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Lectura de Hoy
24-09-2024
DEVOCIONAL
Devocional: 2 Corintios 13
En muchas iglesias alrededor del mundo, aunque es menos frecuente en Norteamérica, el ministro pronuncia al final del culto en voz baja dos palabras: “La gracia”. La congregación sabe que esto es la señal para que todos los reunidos oren juntos, recitando el versículo del que proceden estas dos palabras: “Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros” (2 Corintios 13:14).
El texto es corto y sencillo, y corremos el peligro de pasar por encima sin reflexionar sobre él.
(1) El Dios trino es la fuente de estas bendiciones. Eso en sí mismo es notable: los cristianos como Pablo no tardaron en ver las implicaciones de quién era Jesús y del don del Espíritu para su comprensión del propio Dios. La Trinidad entera está involucrada en esta operación enormemente generosa de salvación mediante la cual se toma a los portadores caídos de la imagen de Dios y les restaura a la comunión con su Hacedor.
(2) En las primeras dos partes, la “gracia” indudablemente es la que el Señor Jesucristo ofrece o provee y el “amor” es el que Dios mismo derrama. Por esa razón, es extremadamente probable que la tercera frase, “la comunión del Espíritu Santo”, no se refiera a nuestra comunión con el Espíritu, sino a la comunión que este otorga, capacita o regala. El Espíritu Santo es, finalmente, el autor de la comunión cristiana. Disfrutamos de esta comunión unos con otros a causa de la obra del Espíritu en cada uno de nosotros individualmente y en todos nosotros como cuerpo. Esta obra transforma nuestros corazones y mentes, alejándolos del egocentrismo y el pecado para tornarlos hacia la adoración a Dios, el amor por la santidad y el deleite en Jesús y en su evangelio y enseñanzas. Sin tal transformación, nuestra “comunión” o compañerismo en el evangelio sería imposible.
(3) No debemos pensar, ni por un instante, que la gracia proviene exclusivamente de Jesús, el amor exclusivamente de Dios Padre y la comunión exclusivamente del Espíritu, como si Jesús no pudiera amar o generar comunión, o el Padre no pudiera mostrar gracia, por ejemplo. En un sentido, la gracia, el amor y la comunión vienen del Dios trino. No obstante, resulta útil conectar la gracia con el Señor Jesucristo, porque su muerte sacrificial y sustitutiva en la cruz fue ofrecida por pura gracia. Podemos relacionar el amor con Dios, porque todo el plan de redención surge del corazón sabio y amoroso de Dios, de quien se dice: “Dios es amor” (ver 1 Juan 4:8 y la meditación del 11 de octubre). Además, podemos conectar de manera útil la comunión con el Espíritu Santo, pues es suya la obra de transformación que nos une en el compañerismo del evangelio.
Alabado sea Dios, de quien fluyen todas las bendiciones: alabad al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Salmos 75–76
La estructura del Salmo 76 es de una simplicidad elegante, con una lección teológica que explicaré al final de esta meditación. Los seis primeros versículos recuerdan una gran liberación, un acontecimiento histórico concreto; los seis últimos pintan un cuadro a escala cósmica, cuyas perspectivas indican el triunfo de Dios también en este ámbito.
La particularidad histórica de los primeros seis versículos queda clara en los dos iniciales: “Dios es conocido en Judá; su nombre es exaltado en Israel. En Salén [otro nombre de Jerusalén, Génesis 14:18; Hebreos 7:2] se halla su santuario; en Sion [la fortaleza sobre la colina que David capturó] está su morada” (76:1-2). El centro de atención es, pues, Jerusalén, la ciudad en la que Dios se reveló. La referencia al “santuario” puede indicar que el tabernáculo seguía en pie, por lo que el templo aún no se habría edificado. Otra opción es que este existiese, pero se siguiese empleando el lenguaje del tabernáculo al ser la terminología utilizada en el pacto mosaico. En cualquier caso, fue en esta ciudad donde Dios “hizo pedazos las centelleantes flechas” (76:3, literalmente, “centellas”, cp. 78:48) y otras armas de guerra. Los versículos 4-6 sugieren un rescate repentino y espectacular como cuando el ángel del Señor destruyó por la noche al ejército de Senaquerib (Isaías 37:36; véase la meditación del 5 de junio). Dios mismo declaró: “No entrará en esta ciudad, ni lanzará contra ella una sola flecha” (Isaías 37:33). Compárese con: “Ninguno de estos hombres aguerridos volverá a levantar sus manos”.
