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Lectura de Hoy

20-11-2023

Devocional

Devocional: Amós 9

Aunque Amós 9 contiene algunas amenazas de juicio bastante terribles, acaba con una nota positiva en la armonía tripartita.

(1) El juicio no será total, sino parcial. “Borraré de la faz de la tierra a los descendientes de Jacob, aunque no del todo”, declara el Señor (9:89. La criba será concienzuda (9:9-10), pero Dios preservará a un remanente. Desde el tiempo de Elías aproximadamente en adelante, el tema del remanente se va haciendo más fuerte cada siglo que pasa. Las personas de reflexión lo reciben y se sienten sumamente estimuladas: Dios siempre conserva a algunos fieles.

(2) “En aquel día” —una fórmula profética extremadamente flexible en su referente—, Dios levantará “la tienda caída de David” (9:11). Dios restaurará la dinastía davídica a su primer esplendor; de hecho, a algo más grande, como sugiere el versículo siguiente. Amós estaba advirtiendo al reino norteño; en este momento, aunque mermada, la dinastía davídica seguía intacta en el sur. Esta profecía no plantea la restauración de la dinastía una vez dejara de existir durante un tiempo (que es la forma en la que los profetas posteriores hablan, un siglo y medio después de Amós). Más bien presagia la restauración de la dinastía a su primera gloria y mucho más.

(3) Los versículos finales del capítulo (9:13-15) retratan tal tiempo de fertilidad en el territorio en que el que ara alcanzará al segador, la imagen maravillosa de una fertilidad casi mágica. Las ciudades en ruinas serán reconstruidas e Israel nunca más será arrancado de su tierra.

¿Cuándo se cumplirán estas profecías? La primera lo hizo sin duda en los acontecimientos que rodearon al exilio, pero desde entonces han ocurrido otros sucesos similares. Dios preservó un remanente en aquel tiempo y lo ha venido haciendo desde entonces. Algunos piensan que, una vez se toma el lenguaje extravagante de los versículos finales con pinzas, estas promesas se cumplieron cuando el pueblo regresó a la tierra tras el exilio. Pero el texto afirma que no serán arrancados “nunca más” y está claro que lo fueron. Por lo tanto, uno debe concluir que o bien Amós se equivocó, o que esta promesa no tuvo su cumplimiento en el periodo posexílico. Ciertamente, aquel periodo no presencio la restauración del imperio davídico. Por ello, algunos presagian una consumación literal en el futuro. Pero los cristianos recordarán cómo aplica Santiago estos versículos 9:11-12 en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15:16-17). Insiste en que Jesús es el rey davídico, cuyo reino cumple esta promesa, que las bendiciones de los gentiles que aquí se insinúa se efectúan en la extensión del evangelio hasta ellos. Esto sugiere un cumplimiento tipológico de algunas de las profecías del Antiguo Testamento; este es un planteamiento que influye también en nuestra forma de leer otras profecías veterotestamentarias.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 1 Crónicas 15

En 1 Crónicas 15, vemos elementos del razonamiento de David que no encontramos en el pasaje paralelo de 2 Samuel 6.

Después de conquistar Jerusalén, David decidió traer el arca del pacto a la nueva capital. De camino, Uza extendió su mano para sostener el arca mientras el carro en el que la llevaban iba dando tumbos por el camino. Inmediatamente cayó muerto. David se enojó contra Dios y le tuvo miedo (1 Crónicas 13:11-12), y abandonó su misión. Instalaron el arca en casa de Obed Edom el geteo. Durante los tres meses en que el arca estuvo allí, el hogar de Obed Edom fue bendecido tan abundantemente, que todo el mundo lo notó. Así que, a su debido tiempo, David hizo otro intento de transportar el arca a Jerusalén.

Todo esto se puede concluir tanto de 2 Samuel como de 1 Crónicas. Lo que 1 Crónicas 15:1-24 añade es algo del razonamiento de David y los arreglos que hizo. Me centraré en un aspecto.

