Lectura de Hoy

07-10-2023

Devocional

Devocional: Ezequiel 40

Aparte de Ezequiel 29:17-21, los nueve capítulos que tenemos ante nosotros, Ezequiel 40—48, tienen lugar después de las demás visiones y oráculos que constituyen el libro, que comienza y termina con una de aquellas. Aunque esta que nos ocupa se diferencia bastante del resto del libro hasta el punto de que muchos la han catalogado como un apéndice, existen algunas conexiones llamativas. En la visión de 8:1—11:25, Ezequiel contempló la gloria de Dios abandonando el templo; ahora, es testigo de su vuelta al nuevo y de cómo lo llena (43:5). En los años que siguieron al catastrófico saqueo de Jerusalén, Ezequiel ha estado consolando al pueblo con la promesa del regreso a su tierra y a Dios; en cierto modo, la visión del templo debió alimentar la esperanza y la valentía.

Sin embargo, este hecho no supone que esta visión sea fácil de comprender. Hoy, expondré de forma bastante superficial la línea de pensamiento no sólo de Ezequiel 40, sino de esos nueve capítulos. Mañana nos detendremos en cuatro posibles interpretaciones e indicaré cuál de ellas creo más cercana a lo que dice la Escritura.

En el vigesimoquinto año de su exilio (a la edad aproximada de cincuenta años), Dios lleva a Ezequiel a “un monte muy alto” (40:2), cerca de lo que parecía ser la ciudad santa. Probablemente, representa al monte Sion. Un personaje angélico le muestra el área del templo, midiéndolo todo a su paso. Comienza con un estudio detallado desde la puerta oriental que da al atrio exterior (40:6-16). Después, sigue rápidamente el propio atrio exterior, otras dos puertas al mismo (norte y sur) y después las que dan al atrio interior (40:17-37). No existen puertas al oeste, porque el templo se encuentra allí. Tras un breve paseo revisando el instrumental de los sacrificios y las estancias reservadas para los sacerdotes que los oficiaban (40:38-47), se da al profeta una descripción bastante detallada del templo (40:48—41:26), seguida por una inspección del área del templo, prestando especial atención a las habitaciones de los sacerdotes (42:1-20). La gloria de Dios entra en el santuario y se dice a Ezequiel lo que debe hacer con esa información (43:1-12). El resto del capítulo 43 se ocupa del altar del sacrificio y de cómo debe utilizarse (43:13-27). Los capítulos 44 y 45 dan una serie de normas para la ordenación del templo (en particular, relativas a los levitas y los sadoquitas) y para la distribución de la tierra alrededor del mismo. Después, más leyes rituales (45:18—46:24). Ezequiel 47:1-12 describe una corriente de agua procedente del santuario, que da vida al yermo valle del Mar Muerto. El resto de la visión divide la tierra entre las doce tribus y especifica las puertas de la ciudad.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 1 Reyes 10

La visita de la reina de Sabá (1 Reyes 10) se ha adornado a menudo en libros y películas hasta convertirse en una historia de amor en la realeza. En el texto bíblico no se aprecia ni una pizca de romance ni de escándalo sexual. La función de la reina de Sabá es demostrar, mediante un ejemplo concreto, que la reputación de Salomón se había extendido a lo largo y lo ancho, y que esa reputación estaba fundamentada en la realidad. Veamos algunas observaciones sobre este encuentro:

Primero, a un nivel un tanto superficial, este relato ofrece la oportunidad de decir algo acerca de la naturaleza de la verdad en el Antiguo Testamento. Algunos han argumentado que ‘emet, la palabra hebrea que se traduce como “verdad”, en realidad significa “fidelidad” o “fiabilidad”, y que se refiere a relaciones y no a aseveraciones. De hecho, algunos afirman que los escritores del Antiguo Testamento sencillamente no tenían una categoría para afirmaciones certeras. Como la mayoría de los errores, este tiene un atisbo de verdad (si se puede usar esta palabra). Ciertamente, ‘emet tiene un abanico más amplio de significados que la palabra verdad y se puede referir a la fidelidad. Pero las palabras también pueden reflejar fidelidad. La reina de Sabá le dice a Salomón que el informe que ella escuchó en su propio país sobre sus logros y sabiduría era ‘emet: verdadero (10:6); más literalmente, dado que el informe fue fiel, es decir, sus aseveraciones eran conformes a la realidad, el informe era la verdad. Basta ya de análisis reduccionista de lo que los hebreos antiguos podían o no saber.

