Vida Cristiana

El amor de Dios ayuda a niños a vencer el bullying

Miles de niños perseguidos son excluidos por amor a Jesús

¿Alguna vez has sentido que, por más que necesites ayuda, las personas no logran verte? ¿O que todos son amados menos tú? Muchos niños de la Iglesia Perseguida se sienten así: invisibles. Cuando los amigos dejan de jugar con ellos o usan nombres ofensivos para herirlos por amar a Jesús, sienten que nadie ve lo que está pasando.

Hoy verás cómo, al descubrir que Dios tiene el poder de ver todo, incluso los secretos más profundos del corazón, los niños cristianos perseguidos encuentran fuerzas y esperanza para superar las heridas de las agresiones físicas, verbales y emocionales. También podrás ver las actividades especiales gratuitas creadas para acercar a los pequeños latinos a la Iglesia Perseguida.

Es en la Biblia, la Palabra de Dios, que ellos perciben que son amados, no están solos y son vistos (Juan 3:16, Salmo 136:12 y Jeremías 29:11). Uno de los grandes desafíos para los pequeños en los países donde los cristianos son perseguidos es el bullying. El diccionario Michaelis define este tipo de violencia como "el acto agresivo sistemático, que involucra amenaza o intimidación, practicado contra alguien por un individuo o un grupo de personas".

En Latinoamérica, muchos niños enfrentan esta realidad debido a su apariencia, clase social y otros factores. Pero en el contexto de persecución, los pequeños son discriminados porque creen y aman a Jesús. Layla, por ejemplo, tenía nueve años cuando sus padres se entregaron a Jesús en Egipto, y por ello, los vecinos y compañeros de la escuela comenzaron a aislarla y agredirla verbalmente.

Dios ve a los niños invisibles

Con el corazón muy herido, en un campamento de Puertas Abiertas para niños, Layla conoció a Jesús y a otros niños cristianos, y descubrió que no estaba sola. En otra parte del mundo, el pequeño Jahangir vivió una situación similar. Su familia decidió seguir a Jesús en una aldea donde el cristianismo está prohibido. A Jahangir le encantaba estudiar y jugar con sus amiguitos, pero la maestra se enojó tanto que expulsó al niño de cuatro años de la escuela porque amaba a Jesús.

Sus padres usaron la Biblia para mostrarle cuánto lo ama y valora Dios, y así encontró paz para superar los desafíos. También en Bangladesh, la pequeña Bijli se sentía muy sola e invisible para sus amigos desde que su familia se convirtió al cristianismo. “Mis amigos no quieren jugar conmigo. Siempre me empujan”, dijo la niña, quien volvió a encontrar la alegría al recordar que Jesús siempre estaba con ella.

Miles de niños perseguidos tienen historias similares. Nuestra esperanza es que, al igual que Layla, Jahangir y Bijli, los niños latinos encuentren valor y esperanza en las Escrituras cuando se sientan solos e invisibles, porque Dios siempre los ve. Que cada pequeño en América Latina ore por la Iglesia Perseguida y aprenda que en Cristo somos una sola familia y nunca estamos solos.


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