Plan

Lectura de Hoy

22-11-2023

Devocional

Devocional: Jonás 1

Independientemente de cuándo se escribiera el libro de este profeta, a Jonás mismo se le puede rastrear con bastante precisión. Según 2 Reyes 14:25Jonás, hijo de Amitay, era un profeta de Gat Hefer, que predijo el éxito militar del rey Jeroboam II (aprox. 793-753 a.C.). Si uno tuviera que jugar y preguntar qué vínculo común nos viene a la mente cuando se pronuncia el nombre de Jonás, probablemente la mayoría de las personas responderían “un pez grande” o “ballena” o cosas por el estilo. Con todo, no deberíamos olvidar que el gran pez ocupa el interés textual tan solo durante tres versículos, tres de cuarenta y ocho. El comentario de G. Campbell Morgan sigue siendo adecuado. “Los hombres han mirado con tanta fuerza al gran pez que han dejado de ver al gran Dios”.

La grandeza de Dios queda realzada por la doble confesión de Jonás (1:9; 4:2). Aquí reflexionamos sobre la primera: “Soy hebreo y temo al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme”.

(1) Desde nuestra perspectiva, como desde la de Jonás, esto confiesa que Dios lo hizo todo, que es el Señor Soberano sobre todo el universo. Probablemente, los marineros paganos no entendieron demasiado. Para ellos, los dioses tienen varios dominios. Si este hebreo afirma que el Dios del cual está huyendo es el Creador del mar (sea lo que sea), para ellos esta declaración ganaría credibilidad precisamente por la tormenta.

(2) Pero, para Jonás (y para nosotros), la afirmación tiene otros dos matices. Primero: Dios no sólo ha creado el mar, sino todas las cosas; y está a cargo de todo. Por tanto, no hay escapatoria de este Dios. Incluso si Jonás hubiera encontrado un camino para llegar hasta la orilla sano y salvo, este Dios le habría seguido hasta cualquier lugar. Jonás reconoce con dolor que no hay escapatoria de este Dios si las “huestes celestiales” te siguen el rastro y deciden que no vas a escapar. Por esta razón, invita a la muerte. Segundo: la pura grandeza de Dios es lo que hace que su determinación tenga sentido al dar a la perversa ciudad de Nínive la oportunidad de volverse de su pecado. Si el monoteísmo es cierto, si no hay más que un Dios, entonces, en algún sentido, él tiene que ser el Dios de todo y no sólo del pueblo del pacto. Esto es algo que Jonás no podía soportar. Podía ver que, justo por el horizonte de Asiria, aparecería un enemigo formidable de su propio pueblo, el pueblo de Dios, y aquí tenemos a un dios que da una amplia oportunidad de arrepentimiento.

(3) Desde una perspectiva canónica, una vez más tenemos al Dios misionero más comprometido con llegar hasta los “de afuera” de lo que está su propio pueblo. Aquí también prepara el terreno, paso a paso, para la Gran Comisión que manda a los creyentes proclamar las buenas nuevas de Jesucristo por todo el mundo.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 1 Crónicas 17

1 Crónicas 17 es un paralelo bastante cercano de 2 Samuel 7. En ambos pasajes, David expresa su deseo de edificar una “casa” a Dios. El profeta Natán aprueba inicialmente el proyecto, pero luego, habiendo recibido una revelación explícita de Dios, le presenta a David un cuadro muy distinto. No es que David le construirá una “casa” a Dios, sino que Dios le construirá una “casa” a David; es decir, una “familia” (como la palabra original es ambigua, el juego de significados es intencionado). La “casa” que Dios le edificará a David es la dinastía davídica. El linaje de David jamás sufrirá la suerte de Saúl y su estirpe. Cuando la descendencia de David peque, los juicios de Dios serán temporales (17:12-14); el linaje no será destruido.

David responde con una oración conmovedora (17:16-27) que respira gratitud. La oración es maravillosa porque se centra en Dios; David es plenamente consciente de que si a su linaje se le trata de manera distinta que al de Saúl, la diferencia final es la gracia. Así que las últimas palabras de la oración son francamente emotivas y reveladoras: “Tú, Dios mío, le has revelado a tu siervo el propósito de establecerle una dinastía, y por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta súplica. Oh Señor, ¡tú eres Dios y has prometido este favor a tu siervo! Te has dignado bendecir a la familia de tu siervo, de modo que bajo tu protección exista para siempre. Tú, Señor, la has bendecido, y por eso quedará bendita para siempre” (17:25-27).

