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¿Qué significa “el Señor es mi pastor, nada me faltará“? (Salmo 23:1) | Preguntas bíblicas

El SEÑOR es mi pastor,
Nada me faltará (Sal 23:1).

Dios como pastor

Si tuvieras un lienzo en blanco para dibujar una sola imagen sobre el éxodo de Israel de la esclavitud, ¿qué dibujarías? La imagen que tienes en mente posiblemente no sea la que la Biblia representa.

El Salmo 77 retrata la redención del pueblo de Dios de la esclavitud en Egipto de esta manera:

En el mar estaba Tu camino,
Y Tus sendas en las aguas inmensas,
Y no se conocieron Tus huellas.
Como rebaño guiaste a Tu pueblo
Por mano de Moisés y de Aarón (vv. 19-20).
Observa también las metáforas del Salmo 78:
E hirió a todos los primogénitos en Egipto,
Las primicias de su virilidad en las tiendas de Cam.
Pero a Su pueblo lo sacó como a ovejas,
Como a rebaño los condujo en el desierto;
Los guió con seguridad, de modo que no temieron,
Pero el mar se tragó a sus enemigos (vv. 51-53).

Entonces, cuando la Biblia pone el éxodo, el gran acontecimiento de la redención de Israel, a la vista de todos, ¿qué vemos? A un pastor divino guiando a Su rebaño de pastores y ovejas a través de un peligro terrible hasta alcanzar una completa seguridad. Dios es un pastor.
¿Qué clase de pastor es Él?

Dios todopoderoso

El rescate de Dios de Su pueblo en el libro del Éxodo está precedido por la revelación de Su nombre a Moisés en la zarza ardiente. «Y dijo Dios a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY”, y añadió: “Así dirás a los israelitas: ‘YO SOY me ha enviado a ustedes’”» (Éx 3:14).

Esta interpretación inusual del verbo hebreo «ser» apunta a «Aquel que permanece constante porque es independiente».1 Dios es quien es sin nosotros. Él es quien es desde antes de que fuéramos hasta después de que hayamos sido.

La existencia de Dios es desde Sí mismo y para Sí mismo, y no hay nada en Él que derive de nadie ni de nada más. Él es una existencia propia absolutamente autosuficiente.

"Tú no puedes ayudar a este Dios de ninguna manera y, por lo tanto, tampoco puedes dañarlo. Él es capaz de proveer para ti en todas las formas que necesites"

Esto es ilustrado por la zarza ardiente donde Moisés se encuentra con Dios. Como señala Sinclair Ferguson: «El fuego que había en la zarza no dependía de la energía de la zarza para arder. Era un fuego sumamente puro, un fuego que no era más que fuego, un fuego que no era un compuesto de otras fuentes de energía, sino que tenía su fuente de energía en sí mismo».2 Aquí hay una belleza tan maravillosa, que vale la pena detenerse en ella.

Considera estas palabras de Alexander Maclaren:

El fuego que arde y no se apaga, que no tiene tendencia a la destrucción en su misma energía, y que no es consumido por su propia actividad, es seguramente un símbolo del Ser único, cuyo ser deriva Su ley y Su fuente de Sí mismo, que solo puede decir: «YO SOY EL QUE SOY», la ley de Su naturaleza, el fundamento de Su ser, las únicas condiciones de Su existencia están, por así decirlo, encerradas dentro de los límites de Su propia naturaleza.

Tú y yo tenemos que decir: «soy aquello en lo que me he convertido», «soy aquello en lo que nací» o «soy aquello en lo que las circunstancias me han hecho». En cambio, Él dijo: «YO SOY EL QUE SOY». Todas las demás criaturas son eslabones; este es el elemento básico del que todos cuelgan. Todo otro ser es derivado y, por tanto, limitado y cambiante; este Ser es no derivado, absoluto, autodependiente y, por lo tanto, inalterable para siempre.

