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¿Qué dice la Biblia acerca de la mujer?
Por años hemos escrito sobre la distorsión que el mundo ha hecho en relación con el rol de la mujer. Esto nos ha llevado a donde estamos ahora, en una época de paradigmas; celebramos el día de la mujer cuando la mayoría de las personas ni tan siquiera pueden definir lo que es.
Estamos viviendo días de creciente confusión relacionado con el género y los roles dentro de la sociedad y hasta en la iglesia misma. Durante años hemos estado expuestos a la controversia que ha generado intensos debates sobre como definir la verdadera masculinidad y feminidad. La realidad es que nuestro concepto de quien Dios es, como Él funciona y lo que Él nos pide es tan importante porque es el marco de referencia no solamente de cómo vivimos nuestra fe sino el testimonio que damos al mundo de tinieblas y el legado que dejamos para la próxima generación.
Tenemos igual valor y dignidad, ya que compartimos el privilegio de ser creados a la imagen de Dios, (Génesis 1:26-27) sin embargo, nuestros roles son diferentes.
Como Dios nos creó a Su imagen, esto significa que el propósito de nuestra vida es reflejarle al mundo y nos creó en formas diferentes para que juntos fuéramos capaces de hacerlo. Había algo que faltaba al tener únicamente un solo género y por eso Dios dijo que no era bueno que el hombre esté solo (Génesis 2:18). Cada género es totalmente humano, pero ambos géneros se necesitan para representar la plenitud de la humanidad. Los sexos tienen algunas cualidades en común, sin embargo, cada uno tiene cualidades en que el otro tiene menos habilidades y necesitamos, entonces trabajar como equipo para complementarnos uno al otro en maneras enriquecedoras.
Dios mandó a ambos a sojuzgar la tierra en conjunto, pero por nuestro diseño, la forma de hacerlo, de nuevo diseñado por Dios, es diferente para cada uno. Vemos las diferencias en la forma de sojuzgar según las palabras hebreas para esposo y esposa: “Ish” es la palabra para el esposo y tiene la raíz de fortaleza, mientras la palabra “Isha” que es esposa, es escrita así porque vino del hombre, y tiene por raíz: suave. La meta del Señor era que ella trabajaría a su lado, suavizando el dominio que viene de una naturaleza pecaminosa. Desafortunadamente, el mundo ha distorsionado el liderazgo en una forma tal que significa ejercitar dominio sobre otros como alguien superior.
Regresando a Génesis 2:18, después que Dios pronunció que su creación era “buena en gran manera” (1:31), vemos que “Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda (Ezer) idónea (k’enegdo).” Entonces antes de la caída fuimos creadas con todo lo que necesitamos para llenar o completar lo que falta en los hombres para reflejar a Dios. Vemos claramente que Eva fue creada como ayuda para Adán, no Adán como ayudante de Eva porque las habilidades y dones necesarios para ser ayudante fueron colocados en las mujeres y no en los hombres. Ser ayudante es nuestra esencia y es un don divino. Al contrario, a lo que el mundo dice, no nos coloca en una posición de inferioridad sino al mismo nivel, pero como decimos, con roles diferentes.
El rol de ayudante nos da la capacidad de influenciar en una forma diferente que los hombres. El papel de la mujer no es menor ni inferior, sino diferente al del hombre. Los roles diferentes no es simplemente una diferencia cultural sino es parte del orden de la creación. El propósito de ambos sexos es representar a Dios en la tierra. Nuestro Dios es infinito, pero nosotros, no. Él tiene todas las virtudes de ambos sexos, masculino y femenino, y como nosotros no somos capaces de reflejar todo lo que Él es, Él creó dos sexos diferentes, cada uno con diferentes características suyas y cuando nos complementamos el uno al otro, el mundo tiene una imagen más completa de cómo Él es. Esto se llama complementarismo.
Para enfatizar más la no inferioridad de las ayudantes, podemos leer en el Antiguo Testamento el término “ezer” utilizado 21 veces de lo cual 19 refiere a Dios mismo y claramente sabemos que Dios no es inferior a nosotros.
