Lectura de Hoy

06-01-2024

Devocional

Devocional: Mateo 6

Las tres primeras secciones de Mateo 6 (el capítulo central del Sermón de la Montaña) tratan de tres actos de piedad considerados primordiales en el judaísmo: dar a los necesitados (tradicionalmente, conocido como “limosnas”), la oración y el ayuno (Mateo 6 1-18). Cabe notar lo que estos tres actos tienen en común: Jesús reconoce con qué facilidad los pecadores pueden involucrarse en actividades filantrópicas e incluso religiosas muy loables, no tanto para hacer el bien como para que se les admire por el bien que hacen. Si es más importante ser considerado generoso que serlo en realidad; si lograr una reputación por orar es más importante que orar, aunque nadie excepto Dios nos oiga; si el ayuno es algo que hacemos sólo para poder hablar de ello de manera poco honesta, estos actos se vuelven actos de impiedad.

La manera más idónea de comprobar si somos genuinos en cada una de estas áreas es realizar estos actos de manera tan callada, que sólo Dios sabe que lo estamos haciendo. Sé generoso entonces, pero no le digas a nadie lo que das (6:1-4). Insiste en que los que reciban lo que das tampoco digan nada. Ora mucho más en privado que en público (6:5-8). No dudes en ayunar –pero no digas a nadie que ayunas (6:16-18). En cuanto al segundo de estos tres términos, hay otra prueba: no te molestes en pedir perdón a tu Padre en el cielo si tú mismo no estás dispuesto a perdonar (6:14-15).

En cada uno de estos actos de piedad tradicionales, una vida auténticamente cristiana se caracteriza por el deseo profundo y sencillo de agradar a Dios, no por la ostentación, la cual suele tener como objetivo generar entre los demás la impresión de que estamos agradando a Dios.

Las últimas dos secciones del capítulo siguen interrogando nuestras motivaciones más recónditas. (1) En la primera, Jesús nos dice que acumulemos tesoros en el cielo, puesto que nuestro corazón suele seguir a nuestro tesoro. Lo que más valoramos será, en última instancia, lo que más tire de nuestro “corazón” –nuestra personalidad, nuestros sueños, nuestro tiempo, nuestra imaginación, nuestro fuero interno– e iremos a por ello. Aquello se convertirá en nuestro dios. Si lo que valoramos es material, nuestro dios será el materialismo. Pero si lo que valoramos más pertenece a la eternidad, nuestro ser entero perseguirá aquello que tiene un significado trascendental. (2) En la segunda, Jesús nos dice que una relación verdadera y fiel con Dios rehúsa las preocupaciones incesantes e innecesarias. Podemos confiar en Dios –su sabiduría, su bondad, su gobierno providencial de todas las circunstancias– aun en un mundo roto y entregado al mal. Si no confiamos en él, delatamos el carácter pagano de nuestros corazones.

En pocas palabras, busquemos primero el reino de Dios y su justicia (6:33).


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Devocional: Hechos 6

Aunque los siete hombres escogidos en Hechos 6:1-7 para desempeñar ciertas responsabilidades no son llamados “diáconos” de forma explícita, pocos dudan de que ese fue el comienzo de lo que se ha definido como diaconado. Varios puntos requieren un comentario:

(1) Lo que precipita que se dé este paso es un problema particular. Los cristianos judíos de habla griega están disgustados por el poco sustento que reciben sus viudas, en comparación con el de las viudas de los de habla aramea. No se puede determinar en este momento si la acusación estaba o no justificada y, si lo estaba, no se sabe si era un desprecio intencionado o accidental, por el hecho de que los de habla aramea estaban en su terreno y ostentaban probablemente la supremacía. En cualquier caso, la división es al menos tan potencialmente peligrosa para esta gran e incipiente iglesia como la supuesta injusticia que la precipitó. Nótese lo siguiente: (a) La iglesia disponía de su propio sistema de bienestar para los indigentes y desamparados. (b) Es ligeramente reconfortante, irónicamente, descubrir que la primera iglesia se enfrentaba a presuntas iniquidades, injusticias y consiguientes divisiones. (c) Dice aún más el hecho de que se ocupase de esos problemas. (d) Además, es obvio que el tamaño de una iglesia, por no decir sus problemas crecientes de igualdad y comunicación, puede exigir mejoras en la organización y elección de nuevos oficiales.

