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Lectura de Hoy

01-10-2024

DEVOCIONAL

Devocional: 1 Reyes 3

Algunos cristianos se preguntan por qué Salomón, si era tan sabio, se casó con tantas mujeres, acabó su reinado bastante mal y no fue leal a Dios.

La respuesta en parte tiene que ver con la diferencia entre lo que para nosotros significa sabiduría y las varias definiciones bíblicas de la misma palabra. Lo que entendemos, suele ser algo bastante genérico como “saber vivir bien y tomar decisiones sabias”. Pero, aunque la sabiduría en la Biblia puede aludir a algo amplio—como, por ejemplo, saber vivir en el temor de Dios—muy a menudo se refiere a una destreza particular. Podría ser la habilidad para vivir en un mundo peligroso (Proverbios 30:24) o alguna capacidad técnica (Éxodo 28:3). Pero una de las aptitudes a las que se puede referir la sabiduría es la administración, en especial la administración de la justicia. Y de manera concluyente, eso es lo que Salomón pide en 1 Reyes 3.

Cuando responde a la generosa oferta de Dios de darle lo que pidiera, Salomón reconoce que es un mero niño y que no sabe cómo llevar a cabo sus tareas (3:7). Lo que quiere, entonces, es un corazón que discierna cómo gobernar bien al pueblo, en particular distinguir entre el bien y el mal (3:9). Dios felicita a Salomón por no pedir algo para sí mismo, ni siquiera algo vengativo (la muerte de sus enemigos, por ejemplo), sino “por discernimiento en la administración de la justicia” (3:11). Dios promete darle a Salomón exactamente lo que pidió, junto con riquezas y honor (3:12-13). El relato de las dos prostitutas que reclamaban el mismo bebé vivo y negaban que el muerto fuera suyo, y la resolución de Salomón de su caso (3:16-27), demuestran que Dios contestó la petición del rey. La nación entera percibe que Salomón tiene “sabiduría de Dios para administrar la justicia” (3:28). Ciertamente, a la mayoría de las naciones occidentales hoy día les vendría bien tener gente con dones parecidos.

Si bien Dios aplaude su decisión, esto no implica que tener esta sabiduría es todo lo que necesita Salomón para caminar siendo fiel al pacto. De hecho, aparte de la sabiduría, riqueza y honor que le concederá, Dios le dice que “Si andas por mis sendas y obedeces mis decretos y mandamientos, como lo hizo tu padre David, te daré una larga vida” (3:14). Pero cuando huele amenaza: para asegurar su frontera del sur, Salomón se casó con una princesa egipcia (3:1). Además, dado que los “lugares altos” eran populares, no los abolió, sino que participó de la adoración en ellos (3:2-4).

Dios a veces otorga dones maravillosos de sabiduría— destrezas técnicas, sociales, administrativas y judiciales, pero, a menos que también recibamos de él un corazón dispuesto a amarle verdaderamente y a obedecerle por completo, nuestro camino podría acabar de manera desastrosa.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Ezequiel 34

“Pastor” era una metáfora habitual para “rey” en el antiguo Oriente Próximo, en particular en el Antiguo Testamento (cp. Isaías 44:28Jeremías 10:2123:1-6Miqueas 5:45Zacarías 11:4-17). El pastor no sólo cuidaba y alimentaba a las ovejas, sino que las dirigía, les daba atención médica y las defendía de sus enemigos. Sin duda, era una excelente metáfora para aplicar a los monarcas que podían verse tentados a pensar en su llamamiento en términos de poder y privilegio, pero no de responsabilidad. En cambio, cuando David confiesa que el Señor es su pastor (Salmo 23:1), la metáfora incluye la noción de que Dios es rey. Las ovejas pasan debajo de la vara (Salmo 23:4, la misma palabra empleada para el cetro real).

El capítulo (Ezequiel 34) comienza con una dura denuncia de los pastores que han estado dirigiendo a Israel (34:1-10). Las acusaciones son básicamente dos: (a) han estado esquilando a las ovejas con avaricia, explotando al rebaño para estar cómodos y enriquecerse, y no alimentando ni cuidando a los ejemplares confiados a ellos (34:2-4). (b) Lejos de proteger a las ovejas manteniéndolas en un solo rebaño, la conducta de los pastores las ha “dispersado” (34:5-6), un término que indica el exilio. Así pues, Dios garantizará que esos pastores falsos y peligrosos nunca más se hagan cargo de las ovejas (34:7-10). Es difícil no percibir en estas líneas la desaparición de la dinastía davídica tal como esta se entendía entonces, junto al sacerdocio levítico.

