Lectura de Hoy

04-10-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Efesios 4

Uno de los elementos más notables de las cartas de Pablo es que se le dedica mucho espacio a instruir a la gente sobre cómo vivir. De hecho, toda la Biblia tiene el propósito de enseñarnos qué creer (porque estas cosas son ciertas), pero, a la vez nos señala cómo tener una conducta fiel. Este equilibrio se ve más claramente en las cartas de Pablo.

La razón para que sea tan abarcador se encuentra en la naturaleza de Dios. El Dios de la Biblia, el Dios que está ahí (como nos enseñó a decirlo Francis Schaeffer), es Dios de todo. No es únicamente el Dios de nuestros pensamientos, ni exclusivamente de un ámbito espiritual o religioso. Él es Dios. Como nuestro Hacedor y Gobernante providencial, sus intereses y mandatos abarcan cada aspecto de nuestro ser, creencias, palabras y conducta. De ahí que, mantener una tensión horrible entre nuestro sistema de creencias y nuestra conducta, además de ser una invitación a la esquizofrenia, también es un insulto a Dios, una horrenda rebelión que no deja de ser fea sólo por ser selectiva.

Esto quiere decir que nuestra enseñanza y predicación deben incluir, no únicamente verdades para creer sino también instrucciones sobre cómo vivir. Lo que Pablo escribió en Efesios 4:17-32 es absolutamente ejemplar en este sentido. Nadie puede poner en duda seriamente que esta epístola es rica en doctrina. Aquí, no obstante, vemos a Pablo en insistir que sus lectores ya no anden “más con pensamientos frívolos como los paganos” (4:17). Conecta esta “vanidad”, por un lado con su ignorancia de Dios y, por otro, con su conducta repugnante. “No fue esta la enseñanza que vosotros recibisteis acerca de Cristo” (4:20). Fuisteis creados “a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad” (4:24). Esto implica despojarse “del viejo ropaje” y ser renovados “en el espíritu de vuestra mente” y vestirse “de la nueva naturaleza” (4:22-24).

Todo eso todavía podría parecer un poco abstracto, pero Pablo no da pie a ello. El resto del capítulo es franco y práctico. La conducta que Pablo espera incluye hablar la verdad “porque todos somos miembros de un mismo cuerpo” (4:25), y un compromiso práctico de no permitir que un día termine en enojo, para no darle lugar al diablo (4:26-27). Los ladrones convertidos ya no deben robar. Deben trabajar, hacer algo útil y aprender a ser generosos con lo que ganen (4:28). Al hablar, no sólo debemos eliminar toda blasfemia, vulgaridad o “palabra corrompida”, sino que hemos de aprender a pronunciar palabra “que sea buena para la necesaria edificación” de los demás (4:29). En fin, “Abandonad toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sed bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonandoos mutuamente, así como Dios os perdonó en Cristo.” (4:31-32).


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Ezequiel 37

Desde el anuncio de la caída de Jerusalén, Ezequiel ha estado prometiendo un nuevo liderazgo, una restauración de la tierra, una transformación moral y espiritual. Sin embargo, ocurrió lo mismo con esta promesa de bendiciones que con su advertencia anterior sobre la caída de Jerusalén. El pueblo se mostraba escéptico. Su nación está hecha añicos, sus ciudades destruidas y muchos de los suyos dispersados en el extranjero, exiliados en tierras extrañas. Es difícil detectar un solo rayo de esperanza y gritan: “Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!” (37:11). En Ezequiel 37, Dios provee una visión y una lección práctica que engendrarán y alimentarán el optimismo.

La primera es la visión del valle de los huesos secos (37:1-14). El Señor los muestra al profeta y le pregunta: “Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?” (37:3). Representan a los israelitas en el exilio. Las tribus del norte llevan exiliadas un siglo y medio. La comunidad que se encontraba en Babilonia con Ezequiel, una década. Los huesos están “completamente secos”. Primero, Dios dice a Ezequiel que les profetice. Milagrosamente, se unen y recubren de carne y piel, pero solo hemos pasado de esqueletos a cadáveres. Después, debe profetizar al “aliento” (rûah, que significa igualmente “Espíritu” y “viento”). Ahora los cuerpos cobran vida y se ponen de pie, es un “ejército numeroso” (37:10). En otras palabras, aunque la predicación en sí misma produce algunos cambios, se necesita la influencia del Espíritu de Dios. Metafóricamente hablando, no es sino la resurrección de los muertos (37:12). El significado de la visión, no obstante, es que Dios derramará su Espíritu y el exilio llegará a su fin (37:14).

