Reflexiones

Sigamos las huellas que nos dejó nuestro maestro

La Escritura nos narra en el Evangelio de Marcos que nuestro Señor Jesucristo hace el siguiente llamado:

“Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.  Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. (Marcos 8: 34-38)”

En nuestro caminar por esta vida, en muchas ocasiones tomamos el ejemplo de las personas que más admiramos, pero si décimos creer en Jesús, debiese ser Él la principal persona a la cual debiéramos admirar.

Si decidimos seguir sus pasos como un discípulo más, primeramente, debemos aprender de Sus enseñanzas e imitar sus ejemplos, pero por, sobre todo, debemos buscar que otros más le puedan conocer, ya que la salvación de ellos depende de esta misión que nos dejó nuestro Señor Jesucristo.

Nuestro Señor Jesucristo, a través de Sus enseñanzas, nos indica claramente que, si deseamos salvar nuestras almas, debemos seguirle sin oponernos a Su voluntad y a Su soberanía, permitiéndole entrar a nuestras vidas, además debemos tratar de cambiar nuestras prioridades humanistas para seguirlo a Él

Entonces les invito a comenzar nuestro seguimiento detrás de los pasos de nuestro Señor Jesucristo y sus bellas enseñanzas, porque Él será quien nos llevará a la morada donde viviremos por la eternidad junto a Él.

En muchas ocasiones seguimos a alguien cuando estamos convencidos de que esa persona es un modelo de vida a seguir o es un buen ejemplo para nosotros y pensamos que al tratar de imitar su vida nos convertiremos en mejores personas.

Este cambio que nos ofrece el mundo se ve atractivo y nos encandila llevándonos a ser imitadores de dichas personas, pero al poco caminar nos damos cuenta de que estamos viviendo la vida de esas personas y nuestra identidad se comienza a diluir en una nube que no podemos distinguir con claridad quiénes somos en realidad.

Pero tú y yo, que hemos creído en nuestro Señor Jesucristo y creemos que la única persona por la que vale la pena entregar nuestras vidas es Él, es porque de nuestro Señor depende nuestra salvación.

El seguir a Jesús es tomar una decisión consciente y racional de abandonar nuestra antigua manera de vivir en medio de las tinieblas y entrar en la brillantez de Su luz.

La Escritura nos dice:

“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12).

El tomar la correcta decisión de seguir a nuestro Señor Jesucristo es decidir ser un verdadero discípulo suyo, ya que, sin Él como nuestro líder supremo, nuestras vidas vivirán en tinieblas y caminamos sin rumbo hacia un despeñadero sin fondo.

Cuando meditamos. en la Palabra de Dios, sentimos que las tinieblas en nuestras vidas se van disipando y vemos cómo sus enseñanzas nos muestran el terreno firme por donde debemos seguirle y la razón es muy simple de entender, ya que nuestro caminar estará cimentado tras los pasos de Jesús.

Al seguir los pasos de Jesús no estaremos libres de problemas y una condición para seguirlo es cargar cada día con la cruz, pues un cristiano sin cruz no existe. Pero lo que nos debe animar es que nuestro Señor nos dejó una gran promesa y es que Él nunca nos dejará solos, ni nos abandonará.

Tal vez nuestro andar será pedregoso, pero Él siempre irá al frente indicándonos el camino correcto y cuando desfallezcamos, Él se pondrá a nuestro lado para reconfortarnos y brindarnos Su infinito amor.

La Escritura reafirma esta idea y nos dice:

“Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides. (Deuteronomio 31:8).”

El querer vivir una vida cristiana sin seguir a Cristo, definitivamente nos aleja de nuestra salvación y transforma nuestro sentir y nuestro esfuerzo en solo una de las tantas religiones que existen en el mundo.

Nuestro Señor Jesucristo vino a este mundo, para guiarnos y mostrarnos el verdadero camino que nos llevará a las puertas de los cielos.

Jesús nos dijo que Él era el camino y que sólo a través de Él podemos llegar al Padre.

¿Este mundo podrá ofrecerte algo más importante que el destino que nos ofrece nuestro Señor Jesucristo?

Si analizamos esta pregunta, podemos darnos cuenta de que en este mundo tendremos muchas distracciones y encontraremos caminos que se mostrarán en apariencia más atractivos que el que nos ofrece nuestro Señor, pero al final de cuenta son espejismos que cuando se diluyen nos sentimos perdidos y nos desvían del verdadero camino que nuestro Señor Jesucristo ha preparado para todos nosotros. Por lo mismo debemos pedir en oración y en comunión con Dios para no desviarnos del sendero que nos marcó nuestro Señor Jesucristo.

Nuestro Dios será nuestra luz en medio de la sombra de la noche, y al ver su resplandor podremos seguir el camino correcto, y en este sentido, La Escritura dice:

“La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. (Juan 1:5)”

Él nos llamó a ser pescadores de hombres y nuestra misión debe ser que muchos más también le conozcan y puedan seguirle por el camino que él marcó con Sus pasos. y La Escritura hace mención a este llamado:

“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. (Mateo 4:19).”

Por lo tanto, mis queridos hermanos, sigamos a nuestro Señor Jesucristo y Sus enseñanzas, pues solo así podremos salvar nuestras almas y la de muchos más.

En palabras simples, nuestro Señor Jesucristo nos dejó marcado el camino con Sus huellas que nos llevaran a la casa del Padre Celestial

Tal vez en todo este momento te has estado preguntando.

¿Qué debo hacer?

Y la respuesta es muy simple, debes imitar la vida de nuestro Señor Jesucristo, tratando de ser fieles a Sus enseñanzas y lo que siempre debemos considerar es que para ser un buen discípulo de Jesús debemos tomar Su vida como ejemplo para la nuestra, solo de esta manera le seremos fieles a nuestro Dios y podremos estar junto a Él desde hoy y por la eternidad.

La Escritura reafirma esta idea en el Evangelio de S. Juan y nos dice:

“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará. (Juan 12:26)”

Si entendió este mensaje y lo estamos aplicando en nuestras vidas, tengamos preocupación por los hermanos en Cristo que están aprendiendo y por las personas que aún no conocen a nuestro Señor Jesucristo, pues todos estamos llamados a seguir Sus pasos y por esta razón debe ser nuestra misión por amor a Él que muchos más lo puedan conocer y puedan salvar sus almas de una condenación eterna.

𝑸𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝑫𝒊𝒐𝒔 𝒂𝒏̃𝒂𝒅𝒂 𝒃𝒆𝒏𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒓𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏

Que Dios te cuide y bendiga junto a tus seres queridos y anúnciale al mundo que nuestro Señor Jesucristo vive y espera con Sus manos amorosas por el que quiera conocerle.


FRANKLIN MIRABAL, es miembro líder de la Iglesia Asamblea de Dios Central de la ciudad de Higüey, Rep. Dom.

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