Aparentemente, calmado tras la pérdida chocante de Uza, David regresa a las Escrituras. Es cierto que Uza no debió haber tocado el arca. Pero ¿estaban David y su pueblo violando alguna otra disposición legal en la manera como la estaban tratando? Su lectura de la Biblia le recuerda a David que sólo se permite transportarla a los levitas y le explica cómo deben hacerlo. Por tanto, les dice a los levitas que se preparen bien para la tarea y argumenta el porqué: “pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, el Señor nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza” (15:13). En otras palabras, David concluye que la ira de Dios en el asunto del descuido de Uza fue la manifestación de un desagrado mayor. Transportar el arca no debía hacerse de cualquier manera. Dios esperaba que le obedecieran, y el símbolo de su presencia debía ser tratado conforme a las estipulaciones del pacto.

De manera que así lo hicieron los levitas: “Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la palabra del Señor” (15:15).

Aquí hay una lección profunda. Sin duda, Dios aprueba la alabanza infantil y el celo entusiasta, si bien espera que quienes gozan de autoridad en su pueblo conozcan lo que dice su Palabra y la obedezcan. Ningún celo ni entusiasmo puede compensar dejar de hacer esto. El celo que toma una dirección equivocada, nunca llega a la meta. Debe ser redirigido hacia la meta establecida en la Palabra de Dios o, no importa su entusiasmo, sigue estando desviado e incorrecto. No hay sustituto para una fe que se trabaja mediante la obediencia informada.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2013. Usado con permiso.

1 Crónicas 15

El arca llevada a Jerusalén

15 David hizo casas para sí en la ciudad de David, y preparó un lugar para el arca de Dios y levantó una tienda para ella. Entonces David dijo: «Nadie ha de llevar el arca de Dios sino los levitas; porque el SEÑOR los escogió para llevar el arca de Dios y servirle a Él para siempre». David congregó a todo Israel en Jerusalén para subir el arca del SEÑOR al lugar que había preparado para ella. También David reunió a los hijos de Aarón y a los levitas: de los hijos de Coat: Uriel el jefe, y 120 de sus parientes; de los hijos de Merari: Asaías el jefe, y 220 de sus parientes; de los hijos de Gersón: Joel el jefe, y 130 de sus parientes; de los hijos de Elizafán: Semaías el jefe, y 200 de sus parientes; de los hijos de Hebrón: Eliel el jefe, y 80 de sus parientes; 10 de los hijos de Uziel: Aminadab el jefe, y 112 de sus parientes.

11 Entonces David hizo llamar a los sacerdotes Sadoc y Abiatar y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: «Ustedes son los jefes de las casas paternas de los levitas. Santifíquense, tanto ustedes como sus parientes, para que suban el arca del SEÑOR, Dios de Israel, al lugar que le he preparado. 13 Puesto que ustedes no la llevaron la primera vez, el SEÑOR nuestro Dios estalló en ira contra nosotros, ya que no lo buscamos conforme a la ordenanza».

14 Se santificaron, pues, los sacerdotes y los levitas para subir el arca del SEÑOR, Dios de Israel. 15 Los hijos de los levitas llevaron el arca de Dios sobre sus hombros, con las barras puestas, como Moisés había ordenado conforme a la palabra del SEÑOR.

16 Entonces David habló a los jefes de los levitas para que designaran a sus parientes los cantores, con instrumentos de música, arpas, liras y címbalos muy resonantes, alzando la voz con alegría. 17 Y los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel; y de sus parientes, a Asaf, hijo de Berequías; y de los hijos de Merari, sus parientes, a Etán, hijo de Cusaías, 18 y con ellos en segundo lugar a sus parientes: Zacarías, Ben, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed Edom y Jeiel, los porteros.

19 Los cantores Hemán, Asaf y Etán fueron designados para hacer resonar címbalos de bronce; 20 Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaía, con arpas templadas para alamot; 21 Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed Edom, Jeiel y Azazías, para dirigir con liras templadas para el seminit. 22 Quenanías, jefe de los levitas, estaba a cargo del canto; él dirigía el canto, porque era hábil. 23 Berequías y Elcana eran porteros del arca. 24 Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, los sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obed Edom y Jehías también eran porteros del arca.

25 Fue, pues, David con los ancianos de Israel y los capitanes sobre miles a traer con alegría el arca del pacto del SEÑOR desde la casa de Obed Edom. 26 Y como Dios ayudaba a los levitas que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, ellos sacrificaron siete novillos y siete carneros. 27 David iba vestido de un manto de lino fino, también todos los levitas que llevaban el arca, asimismo los cantores y Quenanías, director de canto entre los cantores. David además llevaba encima un efod de lino. 28 Así todo Israel iba subiendo el arca del pacto del SEÑOR con aclamaciones, con sonido de bocina, con trompetas, con címbalos muy resonantes, con arpas y liras.

