No os afanéis por el mañana, porque el día de mañana traerá su afán.

“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. (Mateo 6:34)”

Cuando andamos con nuestros pensamientos y con nuestra mente puestas en cualquier lugar, terminamos agotados mental y físicamente y al final del día nos invade una sensación de angustia por no saber qué nos depara el mañana.

Muchos de nosotros, para evitar esta desagradable sensación de incertidumbre, luchamos por vivir en el presente, pero inconscientemente estamos pensando en cómo enfrentar nuestro futuro.

Pero cuando nos distraemos tratando de pensar qué es lo que ocurrirá el día de mañana, nos volvemos improductivos, infelices e incapaces de escuchar la voz de Dios.

Tú y yo, al poner nuestros pensamientos en otro lugar, nos cansamos mental y físicamente, es por esta razón por la que, en ocasiones sin hacer nada, terminamos agotados y nos preguntamos:

¿Por qué me siento tan cansado/a?

¡¡No tengo energía ni fuerzas para realizar nada!!

¡¡Me siento estresado y agotado!!

¡¡Me duele la cabeza de tanto pensar!! Etc.

Estos pensamientos no solo nos dejan exhaustos, sino que también nos dejan vulnerables a las circunstancias que nos rodean en estos tiempos, las cuales se van conjugando entre sí y nos atacan, aumentando exponencialmente nuestra preocupación que, como un círculo vicioso, no nos dejan salir de este torbellino angustiante de preocupación.

¿Qué debemos hacer entonces para no preocuparnos por lo que nos depara el mañana?

Mira lo que nos dice nuestro Señor Jesucristo en el evangelio de Mateo:

“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? (Mateo 6:26)”

Cuando no vivimos el presente, como mencioné anteriormente, no logramos escuchar la voz de Dios porque estamos viviendo desfasadamente nuestro presente y nos desesperamos y empezamos a clamar por Su dirección, pero la inseguridad que nos produce esta falta de confianza en Dios nos agobia y esto nos lleva a pensar en lo que ha de venir y cómo quisiéramos que venga. En esos momentos nuestra mente se nubla y nuestros oídos se cierran.

Esa falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo que esperamos, pero que no sabemos cómo llegará, nos crea una sensación angustiante de inseguridad, inquietud y de gran incertidumbre.

No obstante, mantenernos en la paz que nos brinda nuestro Señor Jesucristo nos abre la posibilidad de lo que Dios quiere revelarnos, y esto es, que aceptemos sin condiciones Su soberanía y Su perfecta voluntad, porque el plan que Dios ha diseñado para nuestras vidas siempre será mucho mejor que el nuestro.

“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. (Mateo 6:34)”

Nuestro Señor Jesucristo es nuestro mejor maestro y Él nos enseñó a vivir el presente, pues Dios es quién controla todo el tiempo.

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. (Eclesiastés 3:1)”

Nuestro Dios es soberano y no solo le importa que sucedan las cosas, sino cuándo y cómo deben de suceder.

Por lo tanto, nuestro Dios nos da una tarea a la vez, ya que Él desea que prestemos atención a la tarea que nos asigna. Además, nuestro Señor Jesucristo siempre estará presente para ayudarnos a vivir el presente, porque Él nos ofrece Su paz y su maravillosa paz sobrepasa todo entendimiento y así lo manifiesta en Su Palabra.

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (Juan 14:27)”

Así es que, tal y como lo hizo Jesús cuando se hizo hombre y habitó entre nosotros, así nosotros debemos vivir al máximo cada día y realizar cada cosa una a la vez, pues nuestra confianza debe estar puesta en aquel que nos amó primero, incluso antes de nuestra concepción.

Descansemos confiadamente en nuestro Dios y Él hará conforme a Su perfecta voluntad lo que ha de venir en nuestras vidas y en la de nuestros seres queridos.

𝑸𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝑫𝒊𝒐𝒔 𝒂𝒏̃𝒂𝒅𝒂 𝒃𝒆𝒏𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒓𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏

Que Dios te cuide y bendiga rica y abundantemente junto a tus seres queridos y anúnciale al mundo que nuestro Señor Jesucristo vive y espera con sus manos amorosas por el que quiera conocerle.

FRANKLIN MIRABAL, es miembro líder de la Iglesia Asamblea de Dios Central de la ciudad de Higüey, Rep. Dom.

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