La segunda parte del capítulo se dedica a la lección práctica de las dos varas (37:15-28). La primera representa a Judá; la segunda, a las tribus norteñas de Israel. Ezequiel, a Dios. Juntando a las dos y sujetándolas como si fuesen una, el Señor declara que ya no habrá más dos reinos, sino uno. “Nunca más serán dos naciones ni estarán divididos en dos reinos” (37:22. Una vez más, aparece la promesa de la transformación interior: “Ya no se contaminarán más con sus ídolos, ni con sus iniquidades ni actos abominables. Yo los libraré y los purificaré de todas sus infidelidades. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios” (37:23). Y lo más importante de todo, el Mesías prometido los guiará: “Mi siervo David será su rey, y todos tendrán un solo pastor” (37:24).


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

1 Reyes 7

El palacio de Salomón

7 Salomón edificó su propia casa, y en trece años la terminó toda. Edificó la casa del bosque del Líbano, que tenía 100 codos (45 metros) de largo, 50 codos (22.5 metros) de ancho y 30 codos (13.5 metros) de alto, sobre cuatro hileras de columnas de cedro con vigas de cedro sobre las columnas. Estaba cubierta de cedro sobre las cámaras laterales que estaban sobre las 45 columnas, 15 en cada hilera. había tres hileras de ventanas con celosías, una ventana frente a la otra en tres filas. Todas las puertas y los postes tenían marcos cuadrados, una ventana frente a la otra en tres filas.

Salomón hizo el pórtico de las columnas de 50 codos (22.5 metros) de largo y 30 codos (13.5 metros) de ancho. Había otro pórtico delante de ellas, con columnas y un umbral delante de ellas. También hizo el pórtico del trono donde había de juzgar, el pórtico del juicio, que fue cubierto de cedro desde el suelo hasta el techo. Y la casa donde él había de vivir, tenía un atrio dentro del pórtico, de la misma hechura. Salomón también hizo una casa con un pórtico similar, para la hija de Faraón que él había tomado por mujer.

Todas estas obras eran de piedras valiosas, cortadas a la medida, cortadas con sierras por dentro y por fuera, desde el cimiento hasta la cornisa, y por fuera hasta el gran atrio.

10 El cimiento era de piedras valiosas, piedras grandes, piedras de 10 codos (4.5 metros) y piedras de 8 codos (3.6 metros). 11 Y más arriba había piedras valiosas, cortadas a la medida, y madera de cedro. 12 El gran atrio tenía en derredor tres hileras de piedras talladas y una hilera de vigas de cedro, igual que el atrio interior de la casa del SEÑOR y el pórtico de la casa.

La obra de Hiram en el templo

13 Y el rey Salomón envió a buscar a Hiram de Tiro. 14 Este era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, y su padre era un hombre de Tiro, artífice en bronce. Estaba lleno de sabiduría, inteligencia y pericia para hacer cualquier obra en bronce. Y él vino al rey Salomón e hizo toda su obra.

15 Fundió las dos columnas de bronce; la altura de una columna era de 18 codos (8.1 metros), y un cordel de 12 codos (5.4 metros) medía la circunferencia de las dos. 16 Hizo también dos capiteles de bronce fundido para colocarlos en las cabezas de las columnas. La altura de un capitel era de 5 codos (2.25 metros) y la del otro capitel era de 5 codos. 17 Había redes de obra de malla y trenzas de obra de cadenilla para los capiteles que estaban en la cima de las columnas; siete para un capitel y siete para el otro capitel. 18 Así hizo las columnas y dos hileras alrededor de la malla que cubría los capiteles que estaban sobre las granadas; y así hizo para el otro capitel. 19 Los capiteles que estaban en las cabezas de las columnas del pórtico tenían forma de lirios, y medían 4 codos (1.6 metros). 20 Había también capiteles sobre las dos columnas, junto a la protuberancia que estaba al lado de la malla; y había 200 granadas en hileras alrededor de los dos capiteles. 21 Erigió, pues, las columnas en el pórtico de la nave. Erigió la columna derecha y la llamó Jaquín, y erigió la columna izquierda y la llamó Boaz. 22 En lo alto de las columnas había lirios tallados. Así fue terminada la obra de las columnas.

