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Lectura de Hoy

29-09-2024

DEVOCIONAL

Devocional: 1 Reyes 1

La transferencia de la autoridad real de David a Salomón (1 Reyes 1) fue turbia. Uno de los hijos de David, Adonías, se confabuló con Joab, el jefe del ejército, e intentó usurpar el trono. Betsabé, la madre de Salomón, le recordó a su esposo moribundo su promesa de que Salomón sería su heredero y comienza el relato complicado.

Una vez más, resalta el fracaso crónico de David en cuanto a su familia. El autor de 1 Reyes lo presenta a nuestra atención mediante su comentario del 1:6. Al referirse a Adonías, quien intentaba el golpe de Estado, afirma: “Adonías era más joven que Absalón, y muy bien parecido. Como David, su padre, nunca lo había contrariado ni le había pedido cuentas de lo que hacía”, como si el ser guapo generara una especie de arrogancia fácil que le hacía pensar que se merecía todo, incluso la corona.

De entre las muchas lecciones importantes, podemos resaltar dos:

Primero, incluso los creyentes dotados y moralmente rectos suelen manifestar defectos trágicos. De vez en cuando, surge alguien como Daniel, de quien no se nos narra ningún fracaso. Pero la mayoría de los mejores personajes de las Escrituras revelan lacras de una u otra índole: Abraham, Moisés, Pedro, Tomás y, particularmente, David. Debemos enfrentar esta realidad, pues no es menos potente hoy día. Dios levanta líderes influyentes en lugares estratégicos. Es posible que haya alguien extraordinario que sea tan consistente que sea difícil detectar en él defectos notables. Pero normalmente no es lo que ocurre. Hasta los mejores líderes cristianos presentan comúnmente defectos que sus amigos y personas más cercanas pueden identificar (¡aunque los mismos líderes no los vean!). Esto no nos debería sorprender. En este mundo caído, así son las cosas, igual que lo eran cuando se escribió la Biblia. No debemos, por tanto, desilusionarnos cuando los líderes se muestran imperfectos. Debemos apoyarlos siempre que podamos, buscar corregir los fallos cuando sea posible y dejarle el resto a Dios, siempre reconociendo el tremendo potencial de fracaso y deficiencia en nuestra propia vida.

Segundo, una vez más, la soberanía de Dios actúa a través de los esfuerzos complicados de su pueblo. Cuando a David se le informa acerca del problema, no toma una actitud pasiva ni se limita a orar por la situación: inmediatamente, ordena una serie de pasos decisivos, simbólicos y complejos, para asegurar que Salomón ascienda al trono. La confianza en la bondad soberana de Dios nunca es excusa para la inactividad o la indolencia. Muchos años de “caminar por fe” le han enseñado a David que esta frase puede significar una serie de cosas, pero nunca es una justificación para la pasividad. Si queremos vivir sin desafiar a Dios o en nuestros vanos esfuerzos por ser independientes de Dios, también debemos evitar el pietismo que está perennemente en peligro de colapsar la confianza y convertirla en fatalismo.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Salmo 80

El Salmo 80 lo escribieron probablemente cantores asafitas en otro momento de desastre nacional, cuando los asirios conquistaron el reino del norte, destruyeron su capital y exiliaron a muchos de sus habitantes. El impacto sufrido por el remanente piadoso de Judá debió ser considerable y explica el estribillo: “Restáuranos, oh Dios” (80:3, 7, 19; cp. v. 14).

Quizás la característica más impactante de este salmo sea el uso particular que hace de la amplia imagen de la viña (90:8-18):

(1) Frecuentemente Israel aparece representado como una viña: veamos, por ejemplo, la meditación del 7 de mayo (sobre Isaías 5). En el más elocuente de estos pasajes, Israel es una de ellas, que Dios plantó y regó cuidadosamente, pero que tristemente ha producido frutos malos. Decepcionó tanto al Señor, que decidió destruirla a su debido tiempo.

(2) Sin embargo, aquí no se hace hincapié en la terrible calidad del fruto de la viña (aunque se presupone), sino en su desdichada condición ahora que el propio Señor ha roto el muro protector que había levantado alrededor de ella. Él mismo la trajo de Egipto, la plantó, la regó y la vio expandirse desde el Mar Mediterráneo hasta el río Éufrates (80:8-11). “¿Por qué has derribado sus muros? ¡Todos los que pasan le arrancan uvas!” (80:12). Incluso las bestias salvajes del bosque la destruyen y devoran (80:13).