Lo que Dios pondrá en su lugar es a sí mismo. Vendrá a pastorear a sus ovejas. Leamos estas líneas conmovedoras del versículo 16 en adelante y contemos las veces que Dios habla en primera persona de las cosas que hará. No solo protegerá al rebaño (34:10-16), sino que también ejercerá el juicio dentro del mismo (34:17-22), porque inevitablemente algunas ovejas son corruptas o acosadoras. El rebaño no sólo se limpiará de sus avariciosos líderes, sino también de sus malvados miembros, en particular las ovejas “gordas” que no dejan que las demás disfruten de la abundancia.

De repente, el lenguaje cambia. Dios ha estado declarando en todo momento que él mismo pastoreará a su rebaño. Ahora dice: “Entonces les daré un pastor, mi siervo David, que las apacentará y será su único pastor. Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho” (34:23- 24). De hecho, la reforma prometida traerá un nuevo pacto transformador (34:25-31), que será eficaz (esto es lo que “pacto de paz” sugiere).

¿Un pastor transformador que es al mismo tiempo Jehová y alguien del linaje de David? Meditemos sobre Juan 10.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

1 Reyes 3

3 Entonces Salomón se emparentó con Faraón, rey de Egipto, pues tomó por esposa a la hija de Faraón y la trajo a la ciudad de David mientras acababa de edificar su casa, la casa del SEÑOR y la muralla alrededor de Jerusalén. Solo que el pueblo sacrificaba en los lugares altos, porque en aquellos días aún no se había edificado casa al nombre del SEÑOR.

Sabiduría de Salomón

Salomón amaba al SEÑOR, andando en los estatutos de su padre David, aunque sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. El rey fue a Gabaón a sacrificar allí, porque ese era el lugar alto principal. Salomón ofreció mil holocaustos sobre ese altar. Y en Gabaón el SEÑOR se apareció a Salomón de noche en sueños, y Dios le dijo: «Pide lo que quieras que Yo te dé».

Entonces Salomón le respondió: «Tú has mostrado gran misericordia a Tu siervo David mi padre, según él anduvo delante de Ti con fidelidad, justicia y rectitud de corazón hacia Ti; y has guardado para él esta gran misericordia, en que le has dado un hijo que se siente en su trono, como sucede hoy. Ahora, SEÑOR Dios mío, has hecho a Tu siervo rey en lugar de mi padre David, aunque soy un muchacho y no sé cómo salir ni entrar. Tu siervo está en medio de Tu pueblo al cual escogiste, un pueblo inmenso que no se puede numerar ni contar por su multitud. Da, pues, a Tu siervo un corazón con entendimiento para juzgar a Tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal. Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo Tuyo tan grande?».

10 Fue del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto. 11 Y Dios le dijo: «Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida, ni has pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti inteligencia para administrar justicia, 12 he hecho, pues, conforme a tus palabras. Te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de ti. 13 También te he dado lo que no has pedido, tanto riquezas como gloria, de modo que no habrá entre los reyes ninguno como tú en todos tus días. 14 Y si andas en Mis caminos, guardando Mis estatutos y Mis mandamientos como tu padre David anduvo, entonces prolongaré tus días».

15 Salomón se despertó y vio que había sido un sueño. Entró en Jerusalén y se puso delante del arca del pacto del SEÑOR. Ofreció holocaustos e hizo ofrendas de paz y también dio un banquete para todos sus siervos.

16 Por ese tiempo dos mujeres que eran rameras, vinieron al rey y se presentaron delante de él. 17 Y una de las mujeres dijo: «Oh, mi señor, yo y esta mujer vivimos en la misma casa; y yo di a luz estando con ella en la casa. 18 Y sucedió que al tercer día después de dar yo a luz, esta mujer también dio a luz; estábamos juntas, nadie de fuera estaba con nosotras en la casa, solamente nosotras dos. 19 Y el hijo de esta mujer murió durante la noche, porque ella se durmió sobre él. 20 Entonces ella se levantó a medianoche, tomó a mi hijo de mi lado mientras su sierva estaba dormida y lo puso en su regazo, y a su hijo muerto lo puso en mi regazo. 21 Cuando me levanté al amanecer para dar el pecho a mi hijo, vi que estaba muerto; pero cuando lo observé con cuidado por la mañana, vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz». 22 Entonces la otra mujer dijo: «No, pues mi hijo es el que vive y tu hijo es el muerto». Pero la primera mujer dijo: «No, tu hijo es el muerto y mi hijo es el que vive». Así hablaban ellas delante del rey.