23 Hizo asimismo el mar de metal fundido de 10 codos (4.5 metros) de borde a borde, en forma circular. Su altura era de 5 codos (2.25 metros), y tenía 30 codos (13.5 metros) de circunferencia. 24 Debajo del borde había calabazas alrededor, diez por cada codo (45 centímetros), rodeando el mar por completo. Las calabazas estaban en dos hileras, fundidas en una sola pieza. 25 El mar descansaba sobre doce bueyes; tres mirando al norte, tres mirando al occidente, tres mirando al sur y tres mirando al oriente. El mar descansaba sobre ellos y todas sus ancas estaban hacia adentro. 26 El grueso era de un palmo, y el borde estaba hecho como el borde de un cáliz, como una flor de lirio. Tenía capacidad para 2,000 batos (44,000 litros).

27 Entonces hizo las diez basas de bronce; la longitud de cada basa era de 4 codos (1.6 metros), su anchura de 4 codos y su altura de 3 codos (1.35 metros). 28 El diseño de las basas era este: tenían bordes y los bordes estaban entre las molduras, 29 y en los bordes que estaban entre las molduras había leones, bueyes y querubines; y en las molduras había un pedestal arriba, y debajo de los leones y bueyes había guirnaldas en bajorrelieve. 30 Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes de bronce, y sus cuatro patas tenían soportes. Debajo de la pila había soportes fundidos con guirnaldas a cada lado. 31 La boca de la pila dentro de la corona en la parte superior medía un codo (45 centímetros), y su boca era redonda como el diseño de un pedestal, de 1.5 codos (68 centímetros); también en su boca había entalladuras, y sus bordes eran cuadrados, no redondos. 32 Las cuatro ruedas estaban debajo de los bordes, y los ejes de las ruedas estaban en la basa. La altura de una rueda era de 1.5 codos (68 centímetros). 33 La hechura de las ruedas era como la hechura de una rueda de carro. Sus ejes, sus aros, sus rayos y sus cubos eran todos de fundición.

34 Había cuatro soportes en las cuatro esquinas de cada basa; sus soportes eran parte de la basa misma. 35 En la parte superior de la basa había una pieza redonda de medio codo (23 centímetros) de alto, y en la parte superior de la basa sus soportes y sus bordes formaban parte de ella. 36 Y en las planchas de sus soportes y en sus bordes grabó querubines, leones y palmeras, conforme al espacio disponible de cada una, con guirnaldas alrededor. 37 Hizo las diez basas de esta manera: todas ellas eran de una misma fundición, de una misma medida y de una misma forma.

38 También hizo diez pilas de bronce. En cada pila cabían 40 batos (880 litros); cada pila medía 4 codos (1.6 metros), y sobre cada una de las diez basas había una pila. 39 Entonces colocó las basas, cinco al lado derecho de la casa y cinco al lado izquierdo de la casa. El mar de metal fundido lo colocó al lado derecho de la casa hacia el sureste.

40 Hiram hizo también los calderos, las palas y los tazones. Así terminó Hiram toda la obra que hizo para el rey Salomón en la casa del SEÑOR: 41 las dos columnas y los tazones de los capiteles que estaban en lo alto de las dos columnas, las dos mallas para cubrir los dos tazones de los capiteles que estaban en lo alto de las columnas; 42 las 400 granadas para las dos mallas, dos hileras de granadas por cada malla para cubrir los dos tazones de los capiteles que estaban en lo alto de las columnas; 43 las diez basas con las diez pilas sobre las basas; 44 el mar y los doce bueyes debajo del mar; 45 los calderos, las palas y los tazones; todos estos utensilios que Hiram hizo para el rey Salomón en la casa del SEÑOR eran de bronce bruñido. 46 El rey los fundió en la llanura del Jordán, en la tierra arcillosa entre Sucot y Saretán. 47 Salomón dejó todos los utensilios sin pesarlos porque eran demasiados. El peso del bronce no se pudo determinar.

48 Salomón hizo todos los utensilios que estaban en la casa del SEÑOR: el altar de oro y la mesa de oro sobre la cual estaba el pan de la Presencia; 49 los candelabros de oro puro, cinco a la mano derecha y cinco a la izquierda, frente al santuario interior; las flores, las lámparas y las tenazas de oro; 50 las copas, las despabiladeras, los tazones, las cucharas y los incensarios de oro puro; y los goznes para las puertas de la casa interior, el Lugar Santísimo, y para las puertas de la casa, es decir, de la nave, también de oro.

