Lectura de Hoy

06-07-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 139

Los pensamientos humanos acerca de Dios son tan perversos que sería risible si no fuera tan trágico. Encontramos múltiples maneras de hacerle más pequeño.

Un antídoto maravilloso para esto es el Salmo 139. Presenta una imagen exaltada de Dios, pero lo hace con formas increíblemente personales, como suele suceder en los salmos. En particular:

(1) Dios lo ve y lo conoce todo (139:1-6). El salmista pudo haber expresado esa idea como yo lo acabo de hacer- en abstracto. Sin embargo, fiel a su estilo, se dirige a Dios, reconociendo que este conocimiento de Dios no es pasivo ni es meramente comprensivo: es activo y personal. Este Dios conoce al salmista profundamente, tanto cada movimiento de su cuerpo como cada costumbre de su vida, pero también todo pensamiento que pasa por su mente y cualquier palabra que pronuncia- aun antes de que la formule. Hebreos 4:13 dice algo parecido.

(2) Dios es omnipresente y, por lo tanto no hay escapatoria posible (139:7- 12). Una vez más, el pensamiento en el texto no es abstracto. Cuando David pregunta, “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia?” (139:7), es bastante obvio que hay una parte de sí que quiere alejarse de Dios. Esto es imposible. Si David volara a los cielos o descendiera al Seol, si viajara hasta el extremo oriente u occidente, si se escondiera en la oscuridad, nada podría esconderlo de la mirada penetrante de Dios. Al final del salmo, David ya no quiere escapar de este Dios (cfRomanos 8:38-39).

(3) Dios es el Creador y el Gobernante providencial (139:13-18). Aquí, David no se remonta a la creación inicial, sino a su propia formación en el vientre de su madre, algo que, al fin y al cabo, no es otra cosa que obra de Dios, por toda su impresionante complejidad. Dios tampoco pierde el control una vez la criatura está completada: “todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos” (139:16). En las Escrituras, esta verdad no niega la responsabilidad humana, sino que aumenta nuestra fe. Tal vez es la amplitud de dicho conocimiento lo que motiva a David a escribir los últimos dos versículos de esta sección: los pensamientos de Dios no se pueden contar, porque son más numerosos que las arenas del mar, lo cual no es una exageración.

(4) Dios es absolutamente santo (139:19-24). La respuesta de David a los malvados es sencillamente una faceta de su lealtad a Dios (139:19-22). Lo que le distingue de una santurronería vengativa es el hecho de que, a la luz de la santidad de Dios, David está igualmente decidido a confrontar todo mal que haya en su propia vida (139:23-24)exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas” (Salmo 138:2-3).

Devocional: Mateo 16
Pocos pasajes han suscitado más debate en la historia de la iglesia que la confesión de Pedro de que Jesús es “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” y sus secuelas (Mateo 16:13-28). Haremos solo tres reflexiones:

(1) A juzgar por su respuesta, Jesús ve esta confesión como un avance significativo, logrado por la revelación del Padre (16:17). Sin embargo, eso no quiere decir que, antes de ese momento, Pedro no tuviese sospechas de que Jesús fuese el Mesías. Tampoco significa que entendiese el término “Mesías” en su sentido cristiano absoluto, relacionado con esta palabra tras la muerte y resurrección de Jesús. Parece claro que, en este punto, Pedro estaba preparado para aceptar a Jesús como Rey de Israel, el Ungido del linaje davídico, pero no sabía en absoluto que debía ser al mismo tiempo rey davídico y Siervo sufridor, como muestran los versículos siguientes. El entendimiento y la fe del apóstol estaban madurando, pero aún tenían muchas carencias. Parte de la llegada de Pedro a una fe cristiana total en estos asuntos dependió absolutamente de la siguiente cita histórica redentora importante: la cruz y la resurrección.

(2) El papado católicoromano ha tomado las palabras de Jesús “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia” (16:18) como su fundamento. Aunque leamos este pasaje de la forma más abierta posible, es difícil interpretar que diga algo acerca de la transmisión de una superioridad por parte de Pedro y aún menos sobre el desarrollo y mejora del papado hasta que se promulgó en 1870 la doctrina de la infalibilidad papal. Ofendidos por semejantes pretensiones extravagantes, muchos protestantes han ofrecido exégesis igualmente increíbles. Quizás Jesús dijo: “Tú eres Pedro” (apuntando hacia el apóstol), “y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (señalándose). O quizás la “roca” sobre la cual se construye la iglesia no sea Pedro, sino su confesión, algo que difícilmente explica el juego de palabras en griego: “Tú eres petros y sobre esta petra”.