29 Y sucedió que cuando el arca del pacto del SEÑOR entró en la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, miró por la ventana, y vio al rey David saltando y regocijándose; y lo despreció en su corazón.

Santiago 2

El pecado de la parcialidad

2 Hermanos míos, no tengan su fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo. Porque si en su congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, y dan atención especial al que lleva la ropa lujosa, y dicen: «Siéntese aquí, en un buen lugar»; y al pobre dicen: «Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado»; ¿acaso no han hecho distinciones entre ustedes mismos, y han venido a ser jueces con malos pensamientos?

Hermanos míos amados, escuchen: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que Él prometió a los que lo aman? Pero ustedes han despreciado al pobre. ¿No son los ricos los que los oprimen y personalmente los arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual ustedes han sido llamados? Si en verdad ustedes cumplen la ley real conforme a la Escritura: «AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO», bien hacen. Pero si muestran favoritismo, cometen pecado y son hallados culpables por la ley como transgresores.

10 Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero falla en un punto, se ha hecho culpable de todos. 11 Pues el que dijo: «NO COMETAS ADULTERIO», también dijo: «NO MATES». Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de la ley. 12 Así hablen ustedes y así procedan, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad. 13 Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia. La misericordia triunfa sobre el juicio.

La fe y las obras

14 ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguien dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo? 15 Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, 16 y uno de ustedes les dice: «Vayan en paz, caliéntense y sáciense», pero no les dan lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? 17 Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta. 18 Pero alguien dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras». 19 Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. 20 Pero, ¿estás dispuesto a admitir, oh hombre vano, que la fe sin obras es estéril?

21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 Ya ves que la fe actuaba juntamente con sus obras, y como resultado de las obras, la fe fue perfeccionada; 23 y se cumplió la Escritura que dice: «Y ABRAHAM CREYÓ A DIOS Y LE FUE CONTADO POR JUSTICIA», y fue llamado amigo de Dios. 24 Ustedes ven que el hombre es justificado por las obras y no solo por la fe.

25 Y de la misma manera, ¿no fue la ramera Rahab también justificada por las obras cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin las obras está muerta.

Amós 9

9 Vi al Señor de pie junto al altar, y me dijo:

«Golpea los capiteles para que se estremezcan los umbrales, Y rómpelos sobre la cabeza de todos. Entonces mataré a espada al resto de ellos; No habrá entre ellos fugitivo que huya, Ni refugiado de ellos que escape. Aunque caven hasta el Seol, De allí los tomará Mi mano; Y aunque suban al cielo, De allí los haré bajar. Aunque se escondan en la cumbre del Carmelo, Allí los buscaré y los tomaré; Aunque se oculten de Mis ojos en el fondo del mar, Allí ordenaré a la serpiente que los muerda. Aunque vayan al cautiverio delante de sus enemigos, Allí ordenaré a la espada que los mate, Y pondré sobre ellos Mis ojos para mal y no para bien».

El Señor, DIOS de los ejércitos, El que toca la tierra, y esta se derrite, Y se lamentan todos los que en ella habitan, Sube toda ella como el Nilo Y disminuye como el Nilo de Egipto; El que edifica en los cielos Sus altos aposentos, Y sobre la tierra ha establecido Su bóveda; El que llama a las aguas del mar Y las derrama sobre la superficie de la tierra: El SEÑOR es Su nombre.

«¿No son ustedes para Mí como hijos de Etiopía, Oh israelitas?», declara el SEÑOR. «¿No hice Yo subir a Israel de la tierra de Egipto Y a los filisteos de Caftor y a los arameos de Kir? Por eso los ojos del Señor DIOS están sobre el reino pecador, Y voy a destruirlo de sobre la superficie de la tierra; Sin embargo, no destruiré totalmente a la casa de Jacob», declara el SEÑOR. «Porque Yo daré un mandato, Y zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones, Como se zarandea el grano en la criba, Sin que caiga ni un grano en tierra. 10 A espada morirán todos los pecadores de Mi pueblo, Los que dicen: “No nos alcanzará ni se nos acercará la desgracia”.

