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¿Qué es el Shemá de Deuteronomio 6:4?

La instrucción de Dios a Moisés

Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es (Dt 6:4).

Estas palabras tienen un significado único en Deuteronomio, ya que comienzan la esencia de la instrucción que Dios le dio a Moisés. Son bien conocidas como el resumen de las enseñanzas de Moisés y se encuentran entre las confesiones más antiguas conservadas de la antigüedad.

En 1902 se descubrió en Egipto un documento llamado Papiro de Nash (c. 100 a. C.). El texto compuesto, utilizado en la liturgia, contiene el Decálogo, seguido de la fórmula introductoria de Deuteronomio 4:45 y el Shemá. En la época contemporánea, estos dos versos son la pieza central del culto judío diario llamado keriʾat shemaʿ («Recitación del Shemá»). El nombre Shemá se deriva de la primera palabra hebrea de la recitación.

Aunque el Shemá es una de las confesiones más conocidas del Antiguo Testamento, su traducción precisa es incierta. La New Jewish Publication Society of America (La Nueva Sociedad de Publicaciones Judías de los Estados Unidos) interpreta el versículo como una declaración de lealtad: «¡Escucha, oh Israel! El Señor es nuestro Dios, solo el Señor». Esto es sintácticamente defendible, aunque no común. «El Señor nuestro Dios» aparece veintidós veces en Deuteronomio, pero prácticamente en ningún otro caso puede leerse como sujeto y predicado (es decir, «El Señor es nuestro Dios»). Además, el uso de la palabra «uno» (hb. ʾechad) para expresar «solo» es inusual.

En cualquier caso, esta interpretación subraya que, para la humanidad, el nombre Yahvé no tendrá rival (cp. Zac 14: 9). La traducción tradicional del Shemá hace una declaración sobre la naturaleza de Yahvé: «El Señor nuestro Dios, el Señor uno es». Esto hace que el Dios de Israel sea único e incomparable, que es el significado habitual del término hebreo ʾejad («uno»).

El Shemá ha llegado a ser la expresión preeminente del monoteísmo. En otros lugares, Deuteronomio hace declaraciones explícitas de que no hay otro Dios (4:35, 39; 32:39). Cualquier otro dios o poder que se pueda suponer, está completamente subordinado al dominio de Yahvé. Ambas interpretaciones concentran la instrucción de Moisés en la Torá en una sola frase.

El Shemá y su relación con el amor

El amor que exige el Dios de Israel demanda acción. La segunda palabra concluía con la bendición que recibiría «… los que me aman y guardan mis mandamientos» (Dt 5:10). Es imposible amar a Dios sin cumplir con los requisitos de la relación. El amor y la lealtad hacia Dios son sinónimos de una forma de vida. El apego emocional del amor se expresa en el comportamiento. Dios ama a los humanos, como lo transmiten Sus acciones de proporcionar «pan y vestido» al extraño (Dt 10:18). Si Israel ama a Dios, el pueblo andará en todos Sus caminos y le servirá con todo pensamiento y deseo (Dt 10:12). Amar es actuar de manera amorosa, como se describe en Deuteronomio.

Deuteronomio es el primer libro de la Biblia que exige amar a Dios. Anteriormente el énfasis estaba en temerle, tener asombro por Su grandeza y temor a Su juicio que sirven como motivos para la obediencia (Dt 4:10). Este libro exige tanto el amor como el temor como motivaciones para guardar el pacto (Dt 10:12). Corazón, alma y poder son formas de describir cada aspecto del compromiso personal.

El corazón (hb. lebab) es el centro del pensamiento y la intención. La mayoría de las veces equivale a la mente. Dios probó a Israel para saber lo que tenían en mente y para determinar si obedecerían (Dt 8:2). Por lo tanto, las personas deben saber que Dios los está disciplinando como un adulto corrige a un niño (Dt 8:5).

La palabra hebrea nephesh («alma») no es exclusiva de los humanos; Dios creó toda criatura que se mueve en la tierra o en el aire con aliento (nepheshGn 1:21). En referencia a los humanos, este término expresa deseo. Una vez en la tierra prometida, el nephesh de Israel ansiaría carne, y el pueblo comería carne según el antojo de su nephesh (Dt 12:20; cp. Dt 14:26).

Fuerza (hb. meʾod) se encuentra como sustantivo solo en este versículo y en 2 Reyes 23:25, el único otro lugar en el que estas tres palabras se usan para expresar devoción completa al pacto. Esta devoción incluye todos los recursos de la vida de una persona.

Puesto que Yahvé es «uno» y solo Él puede ser el Dios de Israel, Su pueblo a su vez debe amarlo como «uno», es decir, como personas unidas en pensamiento y deseo, con todas las fuerzas que tienen.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido y adaptado por el Equipo Coalición.

August H. Konkel (PhD, Westminster Theological Seminary) es profesor asociado de Antiguo Testamento en McMaster Divinity College en Manitoba, Canadá, y presidente emérito de Providence Theological Seminary y University College en Manitoba. Él y su esposa, Esther, tienen cuatro hijos adultos y ocho nietos. Asisten a la Iglesia Bautista de Jerseyville en Ontario.

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