¿Qué son las filacterias de los judíos? | Preguntas bíblicas

Jesús solía enseñar y confrontar a los líderes religiosos judíos por medio de parábolas. Sin embargo, llegó el momento en que denunció su hipocresía de manera pública y directa. En una parte de su denuncia, Jesús afirmó: «Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues agrandan sus filacterias y alargan los adornos de sus mantos» (Mt 23:5, énfasis añadido).

En la Biblia, la palabra griega «filacteria» solo aparece registrada en este texto, y tampoco aparece en la versión griega del Antiguo Testamento (la Septuaginta). Aunque esta es la única vez que las filacterias se mencionan en el Nuevo Testamento, existe bastante información sobre ellas gracias a otros documentos antiguos y hallazgos arqueológicos en las cuevas de Qumrán.1

Significado y usos de las filacterias en tiempos bíblicos

Las filacterias (gr. filakterion: «salvaguardia»;2 hb. tefilín: «caja de oración») eran cajas pequeñas hechas con cuero de un animal kosher (normalmente un ternero) que contenían pequeñas tiras de pergamino o de cuero escritos con cuatro pasajes específicos del Antiguo Testamento (Éx 13:1-1013:11-16Dt 6:4-911:13-21).3 Estas tiras se doblaban y ataban con hilos y cabello, y se colocaban en los compartimentos de las filacterias, las cuales se sujetaban en la parte superior de la frente y el antebrazo con cintas de cuero.

Desde tiempos precristianos, los judíos ortodoxos las llevaban durante la oración de la mañana todos los días, excepto el sábado y en ciertas festividades, para recordarles su obligación de guardar la ley mosaica.4 La Halajá, o ley rabínica, exigía que los varones mayores de trece años llevaran filacterias.5



El estudioso Alfonso Ropero afirma que las filacterias aparecieron en la época intertestamentaria, «cuando el pueblo judío necesitaba cuidarse de las ideologías sincretistas de aquel período. En la época tardía llegaron a convertirse en una especie de amuletos contra amenazas» (Gran diccionario enciclopédico de la Biblia, p. 1556).

La Carta de Aristeas (siglo II a. C.) ya menciona los tefilín o filacterias como objetos físicos que se llevan sobre el cuerpo. Flavio Josefo también hace mención de las filacterias. Sin embargo, la forma real de la filacteria prerrabínica no se conoció hasta los descubrimientos en Qumrán, donde se hallaron objetos que databan de finales del período del Segundo Templo y de Bar Kokhba, en el año 135 d. C. Aquellas filacterias del desierto de Judea, encontradas por arqueólogos,6 están hechas de «cuero de curtido vegetal» y sin blanquear,7 que probablemente perdieron su color con el paso del tiempo y fueron dispuestas con el lado del pelo del animal hacia afuera.

La tradición judía señala como base bíblica para el uso de filacterias a los textos de Éxodo 13:913:16 y Deuteronomio 6:811:18. Estos pasajes ordenan a los varones israelitas que «estas palabras» sean como una señal en su mano y como insignia entre sus ojos. Son versículos que pertenecen a los cuatro pasajes que se escriben y guardan hasta hoy en las filacterias de los judíos actuales, quienes las usan durante ciertas oraciones.

La confrontación de Jesús a los fariseos

Ahora que entendemos qué son las filacterias, volvamos al episodio del Señor y los líderes religiosos judíos.

Jesús había llegado al templo y, mientras enseñaba, tuvo algunos desencuentros con los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo, también con los herodianos y los saduceos.

Finalmente, aparecieron los escribas y los fariseos, quienes pusieron a prueba a Jesús con una pregunta que buscaba incriminarlo por medio de Su respuesta (Mt 22:35).



Debido a que los escribas y los fariseos se jactaban de cumplir la ley de Moisés, Jesús inicia su confrontación con una afirmación cargada de ironía y luego con una advertencia: los escribas y fariseos «son los intérpretes oficiales de la ley de Moisés. Por lo tanto, practiquen y obedezcan todo lo que les digan, pero no sigan su ejemplo. Pues ellos no hacen lo que enseñan» (Mt 23:2-3, NTV).