(2) El razonamiento de los doce es asombrosamente atinado: “No está bien que nosotros, los apóstoles, descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para servir las mesas” (6:2). De nuevo, establecen algunos criterios e insisten en que ellos mismos se dedicarán “a la oración y al ministerio de la palabra” (6:4). No tenemos a los doce actualmente, pero pastores, ancianos y supervisores han heredado este ministerio de la palabra y la oración. Esto no sólo incluye enseñar a los demás, sino llevar a cabo con seriedad el estudio, la preparación y la intercesión que están detrás de una buena enseñanza y predicación. Siempre habrá cientos de cosas que nos distraerán. No nos desviemos de lo fundamental.

(3) Los criterios presentados por los doce para su utilización por la iglesia en la elección de los siete hombres no son técnicas de gestión o consejos diplomáticos. Estos hombres deben ser conocidos por ser llenos del Espíritu Santo, de sabiduría y de fe (6:4, 5). Por supuesto, estos criterios incluyen capacidad de gestión: si una persona está llena del Espíritu Santo, será cuidadoso en las relaciones; la “sabiduría” puede incluir habilidades prácticas y piadosas en áreas definidas. No obstante, ante todo, se escoge a estos siete hombres porque son cristianos maduros y piadosos, así como preparados para las tareas que les son asignadas.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Génesis 6

Maldad de los hombres

6 Aconteció que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la superficie de la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban. Entonces el SEÑOR dijo: «Mi Espíritu no luchará para siempre con el hombre, porque ciertamente él es carne. Serán, pues, sus días 120 años». Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos. Estos son los héroes de la antigüedad, hombres de renombre.

El SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal. Y al SEÑOR le pesó haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en Su corazón. Entonces el SEÑOR dijo: «Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho». Pero Noé halló gracia ante los ojos del SEÑOR.

Noé construye el arca

Estas son las generaciones de Noé. Noé era un hombre justo, perfecto entre sus contemporáneos. Noé siempre andaba con Dios. 10 Noé engendró tres hijos: Sem, Cam y Jafet. 11 Pero la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. 12 Dios miró a la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

13 Entonces Dios dijo a Noé: «He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos; por eso voy a destruirlos junto con la tierra. 14 Hazte un arca de madera de ciprés. Harás el arca con compartimientos, y la cubrirás con brea por dentro y por fuera. 15 De esta manera la harás: de 300 codos (135 metros) la longitud del arca, de 50 codos (22.5 metros) su anchura y de 30 codos (13.5 metros) su altura. 16 Le harás una ventana que terminará a un codo (45 centímetros) del techo, y pondrás la puerta en su costado. Harás el arca de tres pisos.

17 »Entonces Yo traeré un diluvio sobre la tierra, para destruir toda carne en que hay aliento de vida debajo del cielo. Todo lo que hay en la tierra perecerá. 18 Pero estableceré Mi pacto contigo. Entrarás en el arca tú, y contigo tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos.

19 »Y de todo ser viviente, de toda carne, meterás dos de cada especie en el arca, para preservarles la vida contigo; macho y hembra serán. 20 De las aves según su especie, de los animales según su especie y de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie vendrán a ti para que les preserves la vida.

21 »Y tú, toma para ti de todo alimento que se come, y almacénalo, y será alimento para ti y para ellos». 22 Así lo hizo Noé; conforme a todo lo que Dios le había mandado, así lo hizo.


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Mateo 6

La verdadera observancia de la religión

6 »Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos.

Las ofrendas

»Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

La oración

»Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

»Y al orar, no usen ustedes repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no se hagan semejantes a ellos; porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan.

El Padre nuestro

»Ustedes, pues, oren de esta manera:

“Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre. 10 Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, Así en la tierra como en el cielo. 11 Danos hoy el pan nuestro de cada día. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. 13 Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal. Porque Tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre. Amén”.

14 Porque si ustedes perdonan a los hombres sus transgresiones, también su Padre celestial les perdonará a ustedes. 15 Pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus transgresiones.

El ayuno

16 »Y cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

El verdadero tesoro

19 »No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; 20 sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; 21 porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

22 »La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. 23 Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad!

24 »Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.

25 »Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? 26 Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas? 27 ¿Quién de ustedes, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? 28 Y por la ropa, ¿por qué se preocupan? Observen cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan. 29 Pero les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. 30 Y si Dios así viste la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará Él mucho más por ustedes, hombres de poca fe?

31 »Por tanto, no se preocupen, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”. 32 Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que el Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. 33 Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. 34 Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas.


