Vida Cristiana

Creyente, ya no eres esclavo del pecado

Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado del libro digital Descubre tu nueva identidad en Cristo, escrito por el pastor Colin Smith. Te invitamos a descargarlo gratuitamente al hacer clic en el enlace.

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Cuando estás «en Cristo», te encuentras en una posición completamente nueva frente al poder del pecado. El pecado solía ser tu amo y reinaba sobre ti. Sin embargo, ahora tú has muerto al reino del pecado (Ro 6:2).

Imagina que vas viajando a lo largo de una carretera. Al mirar hacia delante notas que de un lado hay una valla de alambre y del otro lado hay un campo abierto. A medida que te acercas, ves gente detrás de la valla y gente en el campo.

Disminuyes la velocidad para mirar más de cerca y descubres que la valla es en realidad parte de una enorme jaula. Las personas que están dentro de la jaula están atrapadas y no tienen forma de escapar. Hay un hombre en la jaula, muy enojado, que parece estar al mando, les grita órdenes y les dice lo que tienen que hacer. En ocasiones las personas parecen protestar, pero al final ellos hacen lo que el hombre enojado les dice.

La jaula es una ilustración de lo que sería nuestra condición separada de Jesucristo. El hombre enojado es el «pecado» y es quien reina en la jaula. Él le dice a la gente lo que debe hacer. «Todo el mundo es prisionero del pecado» (Gá 3:22 NVI).

Sin embargo, todos los que están en Cristo ya han «muerto» al pecado (Ro 6:2). Piensa en que la muerte representa el traslado de un reino a otro reino. Por ejemplo, cuando mueras, Dios te llevará fuera de este mundo a un nuevo mundo eterno. Con la muerte, tu vida en este mundo ya habrá terminado y no tendrás nada más que hacer en él.

La verdadera libertad no se alcanza a través de una técnica, sino a través de una Persona

 

Pablo usa esta imagen para describir lo que Dios hace por nosotros a través de Cristo.  Cuando vienes a la fe en Jesús, Dios te saca de la jaula y te lleva a un campo abierto. En otras palabras, Él te traslada de la prisión a la libertad: de una vieja vida en la que el pecado era tu amo, a una nueva vida en la que el pecado ya no puede controlarte (Ro 6:14).

El estar en Cristo te deja ahora en una nueva posición frente al pecado. El pecado sigue siendo tu enemigo, aunque ya no es tu amo. El hombre enojado seguirá gritando instrucciones desde el otro lado del camino, y cuando lo haga, sentirás que debes hacer lo que dice; después de todo, lo hacías antes. Lo cierto aquí, es que el hombre enojado ya no es tu amo, y no estás obligado a hacer lo que diga, pues ya no estás en su jaula. Ahora, ¡eres libre!

Resistir el pecado era solo un intento inútil cuando eras un prisionero en la jaula. Sin embargo, ahora en el campo puedes luchar y triunfar sobre tu enemigo. Ahora puedes estar en la jaula o en el campo; no puedes estar en ambos lugares al mismo tiempo. Saber en qué lugar estás, será crucial para descubrir tu nueva identidad en Cristo.

Libertad para los prisioneros

La Biblia nos habla de «Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros… redención» (1 Co 1:30). La verdadera libertad no se alcanza a través de una técnica, sino a través de una Persona. Es Cristo quien te saca de la jaula y te lleva al campo. Él es tu redención.

Pablo se describe a sí mismo como un hombre enjaulado, que se encuentra abrumado por el poder compulsivo de los hábitos pecaminosos. Él dice que es «prisionero de la ley del pecado», y se ve a sí mismo incapaz de hacer el bien que quiere hacer y continúa haciendo el mismo mal que intenta evitar (Ro 7:1923). Finalmente, Pablo se frustra y dice: «¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?» (Ro 7:24).

