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¿Cuál es la mejor traducción de la Biblia al español?

Si visitas el sitio web de BibleGateway para leer la Biblia, encontrarás 19 versiones de la Biblia en español en este momento. Para un nuevo creyente, este número de opciones puede ser abrumador. ¿Por qué hay tantas versiones? ¿Cómo podemos escoger una para leer? En este artículo trataremos estas preguntas.

Pero primero, debemos alegrarnos de contar con tantas versiones disponibles. Según la organización Wycliffe, una de cada cinco personas en el mundo no cuenta con una traducción de la Biblia en su idioma. ¡Nosotros debemos sentirnos bendecidos con tantas versiones!

Tristemente, para algunos el asunto de las versiones de la Biblia es un tema de división en vez de una fuente de gozo. Si Pablo se regocijaba de que Cristo fuera predicado incluso por envidia (Fil 1:15), creo que también debemos gozarnos en la multitud de versiones que tenemos. Pablo exhorta a Tito a evitar las controversias necias y a no causar divisiones (Tit 3:9-10), y algunas peleas sobre versiones de la Biblia están en esa categoría.

Por supuesto, no todas las traducciones son iguales en fidelidad. Por ejemplo, la Traducción del Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová tergiversa las Escrituras en muchos pasajes, especialmente en aquellos sobre la deidad del Señor Jesús.

¿Por qué hay tantas versiones diferentes?

Dejando a un lado el tipo de traducciones que tergiversan o quitan y añaden cosas, ¿qué hace que tengamos tantas versiones diferentes de la Biblia? Básicamente hay dos factores que generan las diferencias: 1) los textos usados para la traducción y 2) la filosofía de traducción.

1) Los textos usados

El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo y arameo y el Nuevo Testamento en griego. No tenemos los manuscritos originales hoy en día, pero sí contamos con manuscritos de excelente calidad en los cuales se basan diferentes traducciones.
Si entendemos que ninguna traducción es totalmente perfecta, eso nos ayudará a ver las fortalezas y las debilidades de cada versión
 
Por ejemplo, la primera edición de la Reina-Valera —la versión en español más usada entre los cristianos evangélicos de hoy en día— fue publicada en 1602 y se basa mayormente en el texto griego conocido como el Texto Recibido (Textus Receptus). Este texto fue editado por Erasmo, un célebre filósofo y teólogo cristiano del siglo XVI. Dios ha usado mucho el Texto Recibido, pero tenemos que admitir que Erasmo no contaba con muchos manuscritos, ni con todos los avances de la crítica textual de hoy (para una introducción al tema, lee este otro artículo).[1]

Algunas versiones modernas (como la Nueva Versión Internacional [NVI] y la Nueva Traducción Viviente), en cambio, se basan en un texto crítico. En un texto crítico, los estudiosos comparan los manuscritos disponibles para determinar el texto original, al examinar la evidencia externa (los manuscritos) y la evidencia interna (los méritos de cada variante).[2] Obviamente, podríamos profundizar más en este tema, pero miremos un ejemplo en Romanos 10:17:
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Reina-Valera 1960).
“Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo” (NVI).

La crítica textual nos ayuda a determinar que la lectura original era “Cristo”, pero como puedes apreciar, la diferencia no es grande.[3] La mayoría de las variantes son de este tipo y no cambian el sentido del texto. De hecho, me gusta cómo algunas de las versiones en español que tenemos incluyen notas al pie de la página cuando hay variantes importantes en los manuscritos (como en el final de Marcos 16).

La crítica textual también se usa en el Antiguo Testamento, pero normalmente no resulta en diferencias significativas entre las versiones. Esto se debe a que hay muchos menos manuscritos hebreos y a que ellos fueron hechos con sumo cuidado. En las versiones modernas, se toman en cuenta los rollos del mar Muertola Septuaginta (una traducción del Antiguo Testamento al griego) y otras versiones para decidir sobre algunas dificultades en el texto hebreo.

Es importante considerar los textos que forman la base de la versión que usamos. Una forma de averiguarlo es leer el prefacio de la versión. Desde mi perspectiva, las versiones modernas tienen la ventaja en este sentido, pero eso no impide que use la Reina-Valera. Si entendemos que ninguna traducción es totalmente perfecta, eso nos ayudará a ver las fortalezas y las debilidades de cada versión.