Segundo, gran parte del capítulo presenta descripciones sucintas de la riqueza de Salomón, de su fuerza militar, sus lucrativas expediciones comerciales marítimas, sus instrumentos musicales y mucho más. No obstante, se separa un espacio para varios temas explícitamente teológicos. Alguien de la realeza visitó a Salomón para escuchar su sabiduría, la cual Dios mismo había puesto en su corazón (10:24). En efecto, Salomón gozaba de una extraordinaria reputación por mantener el derecho y la justicia en su reino, de tal manera que la reina de Sabá entendió que sus logros en este sentido demostraban “el eterno amor del Señor por Israel” (10:9).

Tercero, no obstante, todo esto sirve como preámbulo del próximo capítulo. A pesar de la bendición, sabiduría, poder, riqueza, prestigio y honor que Salomón disfrutó y recibió de la mano de Dios, la triste realidad es que su propia conducta preparó el camino para el juicio y la destrucción de la dinastía davídica. Estos desarrollos enrevesados nos esperan en la meditación de mañana. Aquí, nos basta con reflexionar sobre el hecho de que las bendiciones extraordinarias no son necesariamente evidencia de fidelidad. Dado que Dios es tan lento para la ira (¡algo ciertamente bueno!), el juicio que nuestra corrupción merece se suele retrasar bastante. No te apresures a suponer que las bendiciones presentes son señales de fidelidad: el terrible fruto de la infidelidad puede tardar mucho en llegar.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

1 Reyes 10

Salomón y la reina de Sabá

10 Cuando la reina de Sabá oyó de la fama de Salomón, por causa del nombre del SEÑOR, vino a probarlo con preguntas difíciles. Llegó a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y gran cantidad de oro y piedras preciosas. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón. Y Salomón contestó todas sus preguntas; no hubo nada tan difícil que el rey no pudiera explicárselo.

Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que él había edificado, los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos, y la escalinata por la cual él subía a la casa del SEÑOR, se quedó sin aliento. Entonces le dijo al rey: «¡Era verdad lo que había oído en mi tierra acerca de sus palabras y de su sabiduría! Pero yo no podía creer lo que me decían, hasta que he venido y mis propios ojos lo han visto. No se me había contado ni la mitad. Usted supera en sabiduría y prosperidad la fama que había oído. Bienaventurados sus hombres, bienaventurados estos sus siervos que están delante de usted continuamente y oyen su sabiduría. Bendito sea el SEÑOR su Dios que se agradó de usted para ponerle sobre el trono de Israel. Por el amor que el SEÑOR ha tenido siempre a Israel, le ha puesto por rey para hacer derecho y justicia». 10 Entonces ella dio al rey 4.1 toneladas de oro, y gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca más entró tanta abundancia de especias aromáticas como las que la reina de Sabá dio al rey Salomón.

11 También las naves de Hiram, que habían traído oro de Ofir, trajeron de allí gran cantidad de madera de sándalo y piedras preciosas. 12 Con la madera de sándalo, el rey hizo pilares para la casa del SEÑOR y para el palacio del rey; también liras y arpas para los cantores. Esa clase de madera de sándalo no ha entrado más ni se ha vuelto a ver hasta hoy.

13 El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso pedirle, además de lo que le dio conforme a su real magnificencia. Después ella se volvió, y regresó a su tierra con sus siervos.

Riqueza y sabiduría de Salomón

14 El peso del oro que llegaba a Salomón en un año era de 22.6 toneladas de oro, 15 sin contar lo de los mercaderes, las mercancías de los comerciantes, de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores de la tierra. 16 El rey Salomón hizo 200 escudos grandes de oro batido, usando 600 siclos (6.84 kilos) de oro en cada escudo. 17 También hizo 300 escudos de oro batido, usando tres minas (1.7 kilos) de oro en cada escudo; el rey los puso en la casa del bosque del Líbano.

18 El rey hizo además, un gran trono de marfil y lo revistió de oro finísimo. 19 Había seis gradas hasta el trono, y por detrás, la parte superior del trono era redonda, con brazos a cada lado del asiento y dos leones de pie junto a los brazos. 20 Doce leones estaban de pie allí en las seis gradas a uno y otro lado; nada semejante se había hecho para ningún otro reino. 21 Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, también todas las vasijas de la casa del bosque del Líbano eran de oro puro, ninguna era de plata; esta no era considerada importante en los días de Salomón. 22 Porque el rey tenía en el mar las naves de Tarsis junto con las naves de Hiram, y cada tres años las naves de Tarsis le traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

23 Así el rey Salomón llegó a ser más grande que todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría. 24 Y toda la tierra procuraba ver a Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 25 Cada uno de ellos traía su presente: objetos de plata y objetos de oro, vestidos, armas, especias, caballos y mulos; y así año tras año.

