El tema del liderazgo cristiano ha sido abordado de forma pendular en muchos círculos cristianos: mientras que en unas iglesias nunca se habla de liderazgo, en otras lo convierten en el tema central de su enseñanza.
Un énfasis desmedido en el tema de liderazgo suele provocar, por ejemplo, culturas eclesiásticas competitivas y centradas en ganar «influencia», lo cual menoscaba la misión de predicar el evangelio. Por el contrario, evitar el tema suele provocar liderazgos autoritarios, estructuras verticales y con grandes distancias de poder, así como privación de espacios para el entrenamiento de nuevos líderes.
Este nuevo recurso no limita su enfoque a las relaciones en el contexto de la iglesia local, sino que abarca las diferentes esferas sociales. Sampedro señala que «las relaciones son el núcleo de cualquier cultura, y la forma en que honramos a los demás es fundamental para su profundidad y significado en la familia, la comunidad y el lugar de trabajo» (p. 9).
Código de honor define sus términos principales: el honor, que es algo que se posee de manera personal e intrínseca, y la honra, que es extrínseca, se recibe. El lector podrá conocer consejos bíblicos sobre cómo generar una cultura de honra, la cual trae consigo beneficios individuales: una justa valoración propia y dignidad, respeto mutuo, integridad y confiabilidad; y beneficios colectivos: cohesión social, ética y responsabilidad cívica, mejor manejo de conflictos. Es el líder quien debe promover la honra y orquestarla en los contextos donde lidera. De acuerdo con Sampedro:
Eso es lo que hacen los líderes. Actúan con determinación y creatividad para rediseñar los sistemas en beneficio de las personas a su alrededor, y crean sistemas de efectividad y bienestar para todos. Uno de los roles de cada líder en esto de construir honor es restaurarlo donde se ha perdido, o darlo a quien no se le ha dado. Muchas organizaciones han pasado años sumidas en culturas nocivas, donde los individuos son denigrados y la erosión del honor es evidente (pp. 60-61).
El buen trato, un rasgo de autoridad
El lector también encontrará un análisis sobre la relación entre el líder y los seguidores, por medio del trato, la comunicación asertiva, las negociaciones, el agradecimiento y cómo acortar las distancias de poder por medio del servicio. Sobre esto, Sampedro señala:
El modelo bíblico de liderazgo de servicio de Jesús enseña que, mientras más personas están bajo la responsabilidad de un líder, más son las que recibirán su servicio, no al revés. El líder no está allí para que muchos lo sirvan, sino para servir a muchos (p. 65).
Este libro nos recuerda que la forma en que un líder se comunica con las personas refleja mucho de su liderazgo, como los pastores de mi iglesia local continuamente señalan: «Nuestros métodos predican». Ser insensatos y descuidados con el trato lastima a las personas. El autor lo expresa así:
No se puede avanzar dejando heridos en el camino, deshonrando a quienes te han apoyado, desvirtuando a tus mentores, asfixiando a tus colaboradores, traicionando a tus proveedores, engañando a tus clientes, ignorando a la audiencia o siendo indiferente ante el público en general (p. 69).
Un líder se destaca por cómo gestiona sus relaciones. Si bien la posición le otorga autoridad, esta se reafirma a través del buen trato y un corazón servicial y agradecido. El libro lo plantea de esta manera: «Mostrar aprecio deliberado por la gente es un valor esencial del liderazgo» (p. 95).
El líder honorable sabe cómo honrar
El autor analiza la relevancia de los temas de la reputación, la piedad, el empoderamiento y el carácter como indicadores de un ser humano honorable. El líder debe vivir una vida honorable, la cual será un catalizador en su gestión, porque «el líder se encarga de acercar el futuro al presente, y de adecuar la respuesta individual y corporativa (en fuerza, dirección y creatividad) a las exigencias del entorno» (p. 198).
Sampedro nos recuerda que un líder honorable vive de manera honorable y desarrolla competencias conversacionales que abarcan: estar presente, escuchar de forma activa, formular preguntas poderosas, acompañar con efectividad, evitar juicios de valor y aconsejar cuando no hace falta. Su carácter modela honra y esto se ve reflejado en cómo se comunica. Sampedro escribe: «Nuestro código de honor, impulsado por la virtud y el carácter, ha de llevarnos más allá de lo que nuestras capacidades nos permitirían solas» (p. 203).
El libro aborda también temas generacionales en torno a la honra, como lo son la sucesión y el legado, y concluye con cinco «tácticas» para promover el honor: lo que la persona es (identidad), lo que tiene (dones), lo que cree (convicciones), lo que puede hacer (habilidades) y lo que ha hecho (impacto y legado).
Palabras finales
A manera de puntos de oportunidad para mejorar, hay múltiples menciones a libros anteriores del autor, lo que me distrajo por momentos. Me resultó un tanto extraño que el subtítulo del libro destaca el coraje, pero se menciona solo cinco veces en tres páginas (pp. 40-42). También llama la atención que en el capítulo trece se cita un ejemplo de un libro de Dale Carnegie que ocupa cinco páginas. Pienso que en su lugar, el autor pudo desarrollar con mayor profundidad lo concerniente a las competencias conversacionales, lo cual, considero, se apega más al tema de la honra.
Con todo, lo más importante para evaluar en un libro como este es: ¿Es bíblico lo que el autor enseña sobre el liderazgo y la honra? Mi respuesta es que sí; los ejemplos y las citas bíblicas provistas me permitieron prestarle mayor atención al tema y notar cómo está presente en múltiples pasajes de la Escritura. Sin embargo, aunque el libro se basa en la sabiduría moral de la Biblia, podría decir que no está centrado en Cristo. Es decir, no tiene su centro gravitacional en la obra de la cruz y sus implicaciones. De hecho, no encontré referencias al evangelio y tampoco algún análisis o reflexión del liderazgo de Jesús, más que un par de alusiones (pp. 64 y 87).
Mientras avanzaba en la lectura tenía la expectativa de que el autor analizaría cómo Dios se siente honrado en el Hijo, cómo Jesús honra al Padre o cómo la obra de Jesús es digna de todo honor y honra como resultado de su ejemplo de liderazgo (Jn 5:23; 14:13; 17:1; Fil 2:10-11; He 1:3, 6; 1 P 3:22; Ap 5:11-12). Sin embargo, después de llegar a la mitad del libro entendí que su enfoque era más organizacional y no tanto devocional, teológico o ministerial. Considero importante tener esto en cuenta a la hora de leer este libro.
Con esto en mente, si te preguntas qué hace diferente a este libro de otros recursos cristianos sobre liderazgo organizacional, puedes estar seguro de que presenta una visión equilibrada y actual de temas de planificación estratégica, gestión del talento humano, coaching, comunicación asertiva, entre otros temas. Su enfoque principal está en la promoción de una cultura de honor, bajo la cosmovisión cristiana y la moral bíblica.
Disfruté la lectura de este libro, en el cual hay gran riqueza y sabiduría plasmada. Que Dios nos ayude a ser transformados para generar culturas de honra como un testimonio que apunte al Señor al que servimos, «al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén» (1 Ti 1:17).
Sakis González funge como director creativo en una agencia de publicidad. Es comunicador social con una maestría en liderazgo organizacional. Sirve como miembro del ministerio de alabanza en Iglesia Reforma, en ciudad de Guatemala, donde se congrega junto a su esposa Leslie. Puedes encontrarlo en Twitter.