(3) Así pues, se pide al Todopoderoso que tenga compasión de su propia viña. Sin obsesionarse en por qué rompió Dios el muro protector, aunque reconoce que se debió a su ira ardiente (80:4), a su justa reprensión (80:16), el salmista le ruega, claramente emocionado, que cuide de quien él mismo ha establecido y alimentado: “¡Brinda tus cuidados a esta vid! ¡Es la raíz que plantaste con tu diestra!” (80:14-15).

(4) Entrelazada con este tema encontramos una referencia al “vástago” que Dios ha criado para sí (80:15). La palabra hebrea puede referirse a una rama o a un retoño (como en Génesis 49:22), pero en este poema está también preparando el camino para 80:17. Probablemente, en el primer ejemplo debemos interpretar que se hace una referencia a Israel, que brota de Éxodo 4:22-23“Israel es mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo para que me rinda culto”. El salmista suplica compasión por el “hijo” de Dios. Incluso en el versículo 17, el hijo de tu diestra, es decir, el primogénito de Dios, vislumbra en primera instancia a Israel.

En el horizonte más amplio, la respuesta definitiva a estas peticiones de Asaf procedería de la vid verdadera (Juan 15), el supremo Hijo de Hombre, surgido de Israel.?


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

1 Reyes 1

Ancianidad de David

1 El rey David ya era muy anciano, entrado en días; lo cubrían de ropas pero no entraba en calor. Entonces sus siervos le dijeron: «Que se busque para mi señor el rey una joven virgen para que atienda al rey y sea quien lo cuide; que ella se acueste en su seno, para que mi señor el rey entre en calor». Por toda la tierra de Israel se buscó a una joven hermosa, y hallaron a Abisag la sunamita y la trajeron al rey. La joven era muy hermosa; ella cuidaba al rey y le servía, pero el rey no tuvo relaciones con ella.

Rebelión de Adonías

Entretanto Adonías, hijo de Haguit, se ensalzaba diciendo: «Yo seré rey». Y preparó para sí carros, hombres de a caballo y cincuenta hombres que corrieran delante de él. Su padre nunca lo había contrariado preguntándole: «¿Por qué has hecho esto?». Él era también hombre de muy hermoso parecer, y había nacido después de Absalón. Y había consultado con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, que respaldaban a Adonías. Pero el sacerdote Sadoc, Benaía, hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y los valientes que tenía David, no estaban con Adonías. Adonías sacrificó ovejas, bueyes y animales cebados junto a la piedra de Zohélet, que está al lado de En Rogel. Invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey David, y a todos los hombres de Judá, siervos del rey. 10 Pero no invitó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a los valientes, ni a Salomón su hermano.

11 Entonces Natán habló a Betsabé, madre de Salomón y dijo: «¿No has oído que Adonías, hijo de Haguit, se ha hecho rey y que David nuestro señor no lo sabe? 12 Ahora pues, ven, voy a darte un consejo para que salves tu vida y la vida de tu hijo Salomón. 13 Ve ahora mismo al rey David y dile: “¿No ha jurado usted, oh rey mi señor, a su sierva, diciendo: ‘Ciertamente tu hijo Salomón será rey después de mí y se sentará en mi trono?’. ¿Por qué, pues, se ha hecho rey Adonías?”. 14 Así que mientras estés aún hablando con el rey, yo entraré tras de ti y confirmaré tus palabras».

15 Betsabé vino a ver al rey en la alcoba. El rey ya era muy anciano, y Abisag la sunamita le servía. 16 Entonces Betsabé se inclinó y se postró ante el rey. Y el rey le preguntó: «¿Qué deseas?». 17 Ella le respondió: «Mi señor, usted juró a su sierva por el SEÑOR su Dios: “Ciertamente su hijo Salomón será rey después de mí y se sentará en mi trono”. 18 Sin embargo, ahora Adonías es rey; y usted, mi señor el rey, hasta ahora no lo sabe. 19 Él ha sacrificado bueyes, animales cebados y ovejas en abundancia, y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, jefe del ejército, pero no ha invitado a Salomón su siervo. 20 En cuanto a usted, mi señor el rey, los ojos de todo Israel están sobre usted, para que les haga saber quién ha de sentarse en el trono de mi señor el rey después de él. 21 Pues sucederá que en cuanto mi señor el rey duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos tenidos por culpables».