En este contexto, Jesús afirma que ellos agrandan sus filacterias. ¿Cuál era el problema con hacer eso? Los expertos afirman que en ningún lugar se prescriben las dimensiones de las cajas. El verdadero problema no era el tamaño de las filacterias o la longitud de los adornos de sus mantos, sino que esas eran evidencias externas de sus corazones corrompidos por el orgullo y la religiosidad falsa.

Con esto en mente, el erudito William Hendriksen comparte un acróstico de escriba, en el cual describe los graves errores y pecados de los escribas y los fariseos:

Están cerrando la puerta del reino delante de las personas (v. 13);
Seducen a los extranjeros y los hacen prosélitos corruptos (v. 15);
Cambian la verdad sobre el papel del templo (vv. 16-22);
Revisten de más importancia el diezmar (vv. 23-24);
Incitan al ritualismo y la limpieza ritual (vv. 25-26);
Buscan promover la religiosidad y las apariencias (vv. 27, 28);
Alardean de una bondad superior; aunque eran como sus antecesores, asesinos de profetas (vv. 29-32; Comentario a Mateo, p. 608)

Por todos estos pecados, Jesús pronunció el juicio contra ellos (vv. 33-36).

Es un hecho que los creyentes no somos diferentes a los fariseos y por eso la pregunta no es si somos orgullosos; la pregunta es cómo se manifiesta el orgullo de nuestro corazón. El Señor nos permita identificar los momentos en que nuestro ego quiera ensancharse para pretender quedarnos con la gloria que le pertenece a Él. Estudiemos la Escritura para permanecer en el lugar que nos corresponde: vivir con un corazón y mente postrados ante Cristo el Rey.

Aunque Jesús vino para salvarnos y perfeccionarnos en Él, los creyentes aún luchamos con nuestras debilidades. Anhelamos el regreso de Cristo para que complete Su obra perfecta en nosotros. Mientras tanto, recordemos que tenemos la bendición enorme de contar con la Palabra de Dios para estudiarla y memorizarla en donde nos encontremos. Tener nuestra mente y corazón permeados por la Palabra, como fruto de su estudio consciente y guiado por el Espíritu, nos llevará a vivir el evangelio conforme a la voluntad de Dios.

1 Lawrence H. Schiffman y James C. VanderKam, Encyclopedia of the Dead Sea Scrolls (Nueva York: Oxford University Press, 2000).
2 Alfonso Ropero, “filacteria-tefilín”, Gran diccionario enciclopédico de la Biblia (Barcelona, España: Editorial Clie, 2014), p. 1556.
3 Frank Leslie Cross, Elizabeth Livingstone, “Phylactery”, The Oxford Dictionary of the Christian Church (Londes, Nueva York: Oxford University Press, 1974), p. 1088.
4 Peter Murray, Linda Murray, “Phylactery”, The Oxford Dictionary of Christian art and Architecture (Londres, Nueva York: Oxford University Press, 2013), p. 452.
5 La Halajá es la recopilación de las principales leyes judías, que incluyen los 613 mitzvot (leyes) y posteriormente las leyes talmúdicas y rabínicas, así como sus tradiciones y costumbres.
6 Las cuevas del desierto de Judea han proporcionado los primeros ejemplos de filacterias y mezuzot (pequeños objetos cilíndricos que contenían porciones bíblicas y que los judíos pegan hasta hoy en los postes de las puertas). Si bien algunos objetos judíos se conocían a partir de fuentes literarias posteriores, las filacterias y mezuzot proporcionan evidencia arqueológica del período del Segundo Templo y refinan en gran medida nuestro conocimiento sobre la historia de estos objetos rituales. En Encyclopedia of the Dead Sea Scrolls, p. 675.
7 El curtido vegetal es uno de los métodos más antiguos de curtido del cuero y consiste en transformar una piel de animal cruda en un material que respete al máximo sus características originales, utilizando como reactivos químicos únicamente sustancias que se encuentran en la naturaleza (en particular en la corteza de algunos árboles) llamados taninos.

Nimrod López Noj posee una licenciatura en teología y estudios de maestría en Biblia del Seminario Teológico Centroamericano (SETECA) en Guatemala. Es profesor en el Instituto Bíblico Bautista de Ecuador y editor en Coalición por el Evangelio. Vive en Ecuador con su esposa Jeanine y su bebé.

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