(3) Es mejor considerar que Pedro posee cierta primacía, lo que se ha llamado “primacía de salvación histórica”. Él fue el primero en ver ciertas cosas, el líder que Dios bendijo en los primeros pasos de organización y evangelización después de la resurrección (como Hechos deja claro). Sin embargo, este liderazgo no sólo tenía relación con el papel único de Pedro en la historia redentora (tan único que no podía transmitirse), sino que la autoridad del Evangelio extendida a él (16:18-19), también se extiende a todos los apóstoles (18:18). Esto es lo que deberíamos esperar: en otros pasajes, se nos dice que la iglesia se ha edificado sobre el fundamento de profetas y apóstoles (Ef. 2:20, cursivas añadidas). Tal como lo expresa la antigua fórmula, Pedro era primus inter pares, primero entre iguales.

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Josué 8
La conquista de Hai
9  Entonces el SEÑOR dijo a Josué: «No temas ni te acobardes. Toma contigo a todo el pueblo de guerra y levántate, sube a Hai. Mira, he entregado en tu mano al rey de Hai, su pueblo, su ciudad y su tierra. Harás con Hai y con su rey lo mismo que hiciste con Jericó y con su rey. Tomarán para ustedes como botín solamente los despojos y el ganado. Prepara una emboscada a la ciudad detrás de ella».
Josué se levantó con todo el pueblo de guerra para subir a Hai. Y escogió Josué 30,000 hombres, valientes guerreros, y los envió de noche.
Josué les dio órdenes, diciéndoles: «Miren, ustedes van a poner emboscada a la ciudad por detrás de ella. No se alejen mucho de la ciudad, sino estén todos alerta. Entonces yo y todo el pueblo que me acompaña nos acercaremos a la ciudad. Cuando ellos salgan a nuestro encuentro como la primera vez, nosotros huiremos delante de ellos, y ellos saldrán tras nosotros hasta que los hayamos alejado de la ciudad, porque dirán: “Huyen ante nosotros como la primera vez”. Huiremos, pues, ante ellos. Ustedes saldrán de la emboscada y se apoderarán de la ciudad, porque el SEÑOR su Dios la entregará en sus manos. Cuando hayan tomado la ciudad, le prenderán fuego. Lo harán conforme a la palabra del SEÑOR. Miren que yo se lo he mandado».
Josué los envió, y fueron al lugar de la emboscada y se quedaron entre Betel y Hai, al occidente de Hai; pero Josué pasó la noche entre el pueblo.
10 Josué se levantó muy de mañana, pasó revista al pueblo y subió con los ancianos de Israel frente al pueblo de Hai. 11 Entonces todos los hombres de guerra que estaban con él subieron y se acercaron, y llegaron frente a la ciudad, y acamparon al lado norte de Hai. Había un valle entre él y Hai. 12 Josué tomó unos 5,000 hombres y los puso en emboscada entre Betel y Hai, al occidente de la ciudad. 13 Y apostaron al pueblo: todo el ejército que acampó al norte de la ciudad, y su retaguardia que acampó al occidente de la ciudad. Y Josué pasó aquella noche en medio del valle.
14 Al ver esto el rey de Hai, los hombres de la ciudad se apresuraron, se levantaron temprano y salieron para enfrentarse a Israel en batalla, él y todo su pueblo, en el lugar señalado frente a la llanura del desierto, sin saber que había una emboscada contra él por detrás de la ciudad. 15 Josué y todo Israel se fingieron vencidos delante de ellos, y huyeron camino del desierto. 16 Y todo el pueblo que estaba en la ciudad fue llamado para perseguirlos, y persiguieron a Josué, y se alejaron de la ciudad. 17 No quedó hombre en Hai o Betel que no saliera tras Israel, y dejaron la ciudad sin protección por perseguir a Israel.
18 Entonces el SEÑOR dijo a Josué: «Extiende la jabalina que está en tu mano hacia Hai, porque la entregaré en tu mano». Y Josué extendió hacia la ciudad la jabalina que estaba en su mano. 19 Los que estaban emboscados se levantaron rápidamente de su lugar, y corrieron cuando él extendió su mano, entraron en la ciudad y se apoderaron de ella, inmediatamente le prendieron fuego a la ciudad.
20 Cuando los hombres de Hai se volvieron y miraron, vieron que el humo de la ciudad subía al cielo y no tenían lugar adónde huir, ni por un lado ni por el otro, porque el pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió contra sus perseguidores. 21 Al ver Josué y todo Israel que los emboscados habían tomado la ciudad y que el humo de la ciudad subía, se volvieron y comenzaron a matar a los hombres de Hai.
22 Y los de la emboscada salieron de la ciudad a su encuentro, así que los de Hai quedaron en medio de Israel, unos por un lado y otros por el otro. Los mataron hasta no quedar de ellos ni sobreviviente ni fugitivo. 23 Pero al rey de Hai lo tomaron vivo, y lo trajeron a Josué.
24 Cuando Israel acabó de matar a todos los habitantes de Hai en el campo y en el desierto, adonde ellos los habían perseguido y todos habían caído a filo de espada hasta ser exterminados, todo Israel volvió a Hai y la hirieron a filo de espada. 25 El total de los que cayeron aquel día, tanto hombres como mujeres, fue de 12,000; todo el pueblo de Hai.
26 Josué no retiró su mano con la cual tenía extendida la jabalina, hasta que hubo exterminado por completo a todos los habitantes de Hai. 27 Solo el ganado y los despojos de aquella ciudad tomó Israel para sí como botín, conforme a la palabra que el SEÑOR había ordenado a Josué.
28 Josué incendió la ciudad de Hai y la convirtió en un montón de ruinas para siempre, en una desolación hasta el día de hoy. 29 También colgó al rey de Hai en un árbol hasta la tarde. A la puesta del sol Josué dio orden que bajaran su cadáver del árbol. Lo arrojaron a la entrada de la puerta de la ciudad y levantaron sobre él un gran montón de piedras que permanece hasta el día de hoy.

