Reflexiones

Encontrar la voluntad de Dios

Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo (Génesis 24:27).

Génesis 24 relata la historia de un siervo especial de Abraham, quien tenía la misión de viajar a una tierra lejana, encontrar una esposa para el hijo de su amo y regresar con la novia elegida. Aunque el siervo no es nombrado en Génesis 24, es probable que fuera Eliezer de Damasco, mencionado en Génesis 15:2. No conocemos a ningún otro siervo que ocupara este cargo en la casa de Abraham.

Encontrar la voluntad de Dios

El siervo tenía una gran responsabilidad. La esposa de Isaac, el hijo de Abraham, jugaría un papel crucial en el cumplimiento del plan de las promesas del pacto de Dios a Abraham y sus descendientes. Sería natural que Eliezer pensara: “Debo ser guiado por Dios para encontrar y elegir a la mujer adecuada, y luego Él debe mover su corazón para que esté de acuerdo. Debe ser la mujer que Dios elija.

Génesis 24 relata cómo Eliezer hizo lo que todos deberían hacer al desear conocer y vivir la voluntad de Dios: orar (Génesis 24:12-14). Con fe, confió el asunto a Jehová, pidiendo su guía tanto para él como para todas las circunstancias relacionadas con la búsqueda y elección de esta mujer especial. Dios respondió a sus oraciones, y Eliezer encontró a Rebeca en un pozo de la tierra lejana a la que había viajado. Rebeca mostró un auténtico espíritu servicial al ofrecerse para realizar la ardua tarea de dar de beber a los camellos de Eliezer, a pesar de que él era un extraño para ella. Además, Eliezer descubrió que Rebeca era ideal porque estaba emparentada con la familia de Abraham, de donde él provenía.

Cuando Eliezer explicó esto a la familia de Rebeca, usó estas palabras: “Guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo”. Hay algo importante en estas palabras. Eliezer dejó claro que Dios lo guio mientras estaba en camino. En otras palabras, Eliezer no se quedó esperando a que Dios le revelara todos los detalles antes de avanzar. En lugar de eso, el siervo de Abraham se ocupó de lo que podía hacer —seguir su camino— y fue entonces cuando Jehová lo guio.

Querido hermano o hermana, si deseas ver la guía de Dios en tu vida, ponte en movimiento. Sé activo. Da pasos hacia adelante en alguna dirección, y verás que Dios te guía mientras sigues tu camino. Puede haber momentos en los que Dios quiera que nos detengamos y esperemos en Él antes de actuar, pero esa no suele ser su forma habitual de guiarnos. Normalmente, Dios quiere que sigamos nuestro camino y esperemos su dirección mientras avanzamos.

En general, nuestro deber es seguir nuestro camino de acuerdo con lo que Dios nos ha revelado y confiar en que Él nos guiará.

Es difícil dirigir un auto que está estacionado. Sigue adelante y deja que Dios te guíe.


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