Lectura de Hoy

15-09-2024

DEVOCIONAL

Devocional: 2 Samuel 11

Aquí vemos a David en su peor momento (2 Samuel 11). En el fluir del relato de 1 y 2 de Samuel, es casi como si la adversidad hubiera generado lo mejor de David, mientras que la reciente serie de sólidos éxitos militares y políticos le deja inquieto, insensato y nada cuidadoso.

Los pecados son múltiples. Aparte de la transgresión obvia de la lujuria, el adulterio y el asesinato, hay profundos pecados que apenas eran menos dolorosos. Su intento de esconder su culpa al traer a Urías de vuelta a su casa fracasa porque este demuestra ser un hombre sumamente excepcional: un idealista que ve incluso sus responsabilidades militares en términos de su fe en el pacto (11:11). ¡Y esto, en un hitita convertido! Peor aún, la extraordinaria manipulación de los mecanismos de poder militar y político por parte de David nos demuestran que este rey se ha embriagado de poder. Está convencido de que puede conseguir cualquier cosa; cree tener el derecho de usar al estado para adelantar, y luego cubrir, su propio pecado. Este juego se llama corrupción.

Hay otros elementos notables en el relato.

Primero, no se nos dice casi nada acerca de Betsabé, excepto que era hermosa, que fue seducida y que finalmente se casó con David. Por supuesto que, en cierta manera, no era menos culpable que él. Pero no se nos dice nada al respecto. En otras partes, la Biblia registra las hazañas de mujeres buenas (Rut) y malas (Jezabel); de hecho, al final de la vida de David, la propia Betsabé desempeña un papel importante. Tal vez, en parte, este texto no la culpa a ella porque fue manipulada por una figura mucho más poderosa. Es muy probable que el silencio indique, no cierto grado de culpa, sino el enfoque principal: es un relato sobre David y, en última instancia, de su linaje.

Segundo, es impresionante que David pensara que podría salirse con la suya. Incluso políticamente, demasiadas personas tenían que saber lo que había hecho; la historia no se hubiera podido mantener secreta. ¿Y cómo podría David imaginar—aun por un instante—que Dios no lo sabría? ¿Estaba en este momento seriamente enajenado de Dios? Como mínimo, este capítulo nos ofrece un testimonio dramático de la ceguera que produce el pecado.

Tercero, el capítulo termina de manera sombría y potente con una sencilla afirmación: “Sin embargo, lo que David había hecho le desagradó al Señor” (11:27). Seguramente, David estaba felicitándose en silencio por haber conseguido su propósito. Tal vez algunos de sus lacayos más serviles también le habían felicitado. Pero Dios lo sabía y no estaba contento. Los creyentes que caminan con su Creador y Redentor jamás olvidan que Dios ve y conoce, y que lo que a él le agrada es lo único que realmente importa; lo que le desagrada, tarde o temprano nos alcanzará.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Ezequiel 18

La cuestión de la responsabilidad individual es tratada en la Biblia de forma incomparablemente nítida en Ezequiel 18. No obstante, es importante entender el pasaje dentro de su contexto histórico y teológico, antes de intentar aplicarlo a nuestra época.

El proverbio citado en el versículo 2, “los padres comieron uvas agrias, y a los hijos le produjo dentera”, se encuentra también en Jeremías 31:29, por lo que debió de circular tanto en Jerusalén como en el exilio. Aparentemente, algunas personas estaban utilizando el dicho como un pretexto: poco podían hacer con la vida miserable que les había tocado, decían, ya que estaban sufriendo por los pecados de sus padres, algo que se escapaba de sus manos. Por tanto, en lugar de buscar la justicia y la renovación del pacto, utilizaban el proverbio como excusa para la indiferencia moral y el fatalismo.

No obstante, el proverbio transmite una verdad, si no se entiende con tanto pesimismo. La responsabilidad colectiva cruza los límites generacionales de diversas formas. Cuando dio la ley, Dios mismo declaró que castigaría a los hijos por los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que le odian, aunque presupone que estas harán lo mismo que sus antepasados. La predicación de Isaías, de Jeremías y del propio Ezequiel amenaza con sufrimiento y exilio debido a la rebelión y la idolatría persistentes tanto de los israelitas del pasado como de los presentes. Sabemos que el pecado tiene frecuentemente efectos sociales: por ejemplo, niños que crecen en un hogar donde hay maltrato acaban siendo maltratadores; los hijos de padres arrogantes también lo son, o terminan rotos y amargados. El pecado raramente es privado e individualista en su totalidad. El proverbio no está equivocado totalmente.