La lectura de la ley

30 Entonces Josué edificó un altar al SEÑOR, Dios de Israel, en el monte Ebal, 31 tal como Moisés, siervo del SEÑOR, había ordenado a los israelitas, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras sin labrar, sobre las cuales nadie había alzado herramienta de hierro. Sobre él ofrecieron holocaustos al SEÑOR y sacrificaron ofrendas de paz.
32 Allí, sobre las piedras, Josué escribió una copia de la ley que Moisés había escrito, en presencia de los israelitas. 33 Todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a ambos lados del arca, delante de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, tanto el extranjero como el nativo. La mitad de ellos estaba frente al monte Gerizim, y la otra mitad frente al monte Ebal, tal como Moisés, siervo del SEÑOR, había ordenado la primera vez, para que bendijeran al pueblo de Israel.
34 Después Josué leyó todas las palabras de la ley, la bendición y la maldición, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley. 35 No hubo ni una palabra de todo lo que había ordenado Moisés que Josué no leyera delante de toda la asamblea de Israel, incluyendo las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos.

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Salmo 139
LIBRO QUINTO
Omnipresencia y omnisciencia del SEÑOR
Para el director del coro. Salmo de David.
139 Oh SEÑOR, Tú me has escudriñado y conocido. Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; Desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso, Y conoces bien todos mis caminos. Aun antes de que haya palabra en mi boca, Oh SEÑOR, Tú ya la sabes toda. Por detrás y por delante me has cercado, Y Tu mano pusiste sobre mí. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Es muy elevado, no lo puedo alcanzar.
¿Adónde me iré de Tu Espíritu, O adónde huiré de Tu presencia? Si subo a los cielos, allí estás Tú; Si en el Seol preparo mi lecho, allí Tú estás. Si tomo las alas del alba, Y si habito en lo más remoto del mar, 10 Aun allí me guiará Tu mano, Y me tomará Tu diestra. 11 Si digo: «Ciertamente las tinieblas me envolverán, Y la luz a mi alrededor será noche»; 12 Ni aun las tinieblas son oscuras para Ti, Y la noche brilla como el día. Las tinieblas y la luz son iguales para Ti.
13 Porque Tú formaste mis entrañas; Me hiciste en el seno de mi madre. 14 Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; Maravillosas son Tus obras, Y mi alma lo sabe muy bien. 15 No estaba oculto de Ti mi cuerpo, Cuando en secreto fui formado, Y entretejido en las profundidades de la tierra. 16 Tus ojos vieron mi embrión, Y en Tu libro se escribieron todos Los días que me fueron dados, Cuando no existía ni uno solo de ellos.
17 ¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, Tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! 18 Si los contara, serían más que la arena; Al despertar aún estoy contigo. 19 ¡Oh Dios, si Tú hicieras morir al impío! Por tanto, apártense de mí, hombres sanguinarios. 20 Porque hablan contra Ti perversamente, Y Tus enemigos toman Tu nombre en vano. 21 ¿No odio a los que te aborrecen, SEÑOR? ¿Y no me repugnan los que se levantan contra Ti? 22 Los aborrezco con el más profundo odio; Se han convertido en mis enemigos.
23 Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis inquietudes. 24 Y ve si hay en mí camino malo, Y guíame en el camino eterno.