Restauración del pueblo de Dios

11 »En aquel día levantaré el tabernáculo caído de David, Repararé sus brechas, Levantaré sus ruinas, Y lo reedificaré como en el tiempo pasado, 12 Para que tomen posesión del remanente de Edom Y de todas las naciones donde se invoca Mi nombre», Declara el SEÑOR, que hace esto.

13 «Vienen días», declara el SEÑOR, «Cuando el arador alcanzará al segador, Y el que pisa la uva al que siembra la semilla; Cuando destilarán vino dulce los montes, Y todas las colinas se derretirán. 14 Restauraré el bienestar de Mi pueblo Israel, Y ellos reedificarán las ciudades asoladas y habitarán en ellas; También plantarán viñas y beberán su vino, Y cultivarán huertos y comerán sus frutos. 15 Los plantaré en su tierra, Y no serán arrancados jamás de la tierra Que les he dado», Dice el SEÑOR tu Dios.

Lucas 4

Jesús es tentado

4 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu en el desierto por cuarenta días, siendo tentado por el diablo. Y no comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.

Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le respondió: «Escrito está: “NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE”».

El diablo lo llevó a una altura, y le mostró en un instante todos los reinos del mundo. «Todo este dominio y su gloria te daré», le dijo el diablo; «pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy. Por tanto, si te postras delante de mí, todo será Tuyo».

Jesús le respondió: «Escrito está: “AL SEÑOR TU DIOS ADORARÁS, Y A ÉL SOLO SERVIRÁS”».

Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén y lo puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo desde aquí, 10 pues escrito está:

“A SUS ÁNGELES TE ENCOMENDARÁ PARA QUE TE GUARDEN”,

11 y:

“EN LAS MANOS TE LLEVARÁN, PARA QUE TU PIE NO TROPIECE EN PIEDRA”».

12 Jesús le respondió: «Se ha dicho: “NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS”».

13 Cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se alejó de Él esperando un tiempo oportuno.

Ministerio en Galilea

14 Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y las nuevas acerca de Él se divulgaron por toda aquella región. 15 Y enseñaba en sus sinagogas, siendo alabado por todos.

Jesús en Nazaret

16 Jesús llegó a Nazaret, donde había sido criado, y según Su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. 17 Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

18 «EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACIÓN DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS; 19 PARA PROCLAMAR EL AÑO FAVORABLE DEL SEÑOR».

20 Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. 21 Y comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído». 22 Todos hablaban bien de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de Su boca, y decían: «¿No es este el hijo de José?».

23 Entonces Él les dijo: «Sin duda me citarán este refrán: “Médico, cúrate a ti mismo; esto es, todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en Tu tierra”». 24 Y Jesús añadió: «En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. 25 Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra; 26 sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón. 27 Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio».

28 Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, 29 y levantándose, echaron a Jesús fuera de la ciudad, y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para tirar a Jesús desde allí. 30 Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue.

Jesús enseña en Capernaúm

31 Jesús descendió a Capernaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días de reposo. 32 Todos se admiraban de Su enseñanza porque Su mensaje era con autoridad. 33 Y había en la sinagoga un hombre poseído por el espíritu de un demonio inmundo, y gritó a gran voz: 34 «Déjanos. ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién Tú eres: el Santo de Dios».

35 Jesús entonces lo reprendió, diciendo: «¡Cállate y sal de él!». Y después que el demonio lo derribó en medio de ellos, salió de él sin hacerle ningún daño. 36 Todos se quedaron asombrados, y discutían entre sí: «¿Qué mensaje es este? Porque con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos y salen». 37 Y Su fama se divulgaba por todos los lugares de aquella región.

Jesús sana a la suegra de Simón y a muchos otros

38 Levantándose, Jesús salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón se hallaba sufriendo con una fiebre muy alta, y le rogaron por ella. 39 Inclinándose sobre ella, Jesús reprendió la fiebre y la fiebre la dejó; al instante ella se levantó y les servía.

40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban a Él; y poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. 41 También de muchos salían demonios, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero, reprendiéndolos, no les permitía hablar, porque sabían que Él era el Cristo.

Jesús recorre otras ciudades

42 Cuando se hizo de día, Jesús salió y se fue a un lugar solitario. Las multitudes lo buscaban, y llegaron adonde Él estaba y procuraban detener a Jesús para que no se separara de ellos. 43 Pero Él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto Yo he sido enviado».

44 Y predicaba en las sinagogas de los judíos.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

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