Reflexiones

El amor de Dios por Dios es bueno para ti

«Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida» es una frase cargada de verdades preciosas. Es fácil entender por qué es muy repetida en nuestras iglesias y grupos de jóvenes. Dios nos ama. Él tiene un plan. No es uno mediocre o malo, sino que es maravilloso. Involucra nuestras vidas. ¡Asombroso!

Pero la frase presenta una visión incompleta de la realidad.

No explica por qué nos ama Dios, ni en qué consiste el plan maravilloso. Tampoco nos dice si el centro del mundo es Dios o somos nosotros. Así que es fácil llenar los espacios en blanco con ideas equivocadas. Ideas como: «Dios nos ama porque somos buenas personas», «el plan maravilloso es que Él será mi mayordomo en el cumplimiento de mi agenda personal», y «Dios tiene un proyecto magnifico para nosotros porque somos lo más importante en el universo».

Tal vez sea mejor cambiar la frase por una ligeramente diferente: «Dios se ama y tiene un plan maravilloso para tu vida». La frase seguiría presentando una visión incompleta de la realidad (¡esta no puede ser resumida en una frase!), pero muestra un énfasis más cercano al de la Biblia y puede sugerir que Dios es el centro de todo, no nosotros, lo cual es cierto.

La Palabra nos enseña que el amor de Dios por sí mismo es más fundamental e importante en el universo que Su amor por nosotros. Él nos bendice por amor de Su nombre, como dijo David (Sal 23:3). «Yo, Yo soy el que borro tus transgresiones por amor a Mí mismo, Y no recordaré tus pecados» (Is. 43:25). En Efesios 1 se menciona tres veces que el propósito de Su redención en Cristo y gracia derramada sobre nosotros es la exaltación de Su propia gloria (vv. 6, 12, 14).

A primera vista, puede parecer egocéntrico que Dios busque Su propia gloria. Nos desagradan las personas que buscan ser el centro de atención constantemente porque son orgullosas, incluso aplastando a otras en el camino. Sabemos que ellas no merecen estar siempre en el centro, y que en última instancia no son indispensables como pretenden serlo.

Así que esas personas son injustas en realidad y aparentan lo que no son, en su ansia de buscar saciar algo dentro de ellas, normalmente el deseo de sentir la aprobación de otros. Evidentemente, se parecen mucho a cada uno de nosotros. Pero Dios es diferente.

Cuando el Señor busca exaltar Su gloria, es totalmente justo porque Él sí merece alabanza por siempre, y no buscarla como meta máxima sería injusticia. Cuando Dios busca mostrarnos que todo se trata de Él, no está mintiendo. Cuando nos bendice, no es para llenar un vacío dentro de Él, sino para llenar un vació dentro de nosotros. ¡Él no tiene necesidades (Hch 17:24-25)! Y cuando persigue Su propia gloria, los creyentes no somos aplastados como merecemos, sino colmados de riquezas eternas en Él. Somos rescatados y acercados a Su presencia.

Esto explica por qué en la Biblia algunos de sus autores inspirados se aferraban con desespero a la realidad de que Dios se ama a Sí mismo, y apelaban explícitamente a eso cuando rogaban por misericordia: «Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, Oh Señor, obra por amor de Tu nombre» (Jr 14:7a); «¡Oh Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de Ti mismo, Dios mío! Porque Tu nombre se invoca sobre Tu ciudad y sobre Tu pueblo» (Dn 9:19).

El amor de Dios por Sí mismo es el fundamento de Su gracia sobre nosotros. Por eso el pesebre es tan magnifico, la cruz es tan majestuosa, y la tumba vacía es tan esperanzadora. No merecemos nada, pero Dios nos da bendiciones inagotables en Cristo porque así lo quiso y planeó en la eternidad, porque Él se ama a Sí mismo de formas que nuestra mente no alcanza a comprender. Abrazar esta realidad transforma cada etapa de nuestras vidas.

Tomado de mi introducción al libro Jóvenes por Su causa.


Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Verifique también
Close
Back to top button