23 Entonces el rey dijo: «Esta dice: “Este es mi hijo que está vivo y tu hijo es el muerto”; y la otra dice: “No, porque tu hijo es el muerto y mi hijo es el que vive”». 24 Y el rey dijo: «Tráiganme una espada». Y trajeron una espada al rey. 25 Entonces el rey dijo: «Partan al niño vivo en dos, y den la mitad a una y la otra mitad a la otra». 26 Entonces la mujer de quien era el niño vivo habló al rey, pues estaba profundamente conmovida por su hijo, y dijo: «Oh, mi señor, déle a ella el niño vivo, y de ninguna manera lo mate». Pero la otra decía: «No será ni mío ni tuyo; pártanlo». 27 Entonces el rey respondió: «Den el niño vivo a la primera mujer, y de ninguna manera lo maten. Ella es la madre». 28 Cuando todo Israel oyó del juicio que el rey había pronunciado, temieron al rey, porque vieron que la sabiduría de Dios estaba en él para administrar justicia.


Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Efesios 1

Saludo

1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios:

A los santos que están en Éfeso y que son fieles en Cristo Jesús: Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Beneficios de la redención

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Porque Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.

En Él tenemos redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de Su gracia que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento nos dio a conocer el misterio de Su voluntad, según la buena intención que se propuso en Cristo, 10 con miras a una buena administración en el cumplimiento de los tiempos, es decir, de reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra.

11 También en Él hemos obtenido herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de Aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de Su voluntad, 12 a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de Su gloria.

13 En Él también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de Su gloria.

Pablo ora por los efesios

15 Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre ustedes, y de su amor por todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por ustedes, mencionándolos en mis oraciones, 17 pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él.

18 Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, 19 y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su poder. 20 Ese poder obró en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a Su diestra en los lugares celestiales, 21 muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no solo en este siglo sino también en el venidero.

22 Y todo lo sometió bajo Sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquel que lo llena todo en todo.


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Ezequiel 34

Profecía contra los pastores de Israel

34 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR: «Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y di a los pastores: “Así dice el Señor DIOS: ‘¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño? Comen la grasa, se han vestido con la lana, degüellan la oveja engordada, pero no apacientan el rebaño. Ustedes no han fortalecido a las débiles, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, no han buscado a la perdida; sino que las han dominado con dureza y con severidad. Las ovejas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en alimento para toda fiera del campo. ¡Se han dispersado! Mis ovejas andaban errantes por todos los montes y por toda colina alta. Mis ovejas han sido dispersadas por toda la superficie de la tierra, sin haber quien las busque ni pregunte por ellas’”».

Por tanto, pastores, oigan la palabra del SEÑOR: «Vivo Yo», declara el Señor DIOS, «ya que Mi rebaño se ha convertido en presa, que incluso Mi rebaño se ha convertido en alimento para todas las fieras del campo por falta de pastor, y que Mis pastores no han buscado Mis ovejas, sino que los pastores se han apacentado a sí mismos y no han apacentado Mi rebaño, por tanto, pastores, oigan la palabra del SEÑOR: 10 “Así dice el Señor DIOS: ‘Yo estoy contra los pastores y demandaré Mi rebaño de su mano y haré que dejen de apacentar el rebaño. Así los pastores ya no se apacentarán más a sí mismos, sino que Yo libraré Mis ovejas de su boca, y no serán más alimento para ellos’”».

11 Porque así dice el Señor DIOS: «Yo mismo buscaré Mis ovejas y velaré por ellas. 12 Como un pastor vela por su rebaño el día que está en medio de sus ovejas dispersas, así Yo velaré por Mis ovejas y las libraré de todos los lugares adonde fueron dispersadas un día nublado y sombrío. 13 Las sacaré de los pueblos y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las barrancas y por todos los lugares habitados del país. 14 Las apacentaré en buenos pastos, y en los altos montes de Israel estará su apacentadero. Allí reposarán en apacentadero bueno, y apacentarán en ricos pastos sobre los montes de Israel. 15 Yo apacentaré Mis ovejas y las llevaré a reposar», declara el Señor DIOS. 16 «Buscaré la perdida, haré volver la descarriada, vendaré la herida y fortaleceré la enferma; pero destruiré la engordada y la fuerte. Las apacentaré con justicia.

17 »Pero en cuanto a ustedes, ovejas Mías, así dice el Señor DIOS: “Yo juzgaré entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos. 18 ¿Les parece poco comer en los buenos pastos, para que después hollen con sus pies el resto de sus pastos; o que beban de las aguas claras, para que después enturbien el resto con sus pies? 19 Y en cuanto a Mis ovejas, tienen que comer lo que ustedes han hollado con sus pies, y tienen que beber lo que ustedes han enturbiado con sus pies”».

