más grande que hemos recibido de nuestro Señor Jesucristo, que es el Espíritu Santo, y con Él, el fruto del gozo, también nos enfrentamos a enemigos potenciales que acechan nuestra felicidad y, sobre todo, nuestra comunión con Dios, amenazando por completo el gozo centrado en la persona de Jesucristo.

Cuando pensamos en los enemigos potenciales del gozo, inmediatamente vienen a nuestra mente las heridas del alma, como la culpa, el miedo, el rechazo, el rencor, el odio, la falta de perdón, entre otras sensaciones que hacen que la vida sea incómoda y difícil de llevar, restando así el gozo del Espíritu Santo en nosotros.

Recordemos de dónde proviene el gozo

Sin embargo, estas son solo consecuencias de una inmensa necesidad espiritual y la falta de Dios en nuestros corazones. El verdadero gozo proviene de nuestra comunión con Dios, bajo el poder del Espíritu Santo y el reconocimiento pleno de la persona de Jesucristo. Se puede decir que cualquier gozo fuera de esto es superficial y pasajero. Permítame explicarle más sobre los enemigos potenciales del gozo.

Es cierto que Pablo nos habla de pensamientos errantes (2 Cor. 10:5), Juan menciona los desiertos temporales (Jn. 16:22), y el apóstol Pedro sobre las pruebas (1 Ped. 1:6). Aunque estos factores afectan considerablemente nuestro gozo, siguen siendo aspectos a menudo comunes, imprescindibles, internos o externos, que surgen en nuestras relaciones o como resultado de nuestras malas decisiones, a veces sin previo aviso o como algo que esperamos. Aunque no dejan de ser enemigos potenciales del fruto del gozo, quiero que nos acerquemos a la carta de Corintios:

Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros. (2 Cor. 1:10)

El mayor enemigo del gozo

Entonces, ¿cuál es el enemigo más poderoso de nuestro gozo? No hay mayor gozo que el testimonio de nuestro espíritu. Pero este también puede convertirse en un enemigo potencial si no está sujeto a la persona de Cristo en una vida de obediencia. La falta de fe (Heb. 11:6), la desobediencia a la palabra de Dios (Jn. 3:4-8), ser oidores olvidadizos, como menciona Santiago, o el endurecimiento del corazón y la conciencia (Rom. 1:21) son gigantes que se unen para disminuir el gozo de nuestro espíritu y llevarnos a un enfriamiento espiritual, causando insatisfacción, descontento e inconformidad en nuestra vida y en nuestra relación tanto con la iglesia como con la persona de Jesús.

Cada uno de estos enemigos son factores determinantes en la fe cristiana que amenazan nuestro gozo, destruyéndolo por completo si no tomamos medidas de recuperación, adoración y encuentros con Dios.

Cómo fortalecer y mantener el gozo

Ahora bien, ¿qué podemos hacer para mantenernos alejados de estos enemigos potenciales y sostenernos en la vida cristiana llenos de gozo por el poder del Espíritu Santo?

Para mantener una vida rebosante de gozo, se necesita una vida vitalizada por el poder del Espíritu Santo. Cuando pienso en esto y en la importancia de mantener ese gozo de una forma permanente, porque es posible (2 Cor. 6:10), el devocional diario marca la diferencia cada mañana al despertar y enfrentar los desafíos de cada día. El devocional es una de las herramientas espirituales más esenciales y vitales de nuestro tiempo, y siempre ha sido uno de los instrumentos más efectivos en la historia del discipulado cristiano, respondiendo al crecimiento espiritual de todos los creyentes en todas las épocas. Se convierte en una de las disciplinas espirituales primordiales que nos fortalecen y nos ayudan a sostenernos diariamente, manteniendo una vida nutrida y saludable con Dios.

Además del devocional, no podemos dejar de lado el poder y el efecto de la Palabra de Dios en los creyentes. Aunque la Palabra está incluida en los procesos devocionales, me gustaría destacarla como un aporte especial en el fortalecimiento y sostenimiento saludable de una vida llena de gozo. El gozo es Cristo en nosotros, pero la única forma de conocerlo es conociendo su Palabra. La Biblia dice: «Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino» (Sal. 119:105). Pablo nos dice:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Tim. 3:16-17)

La humildad y la obediencia como claves para el gozo

Otro elemento que nos ayuda a cultivar nuestro gozo es la humildad como un estilo de vida. Aunque la humildad ya forma parte del fruto del Espíritu Santo, es importante recordar que no somos humildes solo por una forma de vivir, sino porque es producto de seguir el ejemplo de Jesús en nosotros. En Mateo 11:29-30, Jesús nos invita a ser como Él, como un ejemplo a seguir para hallar descanso en nuestras almas; esto es un antídoto para el ejercicio de cultivar el gozo en nosotros y un antídoto para el descanso que solo es posible en la persona del Espíritu Santo.

El gozo es obediencia, y la obediencia es uno de los elementos más esenciales que nos ayuda a cultivar y revitalizar una vida llena de gozo y del poder del Espíritu Santo. En los tiempos en que vivimos, la obediencia no es un aspecto sobresaliente e importante, ya que nuestro contexto responde a la desobediencia, rebeldía, orgullo, egocentrismo, arrogancia, entre otros. Pero estamos llamados a obedecer la Palabra de Dios en nuestras vidas, a no ser oidores olvidadizos sino hacedores de su Palabra. El cristiano de hoy tiene la misión de responder a esta noble tarea de cultivar el gozo en su vida cotidiana y fortalecer constantemente ese gozo. Cueste lo que cueste, necesitamos permanecer en Cristo, vivir para Cristo, amar a Cristo y servir a Cristo con todo nuestro corazón y nuestras fuerzas.

Mantener vitalizado el gozo de una forma saludable y espiritual es uno de los desafíos más grandes para el cristiano de hoy, pero no deja de ser parte esencial de nuestra vida cristiana. El desafío es mantenernos gozosos ante las adversidades, manteniendo una vida cercana con Dios y con la iglesia.

Por Eddier Cortés

Esposo, padre y abuelo, Eddier Cortés es pastor de la Iglesia Evangélica Metodista de Costa Rica desde hace 20 años, graduado con un bachiller de Teología, y una maestría en Ciencias de la Religión con énfasis en Orientación Familiar. Actualmente estudiante del programa doctoral en Eclesiología en la Universidad Evangélica de las Américas (UNELA) y realizando su tesis con énfasis en Misión Integral.


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