51 Así fue terminada toda la obra que el rey Salomón hizo en la casa del SEÑOR. Y Salomón trajo las cosas consagradas por su padre David, es decir, la plata, el oro y los utensilios, y los puso en los tesoros de la casa del SEÑOR.


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Efesios 4

La vida en Cristo

4 Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados. Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor, esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también ustedes fueron llamados en una misma esperanza de su vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.

Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por tanto, dice:

«CUANDO ASCENDIÓ A LO ALTO, LLEVÓ CAUTIVO UN GRAN NÚMERO DE CAUTIVOS, Y DIO DONES A LOS HOMBRES».

Esta expresión: «Ascendió», ¿qué significa, sino que Él también había descendido a las profundidades de la tierra? 10 El que descendió es también el mismo que ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para poder llenarlo todo.

11 Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, 12 a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

14 Entonces ya no seremos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error. 15 Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen, conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.

Nueva vida en Cristo

17 Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ustedes ya no anden así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente. 18 Ellos tienen entenebrecido su entendimiento, están excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón.

19 Habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas. 20 Pero ustedes no han aprendido a Cristo de esta manera. 21 Si en verdad lo oyeron y han sido enseñados en Él, conforme a la verdad que hay en Jesús, 22 que en cuanto a la anterior manera de vivir, ustedes se despojen del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, 23 y que sean renovados en el espíritu de su mente, 24 y se vistan del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.

25 Por tanto, dejando a un lado la falsedad, HABLEN VERDAD CADA CUAL CON SU PRÓJIMO, porque somos miembros los unos de los otros. 26 ENÓJENSE, PERO NO PEQUEN; no se ponga el sol sobre su enojo, 27 ni den oportunidad al diablo.

28 El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad. 29 No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.

30 Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, por el cual fueron sellados para el día de la redención. 31 Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. 32 Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo.


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Ezequiel 37

Visión de los huesos secos

37 La mano del SEÑOR vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu del SEÑOR, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. Él me hizo pasar en derredor de ellos, y vi que eran muchísimos sobre la superficie del valle; y estaban muy secos. Y me preguntó: «Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?». Y yo respondí: «Señor DIOS, Tú lo sabes». Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “Huesos secos, oigan la palabra del SEÑOR”. Así dice el Señor DIOS a estos huesos: “Voy a hacer que en ustedes entre espíritu, y vivirán. Y pondré tendones sobre ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los cubriré de piel y pondré espíritu en ustedes, y vivirán; y sabrán que Yo soy el SEÑOR”».

Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba hubo un ruido, y luego un estremecimiento, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré que había tendones sobre ellos, creció la carne y la piel los cubrió, pero no había espíritu en ellos. Entonces Él me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y dile al espíritu: “Así dice el Señor DIOS: ‘Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán’”». 10 Y profeticé como Él me había ordenado, y el espíritu entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército.

11 Entonces Él me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: “Nuestros huesos se han secado, y nuestra esperanza ha perecido. Estamos completamente destruidos”. 12 Por tanto, profetiza, y diles: “Así dice el Señor DIOS: ‘Voy a abrir sus sepulcros y los haré subir de sus sepulcros, pueblo Mío, y los llevaré a la tierra de Israel. 13 Y sabrán que Yo soy el SEÑOR, cuando abra sus sepulcros y los haga subir a ustedes de sus sepulcros, pueblo Mío. 14 Pondré Mi Espíritu en ustedes, y vivirán, y los estableceré en su tierra. Entonces sabrán que Yo, el SEÑOR, he hablado y lo he hecho’, declara el SEÑOR”».

15 Y vino a mí la palabra del SEÑOR: 16 «Tú, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: “Para Judá y para los israelitas, sus compañeros”. Toma luego otra vara y escribe en ella: “Para José, la vara de Efraín, y para toda la casa de Israel, sus compañeros”. 17 Júntalas la una con la otra en una sola vara para que sean una sola en tu mano.