No debemos olvidar, sin embargo, que estas palabras se tienen que leer como parte de una obra de dos volúmenes—1 y 2 Crónicas—cuyo relato termina en un absoluto desastre para el linaje davídico, con la excepción de los últimos dos versículos de 2 Crónicas, que ofrecen un rayo de esperanza. Hoy día, los ubicamos automáticamente dentro del marco global del relato bíblico y vemos dónde encajan en el patrón que levanta a Jesús, el máximo rey davídico. Pero los primeros lectores no disponían de nuestra perspectiva; tampoco la tenía el compilador desconocido que organizó todos los registros de la corte y de otras fuentes, cubriendo cerca de quinientos años de historia, para crear lo que hoy conocemos como “1 y 2 Crónicas”.

El mero cinismo o la brutalidad de su experiencia en el exilio, pudieron haberles llevado a minimizar las palabras que vemos en 1 Crónicas 17:27: “Te has dignado bendecir a la familia de tu siervo, de modo que bajo tu protección exista para siempre. Tú, Señor, la has bendecido, y por eso quedará bendita para siempre”. En cambio, las palabras les sirvieron de promesa estabilizadora cuando todas sus experiencias recientes parecían contradecirlas. En resumen, nos muestran lo que significa caminar por fe en las promesas de Dios, y no por vista.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2013. Usado con permiso.

1 Crónicas 17

Promesa de Dios a David

17 Cuando David ya moraba en su casa, le dijo al profeta Natán: «Yo habito en una casa de cedro, pero el arca del pacto del SEÑOR está bajo una tienda».

Entonces Natán dijo a David: «Haga todo lo que está en su corazón, porque Dios está con usted». Esa misma noche la palabra de Dios vino a Natán y le dijo: «Ve y dile a Mi siervo David: “Así dice el SEÑOR: ‘Tú no me edificarás casa para que Yo habite en ella. No he morado en una casa desde el día en que hice subir a Israel hasta hoy, sino que he ido de tienda en tienda y de morada en moradaEn todos los lugares donde he andado con todo Israel, ¿he hablado alguna palabra con alguien de los jueces de Israel, a quienes mandé apacentar a Mi pueblo, diciéndoles: “Por qué ustedes no me han edificado una casa de cedro?”’”.

»Ahora pues, así dirás a Mi siervo David: “Así dice el SEÑOR de los ejércitos: ‘Yo te tomé del pastizal, de seguir las ovejas, para que fueras príncipe sobre Mi pueblo Israel. He estado contigo por dondequiera que has ido y he exterminado a todos tus enemigos de delante de ti, y haré de ti un nombre como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Asignaré también un lugar para Mi pueblo Israel, y lo plantaré allí para que habite en su propio lugar y no sea removido más. Tampoco los malvados los oprimirán más como antes, 10 como desde los días que ordené que hubiera jueces sobre Mi pueblo Israel; y someteré a todos tus enemigos. Además te hago saber que el SEÑOR te edificará una casa. 11 Y sucederá que cuando se cumplan tus días para que vayas a estar con tus padres, levantaré a uno de tus descendientes después de ti, que será de tus hijos; y estableceré su reino. 12 Él me edificará una casa, y Yo estableceré su trono para siempre. 13 Yo seré padre para él y él será hijo para Mí; y no quitaré de él Mi misericordia, como la quité de aquel que estaba antes de ti. 14 Sino que lo confirmaré en Mi casa y en Mi reino para siempre, y su trono será establecido para siempre’”». 15 Conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

Oración de David

16 Entonces el rey David entró y se presentó delante del SEÑOR, y dijo: «¿Quién soy yo, oh SEÑOR Dios, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí? 17 aun esto fue poco ante Tus ojos, oh Dios, pues también has hablado de la casa de Tu siervo concerniente a un futuro lejano, y me has considerado conforme a la medida de un hombre excelso, oh SEÑOR Dios. 18 ¿Qué más te puede decir David en cuanto al honor concedido a Tu siervo? Porque Tú conoces a Tu siervo. 19 Oh SEÑOR, por amor a Tu siervo y según Tu corazón, Tú has hecho esta gran cosa para manifestar todas estas grandezas. 20 Oh SEÑOR, no hay nadie como Tú, ni hay Dios fuera de Ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos. 21 ¿Y qué otra nación en la tierra es como Tu pueblo Israel, al cual Dios vino a redimir como pueblo para Sí, a fin de darte un nombre por medio de cosas grandes y terribles, al echar naciones de delante de Tu pueblo, al que rescataste de Egipto? 22 Pues hiciste a Tu pueblo Israel pueblo Tuyo para siempre, y Tú, SEÑOR, has venido a ser su Dios.