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Esdras 6

Decreto de Darío

6 Entonces el rey Darío proclamó un decreto, y buscaron en los archivos donde se guardaban los tesoros allí en Babilonia. Y en Acmeta, en la fortaleza que está en la provincia de Media, hallaron un rollo en el que estaba escrito lo siguiente: Memorándum: «En el año primero del rey Ciro, el rey Ciro proclamó un decreto: “En cuanto a la casa de Dios en Jerusalén, que sea reedificado el templo, el lugar donde se ofrecen los sacrificios, y que se conserven sus cimientos, con su altura de 60 codos (27 metros) y su anchura de 60 codos; con tres hileras de piedras enormes y una hilera de madera; y que los gastos se paguen del tesoro real. Y que también se devuelvan los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo en Jerusalén y trajo a Babilonia, y que se lleven a sus lugares en el templo en Jerusalén y sean colocados en la casa de Dios”.

»Ahora pues, Tatnai, gobernador de la provincia al otro lado del Río, Setar Boznai, y sus compañeros, los oficiales del otro lado del río, aléjense de allí. No impidan esta obra de la casa de Dios, y que el gobernador de los judíos y los ancianos de los judíos reedifiquen esta casa de Dios en su lugar. Además, este es mi decreto en cuanto a lo que han de hacer por estos ancianos de Judá en la reedificación de esta casa de Dios: del tesoro real de los tributos del otro lado del río se han de pagar todos los gastos a este pueblo, y esto sin demora. Y todo lo que se necesite: novillos, carneros y corderos para holocausto al Dios del cielo, y trigo, sal, vino y aceite de unción, según lo pidan los sacerdotes que están en Jerusalén, se les dará día por día sin falta, 10 para que puedan ofrecer sacrificios agradables al Dios del cielo y orar por la vida del rey y de sus hijos.

11 »He proclamado un decreto de que cualquiera que quebrante este edicto, se arranque un madero de su casa, y levantándolo, sea colgado en él, y que su casa sea reducida a escombros a causa de esto. 12 Y que el Dios que ha hecho morar allí Su nombre derribe a todo rey o pueblo que trate de cambiarlo para destruir esta casa de Dios en Jerusalén. Yo, Darío, he proclamado este decreto; que sea ejecutado con toda exactitud».

13 Entonces Tatnai, gobernador de la provincia al otro lado del Río, Setar Boznai y sus compañeros llevaron a cabo el decreto con toda exactitud, tal como el rey Darío había ordenado. 14 Y los ancianos de los judíos tuvieron éxito en la edificación según la profecía del profeta Hageo y de Zacarías, hijo de Iddo. Y terminaron de edificar conforme al mandato del Dios de Israel y al decreto de Ciro, de Darío y de Artajerjes, rey de Persia. 15 Y este templo fue terminado el tercer día del mes de Adar; era el año sexto del reinado del rey Darío.

Dedicación del templo

16 Los israelitas, los sacerdotes, los levitas y los demás desterrados, celebraron con júbilo la dedicación de esta casa de Dios. 17 Y para la dedicación de esta casa de Dios ofrecieron 100 novillos, 200 carneros, 400 corderos, y como ofrenda por el pecado por todo Israel, doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel. 18 Entonces asignaron a los sacerdotes en sus secciones y a los levitas en sus clases para el servicio de Dios en Jerusalén, como está escrito en el libro de Moisés.

19 Los desterrados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero. 20 Puesto que los sacerdotes y los levitas se habían purificado juntos, todos ellos estaban purificados, entonces mataron al cordero de la Pascua para todos los desterrados, tanto para sus hermanos los sacerdotes como para sí mismos. 21 Los israelitas que habían vuelto del destierro y todos aquellos que se habían apartado de la impureza de las naciones de la tierra para unirse a ellos, comieron la Pascua para buscar al SEÑOR, Dios de Israel. 22 Y por siete días celebraron gozosos la Fiesta de los Panes sin Levadura, porque el SEÑOR los había llenado de regocijo, y había vuelto hacia ellos el corazón del rey de Asiria para animarlos en la obra de la casa de Dios, el Dios de Israel.


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Hechos 6

Elección de siete diáconos

6 Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los judíos helenistas en contra de los judíos nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos.

Entonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: «No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas. Por tanto, hermanos, escojan de entre ustedes siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra».

Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía. A estos los presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos.

Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.

Arresto de Esteban y su defensa

Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Pero algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, incluyendo tanto cireneos como alejandrinos, y algunos de Cilicia y de Asia, se levantaron y discutían con Esteban. 10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.

11 Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran: «Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios». 12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él, lo arrestaron y lo trajeron al Concilio. 13 Presentaron testigos falsos que dijeron: «Este hombre continuamente habla en contra de este lugar santo y de la ley; 14 porque le hemos oído decir que este Nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos dejó».

15 Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el Concilio vieron su rostro como el rostro de un ángel.

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