Liderazgo
La habilidad del líder para perseverar en la tarea
UNA CUALIDAD DE LIDERAZGO QUE A MENUDO SE PASA POR ALTO
Además del tacto con la gente y saber escuchar, una tercera habilidad muy necesaria para dirigir exitosamente un grupo pequeño es la perseverancia. Digo perseverar para no aflojar, para continuar, para terminar y llevar a buen puerto lo que se ha empezado. Por eso es importante fijarse un tiempo de compromiso para dirigir el grupo, digamos un año de trabajo, y para el siguiente, revisamos, y si queremos seguir, renovamos el compromiso. En un tiempo creía que había que sostener al grupo indefinidamente y cuantos más años durase, mejor; hasta que una hermana mayor me indicó esta otra postura, de ir año por año, renovando el pacto de asistir, estudiar y cuidarnos. Creo que esta hermana tenía razón.
En 1 Corintios 13:4-7 Pablo nos habla sobre esto. Sobre ser pacientes y bondadosos con el grupo que dirigimos. Darles tiempo para que crezcan y maduren. Dirigir sin orgullo ni ofensas. No exigiendo, no irritándolos sino alegrándonos cuando la verdad triunfa. Perseverar es parecido a amar. El amor persevera, no se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas.
Perseverancia en el ser y el hacer
Trabajar guiando a un grupo pequeño requiere perseverancia para no aflojar, no desfallecer, no desanimarse cuando el grupo afloje, cuando llegue la adversidad. Hechos 1:14 nos cuenta cómo en la iglesia naciente perseveraban unidos orando juntos. En Hechos 2:42 dice que se mantenían fieles en las enseñanzas de los apóstoles, como una gran familia y celebraban la Cena del Señor y oraban juntos, compartiendo lo que tenían. Es un buen ejemplo a seguir en un grupo pequeño que debe servir para estudiar la Biblia y acompañarse en la vida con lo que esta nos traiga. Por eso oramos unos por otros y compartimos lo que tenemos.
Santiago 1:19-25 nos alienta a recibir y dar con humildad el mensaje de Dios, que tiene poder para salvar. También a obedecerlo, de lo contrario, si escuchamos y no hay cambios, nos engañamos a nosotros mismos. Esta obediencia a la Palabra de Dios tiene una promesa: «Serán felices en todo lo que hagan» (v. 25 TLA). Así que, siguiendo a Santiago (Stg. 1:26-27), proponemos para el líder que pueda poner freno a su lengua para escuchar mejor y que el grupo también pueda mirar más allá de él y tener en cuenta a los necesitados de su pueblo (los huérfanos y las viudas). Y no mancharse con la maldad del mundo.
De esta manera el grupo se cuida a sí mismo, pero también se fortalece para ser de bendición a otros. Recibimos fuerzas en cada encuentro para luego ir al mundo a bendecirlo. Recibimos para dar, nos animamos mutuamente para ser de bendición en cada lugar donde estamos.
Una actividad práctica que tiene que ver con esto, es proponerse como grupo algún servicio a la comunidad. Por ejemplo, en nuestro grupo pequeño velamos por un hogar de niños huérfanos o judicializados. Entonces, de vez en cuando, nos conectamos con ellos, los visitamos, les ofrendamos y oramos por sus vidas. Es una manera de crecer nosotros, pero también darnos a otros en algún servicio. El grupo así sale de sí mismo, para tener una misión de servicio al exterior. Esta práctica es muy recomendable, porque le da una misión de servicio al grupo muy significativa.
¿Cómo correr entonces?
Hebreos 12: 1-3 nos invita a correr con paciencia la carrera que tenemos por delante. Se trata de:
- Correr juntos: Caminar la vida con compañeros de viaje. Hay una carrera por delante con testigos numerosos, otros ya la corrieron, ya vivieron, ya llegaron con éxito. Correr como equipo da fuerzas. No solos.
- Correr livianos: Simplificar la vida. No complicarnos. Sacar peso. Lo que estorba y entorpece nuestro andar con Cristo. Todo nos es lícito, pero no todo nos conviene, como hábitos, placeres, amigos que nos tiran para atrás.
- Libres de pecado: Cuidando las señales de peligro, precaución. Cuidando nuestra mentes y corazón, para que el pecado no nos envuelva como una sábana, buscando seducirnos y atraparnos. Estar alertas, porque el león busca devorarnos (1 Ped. 5.8).
- Pacientes hasta el fin: Cuidar las fuerzas, acopiar recursos, correr con ritmo y no alocados. Las muchas prisas… provocan errores. La carrera es larga, y hace falta constancia, desarrollar paciencia, perseverancia.
- Con los ojos en la meta: Saber adónde vamos, que queremos de la vida. Pablo nos recuerda que hay que buscar las cosas del cielo, de arriba, primero el reino de Dios. Jesús es el modelo, a él miramos.
- No cansarse, no desanimarse: Cuidar el corazón, la mente. De él fluye la vida (Prov. 4:23). Teniendo cuidado de nosotros mismos y de lo que enseñamos a otros (1 Tim. 4:16). Renovando nuestra manera de pensar (Rom. 12:2), cuidando nuestro ser interior, de eso se trata. Jesús siguió adelante frente al odio, el sufrimiento y la cruz. Nosotros lo imitamos.
- Correr con disciplina: Entrenándonos, con dieta y ejercicios. Sin disciplina se logra poco: orden, método, trabajo, esfuerzo, todo eso hace falta.
- Saber que otros nos miran: Correr sabiendo que somos observados: hay testigos. Correr íntegros, sin trampas, sin trucos, sin acortar caminos. Somos referentes para otros, nos guste o no. Sin pisar, sin engaños, sin fraudes, sin arreglos. Correr limpios.
- Con lo que tengamos: No siempre estamos óptimos, el cuerpo no es una máquina, se cansa, se enferma, se golpea, se inflama, se tuerce, se gasta. Por eso, hay que correr con las limitaciones que tengamos, fieles hasta el fin, obedientes al que nos invitó a correr. «Y si no puedes correr, trota y si no, camina», dijo la Madre Teresa.
- Saltar piedras: Piedras del cansancio, del desánimo, del resentimiento, de la amargura, contiendas, etc. Y construyendo buenas relaciones en paz, cuidándonos de la lucha por el poder, la avaricia, la inmoralidad, etc.
- Terminar bien: Empezando bien, manteniendo prioridades, con los ojos en la llegada, viviendo para Él, cuidando el llamado y pasando la posta a los que vienen detrás, para recibir el premio merecido. Amén.
Para despedirnos, nos gustaría saber su opinión sobre lo leído en esta serie de artículos, así que le invitamos a interactuar con el autor por WhatsApp al número +54 3537 60 2917. Será un gusto conocer su experiencia con la tarea en grupos pequeños.
Fuentes consultadas:
- Apuntes del autor en fichas: Perseverar, I-5-19.
Por Carlos Peirone
Carlos Peirone es magíster en Teología por CETI, miembro de la mesa de trabajo de Ediciones Crecimiento Cristiano y maestro en la Iglesia Cristiana Evangélica de Bell Ville, Córdoba, Argentina. Padre de 3 hijos jóvenes, ha trabajado en un grupo de matrimonios con su esposa M. Inés durante más de 20 años.