23 »Y ahora, SEÑOR, que la palabra que Tú has hablado acerca de Tu siervo y acerca de su casa sea afirmada para siempre. Haz según has hablado. 24 Y sea confirmado y engrandecido Tu nombre para siempre, al decirse: “El SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, es Dios para Israel; y que la casa de Tu siervo David sea establecida delante de Ti”. 25 Porque Tú, Dios mío, has revelado a Tu siervo que le edificarás una casa; por tanto Tu siervo ha hallado ánimo para orar delante de Ti. 26 Ahora pues, SEÑOR, Tú eres Dios, y has prometido bien a Tu siervo. 27 Y ahora, ten a bien bendecir la casa de Tu siervo, a fin de que permanezca para siempre delante de Ti; porque Tú, SEÑOR, la has bendecido, y es bendecida para siempre».

Santiago 4

Guerras y conflictos

4 ¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros? Ustedes codician y no tienen, por eso cometen homicidio. Son envidiosos y no pueden obtener, por eso combaten y hacen guerra. No tienen, porque no piden. Piden y no reciben, porque piden con malos propósitos, para gastarlo en sus placeres.

¡Oh almas adúlteras! ¿No saben ustedes que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O piensan que la Escritura dice en vano: «Dios celosamente anhela el Espíritu que ha hecho morar en nosotros?». Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: «DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS, PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES». Por tanto, sométanse a Dios. Resistan, pues, al diablo y huirá de ustedes.

Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes de doble ánimo, purifiquen sus corazones. Aflíjanse, laméntense y lloren. Que su risa se convierta en lamento y su gozo en tristeza. 10 Humíllense en la presencia del Señor y Él los exaltará.

11 Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino juez de ella12 Solo hay un Legislador y Juez, que es poderoso para salvar y para destruir. Pero tú, ¿quién eres que juzgas a tu prójimo?

La incertidumbre de la vida

13 Oigan ahora, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y pasaremos allá un año, haremos negocio y tendremos ganancia». 14 Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.

15 Más bien, debieran decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 16 Pero ahora se jactan en su arrogancia. Toda jactancia semejante es mala. 17 A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.

Jonás 1

Desobediencia de Jonás

1 La palabra del SEÑOR vino a Jonás, hijo de Amitai: «Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella, porque su maldad ha subido hasta Mí». Jonás se levantó, pero para huir a Tarsis, lejos de la presencia del SEÑOR. Y descendiendo a Jope, encontró un barco que iba a Tarsis, pagó el pasaje y entró en él para ir con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del SEÑOR.

Pero el SEÑOR desató sobre el mar un fuerte viento, y hubo una tempestad tan grande en el mar que el barco estuvo a punto de romperse. Los marineros tuvieron miedo y cada uno clamaba a su dios; y arrojaron al mar la carga que estaba en el barco para aligerarlo. Pero Jonás había bajado a la bodega del barco, se había acostado y dormía profundamente. El capitán se le acercó y le dijo: «¿Cómo es que estás durmiendo? ¡Levántate, invoca a tu Dios! Quizás tu Dios piense en nosotros y no pereceremos». Y cada uno dijo a su compañero: «Vengan, echemos suertes para saber por causa de quién nos ha venido esta calamidad». Y echaron suertes, y cayó la suerte sobre Jonás. Entonces le dijeron: «Decláranos ahora por causa de quién nos ha venido esta calamidad. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?». Él les respondió: «Soy hebreo, y temo al SEÑOR Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra».

