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Evangelizando discípulos del evangelio de la prosperidad

Hace unos años, conocí a un misionero en África que presumía de ganar «miles de cristianos nuevos» y plantar «cientos de iglesias». Intrigado, le pregunté: «¿Cuál es el evangelio que predica?». Su respuesta fue profundamente desalentadora.

Habló del deseo de Jesús de bendecir y sanar a las personas. Minimizaba el pecado y exaltaba el éxito. Tenía una fascinación evidente por los números grandes. Era, obviamente, un predicador del evangelio de la prosperidad.

Como cualquier otro falso evangelio, el evangelio de la prosperidad sustituye la obra de la gracia de Dios por nuestra obra. La obra específica que promueve es más fe y más dar. Posteriormente, Dios recompensa tales obras con más salud y más riqueza.

Este falso evangelio hace una selección caprichosa y descontextualizada de partes de las Escrituras, lo que enseña a sus seguidores a leer mal sus biblias. Luego utiliza su exégesis errónea para disminuir la grandeza de Dios y elevar al hombre. Crea un dios reducido al que las personas pueden manipular.

El evangelio trata fundamentalmente de la obra de Dios en favor de los pecadores, no de nuestra obra para conseguir más de Dios

 

Esta enseñanza no es solo una alternativa molesta o un desafortunado error. Es un falso evangelio condenable. Las duras palabras de Pablo a los gálatas se aplican aquí. El evangelio de la prosperidad «distorsiona» el evangelio verdadero, haciendo que sus predicadores y discípulos sean «anatemas» [bajo maldición] (Gá 1:6-9).

Puede que sea fácil retraerse ante todo esto. ¡Seguramente nadie en mi iglesia lo cree! Pero hay versiones más suaves del evangelio de la prosperidad que plagan nuestras iglesias. A veces los cristianos caemos en la tentación de creer que nuestro sufrimiento puede ser un indicador del desagrado de Dios, o que Dios nos debe algo porque le hemos dado mucho, o que una iglesia más grande y con más dinero es una clara medida de bendición. Todas estas son variaciones del pensamiento del evangelio de la prosperidad que envenenan a la iglesia.

¿Cómo podemos entonces evangelizar sabiamente a los discípulos del evangelio de la prosperidad?

Primero, reconoce que la raíz del pensamiento del evangelio de la prosperidad es el mismo afecto equivocado que se encuentra en cualquier otro pecado. 

La esencia del pecado es dar nuestro afecto y lealtad a las cosas equivocadas. ¿Cuántos de nuestros pecados vienen de querer el cielo en la tierra inmediatamente, más paz, dinero o estatus ahora mismo?

Todos estamos familiarizados con esto. Así que los seguidores del evangelio de la prosperidad no están cometiendo un pecado especial. Son como nosotros. Necesitan nuevos afectos y nuevas lealtades, lo que significa que necesitan el nuevo nacimiento (Jn 3:5). Estas verdades deberían inspirarnos como evangelistas a ser humildes en nuestra postura y audaces en nuestra oración.

En segundo lugar, haz preguntas provocadoras que traigan claridad doctrinal 

No temas ser amorosamente intrusivo. Estas son tres preguntas aclaratorias que podrías hacerle a un discípulo del evangelio de la prosperidad.

¿De qué nos salva el evangelio? 

No somos salvados de los efectos físicos de la caída, como la enfermedad y la pobreza. Más bien, gracias a la expiación sustitutiva de Jesús, somos salvados de la maldición de la ley de Dios quebrantada (Gá 3:13), lo que significa que somos salvados de la justa ira de Dios (Ro 3:21-25) y de las garras del pecado (Ro 6:1-14).

Así que dile a tu amigo que el evangelio trata fundamentalmente de la obra de Dios en favor de los pecadores, no de nuestra obra para conseguir más de Dios. Lo que Dios promete ahora en Cristo es «toda bendición espiritual» (Ef 1:3-14), no toda bendición física. Somos superabundantemente ricos en Cristo. En Cristo, Dios no se contiene; es generoso.

¿Promete la Biblia bendiciones físicas ahora o más adelante? 

La cronología es importante. La esperanza cristiana incluye, en efecto, bendiciones materiales y físicas en la tierra nueva (Fil 3:20-21; Ap 21). Pero no las promete ahora.

En realidad, el evangelio de la prosperidad no promete mucho y demasiado rápido, sino que promete demasiado poco y demasiado pronto. Su error no es solo lo que promete, sino cuándo promete bendiciones.

El evangelio de la prosperidad no promete mucho y demasiado rápido, sino que promete demasiado poco y demasiado pronto

 

Así que recuérdale a tu amigo que los anhelos del cristiano se harán realidad en la tierra nueva, no en esta tierra. Incluso allí, Dios mismo será nuestro mayor galardón, no nuestra ausencia de sufrimiento o nuestra posesión de bendiciones (Sal 27:473:25).