26 Salomón reunió carros y hombres de a caballo; y tenía 1,400 carros y 12,000 hombres de a caballo, y los situó en las ciudades de carros y junto al rey en Jerusalén. 27 El rey hizo la plata tan común en Jerusalén como las piedras, e hizo los cedros tan abundantes como los sicómoros que están en el llano. 28 Los caballos de Salomón eran importados de Egipto y de Coa, y los mercaderes del rey los adquirían de Coa por cierto precio. 29 Un carro de Egipto se importaba por 600 siclos (6.84 kilos) de plata, y un caballo por 150, y de la misma forma los exportaban a todos los reyes de los hititas y a los reyes de Aram.

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Filipenses 1

Saludo

1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús:

A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos y diáconos: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Pablo ora por los filipenses

Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ustedes. Pido siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos ustedes, por su participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora.

Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Es justo que yo sienta esto acerca de todos ustedes, porque los llevo en el corazón, pues tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación del evangelio, todos ustedes son participantes conmigo de la gracia. Porque Dios me es testigo de cuánto los añoro a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús.

Y esto pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, 10 a fin de que escojan lo mejor, para que sean puros e irreprensibles para el día de Cristo; 11 llenos del fruto de justicia que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.

La vida es Cristo

12 Quiero que sepan, hermanos, que las circunstancias en que me he visto, han redundado en un mayor progreso del evangelio, 13 de tal manera que mis prisiones por la causa de Cristo se han hecho notorias en toda la guardia pretoriana y a todos los demás. 14 La mayoría de los hermanos, confiando en el Señor por causa de mis prisiones, tienen mucho más valor para hablar la palabra de Dios sin temor. 15 Algunos, a la verdad, predican a Cristo aun por envidia y rivalidad, pero también otros lo hacen de buena voluntad. 16 Estos lo hacen por amor, sabiendo que he sido designado para la defensa del evangelio. 17 Aquellos proclaman a Cristo por ambición personal, no con sinceridad, pensando causarme angustia en mis prisiones.

18 ¿Entonces qué? Que de todas maneras, ya sea fingidamente o en verdad, Cristo es proclamado; y en esto me regocijo, sí, y me regocijaré. 19 Porque sé que esto resultará en mi liberación mediante las oraciones de ustedes y la provisión del Espíritu de Jesucristo, 20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado, sino que con toda confianza, aun ahora, como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte.

21 Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia. 22 Pero si el vivir en la carne, esto significa para mí una labor fructífera, entonces, no sé cuál escoger. 23 Porque de ambos lados me siento apremiado, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor.

24 Sin embargo, continuar en la carne es más necesario por causa de ustedes. 25 Y convencido de esto, sé que permaneceré y continuaré con todos ustedes para su progreso y gozo en la fe, 26 para que su profunda satisfacción por mí abunde en Cristo Jesús a causa de mi visita otra vez a ustedes.

Luchando unánimes por la fe

27 Solamente compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo, de modo que ya sea que vaya a verlos, o que permanezca ausente, pueda oír que ustedes están firmes en un mismo espíritu, luchando unánimes por la fe del evangelio. 28 De ninguna manera estén atemorizados por sus adversarios, lo cual es señal de perdición para ellos, pero de salvación para ustedes, y esto, de Dios.

29 Porque a ustedes se les ha concedido por amor de Cristo, no solo creer en Él, sino también sufrir por Él, 30 teniendo el mismo conflicto que vieron en mí, y que ahora oyen que está en mí.

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Ezequiel 40

Visión del templo futuro

40 En el año veinticinco de nuestro destierro, al principio del año, a los diez días del mes, catorce años después de haber sido tomada la ciudad, en aquel mismo día vino sobre mí la mano del SEÑOR, y me llevó allá. En visiones de Dios, Él me llevó a la tierra de Israel y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual, hacia el sur, había una construcción parecida a una ciudad. Me llevó allá; y vi a un hombre cuyo aspecto era semejante al bronce, con un cordel de lino y una caña de medir (unos 3 metros) en la mano, y estaba de pie en la puerta. Y el hombre me dijo: «Hijo de hombre, mira con tus ojos, oye con tus oídos y presta atención a todo lo que te voy a mostrar; porque has sido traído aquí para que te sea mostrado. Declara todo lo que ves a la casa de Israel».