20 Por tanto, así les dice el Señor DIOS: «Yo mismo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca. 21 Por cuanto ustedes han empujado con el costado y con el hombro, y han embestido con sus cuernos a todas las débiles hasta dispersarlas fuera, 22 libraré Mis ovejas y ya no serán presa; juzgaré entre oveja y oveja. 23 Entonces pondré sobre ellas un solo pastor que las apacentará: Mi siervo David. Él las apacentará y será su pastor. 24 Entonces Yo, el SEÑOR, seré su Dios, y Mi siervo David será príncipe en medio de ellas. Yo, el SEÑOR, he hablado.

25 »Haré un pacto de paz con ellos y eliminaré de la tierra las bestias feroces, para que habiten seguros en el desierto y duerman en los bosques. 26 Haré de ellos y de los alrededores de mi collado una bendición. Haré descender lluvias a su tiempo; serán lluvias de bendición. 27 El árbol del campo dará su fruto y la tierra dará sus productos, y ellos estarán seguros en su tierra. Y sabrán que Yo soy el SEÑOR cuando Yo quiebre las varas de su yugo y los libre de la mano de los que los han esclavizado. 28 No serán más presa de las naciones, y las fieras de la tierra no los devorarán; sino que habitarán seguros y nadie los atemorizará. 29 Estableceré para ellos un plantío de renombre, y no serán más víctimas del hambre en la tierra, ni sufrirán más los insultos de las naciones. 30 Entonces sabrán que Yo, el SEÑOR su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de Israel, son Mi pueblo», declara el Señor DIOS. 31 «Ustedes, ovejas Mías, son el rebaño de Mi prado, hombres son, y Yo soy su Dios», declara el Señor DIOS.


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Salmos 83–84

Oración contra enemigos desafiantes

Cántico. Salmo de Asaf.

83 Oh Dios, no permanezcas en silencio;
No calles, oh Dios, ni te quedes quieto.
Porque Tus enemigos rugen,
Y los que te aborrecen se han enaltecido.
Hacen planes astutos contra Tu pueblo,
Y juntos conspiran contra Tus protegidos.
Han dicho: «Vengan, y destruyámoslos como nación,
Para que ya no haya memoria del nombre de Israel».
Porque de corazón han conspirado a una;
Hacen pacto contra Ti:
Las tiendas de Edom y de los ismaelitas,
Moab y los agarenos,
Gebal, Amón y Amalec,
Filistea con los habitantes de Tiro;
Asiria también se ha unido a ellos;
Se han convertido en ayuda para los hijos de Lot. (Selah)
Trátalos como a Madián,
Como a Sísara, como a Jabín en el torrente Cisón,
10 Que fueron destruidos en Endor,
Que quedaron como estiércol para la tierra.
11 Pon a sus nobles como a Oreb y Zeeb,
Y a todos sus príncipes como a Zeba y Zalmuna,
12 Que dijeron: «Apoderémonos
De los prados de Dios».
13 Oh Dios mío, ponlos como polvo en remolino;
Como paja ante el viento.
14 Como fuego que consume el bosque,
Y como llama que incendia las montañas,
15 Así persíguelos con Tu tempestad,
Y aterrorízalos con Tu torbellino.
16 Cubre sus rostros de vergüenza,
Para que busquen Tu nombre, oh SEÑOR.
17 Sean avergonzados y turbados para siempre;
Sean humillados y perezcan,
18 Para que sepan que solo Tú, que te llamas el SEÑOR,
Eres el Altísimo sobre toda la tierra.

Anhelo por la adoración en el templo

Para el director del coro; sobre Gitit. Salmo de los hijos de Coré.

84 ¡Cuán preciosas son Tus moradas,
Oh SEÑOR de los ejércitos!
Anhela mi alma, y aun desea con ansias los atrios del SEÑOR;
Mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo.
Aun el gorrión ha hallado casa,
Y la golondrina nido para sí donde poner sus polluelos:
¡Tus altares, oh SEÑOR de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío!
¡Cuán bienaventurados son los que moran en Tu casa!
Continuamente te alaban. (Selah)
¡Cuán bienaventurado es el hombre cuyo poder está en Ti,
En cuyo corazón están los caminos a Sión!
Pasando por el valle de Baca lo convierten en manantial,
También las lluvias tempranas lo cubren de bendiciones.
Van de poder en poder,
Cada uno de ellos comparece ante Dios en Sión.
¡Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, oye mi oración;
Escucha, oh Dios de Jacob! (Selah)
Mira, oh Dios, escudo nuestro,
Y contempla el rostro de Tu ungido.
10 Porque mejor es un día en Tus atrios que mil fuera de ellos.
Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios
Que morar en las tiendas de impiedad.
11 Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios;
Gracia y gloria da el SEÑOR;
Nada bueno niega a los que andan en integridad.
12 Oh SEÑOR de los ejércitos,
¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Ti confía!


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