Observa el versículo. Pablo no está preguntando «¿Qué me libertará?», sino «¿Quién me libertará?». Si estás luchando con adicciones o problemas de comportamiento compulsivo, es importante que te hagas la pregunta correcta. Si preguntas, «¿Qué me libertará?», podrás tener todo tipo de respuestas como: la autodisciplina, la rendición de cuentas, la consejería o pertenecer a un grupo pequeño, etc. Aunque todas estas cosas podrían ser útiles para cambiar tu comportamiento, ninguna de ellas te sacará de la jaula. Tú puedes orar, rendir cuentas o unirte a un grupo pequeño mientras permaneces en la jaula.

Si quieres salir de la jaula, la pregunta que necesitas hacerte no es «¿Qué me libertará?», sino más bien «¿Quién me libertará?». Según la Biblia, esta sería la pregunta correcta, y Pablo da la respuesta: «Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro» (Ro 7:25). Es Cristo quien libera a los prisioneros. Él es nuestro Redentor.

En una entrevista reciente, un soldado estadounidense que había sido prisionero durante la guerra en Irak, describió el momento de su liberación cuando sus compañeros irrumpieron en el edificio en el que estaba retenido como rehén. «Ellos entraron justo de la manera en la que habían sido entrenados para hacerlo», afirmó. «Fue hermoso cuando entraron por la puerta y en un momento me sacaron, no puedo describirlo…». El soldado rompió en llanto y no pudo continuar.

La verdad de tu nueva identidad en Cristo es que ahora eres libre de la culpa y el poder del pecado

 

Si puedes imaginarte el drama de ese gran momento, podrás entender lo que sucede justo cuando Jesucristo te redime. Él entra en la jaula y te libera. Él te toma del lugar de impotencia en el que estabas, bajo las manos del enemigo, para llevarte a un lugar en el que puedes luchar con nuevas fuerzas. ¡El pecado no será más tu amo!

En este punto, puede que te resulte útil mencionar el pecado que te ha dominado para que puedas aplicar la promesa de Dios en tu vida. Si estás en Cristo, el alcohol no será tu amo, la idolatría al dinero no será tu amo, el pecado sexual no será tu amo, las drogas no serán tu amo, el orgullo no será tu amo, la ira no será tu amo.

La verdad de tu nueva identidad en Cristo es que ahora eres libre de la culpa y el poder del pecado. ¡Sé quién eres en Cristo!

“¡Pero no me siento así!”

Es posible que estés pensando: «Me parece muy bien que digan que soy libre, pero no es así como me siento. De hecho, a veces me siento totalmente derrotado». Esto no es de extrañar. Cuando se abolió la esclavitud en Estados Unidos después de la guerra civil, a muchos antiguos esclavos les resultó muy difícil adaptarse a su nueva libertad.

Si fuiste esclavo de un pecado en particular por diez, veinte o treinta años, es posible que aún te sigas sintiendo en la jaula pese a que Cristo ya te ha redimido. Si esta es tu lucha ahora, lo que necesitas hacer es recordarte a ti mismo cuál es la verdad.

La mayor causa de derrota en la vida cristiana se debe a que las mentiras del enemigo continúan siendo creídas por los creyentes. Si dices frente a una poderosa tentación en tu vida: «no puedo vencer esto», estás hablando como si todavía estuvieras en la jaula. No hables como si estuvieras derrotado y háblate a ti mismo la verdad.

El pecado ya no es tu amo, así que no lo obedezcas. En Cristo, ya eres libre. ¡Sé quién eres en Él!


Colin Smith (MPhil, London School of Theology) es el pastor principal en The Orchard Evangelical Free Church, en los suburbios del noroeste de Chicago, y es un miembro del concilio de The Gospel Coalition. Es el fundador y pastor de enseñanza de Abre la Biblia y el autor de varios libros, entre ellos El cielo, cómo llegué aquí: La historia del ladrón en la cruz y la familia de recursos titulada Abre la Biblia – la Historia. Escucha la enseñanza de Colin en el podcast de Abre la Biblia y en YouTube.

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