10 Los hombres se atemorizaron en gran manera y le dijeron: «¿Qué es esto que has hecho?». Porque ellos sabían que él huía de la presencia del SEÑOR, por lo que él les había declarado. 11 Ellos le preguntaron: «¿Qué haremos contigo para que el mar se calme alrededor nuestro?». Pues el mar se embravecía más y más. 12 Y él les respondió: «Tómenme y láncenme al mar, y el mar se calmará alrededor de ustedes, pues yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre ustedes». 13 Los hombres se pusieron a remar con afán para volver a tierra firme, pero no pudieron, porque el mar seguía embraveciéndose contra ellos. 14 Entonces invocaron al SEÑOR, y dijeron: «Te rogamos, oh SEÑOR, no permitas que perezcamos ahora por causa de la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros sangre inocente; porque Tú, SEÑOR, has hecho como has deseado».

15 Tomaron, pues, a Jonás y lo lanzaron al mar; y el mar cesó en su furia. 16 Y aquellos hombres temieron en gran manera al SEÑOR; ofrecieron un sacrificio al SEÑOR y le hicieron votos.

17 Y el SEÑOR dispuso un gran pez que se tragara a Jonás; y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches.

Lucas 6

Jesús, Señor del día de reposo

6 Aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por unos sembrados, y Sus discípulos arrancaban y comían espigas, restregándolas entre las manos. Pero algunos de los fariseos dijeron: «¿Por qué hacen ustedes lo que no es lícito en el día de reposo?».

Jesús les respondió: «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes consagrados, que a nadie es lícito comer sino solo a los sacerdotes, y dio también a sus compañeros?». También les decía: «El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo».

Jesús sana al hombre de la mano seca

Y en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba; y había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. A fin de encontrar de qué acusar a Jesús, los escribas y los fariseos lo observaban atentamente para ver si sanaba en el día de reposo. Pero Él sabía lo que ellos estaban pensando, y dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ven acá». Y él, levantándose, se puso de pie.

Entonces Jesús les dijo: «Yo les pregunto: ¿es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal; salvar una vida o destruirla?».

10 Después de mirarlos a todos a su alrededor, dijo al hombre: «Extiende tu mano». Y él lo hizo así, y su mano quedó sana. 11 Pero ellos se llenaron de ira, y discutían entre sí qué podrían hacerle a Jesús.

Jesús escoge a los doce apóstoles

12 En esos días Jesús se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. 13 Cuando se hizo de día, llamó a Sus discípulos y escogió doce de ellos, a los que también dio el nombre de apóstoles: 14 Simón, a quien también llamó Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo y Juan; Felipe y Bartolomé; 15 Mateo y Tomás; Jacobo, hijo de Alfeo, y Simón, al que llamaban el Zelote; 16 Judas, hijo de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser traidor.

17 Descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había una gran multitud de Sus discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, 18 que habían ido para oír a Jesús y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos eran curados. 19 Y toda la multitud procuraba tocar a Jesús, porque de Él salía un poder que a todos sanaba.

Las bienaventuranzas

20 Volviendo su vista hacia Sus discípulos, decía: «Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios.

21 »Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán.

22 »Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.

24 »Pero ¡ay de ustedes los ricos! Porque ya están recibiendo todo su consuelo.

25 »¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados! Porque tendrán hambre. ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen! Porque se lamentarán y llorarán.

26 »¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes! Porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.

El amor verdadero y su recompensa

27 »Pero a ustedes los que oyen, les digo: amen a sus enemigos; hagan bien a los que los aborrecen; 28 bendigan a los que los maldicen; oren por los que los insultan. 29 Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica. 30 A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames.

31 »Y así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera. 32 Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33 Si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34 Si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos la misma cantidad.

35 »Antes bien, amen a sus enemigos, y hagan bien, y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos. 36 Sean ustedes misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.

El juicio hacia los demás

37 »No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados. 38 Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir».

39 Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo? 40 Un discípulo no está por encima de su maestro; pero todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro. 41 ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? 42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo”, cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.

43 »Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno. 44 Pues cada árbol por su fruto se conoce. Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza. 45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.

Los dos cimientos

46 »¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”, y no hacen lo que Yo digo? 47 Todo el que viene a Mí y oye Mis palabras y las pone en práctica, les mostraré a quién es semejante: 48 es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó hondo y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el torrente dio con fuerza contra aquella casa, pero no pudo moverla porque había sido bien construida. 49 Pero el que ha oído y no ha hecho nada, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin echar cimiento; y el torrente dio con fuerza contra ella y al instante se desplomó, y fue grande la ruina de aquella casa».

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Verifique también
Close
Back to top button