El resto del salmo pinta con un pincel más grande. Ahora, Dios no reina desde Jerusalén, sino desde el cielo (76:8). Las lecciones de los seis primeros versículos se universalizan: “Tú, y solo tú, eres temido. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo?” (76:7). El versículo 10 es notablemente difícil de traducir. La “furia” de la primera línea puede ser la de Dios o la de las personas (véase nota a pie de página en la NVI). Cualquiera de las dos opciones es posible. Si es la “furia del hombre” (Coverdale) la que se vuelve alabanza a Dios, lo hace en este contexto porque él tiene la última palabra y responde con juicio, aunque también es cierto que el Señor obra con tal sabiduría providencial que puede hacer que la ira de los seres humanos le sirva incluso bajo las condiciones más extraordinarias (Hechos 2:23). Lo que queda claro en los versículos finales es que Dios reina sobre todas las cosas y nadie puede resistirse ante él.
Así pues, la estructura del salmo refleja en algunos aspectos la de la línea argumental de toda la Biblia, permitiendo a los lectores contemporáneos ver en los relatos de gracia y juicio del antiguo pacto representaciones de la revelación absoluta de Dios en gracia y juicio.
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
2 Samuel 20
Rebelión y muerte de Seba
20 Y se encontraba allí un hombre indigno que se llamaba Seba, hijo de Bicri, el benjamita; y este tocó la trompeta y dijo:
«No tenemos parte con David, Ni tenemos heredad con el hijo de Isaí; ¡Israel, cada uno a sus tiendas!».
2 Y todos los hombres de Israel dejaron de seguir a David, y siguieron a Seba, hijo de Bicri; pero los hombres de Judá permanecieron fieles a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.
3 Cuando David llegó a su casa en Jerusalén, el rey tomó las diez mujeres, las concubinas que había dejado para guardar la casa, las puso bajo custodia y les dio alimento, pero no se llegó a ellas. Ellas estuvieron encerradas hasta el día de su muerte, viviendo como viudas.
4 Entonces el rey dijo a Amasa: «Convócame a los hombres de Judá dentro de tres días, y tú también preséntate aquí». 5 Amasa fue para convocar a los hombres de Judá, pero tardó más que el tiempo que él le había señalado. 6 Y David dijo a Abisai: «Ahora Seba, hijo de Bicri, nos hará más daño que Absalón. Toma a los siervos de tu señor y persíguelo, no sea que halle para sí ciudades fortificadas y se nos escape».
7 Entonces los hombres de Joab salieron tras él, junto con los cereteos, los peleteos y todos los hombres valientes; salieron de Jerusalén para perseguir a Seba, hijo de Bicri. 8 Estaban junto a la piedra grande que está en Gabaón, cuando Amasa vino a su encuentro. Joab estaba vestido con su ropa militar, y sobre ella llevaba un cinturón atado a la cintura con espada en la vaina y mientras avanzaba, se le cayó la espada. 9 Y Joab dijo a Amasa: «¿Te va bien, hermano mío?». Y Joab tomó a Amasa por la barba con su mano derecha para besarlo.
10 Pero Amasa no se protegió de la espada que estaba en la mano de Joab y este lo hirió en el vientre con ella y derramó sus entrañas por tierra, sin herirlo de nuevo, y murió. Entonces Joab y Abisai su hermano siguieron tras Seba, hijo de Bicri. 11 Y junto a Amasa estaba uno de los jóvenes de Joab, y dijo: «Quien esté por Joab y quien esté por David, que siga a Joab». 12 Y Amasa estaba revolcándose en su sangre en medio del camino. Al ver el hombre que todo el pueblo se detenía, trasladó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura porque vio que todo el que pasaba junto a él se detenía. 13 Cuando Amasa fue apartado del camino, todos los hombres pasaron tras Joab para perseguir a Seba, hijo de Bicri.