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Jeremías 2
Apostasía de Israel

2  Y vino a mí la palabra del SEÑOR: «Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: “Así dice el SEÑOR:
‘De ti recuerdo el cariño de tu juventud, Tu amor de novia, De cuando me seguías en el desierto, Por tierra no sembrada. -’Santo era Israel para el SEÑOR, Primicias de Su cosecha; Todos los que comían de ella se hacían culpables; El mal venía sobre ellos’, declara el SEÑOR”».
Oigan la palabra del SEÑOR, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dice el SEÑOR:
«¿Qué injusticia hallaron en Mí sus padres, Para que se alejaran de Mí Y anduvieran tras lo vano y se hicieran vanos? Tampoco dijeron: “¿Dónde está el SEÑOR Que nos hizo subir de la tierra de Egipto, Que nos condujo por el desierto, Por una tierra de lugares desolados y barrancos, Por una tierra seca y tenebrosa, Una tierra por la que nadie pasó Y donde ningún hombre habitó?”. Yo los traje a ustedes a una tierra fértil, Para que comieran de su fruto y de sus delicias. Pero vinieron y contaminaron Mi tierra, Y de Mi heredad hicieron abominación. Los sacerdotes no dijeron: “¿Dónde está el SEÑOR?”. Los que se ocupaban de la ley no me conocieron, Los gobernantes se rebelaron contra Mí, Y los profetas profetizaban por Baal, Y andaban tras cosas que no aprovechan.
»Por tanto, aún lidiaré con ustedes», declara el SEÑOR, «También con los hijos de sus hijos lidiaré. 10 Pasen, pues, a las islas de Quitim y vean; Envíen gente a Cedar y observen atentamente, Y vean si ha habido cosa semejante: 11 ¿Ha cambiado alguna nación sus dioses, Aunque esos no son dioses? Pues Mi pueblo ha cambiado su gloria Por lo que no aprovecha. 12 Espántense, oh cielos, por esto, Y tiemblen, queden en extremo desolados», declara el SEÑOR. 13 «Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí, Fuente de aguas vivas, Y han cavado para sí cisternas, Cisternas agrietadas que no retienen el agua.
14 »¿Acaso Israel es un esclavo o un siervo nacido en casa? ¿Por qué se ha convertido en presa? 15 Contra él rugieron los leoncillos, Fuertemente rugieron, Y han hecho de su tierra una desolación; Sus ciudades están quemadas, sin habitantes. 16 Incluso los hombres de Menfis y de Tafnes Te han afeitado la coronilla. 17 ¿No te ha sucedido esto Por haber dejado al SEÑOR tu Dios, Cuando Él te guiaba por el camino? 18 Y ahora, ¿qué haces en el camino a Egipto Para beber las aguas del Nilo? ¿O qué haces en el camino a Asiria Para beber las aguas del Éufrates? 19 Te castigará tu propia maldad, Y tus apostasías te condenarán. Reconoce, pues, y ve que es malo y amargo El dejar al SEÑOR tu Dios, Y no tener temor de Mí», declara el Señor, DIOS de los ejércitos.
20 «Porque desde hace tiempo rompí tu yugo Y arranqué tus coyundas; Pero dijiste: “No serviré”. Porque sobre toda colina alta Y bajo todo árbol frondoso Te echabas como ramera. 21 Pero Yo te planté como vid escogida, Toda ella de semilla genuina. ¿Cómo, pues, te has convertido delante de Mí En un sarmiento degenerado de una vid extraña? 22 Aunque te laves con lejía Y uses mucho jabón, La mancha de tu iniquidad está aún delante de Mí», declara el Señor DIOS. 23 «¿Cómo puedes decir: “No estoy manchada, No me he ido tras los Baales”? Mira tu proceder en el valle, Reconoce lo que has hecho. Eres una camella joven y liviana que enreda sus pasos, 24 Asna montés acostumbrada al desierto, Que en su ardor olfatea el viento. En la época de su celo ¿quién la puede refrenar? Todos los que la busquen, no se tienen que fatigar, En su mes la hallarán. 25 Guarda tus pies de andar descalzos Y tu garganta de la sed. Pero tú dijiste: “Es en vano. ¡No! Porque amo a los extraños, Y tras ellos andaré”. 26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, Así se ha avergonzado la casa de Israel: Ellos, sus reyes, sus príncipes, Sus sacerdotes y sus profetas. 27 Son los que dicen al leño: “Mi padre eres tú”, Y a la piedra: “Tú me engendraste”. Porque ellos me han dado las espaldas, Y no el rostro; Pero en el tiempo de su calamidad dirán: “Levántate y sálvanos”. 28 Pero ¿dónde están tus dioses, Los que hiciste para ti? Que se levanten, a ver si pueden salvarte En el tiempo de tu calamidad; Porque según el número de tus ciudades Son tus dioses, oh Judá.
29 »¿Por qué contienden conmigo? Todos ustedes se han rebelado contra Mí», declara el SEÑOR. 30 «En vano he herido a sus hijos, No han aceptado corrección. La espada de ustedes ha devorado a sus profetas Como león destructor. 31 ¡Oh generación, atiendan a la palabra del SEÑOR! ¿He sido Yo un desierto para Israel, O una tierra de densa oscuridad? ¿Por qué dice Mi pueblo: “Vaguemos libremente; No vendremos más a Ti”? 32 ¿Se olvida una virgen de sus adornos, O una novia de su atavío? Pues Mi pueblo me ha olvidado Por innumerables días. 33 ¡Qué bien preparas tu camino Para buscar amor! Por eso aun a las malvadas Has enseñado tus caminos. 34 También en tus faldas se halla Sangre de la vida de pobres inocentes; No los encontraste forzando la entrada. Pero a pesar de todo esto, 35 Aún dices: “Soy inocente, Ciertamente Su ira se ha apartado de mí”. Por tanto, entraré en juicio contigo Porque dices: “No he pecado”. 36 ¿Por qué das tantas vueltas Cambiando tu camino? También por Egipto serás avergonzada Como fuiste avergonzada por Asiria. 37 También de allí saldrás Con las manos en la cabeza; Porque el SEÑOR ha desechado a aquellos en quienes confías, Y no prosperarás con ellos».