22 Sucedió que mientras ella estaba aún hablando con el rey, entró el profeta Natán. 23 Y le informaron al rey: «Aquí está el profeta Natán». Cuando este entró a la presencia del rey, se postró ante el rey rostro en tierra. 24 Entonces Natán dijo: «Mi señor el rey, ¿acaso ha dicho usted: “Adonías será rey después de mí y se sentará en mi trono”? 25 Porque él ha descendido hoy y ha sacrificado bueyes, animales cebados y ovejas en abundancia, ha invitado a todos los hijos del rey, a los jefes del ejército y al sacerdote Abiatar, y allí están comiendo y bebiendo en su presencia, y gritando: “¡Viva el rey Adonías!”. 26 Pero ni a mí, su siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía, hijo de Joiada, ni a su siervo Salomón ha invitado. 27 ¿Ha sido hecho esto por mi señor el rey, y no ha declarado a sus siervos quién había de sentarse en el trono de mi señor el rey después de él?».

Salomón escogido por David

28 Entonces el rey David respondió: «Llamen a Betsabé». Y ella entró a la presencia del rey, y se puso delante del rey. 29 Y el rey juró: «Vive el SEÑOR, que ha redimido mi vida de toda angustia, 30 que ciertamente como te juré por el SEÑOR, Dios de Israel: “Tu hijo Salomón será rey después de mí, y él se sentará sobre mi trono en mi lugar”, así lo haré hoy mismo». 31 Betsabé se inclinó rostro en tierra, se postró ante el rey y dijo: «Viva para siempre mi señor el rey David».

32 Entonces el rey David dijo: «Llamen al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaía, hijo de Joiada». Ellos entraron a la presencia del rey, 33 y el rey les dijo: «Tomen con ustedes a los siervos de su señor, hagan montar a mi hijo Salomón en mi propia mula y llévenlo a Gihón. 34 Que allí el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo unjan como rey sobre Israel; y toquen trompeta y digan: “¡Viva el rey Salomón!”. 35 Después subirán tras él, y él vendrá, se sentará en mi trono y reinará en mi lugar; porque lo he escogido para que sea príncipe sobre Israel y sobre Judá». 36 Y Benaía, hijo de Joiada, respondió al rey: «¡Amén! Así lo diga también el SEÑOR, el Dios de mi señor el rey. 37 Como el SEÑOR ha estado con mi señor el rey, así esté con Salomón, y haga su trono más grande que el trono de mi señor el rey David».

38 Entonces el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía, hijo de Joiada, los cereteos y los peleteos, descendieron e hicieron que Salomón montara en la mula del rey David, y lo llevaron a Gihón. 39 El sacerdote Sadoc tomó el cuerno de aceite de la tienda y ungió a Salomón. Entonces tocaron trompeta, y todo el pueblo gritó: «¡Viva el rey Salomón!». 40 Luego todo el pueblo subió tras él. El pueblo tocaba flautas y se regocijaba con gran alegría, de modo que la tierra se estremecía con su sonido.

41 lo oyó Adonías y todos los invitados que estaban con él cuando habían terminado de comer. Al oír Joab el sonido de la trompeta, dijo: «¿Por qué hace la ciudad tal alboroto?». 42 Estaba aún hablando, cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Y Adonías le dijo: «Entra, pues tú eres hombre valiente y traerás buenas noticias». 43 Pero Jonatán respondió a Adonías: «Al contrario. Nuestro señor el rey David ha hecho rey a Salomón. 44 El rey también ha enviado con él al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benaía, hijo de Joiada, a los cereteos y a los peleteos, y ellos lo han montado en la mula del rey. 45 Y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en Gihón, y de allí han subido gozosos y se ha alborotado la ciudad. Este es el ruido que han oído. 46 Además, Salomón ya se ha sentado en el trono del reino, 47 y aun los siervos del rey han ido a bendecir a nuestro señor el rey David, diciéndole: “Que su Dios haga el nombre de Salomón más célebre que su nombre y su trono más grande que el trono de usted”. Y el rey ha adorado en el lecho. 48 El rey también ha dicho así: “Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que ha concedido que se siente hoy en mi trono un descendiente mío mientras mis ojos lo ven”».

49 Entonces todos los invitados de Adonías se aterrorizaron, y se levantaron y cada uno se fue por su camino. 50 Adonías tuvo miedo de Salomón, y se levantó, se fue y se agarró de los cuernos del altar. 51 Y avisaron a Salomón, diciéndole: «Adonías tiene miedo del rey Salomón, y se ha asido de los cuernos del altar, diciendo: “Que el rey Salomón me jure hoy que no matará a espada a su siervo”». 52 Y Salomón dijo: «Si es hombre digno, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; pero si se halla maldad en él, morirá». 53 Entonces el rey Salomón envió que lo hicieran descender del altar. Y él vino y se postró ante el rey Salomón, y Salomón le dijo: «Vete a tu casa».