14 Y pasó Seba por todas las tribus de Israel hasta Abel Bet Maaca y todo Barim, quienes se reunieron y fueron también tras él. 15 Llegaron los de Joab y lo sitiaron en Abel Bet Maaca, y levantaron un terraplén contra la ciudad, y este estaba junto al baluarte. Todo el pueblo que iba con Joab se puso a socavar el muro para derribarlo.
16 Entonces una mujer sabia gritó desde la ciudad: «Oigan, oigan; ruego que digan a Joab: “Venga acá para que hable con usted”». 17 Y él se acercó a ella, y la mujer dijo: «¿Es usted Joab?». «Yo soy», respondió él. Entonces ella le dijo: «Escuche las palabras de su sierva». «Escucho», respondió Joab. 18 Ella dijo: «Antes acostumbraban decir: “Ellos ciertamente pedirán consejo en Abel”, y así terminaban la querella. 19 Yo soy de las pacíficas y fieles en Israel. Usted procura destruir una ciudad madre en Israel. ¿Por qué ha de destruir la heredad del SEÑOR?». 20 Y Joab respondió: «Lejos, lejos esté de mí que yo destruya o extermine. 21 Este no es el caso, sino que un hombre de la región montañosa de Efraín, llamado Seba, hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David. Solamente entréguenlo, y yo me iré de la ciudad». Y la mujer dijo a Joab: «Enseguida su cabeza le será arrojada por encima del muro».
22 Entonces la mujer, con su sabiduría, fue a hablar a todo el pueblo; y ellos le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bicri, y se la arrojaron a Joab. Él, pues, tocó la trompeta y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Joab también regresó al rey en Jerusalén.
23 Joab era jefe sobre todo el ejército de Israel, y Benaía, hijo de Joiada, era jefe sobre los cereteos y los peleteos. 24 Adoram estaba a cargo de los trabajos forzados, y Josafat, hijo de Ahilud, era cronista; 25 Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar eran sacerdotes; 26 también Ira el jaireo era sacerdote de David.
Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
2 Corintios 13
Pablo advierte que obrará con severidad
13 Esta es la tercera vez que voy a visitarlos. POR EL TESTIMONIO DE DOS O TRES TESTIGOS SE JUZGARÁN TODOS LOS ASUNTOS. 2 Dije previamente, cuando estuve presente la segunda vez, y aunque ahora estoy ausente, lo digo de antemano a los que pecaron anteriormente y también a todos los demás, que si voy otra vez no seré indulgente, 3 puesto que ustedes buscan una prueba del Cristo que habla en mí. El cual no es débil para con ustedes, sino poderoso en ustedes. 4 Porque ciertamente Él fue crucificado por debilidad, pero vive por el poder de Dios. Así también nosotros somos débiles en Él, sin embargo, viviremos con Él por el poder de Dios para con ustedes.
5 Pónganse a prueba para ver si están en la fe. Examínense a sí mismos. ¿O no se reconocen a ustedes mismos de que Jesucristo está en ustedes, a menos de que en verdad no pasen la prueba? 6 Pero espero que reconocerán que nosotros no estamos reprobados. 7 Y rogamos a Dios que no hagan nada malo. No para que nosotros aparezcamos aprobados, sino para que ustedes hagan lo bueno, aunque nosotros aparezcamos reprobados. 8 Porque nada podemos hacer contra la verdad, sino solo a favor de la verdad.
9 Pues nos regocijamos cuando nosotros somos débiles, pero ustedes son fuertes; también oramos por esto: que ustedes sean hechos perfectos. 10 Por esta razón les escribo estas cosas estando ausente, a fin de que cuando esté presente no tenga que usar de severidad según la autoridad que el Señor me dio para edificación y no para destrucción.