Entonces vi que por el exterior del templo había un muro, todo alrededor, y en la mano del hombre había una caña de medir de 6 codos (3.2 metros), cada codo era de un codo y un palmo menor (52.5 centímetros). Midió el muro, y tenía una caña de ancho y una caña de alto. Entonces fue a la puerta que miraba al oriente, subió las gradas, y midió el umbral de la puerta, y tenía una caña (3.2 metros) de ancho, y el otro umbral, una caña de ancho. La cámara tenía una caña (3.2 metros) de largo y una caña de ancho; y entre las cámaras había 5 codos (2.63 metros); el umbral de la puerta junto al vestíbulo de la puerta hacia el interior tenía una caña de fondoEntonces midió el vestíbulo de la puerta, hacia el interior, y tenía una caña (3.2 metros). Midió el vestíbulo de la puerta, y tenía 8 codos (4.2 metros), y sus pilares, 2 codos (1.05 metros). Y el vestíbulo de la puerta estaba hacia el interior. 10 Las cámaras de la puerta hacia el oriente eran tres por cada lado; las tres tenían la misma medida. Los pilares a cada lado tenían también la misma medida.

11 El hombre midió la anchura del vestíbulo, y tenía 10 codos (5.25 metros), y la longitud de la puerta, 13 codos (6.83 metros). 12 había una barrera frente a las cámaras de un codo (52.5 centímetros) por un lado, y de un codo por el otro; cada cámara tenía 6 codos (3.2 metros) por un lado y 6 codos por el otro. 13 Midió la puerta desde el techo de una cámara al techo de la otra; una anchura de 25 codos (13.13 metros) desde una puerta hasta la puerta opuesta. 14 Midió también los pilares, y tenían 60 codos (31.5 metros) de altura. Él atrio alrededor de la puerta se extendía hasta el pilar lateral. 15 Desde el frente de la puerta de entrada hasta el frente del vestíbulo de la puerta interior había 50 codos (26.25 metros). 16 había ventanas estrechas que daban hacia las habitaciones, hacia sus pilares de dentro de la puerta por todo alrededor y asimismo para los pórticos. Había ventanas todo alrededor por dentro, y en cada pilar había figuras de palmeras.

17 Entonces el hombre me llevó al atrio exterior, en el cual había cámaras y un pavimento construido todo alrededor del atrio; treinta cámaras daban al pavimento. 18 El pavimento (esto es, el pavimento inferior) estaba al lado de las puertas, y correspondía a la longitud de las puertas. 19 Midió el ancho desde el frente de la puerta inferior hasta el frente del atrio interior por fuera, y tenía 100 codos (52.5 metros) al oriente y al norte.

20 con respecto a la puerta del atrio exterior que daba al norte, midió su longitud y su anchura. 21 Había tres cámaras en cada lado, y sus pilares y sus pórticos eran de la misma medida que la primera puerta. Su longitud era de 50 codos (26.25 metros), y la anchura de 25 codos (13.13 metros). 22 Sus ventanas, sus pórticos y sus figuras de palmeras tenían las mismas medidas de la puerta que daba al oriente; se subía a ella por siete gradas, y su pórtico estaba delante de ellas. 23 El atrio interior tenía una puerta frente a la puerta del norte así como también a la puerta del oriente; y midió 100 codos (52.5 metros) de puerta a puerta.

24 Luego el hombre me llevó hacia el sur, donde había una puerta que daba hacia el sur; y midió sus pilares y sus pórticos conforme a aquellas mismas medidas. 25 La puerta y sus pórticos tenían ventanas todo alrededor como las otras ventanas; la longitud era de 50 codos (26.25 metros) y la anchura de 25 codos (13.13 metros). 26 había siete gradas para subir a ella, y sus pórticos estaban delante de ellas; y tenía figuras de palmeras sobre sus pilares, una a cada lado. 27 El atrio interior tenía una puerta hacia el sur; y midió de puerta a puerta hacia el sur, y eran 100 codos (52.5 metros).

28 Después me llevó al atrio interior por la puerta del sur, y midió la puerta del sur conforme a aquellas mismas medidas. 29 También sus cámaras, sus pilares y sus pórticos eran conforme a aquellas mismas medidas. Y la puerta y sus pórticos tenían ventanas todo alrededor; era de 50 codos (26.25 metros) de largo y 25 codos (13.13 metros) de ancho. 30 había pórticos todo alrededor de 25 codos (13.13 metros) de largo y 5 codos (2.63 metros) de ancho. 31 Sus pórticos daban al atrio exterior; y había figuras de palmeras en sus pilares, y se subía por ocho gradas.