Cuando Jeremías rebate este dicho, la alternativa que presenta es escatológica, es decir, el proverbio será superado en los últimos días, con la llegada del nuevo pacto (véase la meditación del 3 de agosto). La reflexión de Ezequiel es ligeramente diferente. Dios se preocupa por cada individuo: “Todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo” (18:4). Además, sean cuales sean las consecuencias sociales del pecado, no se debe utilizar nunca este proverbio como excusa para cubrir el pecado reciente. La responsabilidad individual siempre prevalece: “La persona que peque morirá” (18:4). De ahí que los ejemplos de cambio de conducta en este capítulo adquieran tanta importancia. No están estableciendo un simple plan de justicia por obras. Más bien, insisten en que la religión auténtica transforma y no bastan las excusas (escondidas quizás detrás de un proverbio). La conclusión práctica se encuentra en 18:30-32, que merece la pena memorizar.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

2 Samuel 11

David y Betsabé

11 Aconteció que en la primavera, en el tiempo cuando los reyes salen a la batalla, David envió a Joab y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas y sitiaron a Rabá. Pero David permaneció en Jerusalén.

Al atardecer David se levantó de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa del rey, y desde el terrado vio a una mujer que se estaba bañando; y la mujer era de aspecto muy hermoso. David mandó a preguntar acerca de aquella mujer. Y alguien dijo: «¿No es esta Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías el hitita?». David envió mensajeros y la tomaron; y cuando ella vino a él, él durmió con ella. Después que ella se purificó de su inmundicia, regresó a su casa. Y Betsabé concibió; y envió aviso a David diciéndole: «Estoy encinta».

Entonces David envió a decir a Joab: «Envíame a Urías el hitita». Y Joab envió a Urías a David. Cuando Urías vino a él, David le preguntó por Joab, por el pueblo y por el estado de la guerra. Después dijo David a Urías: «Desciende a tu casa, y lava tus pies». Salió Urías de la casa del rey, y tras él fue enviado un obsequio del rey. Pero Urías durmió a la entrada de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no bajó a su casa.

10 Cuando se lo contaron a David, le dijeron: «Urías no bajó a su casa», David dijo a Urías: «¿No has venido de hacer un viaje? ¿Por qué no bajaste a tu casa?». 11 Urías respondió a David: «El arca, Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab y los siervos de mi señor acampan a campo abierto. ¿He de ir yo a mi casa para comer, beber y acostarme con mi mujer? Por su vida y la vida de su alma, que no haré tal cosa». 12 Entonces David dijo a Urías: «Quédate aquí hoy también, y mañana te dejaré ir». Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente. 13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, y lo embriagó. Al anochecer Urías salió a acostarse en su cama con los siervos de su señor, pero no descendió a su casa.

14 A la mañana siguiente, David escribió una carta a Joab, y la envió por mano de Urías. 15 En la carta había escrito: «Pongan a Urías al frente de la batalla más reñida y retírense de él, para que sea herido y muera». 16 Así que cuando Joab asediaba la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que había hombres valientes. 17 Y los hombres de la ciudad salieron y pelearon contra Joab, y algunos de los siervos de David cayeron, y murió también Urías el hitita.

18 Joab envió a informar a David de todos los sucesos de la guerra, 19 y dio orden al mensajero: «Cuando hayas acabado de contar al rey todos los sucesos de la guerra, 20 si sucede que el furor del rey se enciende y te dice: “¿Por qué se acercaron tanto a la ciudad para pelear? ¿No sabían que dispararían desde el muro? 21 ¿Quién mató a Abimelec, hijo de Jerobaal? ¿No arrojó una mujer sobre él una muela de molino desde lo alto del muro de manera que murió en Tebes? ¿Por qué se acercaron tanto al muro?”. Entonces le dirás: “También su siervo Urías el hitita ha muerto”».