Bendición y despedida
11 Por lo demás, hermanos, regocíjense, sean perfectos, confórtense, sean de un mismo sentir, vivan en paz, y el Dios de amor y paz estará con ustedes. 12 Salúdense los unos a los otros con beso santo. 13 Todos los santos los saludan.
14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.
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Ezequiel 27
Lamentación sobre Tiro
27 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR: 2 «Tú, hijo de hombre, eleva una elegía por Tiro; 3 y dile a Tiro, que está asentada en las entradas del mar, negociante de los pueblos de muchas costas: Así dice el Señor DIOS:
‘Tiro, tú has dicho: “Soy de perfecta hermosura”. 4 -’En el corazón de los mares están tus fronteras; Tus edificadores perfeccionaron tu hermosura. 5 -’De los cipreses de Senir te han hecho todas tus tablas; Del Líbano han tomado un cedro para hacerte un mástil. 6 -’De encinas de Basán han hecho tus remos; Tu cubierta de boj de las costas de Chipre la han incrustado con marfil. 7 -’De lino fino bordado de Egipto era tu vela Para que te sirviera de distintivo; De azul y púrpura de las costas de Elisa era tu pabellón. 8 -’Los habitantes de Sidón y de Arvad eran tus remeros; Tus sabios, Tiro, estaban a bordo; eran tus pilotos. 9 -’Los ancianos de Gebal y sus mejores obreros estaban contigo Reparando tus junturas; Todas las naves del mar y sus marineros estaban contigo Para negociar con tus productos.
10 ’Los persas, los de Lud y los de Fut eran tus hombres de guerra en tu ejército. Colgaban en ti el escudo y el casco, manifestaban tu esplendor. 11 Los hijos de Arvad, con tu ejército, estaban en tus murallas todo alrededor, y los gamadeos estaban en tus torres. Colgaban sus escudos en tus murallas todo alrededor; ellos perfeccionaban tu hermosura.
12 ’Tarsis era tu cliente por la abundancia de toda riqueza; con plata, hierro, estaño y plomo pagaban tus mercancías. 13 Javán, Tubal y Mesec comerciaban contigo; con hombres y con utensilios de bronce pagaban tus productos. 14 Los de Bet Togarmá daban caballos y corceles de guerra y mulos por tus mercancías. 15 Los hijos de Dedán comerciaban contigo. Muchas costas eran clientes tuyas; colmillos de marfil y madera de ébano te traían como pago. 16 Aram era tu cliente por la abundancia de tus productos; pagaban tus mercancías con turquesas, púrpura, bordados, lino fino, corales y rubíes.
17 ’Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigo de Minit, tortas, miel, aceite y bálsamo pagaban tus productos. 18 Damasco era tu cliente por la abundancia de tus productos, por la abundancia de toda riqueza, por el vino de Helbón y la lana blanca. 19 Vedán y Javán pagaban tus mercancías desde Uzal; hierro forjado, casia y caña dulce estaban entre tus productos. 20 Dedán comerciaba contigo en mantas para cabalgaduras.
21 ’Arabia y todos los príncipes de Cedar eran clientes tuyos: comerciaban en corderos, carneros y machos cabríos; en estas cosas eran tus clientes. 22 Los comerciantes de Sabá y de Raama comerciaban contigo; con lo mejor de todas las especias, y con toda clase de piedras preciosas y oro pagaban tus mercancías. 23 Harán, Cane, Edén, los comerciantes de Sabá, de Asiria y de Quilmad comerciaban contigo. 24 Ellos comerciaban contigo en lujosos vestidos, en mantos de azul y bordados, en tapices multicolores, en cordones firmemente trenzados, que había entre tus mercancías. 25 Las naves de Tarsis eran las portadoras de tus productos.
Fuiste repleta y muy gloriosa En el corazón de los mares.
