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Iglesia, no pierdas a tus adolescentes

EL DESAFÍO DE UNA PASTORAL INTENCIONAL HACIA LOS ADOLESCENTES

Esta serie de artículos que iniciamos en esta oportunidad tiene la finalidad de reflexionar sobre la necesidad que tiene la iglesia de cuidar de los jóvenes, especialmente a aquellos que se encuentran en la transición de la niñez a la edad adulta. El grupo al que nos vamos a referir es a los jóvenes de entre 12 y 15 años, a los que comúnmente nos referimos como los «adolescentes». Lamentablemente, somos testigos de que en esta etapa crucial muchos de ellos comienzan a alejarse de la iglesia. Así también, es el tiempo cuando los consejos de los padres deben competir con los consejos de sus amistades y la influencia del mundo.

Entonces, ¿por qué es necesario que la pastoral juvenil aborde intencionalmente esta transición? ¿Qué deben de tener en cuenta aquellos que son llamados a pastorear a los jóvenes? ¿Qué consecuencias puede acarrear a la vida del adolescente cuando los padres y la iglesia no se comprometen a guiarlos como lo manda la Biblia? Vamos a tratar de responder a estas inquietudes teniendo en cuenta el libro El trabajo con adolescentes en una sociedad posmoderna, del pastor Félix Ortiz. [1]

PRIMERO, CONOCERLOS

¿Por qué debemos acompañar a los jóvenes en esta edad? Pues bien, para responder a esta pregunta necesitamos primeramente conocer a los adolescentes.

  1. Ellos comienzan a forma su identidad: La adolescencia es un período en el que los jóvenes buscan comprender su lugar en el mundo y construir una imagen coherente de sí mismos. Esto implica explorar aspectos como la personalidad, los intereses, las habilidades y las experiencias que los definen como individuos únicos. También es un momento en el que buscan respuestas a preguntas fundamentales sobre quiénes son y qué quieren ser. Por lo tanto, brindarles apoyo y orientación basados en la Palabra de Dios en este proceso es esencial para su desarrollo personal y emocional.
  2. Ellos comienzan a tomar decisiones morales complejas: Durante la adolescencia, los jóvenes cuestionan y reflexionan sobre los valores que han recibido de sus familias, la iglesia, la sociedad y la cultura en la que se desenvuelven. Este proceso les permite discernir qué principios éticos y morales son significativos para ellos y cómo desean vivir de acuerdo con esos valores. Muchos de estos temas los enfrentan a decisiones morales complejas en un mundo donde las normas y valores pueden ser relativos. Ayudarles a reflexionar sobre estas cuestiones y a comprender conceptos bíblicos como el pecado les permite desarrollar un sentido ético sólido.
  3. Ellos son susceptibles a las influencias externas: En esta etapa, los adolescentes son especialmente sensibles a las influencias externas, como los medios de comunicación, la cultura popular y sus pares. Estas influencias pueden impactar en la formación de su identidad, por lo que es importante brindarles un entorno seguro y guiarlos hacia fuentes positivas de influencia que son la familia y la iglesia. Esto implica proporcionarles modelos a seguir, brindarles un marco de referencia bíblico sólido y fomentar relaciones significativas con otros cristianos para que los guíen por un camino saludable.
  4. Ellos son la generación que emerge para servir al Señor: Cuando las familias y la iglesia local invierten en el bienestar, desarrollo de habilidades, responsabilidad y empatía de los adolescentes, se está contribuyendo a la formación de cristianos maduros que están preparados para enfrentar los desafíos del futuro y para ser agentes de cambio positivo en sus familias, su iglesia local y la sociedad. Esta preparación no solo beneficia a los propios jóvenes, sino que también impacta de manera positiva en el bienestar y progreso de toda la comunidad en su conjunto.