22 Partió, pues, el mensajero, y llegó e informó a David todo lo que Joab le había enviado a decir23 Y el mensajero dijo a David: «Los hombres prevalecieron contra nosotros y salieron al campo contra nosotros, pero los rechazamos hasta la entrada de la puerta. 24 Pero los arqueros tiraron contra sus siervos desde la muralla; y algunos de los siervos del rey han muerto, y también su siervo Urías el hitita ha muerto». 25 Entonces David dijo al mensajero: «Así dirás a Joab: “No tengas pesar por esto, porque la espada devora tanto a uno como al otro. Haz más fuerte tu combate contra la ciudad y destrúyela”; y tú aliéntalo».

26 Al oír la mujer de Urías que su marido Urías había muerto, hizo duelo por su marido. 27 Cuando pasó el luto, David mandó traerla a su casa, y ella fue su mujer; y dio a luz un hijo. Pero lo que David había hecho fue malo a los ojos del Señor.


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2 Corintios 4

Ministros de Cristo

4 Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos. Más bien hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios.

Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos de ustedes por amor de Jesús. Pues Dios, que dijo: «De las tinieblas resplandecerá la luz», es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Cristo.

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos.

10 Llevamos siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. 11 Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal. 12 Así que en nosotros obra la muerte, pero en ustedes, la vida.

13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por tanto hablé», nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14 sabiendo que Aquel que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará junto con ustedes. 15 Porque todo esto es por amor a ustedes, para que la gracia que se está extendiendo por medio de muchos, haga que las acciones de gracias abunden para la gloria de Dios.

Lo temporal y lo eterno

16 Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. 17 Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,

18 al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.


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Ezequiel 18

La responsabilidad individual

18 Entonces vino a mí la palabra del Señor: «¿Qué quieren decir ustedes al usar este proverbio acerca de la tierra de Israel, que dice:

“Los padres comen las uvas agrias, Y los dientes de los hijos tienen la dentera”?

Vivo Yo», declara el Señor Dios, «que no volverán a usar más este proverbio en Israel. Todas las almas son Mías; tanto el alma del padre como el alma del hijo, Mías son. El alma que peque, esa morirá. Pero el hombre que es justo, y practica el derecho y la justicia, no come en los santuarios de los montes ni levanta sus ojos a los ídolos de la casa de Israel. No deshonra a la mujer de su prójimo, ni se acerca a una mujer durante su menstruación. Ese hombre no oprime a nadie, sino que devuelve al deudor su prenda; no comete robo, sino que da su pan al hambriento y cubre con ropa al desnudo. No presta dinero a interés ni exige con usura, retrae su mano de la maldad y hace juicio verdadero entre hombre y hombre. También anda en Mis estatutos y Mis ordenanzas obrando fielmente, ese hombre es justo; ciertamente vivirá», declara el Señor Dios.

10 «Pero si tiene un hijo violento que derrama sangre y que hace cualquiera de estas cosas a un hermano 11 (aunque el padre mismo no hizo ninguna de estas cosas); también come en los santuarios de los montes y deshonra a la mujer de su prójimo. 12 Además oprime al pobre y al necesitado, comete robo, no devuelve la prenda, levanta sus ojos a los ídolos y comete abominación; 13 también presta a interés y exige con usura; ¿vivirá? ¡No vivirá! Ha cometido todas estas abominaciones, ciertamente morirá; su sangre será sobre él.

14 »Pero si tiene un hijo que observa todos los pecados que su padre ha cometido, y viéndolo no hace lo mismo, 15 pues no come en los santuarios de los montes, ni levanta sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni deshonra a la mujer de su prójimo; 16 no oprime a nadie, ni retiene la prenda, ni comete robo, sino que da su pan al hambriento y cubre al desnudo con ropa, 17 además retrae su mano del pobre, no cobra interés ni usura, cumple Mis ordenanzas y anda en Mis estatutos; ese hijo no morirá por la iniquidad de su padre, sino que vivirá. 18 Su padre, que practicó la extorsión, robó a su hermano e hizo lo que no era bueno en medio de su pueblo, morirá por su iniquidad.

19 »Y ustedes dicen: “¿Por qué no carga el hijo con la iniquidad de su padre?”. Cuando el hijo ha practicado el derecho y la justicia, ha observado todos Mis estatutos y los ha cumplido, ciertamente vivirá. 20 El alma que peque, esa morirá. El hijo no cargará con la iniquidad del padre, ni el padre cargará con la iniquidad del hijo. La justicia del justo será sobre él y la maldad del impío será sobre él.