26 ’A muchas aguas te condujeron Tus remeros; El viento del este te destrozó En el corazón de los mares. 27 -’Tus riquezas, tus mercancías, tu comercio, Tus marineros y tus pilotos, Tus calafateadores, tus agentes comerciales, Y todos los hombres de guerra que hay en ti, Con toda tu tripulación que en medio de ti está, Caerán en el corazón de los mares El día de tu derrota. 28 -’A la voz del grito de tus pilotos Se estremecerán las praderas. 29 -’Y descenderán de sus naves Todos los que empuñan el remo; Los marineros y todos los pilotos del mar Se quedarán en tierra. 30 -’Harán oír su voz por ti Y gritarán amargamente. Echarán polvo sobre sus cabezas, Se revolcarán en ceniza. 31 -’Se raparán la cabeza por tu causa Y se ceñirán de cilicio; Llorarán por ti, en la amargura de su alma, Con amargo duelo. 32 -’En su llanto elevarán por ti una elegía Y se lamentarán por ti: “¿Quién como Tiro, Como la silenciosa en medio del mar? 33 Cuando tus mercancías salían por los mares Saciabas a muchos pueblos. Con la abundancia de tus riquezas y de tus productos Enriquecías a los reyes de la tierra. 34 Ahora que estás destrozada por los mares En las profundidades de las aguas, Tu carga y toda tu tripulación Se han hundido contigo. 35 Todos los habitantes de las costas Están pasmados por causa tuya; Sus reyes están aterrorizados sobremanera, Demudados sus rostros. 36 Los mercaderes entre los pueblos te silban; Te has convertido en terror, Y ya no existirás más”’”».
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Salmos 75–76
Dios humilla al orgulloso y exalta al justo
Para el director del coro; según tonada de «No destruyas». Salmo de Asaf. Cántico.
75 Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias, Pues cercano está Tu nombre; Los hombres declaran Tus maravillas. 2 «Cuando Yo escoja el tiempo oportuno, Seré Yo quien juzgará con equidad. 3 Tiemblan la tierra y todos sus moradores, Pero Yo sostengo sus columnas. (Selah) 4 Dije a los orgullosos: “No se jacten”; Y a los impíos: “No alcen la frente; 5 No levanten en alto su frente; No hablen con orgullo insolente”».
6 Porque ni del oriente ni del occidente, Ni del desierto viene el enaltecimiento, 7 Sino que Dios es el Juez; A uno humilla y a otro ensalza. 8 Porque hay una copa en la mano del SEÑOR, y el vino se fermenta, Lleno de mixtura, y de este Él sirve; Ciertamente lo sorberán hasta el fondo y lo beberán todos los impíos de la tierra.
9 Pero yo lo anunciaré para siempre; Cantaré alabanzas al Dios de Jacob. 10 Quebraré todo el poderío de los impíos, Pero el poderío del justo será ensalzado.
El poder victorioso del Dios de Jacob
Para el director del coro; con instrumentos de cuerdas. Salmo de Asaf. Cántico.
7676 Dios es conocido en Judá; Grande es Su nombre en Israel. 2 En Salem está Su tabernáculo, Y en Sión Su morada. 3 Allí quebró las flechas encendidas del arco, El escudo, la espada y las armas de guerra. (Selah)
4 Resplandeciente eres, Más majestuoso que los montes de caza. 5 Fueron despojados los fuertes de corazón; Durmieron su sueño, Y ninguno de los guerreros pudo usar sus manos. 6 A Tu reprensión, oh Dios de Jacob, Jinete y caballo cayeron en profundo sueño. 7 Tú, solo Tú, has de ser temido; ¿Y quién podrá estar en pie en Tu presencia en el momento de Tu ira?
8 Hiciste oír juicio desde los cielos; Temió la tierra y enmudeció 9 Cuando Dios se levantó para juzgar, Para salvar a todos los humildes de la tierra. (Selah) 10 Pues el furor del hombre te alabará; Con un residuo de furor te ceñirás.
11 Hagan votos ustedes al SEÑOR su Dios, y cúmplanlos; Todos los que están alrededor de Él traigan presentes al que debe ser temido. 12 Él cortará el espíritu de los príncipes; Temido es por los reyes de la tierra.