¿Hay algún costo asociado con seguir a Jesús? 

Después de tres predicciones sobre Su muerte y resurrección en el Evangelio de Marcos, Jesús ofrece tres lecciones sobre el discipulado (Mr 8:31-10:52). La idea central de Su enseñanza es que, al igual que Él, los discípulos llevarán una vida formada por la cruz. El camino hacia la corona pasa por una cruz (Mr 8:34-38). Los discípulos del verdadero evangelio están llamados al sufrimiento ahora y a la gloria después.

El sufrimiento no es una aberración en la vida cristiana. Es la norma. La negación de uno mismo no es una rareza. Es nuestro llamado cotidiano. No confiamos en Dios para evitar el sufrimiento y el sacrificio; confiamos en Dios a través del sufrimiento y el sacrificio.

Si la salud y la riqueza fueran objetivos bíblicos, ¿por qué el Nuevo Testamento habla tan a menudo de «desgastarse exteriormente» (2 Co 4:16-18) y de afrontar «diversas pruebas» (Stg 1:2-4)? La vida cristiana no consiste en hacer más por Jesús para obtener más de Jesús. La vida cristiana es renunciar a más por causa de Jesús para ganar más de Jesús.

Por último, asegúrate de que tu vida exalta y no confunde el evangelio que predicas 

Puede parecer una gran desilusión llamar a otros a una vida formada por la cruz. Pero la vida cristiana no es una existencia sombría, como si los cristianos solo estuvieran llamados a aferrarse a la vida hasta que la muerte los lleve a casa. Por el contrario, ahora tenemos todas las razones para regocijarnos en el Señor (Fil 4:4). Tenemos todos los motivos para abrazar con gozo la vida cruciforme, porque es dulce participar en los sufrimientos de Cristo (Fil 3:10).

¿Cómo respondes a las pruebas dolorosas, a las dificultades duraderas y a otras realidades difíciles de este mundo caído? Tus amigos del evangelio de la prosperidad te están observando. ¿Pueden ver tu gozo presente y tu esperanza futura, incluso en medio de las lágrimas? ¿O ven actitudes mezquinas y quejas? ¿Pueden percibir que Jesús es más dulce y amoroso para ti que todo lo demás? ¿O sienten que anhelas más las cosas de este mundo? Tu vida exaltará o confundirá el evangelio.

Jamie, una querida hermana y miembro de nuestra iglesia, exaltó el evangelio incluso mientras luchaba contra un raro cáncer de sangre durante cinco años. Su lucha incluyó innumerables tratamientos de quimioterapia y radioterapia, y un invasivo trasplante de médula ósea. Oramos fervientemente por su sanidad. Aunque hubo temporadas de remisión, el Señor finalmente la llevó a casa.

No confiamos en Dios para evitar el sufrimiento y el sacrificio; confiamos en Dios a través del sufrimiento y el sacrificio

 

Lo que más animó a nuestra familia de la iglesia fue la creciente fe de Jamie en medio de su sufrimiento. Todavía puedo imaginarla un domingo por la mañana, pocos días después de recibir el diagnóstico inicial, del brazo de su marido Scott, cantando con confianza: «Solo en Cristo, está mi fe». Recuerdo los almuerzos con Scott y Jamie, de los que salía recibiendo más ánimos de los que daba.

Otro domingo por la mañana, poco antes de su fallecimiento, varios miembros se sintieron conmovidos por el llamado del texto del sermón a la vida cruciforme (Mr 8:34-38). Durante el sermón, nuestros ojos se posaron en Jamie, en su silla de ruedas, quien asentía con entusiasmo. Con lágrimas en los ojos, cerramos el servicio cantando estas palabras de Henry Lyte:

Cristo, mi cruz he tomado, dejo el mundo y sigo a Ti;
Todo en Ti he encontrado, Todo has dado Tú por mí.

Ya mis vanas ambiciones por amor de Ti dejé
Sin igual mi condición es por Ti, Dios, y cielo hallé.

El ejemplo de Jamie de perseverancia gozosa y llenura de fe es un ataque directo al evangelio de la prosperidad. Dios destacaría en Jamie lo que el evangelio de la prosperidad condenaría. Ella se aferró a sus riquezas espirituales en Cristo mientras su cuerpo se desvanecía lentamente. Abrazó sus cruces y pérdidas con una fe cada vez mayor. Hoy, en la presencia de Jesús, está empezando a disfrutar de su corona.

En tu esfuerzo por evangelizar eficazmente a tus amigos del evangelio de la prosperidad, ofrece claridad doctrinal y llámalos a una vida formada por la cruz. Pero no olvides vivirla con gozo, como mi amiga Jamie.


Publicado originalmente en 9MarksTraducido por Eduardo Fergusson.

Godwin Sathianathan es el pastor principal de la Faith Evangelical Free Church en Milford, Ohio.

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