2) La filosofía de traducción

El segundo factor que hace que las versiones sean diferentes es la filosofía de traducción usada. ¿Cómo debemos traducir? Se suele hablar de dos escuelas de traducción: la equivalencia formal y la equivalencia funcional. La gente por lo general se refiere a la equivalencia formal como más “literal” y a la funcional como más “dinámica” (aunque considero que estos términos tienen sus debilidades).

A grandes rasgos, el método de la equivalencia formal busca ceñirse más a las funciones gramaticales del texto original, mientras que la equivalencia funcional trata de comunicar el significado del texto en términos gramaticales del idioma al cual se traduce, tomando en cuenta un rango más amplio de factores involucrados en la comunicación.
Miremos el ejemplo de 1 Tesalonicenses 4:13:

Equivalencia más formal: “Pero no queremos, hermanos, que ignoren acerca de los que duermen, para que no se entristezcan como lo hacen los demás que no tienen esperanza” (Nueva Biblia de las Américas, NBLA).
Equivalencia más funcional: “Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza” (NVI).

En este ejemplo vemos varias diferencias interesantes. La NBLA sigue más de cerca el orden del griego e incluye la palabra “Pero”, que traduce un conector en griego, para indicar una transición a otro tema, mientras que la NVI pone “Hermanos” al frente para marcarla. La NVI incluye las palabras “lo que va a pasar” y así hace visible algo implícito en el griego.
Es importante tener una copia de la versión que se usa en tu iglesia y también tener el hábito de comparar entre distintas versiones
 
También notamos que la NVI traduce con una forma del verbo “morir” en vez de “dormir”. Este es un ejemplo sencillo de cómo la equivalencia funcional pone más énfasis en el uso estándar del idioma al cual se traduce, y cómo la equivalencia formal pone más énfasis en mantener un sentido “literal” del idioma original (según el Diccionario de la Real Academia Española, “dormir” no tiene una acepción que signifique “morir” en español).
Entonces, ¿cuál de estas dos traducciones es mejor? Las dos son valiosas porque nos ayudan a entender diferentes aspectos del versículo: Con una traducción formal captamos con más facilidad la estructura del original y con una traducción funcional el significado en nuestro idioma. Lo cual nos lleva a nuestra última pregunta.

¿Cuál versión debemos usar?

No hay una sola respuesta a esta interrogante, pero creo que es importante tener una copia de la versión que se usa en tu iglesia y también tener el hábito de comparar entre distintas versiones.
Algunas son más fáciles de leer. Si el estilo de la versión que usas se te hace difícil, busca otra versión. En mi caso, empecé mi vida cristiana con una Biblia King James en inglés, pero no entendía su estilo anticuado. Cuando recibí otra versión, casi grito: “¡Guau! ¡Por fin puedo entender la Biblia!”. Para algunos, el uso de “vosotros” puede ser difícil y una versión que usa “ustedes” será más fácil de entender.

Otra idea que recomiendo es escoger una versión diferente para leer toda la Biblia en un año. Yo lo he hecho con la Reina-Valera, La Biblia de las Américas y la Nueva Versión Internacional. Con cada lectura he aprendido muchas cosas nuevas. Gracias al Señor, tenemos muchas versiones excelentes. Así que, ¡toma y lee!

[1] Es difícil saber cuántos manuscritos del Nuevo Testamento tenía Erasmo, pero los estudiosos calculan que tenía menos de doce. También es difícil saber cuántos manuscritos están disponibles hoy en día, pero, siendo conservadores, podemos decir que hay más de 5200 manuscritos griegos. Elijah Hixson y Peter Gurry, eds., Myths and Mistakes in New Testament Textual Criticism (Downers Grove, IL: IVP).
[2] Hay varios libros sobre este tema. Un ejemplo sería: Ernst Walder, Una introducción a la crítica textual del Nuevo Testamento (Lima: Ediciones Puma, 2020).
[3] Las notas de la NET Bible (en inglés) son excelentes sobre la crítica textual.

Jonathan Boyd es misionero con ABWE (Association of Baptists for World Evangelism) y uno de los pastores en la Iglesia Cristiana Bautista Impacto Bíblico, en Santa Marta, Colombia. Es casado y padre de cuatro hijos. Tiene dos maestrías de Faith Baptist Theological Seminary (Ankeny, Iowa, Estados Unidos) y una de la Universidad de Birmingham (Reino Unido). Puedes seguirlo en Twitter @Joncolombia75.

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