MinisterioMinisterio de Jóvenes

Spurgeon, el pastor de jóvenes olvidado

Spurgeon no tenía un ministerio juvenil, pero era pastor de jóvenes. El Tabernáculo Metropolitano no tenía un ministerio para estudiantes como podríamos pensar hoy en día, pero Spurgeon se preocupaba profundamente, escribía con frecuencia y hablaba a menudo sobre la importancia y los aspectos prácticos del ministerio hacia la siguiente generación.

Durante su adolescencia, Spurgeon se convirtió y empezó a servir como pastor. En sus escritos y sermones siempre tuvo en cuenta a la siguiente generación. Los pastores, independientemente de su posición, pueden aprender de Spurgeon sobre lo que deben enfatizar en su ministerio a los jóvenes.

La responsabilidad de los padres

Spurgeon reconoció el papel crucial que desempeñan los padres en la formación de la fe de sus hijos. En una carta a los padres de su iglesia, les instaba a no rehuir enseñar a sus hijos su necesidad de un Salvador. Advirtió contra la «religión endeble» que es meramente civil y no se centra en la transformación real que trae el evangelio.

En cambio, Spurgeon decía que los padres debían cumplir el mandato estipulado en Deuteronomio 6. Debían mantener constantemente el evangelio en el primer plano de la educación de sus hijos. Esto significaba ir más allá de alimentar la autoestima de un niño o centrarse en el comportamiento moral; requería conversaciones honestas sobre el pecado y la necesidad de la regeneración. Spurgeon escribió: «No adule al niño con tonterías engañosas acerca de que su naturaleza es buena y necesita desarrollarse. Dígale que debe nacer de nuevo. No lo alienten con la fantasía de su propia inocencia, sino muéstrele su pecado».

Spurgeon extendió su orientación sobre el papel de los padres a los jóvenes de su iglesia. Les animó a escuchar los consejos de sus padres y apreciar el valor de su ejemplo piadoso: «Vengan y oigan lo que el Espíritu de Dios tendría que decir por boca del sabio. Quiero mostrarles que la verdadera religión llega a muchos recomendada por el ejemplo de los padres».

El llamado de los pastores a formar a los jóvenes

Aunque Spurgeon enfatizaba el papel primordial de los padres en la crianza de la vida espiritual de los jóvenes, no ignoraba la responsabilidad de los pastores. Insistía en que todos los pastores debían participar activamente en el discipulado de los jóvenes: «Los mejores de la iglesia no son demasiado buenos para este trabajo. No piensen que porque tienen otro servicio que hacer no deben interesarse en esta forma de trabajo santo».

Spurgeon interpretó las palabras de Jesús, «Apacienta Mis corderos» (Jn 21:15), como un llamado a priorizar la formación espiritual de los nuevos cristianos y de los niños pequeños. Quería que los pastores prestaran una atención cuidadosa y especial a los miembros jóvenes de la iglesia. Este deber pastoral no es un trampolín para ministros principiantes, sino una tarea central para todos.

Es necesario un esfuerzo consciente para pastorear a los jóvenes. Spurgeon se alejó del mero entretenimiento, destacando la importancia de la orientación y la mentoría para moldear a los jóvenes y convertirlos en cristianos fieles. Animó a los pastores a ser los principales alentadores de la próxima generación, y no quiso que albergaran sospechas sobre los primeros pasos en la fe de los jóvenes creyentes. Los pastores podrían aportar una enorme bendición a la comunidad eclesiástica, por medio de fomentar la espiritualidad sin sospechas ni escepticismo.

Formar a los niños en la doctrina

Para Spurgeon, el propósito de los ambientes ministeriales hacia la nueva generación no era mantener a los niños pequeños «en orden». Por el contrario, daba prioridad a la enseñanza de las doctrinas del evangelio con claridad y convicción, y no solo de las más sencillas. Consideraba que todas las doctrinas eran esenciales para el desarrollo espiritual del niño: «¿Por qué se les han de ocultar las doctrinas más elevadas, las doctrinas de la gracia? Si hay alguna doctrina demasiado difícil para un niño, es más bien culpa de la concepción que el maestro tiene de ella que del poder del niño para recibirla, siempre que el niño se convierta realmente a Dios».

Spurgeon no quería decir que los ministerios juveniles debieran consistir en conferencias áridas y aburridas. En cambio, dijo que debemos esforzarnos «por hacer sencilla la doctrina; esta ha de ser la parte principal de nuestro trabajo». El corazón del príncipe de los predicadores latía con amor por la claridad doctrinal y lo llevó a proclamar en un sermón a los jóvenes:

Debemos creer en las doctrinas de la palabra de Dios. Qué vigor infunden… Aférrate firmemente a las doctrinas de la gracia, y Satanás pronto dejará de atacarte, pues son como una armadura de plata, a través de la cual ningún dardo puede abrirse paso.

En las iglesias de hoy, donde los estudiantes han sido a menudo demasiado entretenidos y poco instruidos, el enfoque de Spurgeon es un correctivo útil. Nos anima a no ocultar a los jóvenes la intencionalidad de los padres, el cuidado pastoral y la sana doctrina. Cuando alimentemos a los «corderos», los estudiantes crecerán en su conocimiento y celo por el Señor.

Un modelo para los pastores de jóvenes de hoy

En una era de ministerios aislados, es fácil pensar que solo un segmento de la congregación es tu responsabilidad. Pero Spurgeon nos muestra que los pastores tienen la responsabilidad de ministrar a todos en la congregación. Su cuidado y catequesis intencionales nos sirven de excelente modelo histórico. Cada pastor y anciano de la iglesia local debe ver a los jóvenes a su cargo no solo como la iglesia del mañana (una iglesia que alguien más pastoreará), sino como su iglesia hoy.

No solo debemos pastorear a los padres, sino también asociarnos con ellos para discipular a sus hijos. Esto significará hablar no solo a los adultos en los sermones, sino a toda la familia. También significará reservar un tiempo significativo en nuestras agendas para invertir directamente en las vidas de niños y adolescentes. Busca adolescentes con dificultades a los que animar, niños recién creyentes a los que catequizar y jóvenes maduros a los que equipar para compartir su fe. No evites enseñarles las verdades profundas de las Escrituras; aprende a comunicar ese gran concepto teológico con el que estás luchando a los niños de cinco, diez y quince años que necesitan oírlo desesperadamente. Si tu iglesia ha sido bendecida con un pastor de jóvenes vocacional, alaba a Dios. Apóyalo y dale los recursos que necesita para tener éxito.

Cuidar de los jóvenes no es un reto nuevo. Es uno que trasciende el tiempo. Así que sigamos el ejemplo de Spurgeon. No importa si «de jóvenes» está o no en tu título de trabajo. Si eres pastor, eres responsable de toda la iglesia, incluidos los jóvenes.


Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido por Eduardo Fergusson.

Will Standridge (MDiv, Southern Seminary) es el pastor principal de la Primera Iglesia Bautista de Geraldine, Alabama. Le gusta escribir sobre las formas únicas en que las iglesias pueden servir y equipar a los jóvenes. Está casado con su novia de la escuela secundaria, Kendyl.

Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Back to top button