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Mateo 16
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Fariseos y saduceos piden señal
16 Entonces los fariseos y los saduceos se acercaron, y poniendo a prueba a Jesús, le pidieron que les mostrara una señal del cielo. Pero Él les dijo: «Al caer la tarde ustedes dicen: “Hará buen tiempo, porque el cielo está rojizo”. Y por la mañana: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y amenazador”. ¿Saben ustedes discernir el aspecto del cielo, pero no pueden discernir las señales de los tiempos? Una generación perversa y adúltera busca una señal, y no se le dará señal, sino la señal de Jonás». Y dejándolos, se fue.

La levadura de los fariseos y saduceos

Los discípulos, al pasar al otro lado, se habían olvidado de tomar panes. Entonces Jesús les dijo: «Estén atentos y cuídense de la levadura de los fariseos y saduceos». Y ellos discutían entre sí, diciendo: «Lo dice porque no tomamos panes».
Pero Jesús, dándose cuenta, dijo: «Hombres de poca fe, ¿por qué discuten entre ustedes que no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni recuerdan los cinco panes para los cinco mil, y cuántas cestas recogieron? 10 ¿Ni los siete panes para los cuatro mil, y cuántas canastas recogieron? 11 ¿Cómo es que no entienden que no les hablé de los panes? Pero cuídense de la levadura de los fariseos y saduceos».
12 Entonces entendieron que Él no les había dicho que se cuidaran de la levadura de los panes, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.

La confesión de Pedro

13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a Sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?». 14 Y ellos respondieron: «Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o alguno de los profetas». 15 «Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?», les preguntó* Jesús. 16 Simón Pedro respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente».
17 Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos. 18 Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos». 20 Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él era el Cristo.

Jesús anuncia Su muerte y resurrección

21 Desde entonces Jesucristo comenzó a declarar a Sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22 Tomando aparte a Jesús, Pedro lo reprendió: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá». 23 Pero volviéndose Él, dijo a Pedro: «¡Quítate de delante de Mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres».

Condiciones para seguir a Jesús

24 Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que me siga. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará. 26 Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? 27 Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de Su Padre con Sus ángeles, y ENTONCES RECOMPENSARÁ A CADA UNO SEGÚN SU CONDUCTA.
28 »En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí que no probarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre venir en Su reino».

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