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Gálatas 5

5 Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. Por tanto, permanezcan firmes, y no se sometan otra vez al yugo de esclavitud.

La libertad cristiana

Miren, yo, Pablo, les digo que si se dejan circuncidar, Cristo de nada les aprovechará. Otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la ley.

De Cristo se han separado, ustedes que procuran ser justificados por la ley; de la gracia han caído. Pues nosotros, por medio del Espíritu, esperamos por la fe la esperanza de justicia. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor.

Ustedes corrían bien, ¿quién les impidió obedecer a la verdad? Esta persuasión no vino de Aquel que los llama. Un poco de levadura fermenta toda la masa. 10 Yo tengo confianza respecto a ustedes en el Señor de que no optarán por otro punto de vista; pero el que los perturba llevará su castigo, quienquiera que sea. 11 Pero yo, hermanos, si todavía predico la circuncisión, ¿por qué soy perseguido aún? En tal caso, el escándalo de la cruz ha sido quitado. 12 ¡Ojalá que los que los perturban también se mutilaran!

La libertad y el amor

13 Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; solo que no usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros. 14 Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: «AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO». 15 Pero si ustedes se muerden y se devoran unos a otros, tengan cuidado, no sea que se consuman unos a otros.

Conflicto entre el Espíritu y la carne

16 Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que ustedes no pueden hacer lo que deseen. 18 Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley. 19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, 20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, 21 envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales les advierto, como ya se lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

El fruto del Espíritu en la conducta cristiana

22 Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, 23 mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. 24 Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.


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Ezequiel 32

Lamentación por Faraón

32 En el año duodécimo, el mes duodécimo, el día primero del mes, vino a mí la palabra del SEÑOR: «Hijo de hombre, eleva una elegía por Faraón, rey de Egipto, y dile:

“Parecías un leoncillo de las naciones Pero eras como el monstruo de los mares; Prorrumpías en tus ríos, Enturbiabas las aguas con tus pies Y ensuciabas sus ríos”». Así dice el Señor DIOS: «Mi red tenderé sobre ti En compañía de muchos pueblos, Y ellos te alzarán en Mi red. Te dejaré en tierra, Te echaré en campo abierto, Y haré que habiten sobre ti todas las aves del cielo, Y saciaré de ti a las bestias de toda la tierra. Pondré tu carne sobre los montes, Y llenaré los valles de tu carroña. También haré que la tierra se empape con el derramamiento de tu sangre Hasta los montes, Y las barrancas se llenarán de ti. Cuando te hayas extinguido, cubriré los cielos Y oscureceré sus estrellas; Cubriré el sol de nubes, Y la luna no dará su luz. Todos los astros brillantes del cielo Oscureceré por causa tuya, Y pondré tinieblas sobre tu tierra», Declara el Señor DIOS.

«También turbaré el corazón de muchos pueblos, cuando haga llegar la noticia de tu destrucción entre las naciones, hasta tierras que no has conocido. 10 Y haré que muchos pueblos se queden pasmados por causa tuya, y sus reyes en gran manera se aterrorizarán de ti cuando Yo blanda Mi espada ante ellos. Temblarán constantemente, cada uno por su vida, el día de tu caída».

11 Pues así dice el Señor DIOS: «La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti. 12 Con las espadas de los poderosos haré caer tu multitud, tiranos todos ellos de las naciones,

Que asolarán el orgullo de Egipto, Y toda su multitud será destruida. 13 También destruiré todo su ganado junto a aguas abundantes; No las enturbiará más pie de hombre, Ni pezuñas de animales las enturbiarán. 14 Entonces haré asentarse sus aguas, Y haré correr sus ríos como el aceite», Declara el Señor DIOS. 15 «Cuando Yo haga de la tierra de Egipto una desolación, Y la tierra quede despojada de lo que la llenaba, Cuando Yo hiera a todos los que en ella viven, Entonces sabrán que Yo soy el SEÑOR.

16 Esta es la lamentación y la cantarán; las hijas de las naciones la cantarán. Sobre Egipto y sobre toda su multitud la cantarán», declara el Señor DIOS.

17 En el año duodécimo, el día quince del mes, vino a mí de nuevo la palabra del SEÑOR: 18 «Hijo de hombre, laméntate por la multitud de Egipto, hazla descender, con las hijas de las naciones poderosas, a las profundidades de la tierra, con los que descienden a la fosa;

19 “¿A quién superas en hermosura? Desciende y yace con los incircuncisos”.