32 Entonces me llevó al atrio interior que daba al oriente, y midió la puerta conforme a aquellas mismas medidas. 33 También sus cámaras, sus pilares, y sus pórticos eran conforme a aquellas mismas medidas. Y la puerta y sus pórticos tenían ventanas todo alrededor; era de 50 codos (26.25 metros) de largo y 25 codos (13.13 metros) de ancho. 34 Sus pórticos daban al atrio exterior; y había figuras de palmeras en sus pilares a cada lado, y se subía por ocho gradas.

35 El hombre me llevó luego a la puerta del norte, y la midió conforme a aquellas mismas medidas, 36 con sus cámaras, sus pilares y sus pórticos. La puerta tenía ventanas a su alrededor; era de 50 codos (26.25 metros) de largo y 25 codos (13.13 metros) de ancho. 37 Sus pilares daban al atrio exterior; y había figuras de palmeras en sus pilares a cada lado, y se subía por ocho gradas.

38 Había una cámara con su entrada junto a los pilares de las puertas; allí lavaban el holocausto. 39 En el vestíbulo de la puerta había a cada lado dos mesas, en las cuales degollaban el holocausto, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa. 40 Y por el lado de afuera, conforme uno subía a la entrada de la puerta, hacia el norte, había dos mesas; y al otro lado del vestíbulo de la puerta había dos mesas. 41 Había cuatro mesas a un lado y cuatro mesas al otro lado, junto a la puerta: ocho mesas sobre las cuales degollaban los sacrificios42 Para el holocausto había cuatro mesas de piedra labrada de 1.5 codos (79 centímetros) de largo, 1.5 codos de ancho y un codo (52.5 centímetros) de alto, sobre las cuales se colocaban los instrumentos con que degollaban el holocausto y el sacrificio. 43 Ganchos dobles, de un palmo menor (7.5 centímetros) de longitud, estaban colocados en el interior, todo alrededor; y sobre las mesas estaba la carne de la ofrenda.

44 Fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro, había dos cámaras, una de las cuales estaba al lado de la puerta del norte con su fachada hacia el sur, y la otra al lado de la puerta del sur con su fachada hacia el norte. 45 Y el hombre me dijo: «Esta cámara, cuya fachada da al sur, es para los sacerdotes encargados del templo; 46 y la cámara, cuya fachada da al norte, es para los sacerdotes encargados del altar. Estos son los hijos de Sadoc, que, de los hijos de Leví, se acercan al SEÑOR para servirle». 47 Y midió el atrio, un cuadrado de 100 codos (52.5 metros) de largo y 100 codos de ancho; y el altar estaba delante del templo.

48 Me llevó después al pórtico del templo y midió cada pilar del pórtico, 5 codos (2.63 metros) por un lado y 5 codos por el otro; y la anchura de la puerta, 3 codos (1.58 metros) por un lado y 3 codos por el otro. 49 La longitud del pórtico era de 20 codos (10.5 metros) y la anchura de 11 codos (5.78 metros); y junto a las gradas por donde se subía a él, había columnas junto a los pilares, una a un lado y otra al otro.


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Salmos 91

Seguridad del que confía en el SEÑOR

91 El que habita al amparo del Altísimo Morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al SEÑOR: «Refugio mío y fortaleza mía, Mi Dios, en quien confío». Porque Él te libra del lazo del cazador Y de la pestilencia mortal. Con Sus plumas te cubre, Y bajo Sus alas hallas refugio; Escudo y baluarte es Su fidelidad.

No temerás el terror de la noche, Ni la flecha que vuela de día, Ni la pestilencia que anda en tinieblas, Ni la destrucción que hace estragos en medio del día. Aunque caigan mil a tu lado Y diez mil a tu diestra, A ti no se acercará. Con tus ojos mirarás Y verás la paga de los impíos. Porque has puesto al SEÑOR, que es mi refugio, Al Altísimo, por tu habitación. 10 No te sucederá ningún mal, Ni plaga se acercará a tu morada.

11 Pues Él dará órdenes a Sus ángeles acerca de ti, Para que te guarden en todos tus caminos. 12 En sus manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. 13 Sobre el león y la cobra pisarás; Pisotearás al cachorro de león y a la serpiente.

14 «Porque en Mí ha puesto su amor, Yo entonces lo libraré; Lo exaltaré, porque ha conocido Mi nombre. 15 Me invocará, y le responderé; Yo estaré con él en la angustia; Lo rescataré y lo honraré; 16 Lo saciaré de larga vida, Y le haré ver Mi salvación».

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