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3 ingredientes para una cultura de evangelismo en la iglesia

Estoy convencido de que es mejor que tu iglesia tenga una cultura de evangelismo, que solo una serie de actividades evangelísticas.

En una iglesia con un enfoque de evangelismo basado en programas, compartir el evangelio puede convertirse en algo principalmente para algunas personas en determinados momentos, como cuando el equipo de evangelismo sale a visitar.

Pero en una iglesia con una cultura de evangelismo, se anima a cada miembro a desempeñar un papel dentro del esfuerzo general de la iglesia por alcanzar a las personas de su entorno con el mensaje de salvación en Jesús. Se convierte en parte de la vida de cada creyente.

3 ingredientes de una cultura de evangelismo

Si estás buscando crear una cultura de evangelismo en tu iglesia local, estos son tres ingredientes que pueden ayudarte.

1. El evangelio: El combustible para una cultura de evangelismo

El mensaje del evangelio es el combustible que alimenta una cultura de evangelismo en una iglesia. Por naturaleza, todos compartimos las cosas que emocionan nuestros corazones. Cuando mi equipo favorito de fútbol americano ganó su primer Super Tazón en 2018, nadie pudo callarme al respecto. De la misma manera, si queremos crear culturas en nuestras iglesias donde sea natural para los miembros hablar sobre el mensaje del evangelio con los no cristianos, entonces necesitamos ayudar a nuestros miembros a enamorarse profundamente del evangelio.

Es mejor que tu iglesia tenga una cultura de evangelismo, que solo una serie de actividades evangelísticas

 

Eso significa que deben entender el mensaje del evangelio. También significa que la belleza del mensaje del evangelio debe exponerse semana tras semana en nuestras iglesias. Cuando los cristianos comprendan realmente la profundidad de su pecado, la maravillosa santidad de Dios, la perfección de Cristo y la profundidad de Sus sufrimientos por ellos, el poder de Su resurrección y el don de la vida eterna para todos los que se arrepientan y crean, nuestro afecto por Cristo crecerá.

El mensaje del evangelio también libera a los cristianos de las motivaciones que podrían llevarles a rechazar el evangelismo. El evangelio dice que no tenemos que evangelizar para ganarnos el amor de Dios. Nuestra posición en la familia de Dios no depende de la frecuencia o de lo bien que compartamos el evangelio. En cambio, podemos estar seguros del amor de Dios, que nos libera de la preocupación por las opiniones de la gente que nos rodea y que nos hace tener miedo de hablar de Jesús.

2. La oración: El poder de una cultura de evangelismo

En segundo lugar, una iglesia que comparte el evangelio debe estar comprometida con la oración. El evangelismo parece una tarea desesperanzadora. Estamos llamando a personas espiritualmente muertas a abrazar la vida. ¿Cómo vamos a equipar y animar a las personas para ese trabajo? Parece totalmente inútil.

Por eso, una cultura evangelizadora debe comenzar por una cultura de oración. En la oración, los cristianos acuden al Señor confesando su insuficiencia para la tarea de la evangelización y la fuerza suficiente de Dios. Solo Dios puede hacer que las semillas que sembramos broten para vida eterna en nuestros oyentes, y por eso debemos empezar por la oración.

En nuestra iglesia, esto ocurre especialmente los domingos por la tarde. Nos reunimos como congregación para orar que el Señor difunda Su evangelio a través de nosotros. Los asistentes comparten las conversaciones sobre el evangelio que han tenido durante la semana anterior, o las oportunidades que esperan tener la semana siguiente.

Este tiempo de oración sirve para varias cosas. Primero, encomienda estas cosas al Señor, quien normalmente nos hace pedir antes de recibir en estos asuntos (Stg 4:2).

Segundo, involucra a toda la iglesia en la labor de compartir el evangelio. No es una carga ni un proyecto que emprendamos solos, sino que tenemos hermanos y hermanas que oran y nos animan.

Tercero, este compartir deja claro que el evangelismo es obra de cristianos «normales». Las personas que piden oración no suelen ser pastores, ancianos o evangelistas con talento. Son simplemente creyentes que han abrazado su llamado a compartir las buenas nuevas con las personas que les rodean.

En la oración, los cristianos acuden al Señor confesando su insuficiencia para la tarea de la evangelización y la fuerza suficiente de Dios

 

Por último, este tiempo de oración ofrece a los asistentes un buen punto de partida para acercarse a sus vecinos y compañeros de trabajo. Si las personas están nerviosas o inseguras acerca de compartir las buenas nuevas, les animamos a comenzar con oración. Pueden orar para que el Señor les brinde oportunidades y para que Él atraiga la atención de las personas que necesitan el evangelio. Es un primer paso mucho menos intimidante que salir corriendo con un folleto en la mano.

3. La capacitación: El plano para una cultura de evangelismo

Un tercer ingrediente es la capacitación, el plano para una cultura de evangelismo. Recuerda que el objetivo es que nuestras iglesias tengan culturas de evangelismo y no meros programas de evangelización. Pero eso no significa que no haya lugar para que los líderes de la iglesia organicen y equipen a las personas para compartir el evangelio. De hecho, el amor por el evangelio y la oración pueden no ser suficientes para motivar a los cristianos a un estilo de vida de evangelismo.

Aunque el evangelismo será algo natural para algunas personas de la congregación, habrá muchas que aman el evangelio y oran fielmente, pero necesitan ser equipadas para compartir el evangelio. Estas son algunas maneras en las que los líderes de la iglesia pueden equipar a la congregación:

Recomienda buenos libros sobre el tema. El evangelismo y la soberanía de Dios, de J.I. Packer, y La Evangelización, de Mack Stiles, son dos de mis favoritos. Lee estos libros con las personas que estás discipulando, regálalos a personas que los leerán, o ponlos a disposición a través de la biblioteca de tu iglesia.

Lleva contigo a otras personas cuando tengas la oportunidad de compartir el evangelio. Cuando me invitan a dar una charla evangelística, llevo conmigo a algún joven de la iglesia. Es una buena oportunidad para darles ejemplo de cómo compartir las buenas nuevas.

Dirígete a los no creyentes en tus sermones. Tu gente crecerá al escucharte hablar de las afirmaciones del evangelio a personas que no conocen a Jesús. Toma tiempo para considerar cuidadosamente las preguntas u objeciones que un incrédulo podría tener al mensaje de tu sermón y luego habla de esos temas.

Organiza reuniones evangelísticas en las que las personas puedan llevar a sus amigos y recibir ayuda para compartir el evangelio. Si tu iglesia puede organizar una reunión de alcance en un café o utilizar algún programa evangelístico, darás oportunidades a la congregación para que inviten a sus amigos y observen cómo ellos también pueden compartir el evangelio.

Mejor que el mejor programa 

No existe ningún programa que pueda crear una cultura evangelística en tu iglesia. Por el contrario, requerirá que los líderes de la iglesia enseñen, modelen y oren hasta que los miembros de la iglesia se den cuenta de que compartir el evangelio es su privilegio y responsabilidad. Una iglesia con tal cultura será mucho más fructífera y efectiva que una iglesia con los programas y estrategias más efectivos.


Publicado originalmente en 9MarksTraducido por Eduardo Fergusson.

Mike McKinley (Maestría en Divinidades, Westminster Theological Seminary) es pastor principal de Sterling Park Baptist Church en Sterling, Virginia.

Acerca del Autor

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