Palabras a un predicador desanimado

Cómo vencer el temor al hombre (Predicación)

En más de una ocasión he hallado consuelo y ánimo en estas palabras de Martín Lutero, útiles para predicadores y pastores que necesitan más ánimo ante la tarea que tienen asignada por Dios:

Si Pedro y Pablo estuvieran aquí, te regañarían porque de inmediato deseas ser tan hábil como ellos. Arrastrarse es algo, incluso si uno no puede caminar. Haz tu mejor esfuerzo. Si no puedes predicar una hora, entonces predica media hora o un cuarto de hora. No trates de imitar a otras personas. Enfócate en los puntos más cortos y simples, que son el corazón del asunto, y deja el resto a Dios. Mira únicamente a Su honor y no a los aplausos. Ora para que Dios te dé una boca, y para que le dé los oídos de tu audiencia. Puedo decirte que predicar no es un trabajo del hombre.

Aunque soy adulto [Lutero tenía cuarenta y ocho años] y tengo experiencia, tengo temor cada vez que tengo que predicar o que tengo que cantar. Seguramente descubrirás tres cosas: primero, habrás preparado tu sermón tan diligentemente como sabes, y se deslizará entre tus dedos como agua; en segundo lugar, puedes abandonar tu bosquejo y Dios te dará gracia. Predicarás lo mejor que puedas. La audiencia estará complacida, pero tú no lo estarás. Y, en tercer lugar, cuando no hayas podido avanzar con anticipación, predicarás de manera aceptable tanto a tus oyentes como a ti mismo. Así que ora a Dios y deja todo el resto a Él.


Exit mobile version