21 »Pero si el impío se aparta de todos los pecados que ha cometido, guarda todos Mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá, no morirá. 22 Ninguna de las transgresiones que ha cometido le serán recordadas; por la justicia que ha practicado, vivirá. 23 ¿Acaso me complazco Yo en la muerte del impío», declara el Señor Dios, «y no en que se aparte de sus caminos y viva?

24 »Pero si el justo se aparta de su justicia y comete iniquidad, actuando conforme a todas las abominaciones que comete el impío, ¿vivirá? Ninguna de las obras justas que ha hecho le serán recordadas; por la infidelidad que ha cometido y el pecado que ha cometido, por ellos morirá. 25 Y ustedes dicen: “No es recto el camino del Señor”. Oigan ahora, casa de Israel: ¿No es recto Mi camino? ¿No son los caminos de ustedes los que no son rectos? 26 Cuando el justo se aparta de su justicia, comete iniquidad y muere a causa de ello, muere por la iniquidad que ha cometido. 27 Y cuando el impío se aparta de la maldad que ha cometido y practica el derecho y la justicia, salvará su vida. 28 Porque consideró y se apartó de todas las transgresiones que había cometido, ciertamente vivirá, no morirá. 29 Pero la casa de Israel dice: “El camino del Señor no es recto”. ¿No son rectos mis caminos, oh casa de Israel? ¿No son los caminos de ustedes los que no son rectos?

30 »Por tanto, los juzgaré, a cada uno conforme a su conducta, oh casa de Israel», declara el Señor Dios. «Arrepiéntanse y apártense de todas sus transgresiones, para que la iniquidad no les sea piedra de tropiezo. 31 Arrojen de ustedes todas las transgresiones que han cometido, y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué han de morir, casa de Israel? 32 Pues Yo no me complazco en la muerte de nadie», declara el Señor Dios. «Arrepiéntanse y vivan».


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Salmos 62–63

Dios, el único refugio

Para el director del coro; según Jedutún. Salmo de David.

62 En Dios solamente espera en silencio mi alma;
De Él viene mi salvación.
Solo Él es mi roca y mi salvación,
Mi baluarte, nunca seré sacudido.
¿Hasta cuándo atacarán a un hombre,
Todos ustedes, para derribarlo,
Como pared inclinada, como cerca que se tambalea?
Ellos solamente consultan para derribarlo de su eminencia;
En la falsedad se deleitan;
Bendicen con la boca,
Pero por dentro maldicen. (Selah)
Alma mía, espera en silencio solamente en Dios,
Pues de Él viene mi esperanza.
Solo Él es mi roca y mi salvación,
Mi refugio, nunca seré sacudido.
En Dios descansan mi salvación y mi gloria;
La roca de mi fortaleza, mi refugio, está en Dios.
Confíen en Él en todo tiempo,
Oh pueblo; derramen su corazón delante de Él;
Dios es nuestro refugio. (Selah)
Los hombres de baja condición solo son vanidad, y los de
alto rango son mentira;
En la balanza suben,
Todos juntos pesan menos que un soplo.
10 No confíen ustedes en la opresión,
Ni en el robo pongan su esperanza;
Si las riquezas aumentan, no pongan el corazón en ellas.
11 Una vez ha hablado Dios;
Dos veces he oído esto:
Que de Dios es el poder;
12 Y Tuya es, oh Señor, la misericordia,
Pues Tú pagas al hombre conforme a sus obras.

El alma sedienta se satisface en Dios

Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.

63 Oh Dios, Tú eres mi Dios; te buscaré con afán.
Mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela
Cual tierra seca y árida donde no hay agua.
Así te contemplaba en el santuario,
Para ver Tu poder y Tu gloria.
Porque Tu misericordia es mejor que la vida,
Mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva,
En Tu nombre alzaré mis manos.
Como con médula y grasa está saciada mi alma;
Y con labios jubilosos te alaba mi boca.
Cuando en mi lecho me acuerdo de Ti,
En Ti medito durante las vigilias de la noche.
Porque Tú has sido mi ayuda,
Y a la sombra de Tus alas canto gozoso.
A Ti se aferra mi alma;
Tu diestra me sostiene.
Pero los que buscan mi vida para destruirla,
Caerán a las profundidades de la tierra.
10 Serán entregados al poder de la espada;
Presa serán de las zorras.
11 Pero el rey se regocijará en Dios;
Y todo el que por Él jura se gloriará,
Porque la boca de los que dicen mentiras será cerrada.


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