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Conoce cómo 1 Corintios 15 reafirma la resurrección de Jesús

Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado del libro Esperanza en tiempos de temor: El significado y la importancia de la resurrección para nuestra vida hoy (Poiema Publicaciones, 2022), por Timothy Keller.

Dado que el cristianismo es una fe histórica, también es una fe razonable, y 1 Corintios 15 rebosa de razones para creer en la resurrección de Jesús.

Se han desarrollado muchas teorías modernas para tratar de refutar la resurrección, pero los versículos de 1 Corintios 15 tienen respuesta para todas ellas.

Una de las teorías más antiguas es que las «leyendas» de la resurrección de Jesús se desarrollaron muchas décadas después de que los hechos reales se olvidaran. Pero el texto en 1 Corintios es en sí mismo una prueba importante en contra de esa opinión.

La mayoría de los eruditos del Nuevo Testamento consideran que 1 Corintios 15:3-7 no es una composición paulina original, sino que más bien Pablo está citando un resumen temprano del evangelio que la iglesia primitiva empleaba en la evangelización y la formación. Como dice en el versículo 3, estas palabras las recibió, no las creó, y entonces las entregó a otros.

Los eruditos también muestran que el vocabulario de estos versículos —«conforme a las Escrituras», «al tercer día», «los doce»— no son términos que Pablo usa en sus otros escritos. Así que se trata de un resumen del evangelio que ya era de uso generalizado entre los cristianos de todo el mundo mediterráneo cuando Pablo escribió.

Dado que la primera carta a los Corintios fue escrita solo quince o veinte años después de la muerte de Jesús, el destacado erudito bíblico James Dunn concluye que «podemos estar totalmente seguros» de que este resumen de 1 Corintios 15:3-7 «fue formulado a los pocos meses de la muerte de Jesús» (Jesus Remembered [Jesús recordado], p. 855).

Esto refuta la teoría de que la resurrección de Jesús fue una leyenda que se desarrolló solo después de que murieran las personas que presenciaron Su muerte. En cambio, este texto demuestra que casi al instante miles de hombres y mujeres judíos estaban adorando a Jesús como Salvador y Señor resucitado (Hch 2:41).

A diferencia de los romanos, los judíos «no creían que un hombre pudiera convertirse en un dios. Tales afirmaciones eran tan estupefacientes como repugnantes. No solo eran blasfemia, sino una locura» (Dominion [Dominio], p. 6). Un movimiento creciente de judíos que adoraban a un ser humano como el Hijo de Dios no tenía precedentes. Y ocurrió justo después de la muerte de Jesús. Algo trascendental debe haber sucedido para que esto ocurriera. Si no fue la resurrección, ¿qué otra cosa pudo haber sido?

Pablo también dice que Jesús resucitó «al tercer día», lo que refuta la segunda teoría moderna de que los primeros seguidores de Jesús no vieron literalmente con sus ojos a Cristo resucitado, sino que solo experimentaron Su presencia con ellos en sus corazones. La frase «Al tercer día» muestra que la resurrección de Jesús fue un suceso real con una fecha indicada.

A continuación, Pablo relata extensamente lo siguiente:

[El Jesús resucitado] se apareció a Cefas y después a los doce. Luego se apareció a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen. Después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles. Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí (1 Co 15:5-8).

Esta lista desafía una tercera hipótesis moderna, a saber, que la resurrección fue un engaño. El problema es que no solo Pedro, Jacobo el hermano de Jesús y el propio Pablo declararon haber visto con sus propios ojos al Cristo resucitado: Jesús también se apareció a 500 personas a la vez. Había literalmente cientos de testigos que lo corroboraron.

Los lectores de hoy quizás piensen que en los tiempos de Pablo todo el mundo se creía cualquier cosa y era supersticioso. Por tanto, si querías defender que el fundador de tu religión había resucitado de los muertos, todo lo que tenías que hacer era decir: «Ha resucitado y deben creerme porque lo digo yo». En cambio, Pablo escribe como si sus lectores no estuvieran dispuestos a aceptar tal afirmación sin pruebas, al igual que la gente de hoy.

Por tanto, alrededor del 75 % de las palabras en esta presentación del evangelio consisten en una lista de los testigos de la resurrección. Cuando da sus nombres y dice «la mayoría de los cuales viven aún», está invitando a cualquier persona a que los busque y escuche su testimonio de primera mano. En otras palabras, Pablo no es lo que se ha denominado un «fideísta», alguien que dice: «No tengo ningún argumento o razonamiento lógico para ti; debes dar un loco paso de fe en la oscuridad y creer lo que te estoy diciendo a pesar de la falta de pruebas».

Podríamos preguntarnos por qué un público antiguo sería tan escéptico como para creer algo como la resurrección. Seguramente la gente de aquella época era más abierta que la gente de hoy sobre afirmaciones de milagros, ¿no? Sin embargo, en su libro La resurrección del Hijo de Dios, el erudito bíblico N. T. Wright explica ampliamente que tanto la cultura grecorromana como el judaísmo de la época tenían fuertes creencias que hacían inaceptable la afirmación de una resurrección corporal individual.

Los judíos del tiempo de Jesús o bien no creían en la resurrección o creían solo en una resurrección general de los justos al final de los tiempos cuando el mundo fuera renovado por completo. Lo que no creían que fuera posible era una resurrección individual en medio de la historia al mismo tiempo que el mal, el sufrimiento y la muerte continuaban como antes.

Así que esto refuta una cuarta creencia moderna de que los seguidores de Jesús estaban tan quebrantados por el desconsuelo y deseosos de que estuviera vivo que se convencieron a sí mismos de que había resucitado.

Wright presenta la mejor defensa de que esto no pudo ocurrir. Una resurrección así era inconcebible para los judíos. Solo la evidencia de la tumba vacía y todos los testimonios de los testigos oculares superaron su profundo escepticismo ante la afirmación de que Jesús había resucitado.

Después de la Pascua, había sucedido algo que no era en absoluto lo que los primeros cristianos aguardaban o esperaban, algo en torno a lo cual tuvieron que reconstruir sus vidas.


Timothy Keller (1950-2023) fue un autor, teólogo y apologista. Fue el pastor fundador de Redeemer Presbyterian Church (PCA) en Manhattan, Nueva York, y sirvió como cofundador y vicepresidente de The Gospel Coalition

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