18 »Y cuando los hijos de tu pueblo te pregunten: “¿No nos explicarás qué quieres decir con esto?”, 19 diles: “Así dice el Señor DIOS: ‘Voy a tomar la vara de José, que está en la mano de Efraín, y las tribus de Israel, sus compañeros; las pondré con aquella, con la vara de Judá, y las haré una sola vara, y serán una en Mi mano’”. 20 Las varas en que escribas estarán en tu mano a la vista de ellos, 21 y diles: “Así dice el Señor DIOS: ‘Voy a tomar a los israelitas de entre las naciones adonde han ido, los recogeré de todas partes y los traeré a su propia tierra. 22 Y haré de ellos una nación en la tierra, en los montes de Israel; un solo rey será rey de todos ellos; nunca más serán dos naciones, y nunca más serán divididos en dos reinos. 23 No se contaminarán más con sus ídolos, ni con sus abominaciones, ni con ninguna de sus transgresiones; sino que los libraré de todos los lugares en que pecaron y los limpiaré. Y ellos serán Mi pueblo y Yo seré su Dios.

24 ’Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; andarán en Mis ordenanzas y guardarán Mis estatutos y los cumplirán. 25 Habitarán en la tierra que di a Mi siervo Jacob, en la cual habitaron sus padres; en ella habitarán ellos y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y Mi siervo David será su príncipe para siempre. 26 Haré con ellos un pacto de paz; será un pacto eterno con ellos. Y los estableceré, los multiplicaré y pondré Mi santuario en medio de ellos para siempre. 27 Mi morada estará también junto a ellos, y Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. 28 Y las naciones sabrán que Yo, el SEÑOR, santifico a Israel, cuando Mi santuario esté en medio de ellos para siempre’”».


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Salmos 87–88

Privilegios del ciudadano de Sión

Salmo de los hijos de Coré. Cántico.

87 En los montes santos están Sus cimientos.
El SEÑOR ama las puertas de Sión
Más que todas las otras moradas de Jacob.
Cosas gloriosas se dicen de Ti,
Oh ciudad de Dios: (Selah)
«Mencionaré a Egipto y a Babilonia entre los que me conocen;
A Filistea y Tiro con Etiopía. De sus moradores se dirá:
“Este nació allí”».
Pero de Sión se dirá: «Este y aquel nacieron en ella»;
Y el Altísimo mismo la establecerá.
El SEÑOR contará al inscribir los pueblos:
«Este nació allí». (Selah)
Entonces tanto los cantores como los flautistas, dirán:
«En ti están todas mis fuentes de gozo».

Oración pidiendo ser salvo de la muerte

Cántico. Salmo de los hijos de Coré. Para el director del coro; sobre Mahalat Leannot. Masquil de Hemán el ezraíta.

88 Oh SEÑOR, Dios de mi salvación,
De día y de noche he clamado delante de Ti.
Llegue mi oración a Tu presencia;
Inclina Tu oído a mi clamor.
Porque mi alma está llena de males,
Y mi vida se ha acercado al Seol.
Soy contado entre los que descienden a la fosa;
He llegado a ser como hombre sin fuerza,
Abandonado entre los muertos;
Como los caídos a espada que yacen en el sepulcro,
De quienes ya no te acuerdas,
Y que han sido arrancados de Tu mano.
Me has puesto en la fosa más profunda,
En lugares tenebrosos, en las profundidades.
Ha reposado sobre mí Tu furor,
Y me has afligido con todas Tus olas. (Selah)
Has alejado de mí mis amistades,
Me has hecho objeto de repugnancia para ellos;
Encerrado estoy y no puedo salir.
Han languidecido mis ojos a causa de la aflicción;
Oh SEÑOR, cada día te he invocado,
He extendido mis manos hacia Ti.
10 ¿Harás maravillas a los muertos?
¿Se levantarán los muertos y te alabarán? (Selah)
11 ¿Se hablará de Tu misericordia en el sepulcro,
Y de Tu fidelidad en el Abadón?
12 ¿Se darán a conocer Tus maravillas en las tinieblas,
Y Tu justicia en la tierra del olvido?
13 Pero yo, a Ti pido auxilio, SEÑOR,
Y mi oración llega ante Ti por la mañana.
14 ¿Por qué, SEÑOR, rechazas mi alma?
¿Por qué escondes de mí Tu rostro?
15 He estado afligido y a punto de morir desde mi juventud;
Sufro Tus terrores, estoy abatido.
16 Sobre mí ha pasado Tu ardiente ira;
Tus terrores me han destruido.
17 Me han rodeado como aguas todo el día;
A una me han cercado.
18 Has alejado de mí al compañero y al amigo;
Mis conocidos están en tinieblas.


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