El sentido del término “ezer k´enegdo “es “un ayudante igual pero opuesta a él”. El sentido de opuesto no es en el sentido de ser enemigos sino en el sentido de que son géneros opuestos que encajen uno en el otro para complementarse. Es como una imagen en un espejo, igual pero opuesto para encajar perfectamente. Entonces, la ayuda idónea “ezer k´enegdo” es un rol elevado y extraordinario; y no un rol inferior. Hay un elemento de “poder” en ambas palabras hebreas porque era necesario que Dios ayudara a su pueblo para que tuviera el poder necesario para completar la misión que Dios le asignó y es igual para nosotras en el sentido de la necesidad de completar nuestra misión divina.
También vemos en el Salmo 144:12 “Sean nuestras hijas como columnas de esquinas (zuwziym) labradas como las de un palacio.” La palabra hebrea zuwziym es piedra angular o conectadora. Dios nos creó como “Ezer” es decir, ayuda idónea, y obviamente esto es algo que no puede ser realizado en aislamiento. De nuevo, la influencia positiva que la mujer ejerce donde esta, es lo que mantiene la unidad y es una capacidad que Jesús nos dio para demostrar Su gloria. (Juan 14:22-23)
La forma de glorificar a Dios es cuando protegemos, apoyamos, sostenemos, servimos como escudo, asistiremos, consolamos, siendo dadoras de esperanza, y bendecimos; ¡en esencia somos dadoras de vida! Podemos ver como el término ayuda tiene un significado tan importante ya que se centraliza sobre el mismo carácter de Dios; Cristo, la expresión exacta de la naturaleza del Padre (Hebreos 1:3), sirvió a sus discípulos mientras caminaba con ellos y realmente sirvió a todos sus hijos cuando pagó el precio de la deuda que fuimos incapaces de pagar.
En la práctica cumplimos el rol de “ayuda idónea” como esposas buscando el bien de nuestros esposos sometiéndonos a ellos de una manera que modele el amor respetuoso y sabio, de la Iglesia por su Señor (1 Pedro 3:1-7), sin embargo, este rol no es limitado al matrimonio. Si bien es cierto que la unión complementaria se ve más claramente en el matrimonio, no debemos olvidar, que toda mujer independientemente de su estatus social es ayuda Idónea por la forma en que fue creada. Sus dones y talentos y el ejercicio correcto de su rol sirven de influencia para todo aquel que le rodea. Así que, el rol de ayuda idónea incluya a la soltera, la viuda, la joven, la envejeciente, todas.
Al ser portadoras de la imagen de Dios y al haber sido creadas en Su semejanza, la mujer en su rol complementario aporta a cualquier tarea, aspectos del carácter de Dios que ella en su rol puede mejor reflejar. Es eso lo que a ella la hace única y diferente al hombre, es eso lo que le permite servirle de complemento al hombre.
Cuando decidimos obedecer a Dios, no importa lo que el mundo piensa, El Espíritu Santo nos dará el poder de cumplir con nuestro rol. Pero para hacer esto necesitamos escuchar la vocecita apacible del Espíritu Santo y “despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.” (Efes. 4:22-24). El deseo de la carne siempre será opuesto al Espíritu (Gálatas 5:17) y por ende tenemos que ser intencionales en nuestra caminar. El Señor susurra mientras el mundo grita, pero cuando afinamos los oídos de nuestros corazones para escuchar Su voz, y obedecerla, el gozo nos llenara con el poder necesario para seguir.
Si nosotras no demostramos al mundo que vive en tinieblas como luce una mujer piadosa, una mujer que agrada a Dios, ¿quién lo enseñará?
¡Reflejemos a un mundo confundido lo que realmente es una mujer!
Cathy Scheraldi de Núñez
Es la esposa del pastor Miguel Núñez. Cathy es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Es miembro, diaconisa y directora del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional (IBI). Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, que se transmite por el canal de YouTube del Ministerio Integridad & Sabiduría.