NUESTROS DESAFÍOS

¿Qué situaciones deben de tener en cuenta aquellos que los pastorean a los adolescentes en este tiempo? En segundo lugar, es necesario conocer las problemáticas y limitantes a los que nos enfrentamos al ministrar a los adolescentes.

  • Pandemia: La reciente pandemia del Covid-19 ha limitado la interacción de la familia con la iglesia local y esto ha impactado negativamente en el desarrollo emocional y espiritual de los adolescentes, debilitando los lazos que los unían a la congregación.
  • Falta de relevancia: La iglesia puede perder relevancia para los jóvenes si no logra abordar sus inquietudes, necesidades y desafíos de manera significativa. La desconexión entre lo que la iglesia ofrece y lo que los jóvenes buscan puede llevar a su alejamiento.
  • Falta de credibilidad: Muchos adolescentes perciben que la iglesia no tiene credibilidad en la sociedad actual. Existe una desconfianza generalizada hacia las instituciones religiosas, lo que lleva a que los jóvenes se alejen de la iglesia.
  • El mal uso de la tecnología: El uso excesivo de la tecnología es una constante entre los adolescentes, especialmente de dispositivos móviles y redes sociales. Esto puede distraerlos de su vida espiritual. La constante exposición a la tecnología puede dificultar la concentración en la oración, la reflexión y la conexión con lo trascendente. 
  • Falta de líderes: Hay una gran escasez de líderes que hagan caso al llamado de servir a los jóvenes en la iglesia, lo cual debe llevar a los pastores y a la congregación a orar por más obreros y así tener una pastoral juvenil efectiva.
  • Dependencia de adultos: La falta de autonomía de los adolescentes en cuanto a transporte, permisos y horarios, es comprensible y necesaria. Sin embargo, esta limitación puede restringir su capacidad para participar en actividades extracurriculares, incluyendo aquellas relacionadas con el ministerio juvenil de la iglesia, lo cual requiere no sólo el compromiso de la iglesia local, sino también de los padres.

UNA ADVERTENCIA NECESARIA

¿Qué posibles consecuencias tendrá el joven cuando los padres y la iglesia local no se comprometen a guiarlos como lo manda la Biblia? Finalmente, debemos considerar los posibles costos si somos negligentes en pastorear a los adolescentes.

  1. Hijos que se revelan contra la fe de sus padres: Los jóvenes buscan experiencias auténticas y significativas y a falta de conexión entre la fe transmitida por los padres y la experiencia de vida de los hijos puede provocar conflictos y rebelión.
  2. Debilitamiento de la comunidad cristiana: La presencia de jóvenes en la comunidad cristiana es fundamental para garantizar la renovación generacional y la continuidad de la fe. Sin la participación de los jóvenes, la iglesia local corre el riesgo de envejecer y perder vitalidad, frescura y relevancia en un mundo en constante cambio.
  3. Dificultades para transmitir la fe a las nuevas generaciones: La ausencia de jóvenes puede limitar la capacidad de la iglesia local para conectarse con la cultura juvenil y predicar el evangelio, abordar sus necesidades y desafíos, y ser relevante para las nuevas generaciones.

HAY QUE HACERLO YA

Queridos líderes, es hora de asumir el desafío de una pastoral juvenil bíblica, intencional y relevante para los adolescentes. No habrá una segunda oportunidad.

Referencias:

  • Félix Ortiz es licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza y máster en Educación Cristiana por el Southwestern Baptist Theological Seminary de Forth Worth, Texas, Estados Unidos. Es director de los ministerios juveniles de ÁGAPE, director asociado para España de los ministerios de Josh McDowell, pastor de jóvenes de la Iglesia Evengélica Bautista Bona Nova y profesor de STBE.

CRISTIAN JARA Esposo y padre de 3 hijos preciosos. Egresado de la Universidad Evangélica del Paraguay, con estudios en Educación y Teología. Pastor principal de la Iglesia Presbiteriana Reformada Marangatu. Director general del Colegio Presbiteriano Cerritos.

Acerca del Autor

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