20 En medio de los muertos a espada ellos caerán. Egipto es entregado a la espada; lo han arrastrado con toda su multitud. 21 Los fuertes entre los poderosos hablarán de Egipto y de sus auxiliares de en medio del Seol: “Han descendido, yacen los incircuncisos muertos a espada”.

22 »Allí está Asiria con toda su multitud, sus tumbas la rodean; todos ellos muertos, caídos a espada. 23 Sus tumbas están en las partes más profundas de la fosa, y su multitud está alrededor de su tumba; todos ellos muertos, caídos a espada, los cuales infundían terror en la tierra de los vivientes.

24 »Allí está Elam y toda su multitud alrededor de su tumba; todos ellos muertos, caídos a espada, los cuales descendieron incircuncisos a las profundidades de la tierra. Ellos que infundían su terror en la tierra de los vivientes, cargaron su ignominia con los que descienden a la fosa. 25 Le han hecho un lecho en medio de los muertos con toda su multitud. Sus tumbas lo rodean; todos son incircuncisos, muertos a espada: por haber infundido su terror en la tierra de los vivientes, cargaron su ignominia con los que descienden a la fosa; fueron puestos en medio de los muertos.

26 »Mesec, Tubal y toda su multitud están allí; sus tumbas los rodean; todos ellos incircuncisos. Los mataron a espada, por haber infundido su terror en la tierra de los vivientes. 27 Y no yacen junto a los héroes caídos de entre los incircuncisos que descendieron al Seol con sus armas de guerra, cuyas espadas estaban colocadas debajo de sus cabezas; pero el castigo de su iniquidad cayó sobre sus huesos, porque el terror de estos héroes prevalecía en la tierra de los vivientes. 28 Pero tú, en medio de los incircuncisos serás quebrantado, y yacerás con los muertos a espada.

29 »Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes, quienes con todo su poderío fueron puestos con los muertos a espada. Ellos están tendidos con los incircuncisos y con los que descienden a la fosa.

30 »Allí están los jefes del norte, todos ellos y todos los sidonios, quienes a pesar del terror causado por su poderío, descendieron avergonzados con los muertos. Están tendidos los incircuncisos con los muertos a espada y cargaron su ignominia con los que descienden a la fosa.

31 »A estos verá Faraón y se consolará con respecto a toda su multitud muerta a espada, Faraón y todo su ejército», declara el Señor DIOS. 32 «Aunque Yo infundí el terror de Faraón en la tierra de los vivientes, sin embargo a Faraón y a toda su multitud se le hará estar entre los incircuncisos con los muertos a espada», declara el Señor DIOS.


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Salmo 80

Súplica por la restauración del pueblo

Para el director del coro; según la tonada «A los lirios»; Testimonio. Salmo de Asaf.

80 Presta oído, oh Pastor de Israel;
Tú que guías a José como un rebaño;
Tú que estás sentado más alto que los querubines; ¡resplandece!
Delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés, despierta Tu poder
Y ven a salvarnos.
Restáuranos, oh Dios,
Y haz resplandecer Tu rostro sobre nosotros, y seremos salvos.
Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos,
¿Hasta cuándo estarás enojado contra la oración de Tu pueblo?
Les has dado a comer pan de lágrimas,
Y les has hecho beber lágrimas en gran abundancia.
Nos haces objeto de burla para nuestros vecinos,
Y nuestros enemigos se ríen entre sí.
Oh Dios de los ejércitos, restáuranos;
Haz resplandecer Tu rostro sobre nosotros, y seremos salvos.
Tú removiste una vid de Egipto;
Expulsaste las naciones y plantaste la vid.
Limpiaste el terreno delante de ella;
Echó profundas raíces y llenó la tierra.
10 Los montes fueron cubiertos con su sombra,
Y los cedros de Dios con sus ramas.
11 Extendía sus ramas hasta el mar
Y sus renuevos hasta el río.
12 ¿Por qué has derribado sus vallados,
De modo que la vendimian todos los que pasan de camino?
13 El puerco montés la devora,
Y de ella se alimenta todo lo que se mueve en el campo.
14 Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora, te rogamos;
Mira y ve desde el cielo, y cuida esta vid,
15 La cepa que Tu diestra ha plantado
Y el hijo que para Ti has fortalecido.
16 Está quemada con fuego, y cortada;
Ante el reproche de Tu rostro perecen.
17 Sea Tu mano sobre el hombre de Tu diestra,
Sobre el hijo de hombre que para Ti fortaleciste.
18 Entonces no nos apartaremos de Ti;
Avívanos, e invocaremos Tu nombre.
19 Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, restáuranos;
Haz resplandecer Tu rostro sobre nosotros y seremos salvos.


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