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3 razones para un grupo de servicio comunitario en la iglesia

LA PERTINENCIA DE FORMAR Y EMPODERAR UN EQUIPO DE SERVICIO COMUNITARIO

Una de las características distintivas de la iglesia, y de los cristianos en particular, es su solidaridad demostrada a través de una disposición constante al servicio. En cada vecindario o comunidad donde surja una necesidad, ya sea ocasional o permanente, siempre habrá un cristiano dispuesto a movilizarse para ofrecer ayuda.

Desde asistir al vecino enfermo que no puede costear su atención médica hasta apoyar a la familia que ha sufrido una pérdida trágica, la comunidad se une para brindar asistencia. Ya sea durante una celebración especial como Navidad o en la tarea de limpiar un terreno baldío, se observa a un grupo de vecinos sirviendo juntos.

Los cristianos participan en este servicio desinteresado a la comunidad mediante acciones solidarias como donaciones directas, preparación y venta de alimentos, e incluso la formulación de proyectos comunitarios para abordar problemas de manera integral. Este compromiso surge de su cercanía con las Escrituras, el ejemplo de su Señor y el amor de Dios que habita en sus corazones, así como del mandato de amar a Dios y al prójimo.

¿Qué cristiano no conoce la parábola del Buen Samaritano, narrada por el propio Jesús a fin de ilustrar que el amor y la misericordia son las virtudes que guiarán a los hombres a la verdadera piedad y la santidad? (Lc. 10:25-37). Este pasaje ha impulsado incontables acciones de amor cristiano a lo largo de los siglos, haciendo visible y concreto el amor de Dios por los perdidos y necesitados.

Sin embargo, es importante reconocer que a menudo los prejuicios, el temor a relacionarse con personas de diferentes creencias, o la abrumadora magnitud y diversidad de las necesidades pueden obstaculizar nuestro servicio. ¿Qué podemos hacer al respecto?

La respuesta puede estar en un grupo pequeño de servicio comunitario dentro de nuestras iglesias. Conscientes de la importancia de servir con amor y eficacia en nuestras comunidades, me gustaría presentar a continuación tres razones que justifican la creación de un grupo de hermanos dedicado a este propósito dentro de nuestra congregación cristiana.

1. Como Seguidores de Jesús, Somos Llamados a Servir a la Comunidad

En la parábola de Lucas 10, se nos revela con claridad que el llamado de Dios es, en primer lugar, a amarlo y servirlo con todo nuestro ser, y luego, a amar y servir a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Es difícil equivocarse cuando Jesús nos instruye con claridad:

«Ve y haz tú lo mismo» (Lc. 10:37 NBLA).

Este llamado derriba cualquier prejuicio, temor o resistencia que podamos sentir. Debemos cruzar hacia el otro lado del camino y servir a nuestra comunidad en el nombre de Jesús. De hecho, se nos recuerda en Efesios 2:10 que somos «la obra maestra de Dios» (NTV), «… hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas» (RVC). Realizaremos estas buenas obras en el nombre y el poder de Jesús, para su gloria y honor, para que Él sea conocido, amado y servido.

Este propósito se cumple cuando miramos al mundo con los ojos compasivos y penetrantes de nuestro Señor, lo que nos lleva a salir de nuestras casas y templos, extendiendo nuestras manos como si fueran las suyas.

2. Un Grupo del Servicio Comunitario Puede Canalizar este Servicio de Manera Eficaz

En segundo lugar, es muy importante comprender que el llamado al servicio comunitario no solo recae en cada individuo cristiano, sino también en la iglesia local en su conjunto.

En este sentido, las congregaciones de menor tamaño tienen una ventaja evidente, ya que la mayoría de sus miembros residen en los barrios circundantes al templo. Esto facilita un enfoque más efectivo para abordar las necesidades locales de manera conjunta.

Sin embargo, e independientemente del tamaño de nuestra congregación, es fundamental fomentar la formación de un grupo comprometido de creyentes que, respaldado oficialmente por la iglesia, se acerque a la comunidad, identifique las necesidades presentes o potenciales, dialogue con los residentes y busque formas prácticas de brindar ayuda, siguiendo el ejemplo del buen samaritano y sumando esfuerzos.

En este contexto, destaca la importancia de la participación de representantes de la iglesia, o específicamente de este grupo de servicio comunitario, en la Comisión Vecinal correspondiente, si la hubiera. Este es el espacio natural donde se pueden sembrar semillas de solidaridad, amor y servicio que darán frutos duraderos, mientras se respetan las normas que evitan cualquier tipo de proselitismo religioso o político. Es el evangelio en acción, visible y tangible.

En estas instancias se identifican las necesidades comunitarias y se establece conexión con las autoridades municipales y otras organizaciones como fundaciones y grupos de voluntarios. De alguna manera u otra, esta comisión se convierte en el núcleo vital del barrio, donde los cristianos deberían participar activamente para proyectar nítidamente que su iglesia es la iglesia del vecindario y que los vecinos pueden contar con ella.

3. Un Equipo Dedicado Aporta Eficiencia, Diversidad de Perspectivas y un Mayor Impacto

Finalmente, un equipo trasciende la mera suma de individuos; es la amalgama de sus dones, experiencias, visiones y capacidades. Un equipo de cristianos comprometidos con el bienestar de su comunidad se convierte en el canal a través del cual Dios puede derramar su bendición sobre los vecinos.

Este equipo, que sale del templo y se acerca a la gente con un espíritu de solidaridad y amoroso servicio, inspira confianza, seguridad y apertura. Las personas se sienten respetadas y valoradas, lo que fortalece su dignidad. Al actuar así, «pagan el derecho» para allanar el camino al evangelio con su poder redentor y transformador.

¡Animémonos a salir y ser la Iglesia del Barrio!


PABLO SÁNCHEZ, Pastor, comunicador, movilizador. Junto a su esposa Ketty, ha servido por décadas en diferentes organizaciones misioneras, evangelísticas y de servicio, como Juventud con una Misión, Obedira, Asociación Evangelística Billy Graham y Jesús Responde al Mundo de Hoy.

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