Consejería

¿Qué haría Jesús en la consejería?

Jesús era y es el consejero por excelencia. Para hacer consejería de acuerdo a la Palabra de Dios, podemos mirar a Jesús y su trato con las personas en necesidad. La Biblia nos proporciona los principios y normas fundamentales para la consejería. A continuación, expongo algunos puntos principales de consejería, basados en la historia de Bartimeo y su encuentro con Jesús. Te invito a leer Marcos 10:46-52 antes de continuar.

1 El aconsejado percibe que necesita ayuda y da el primer paso

No siempre las personas saben que necesitan ayuda. Muchas veces, el pastor o consejero intenta imponer su ayuda a alguien que no la ha solicitado. Jesús no hizo esto. Esperó a que Bartimeo lo llamara. Bartimeo, aunque ciego y sin esperanza desde una perspectiva humana, tomó la iniciativa al escuchar que Jesús pasaba. Esto demuestra que una persona que busca ayuda ya tiene esperanza y valentía para cambiar su vida.

En la consejería pastoral, no imponemos ayuda; el aconsejado toma la decisión y busca el cambio. A veces las parejas o los padres envían a sus parejas o hijos a la consejería. Es difícil trabajar con alguien quien aún no está dispuesto. Mejor es que le entreguen el número del consejero y que la persona necesitada pida un turno cuando esté lista.

2 El aconsejado tiene fortalezas que le ayudarán a resolver su problema

Nos enfocamos en la fortaleza de la persona. No damos más atención al problema de lo que merece. Bartimeo era ciego y mendigo, pero tenía una fortaleza que los demás no tenían: escuchaba muy bien. Mientras otros se referían a «Jesús de Nazaret» de manera despectiva, Bartimeo lo llamó «Hijo de David» (vv. 47, 48), reconociendo a Jesús como el Mesías. La fortaleza de Bartimeo al escuchar y entender le permitió ver lo que otros no veían.

En la consejería pastoral, nos enfocamos en las fortalezas del aconsejado. Observamos sus competencias y áreas de destreza, estabilizándolos al reconocer y enfatizar sus fortalezas en lugar de sus debilidades. No hubiera ayudado decirle a Bartimeo: «¡No veas todo tan negro, la vida es bella!». En la consejería, repetimos y enfatizamos a menudo el pecado y los problemas de la persona, lo que desanima. En cambio, si resaltamos las fortalezas, recursos y áreas donde aún puede ver, ganamos confianza y esperanza tanto para nosotros como para el aconsejado.

3 Antes de trabajar en una corrección, animamos a la persona en cuestión

Alfred Adler, psicoanalista y fundador de la Psicología Individual, sostuvo que «solo una persona motivada hace cambios significativos en su vida». Jesús ya sabía esto. Cuando Bartimeo le llamó, Jesús pidió que le trajeran y ellos le animaron.

En la consejería, es crucial animar y dar confianza a los aconsejados antes de trabajar en sus problemas. Una persona desanimada necesita primero coraje y aliento para enfrentarse a sus dificultades. Cuando Bartimeo se levantó y se acercó a Jesús, se quitó su abrigo, su única protección. Esto simboliza que estaba listo para abrirse y recibir ayuda, algo que en consejería también esperamos pacientemente. ¿Por qué es tan importante animar a la persona y esperar hasta que esté dispuesta a contarnos sus dudas e inquietudes más profundas?

Imagínate si Jesús hubiera encontrado a Bartimeo en el suelo, devastado. Jesús quería abrirle los ojos, y fue terapéuticamente importante hacerlo cuando ya estaba de pie. Si Bartimeo hubiera abierto los ojos estando aún en el suelo, lo primero que habría visto sería la suciedad y su situación de mendigo. Pero al estar de pie frente a Jesús, lo primero que vio fue a su Salvador, a quien podía mirar directamente a los ojos. ¡Eso es dignidad!

4 Preguntamos a la persona que viene a consejería qué quiere

Aunque Jesús sabía lo que Bartimeo necesitaba, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» (v. 51). Esta pregunta le dio dignidad a Bartimeo, permitiéndole expresar su deseo y necesidad.

En consejería, siempre preguntamos al aconsejado qué quiere, cuáles son sus objetivos y deseos. Esto asegura que trabajamos en lo que realmente necesita él y no en nuestras suposiciones. Este punto es uno de los reclamos más escuchados en la formación de consejeros: «El (pastor, consejero, diácono) no me escuchaba. Tenía su propia agenda. Solo estaba enfocado en sus respuestas y sus soluciones». También aquí tenemos que saber que la solución que me ayudó a mí no necesariamente es la solución para la otra persona.

5 El aconsejado verbaliza lo que quiere

Bartimeo respondió claramente: «Raboni, quiero ver» (v. 51). Esta verbalización de su objetivo fue el primer paso hacia su sanación.

En consejería, ayudar al aconsejado a definir y expresar claramente sus objetivos es una acción terapéutica esencial. Cuando una persona real y sinceramente quiere, también está dispuesto a considerar nuevos pasos hacia una mejora de su situación.

6 El aconsejado es protagonista de su propia sanación

Jesús le dijo a Bartimeo: «Puedes irte, tu fe te ha sanado» (v. 52). La sanación vino por la fe de Bartimeo.

En la consejería, las personas sanan cuando creen, cuando recuperan la confianza y experimentan dignidad y trato equitativo. Este proceso les permite hacerse responsables de su situación y comenzar su sanación.

En resumen, la consejería bíblica eficaz sigue el ejemplo de Jesús: esperar a que el aconsejado dé el primer paso, reconocer y trabajar desde sus fortalezas, animar antes de corregir, preguntar y respetar sus deseos, ayudar a verbalizar sus objetivos, y finalmente, permitirles ser protagonistas de su propia sanación a través de la fe y el trato digno.

Y ahora, desde el principio de que todos somos iguales en valor, aunque con responsabilidades, necesidades y preocupaciones diferentes, Jesús también nos pregunta a nosotros. Jesús también te pregunta a ti: «¿Qué quieres que haga por ti?». ¿Hay un área en tu vida como pastor o consejero donde quieres volver a ver? ¿Ya hablaste con Él al respecto? ¿Ya le dijiste que quieres que haga por ti?

Más principios fundamentales de consejería en la próxima edición de La Fuente.

Por Betty Kehler

Betty Ratzlaff de Kehler, de Asunción, Paraguay, es docente, terapeuta y consejera. Posee un bachiller en Teología, una licenciatura en Trabajo Social y una maestría en Psicología Holística, además de diversas especializaciones en terapia psicológica y consejería espiritual y matrimonial. Presidenta y co-fundadora del Instituto de Consejería Cristiana Latinoamericano (ICL) y de Dreamdays Paraguay, con una extensa experiencia como oradora y conferencista, se especializa en crecimiento personal y competencias sociales. Casada con Wesley Kehler y madre de tres hijos, sus intereses incluyen viajar, enseñar y escribir.


Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Back to top button