Porque vivimos, morimos. En la vida se produce el proceso cuyo final es la muerte. Pero Dios vive para siempre. Una llama que no se apaga; por tanto, Sus recursos son inagotables, Su poder infatigable. No necesita descanso para recuperar la energía usada.

Sus regalos no disminuyen la provisión que tiene para otorgar. Dios da y no es más pobre, trabaja y nunca se cansa, opera sin gastar. Él ama y ama por siempre. A través de los siglos, el fuego sigue ardiendo sin consumirse ni decaer.3

¿No nos ayuda esto a ver cuán increíble es que el Señor sea nuestro pastor? Creo que el objetivo de esta revelación de quién es Dios para Moisés fue precisamente asegurarle que lo imposible estaba a punto de suceder para el pueblo de Dios en Egipto, porque el Dios infinito y eterno había venido para guiarlos a casa. Es por quién es Dios que el éxodo ocurre y por qué tiene éxito. Él es el Todopoderoso.

Una metáfora cargada

Es interesante observar en la narración de Éxodo 3 que cuando Dios llama a Moisés, él «apacentaba el rebaño de Jetro su suegro, sacerdote de Madián» (Éx 3:1).

De la misma manera que el Señor Jesús toma a hombres que pescan peces literales y los hace pescadores de peces metafóricos (Mt 4:18), así Dios toma a un hombre que cuida ovejas literales y lo hace pastor de ovejas metafóricas, Su pueblo, con el Señor mismo como su pastor principal guiándolos con seguridad de la esclavitud a la libertad y a Su morada.

A Moisés se le está enseñando al comienzo de su misión que, debido a que el Señor está con él, no puede fallar ni fallará. Dios mismo es el pastor supremo, Aquel en quien se puede confiar plenamente para rescatar y redimir a Su pueblo porque no necesita nada de nadie.

Tú no puedes ayudar a este Dios de ninguna manera y, por lo tanto, tampoco puedes dañarlo. Él es capaz de proveer para ti en todas las formas que necesites.

"Dios mismo es el pastor supremo, Aquel en quien se puede confiar plenamente para rescatar y redimir a Su pueblo porque no necesita nada de nadie"

Esto significa que cuando David, el «dulce salmista de Israel» (2 S 23:1), canta «El SEÑOR es mi pastor», está usando lo que Peter Craigie llama «una metáfora cargada».4 Esta frase no está simplemente cargada con la propia experiencia de David como pastorcillo; más aún, está cargada de contenido del gran evento salvador en Israel que identificó al Señor como el Pastor salvador y todo suficiente de Su pueblo. Es una metáfora que, por supuesto, recibe su expresión más clara en la obra salvadora y pastoral del Señor Jesús, quien se declaró a Sí mismo no solo como el buen pastor (Jn 10:11), sino que también declaró: «antes que Abraham naciera, Yo soy» (Jn 8:58). El Señor Jesús, nuestro buen pastor, es el Señor mismo, lo que significa que es nuestro pastor suficiente.



La belleza del Salmo 23 es que es tan simple y claro que casi no necesita interpretación ni exposición. Es breve, fácil de memorizar, tiene imágenes poéticas y un toque lírico que ha alojado esta canción en la conciencia colectiva de cada creyente a través de los siglos. Pero cuando descargas la metáfora del Señor como nuestro pastor dentro del salmo, entonces las riquezas de todos sus versículos brillan aún más.

"El mensaje del salmo parecería ser que, si no tienes algo, por mucho que lo anheles, en realidad no lo necesitas"

Mira cuán necesitado está David en el Salmo 23: necesita comida, descanso, agua, guía, refugio, consuelo, vivienda, ayuda. Lo que sea, David lo necesita.

Mira quién es el que le da a David lo que necesita: el Dios que no necesita de nada ni de nadie. El que dice a Su pueblo: «YO SOY EL QUE SOY».

Antes de que tú existieras, Yo era, y después de que tú ya no existas, Yo seré. Yo soy el primero, soy el último, soy un Dios que está fuera del tiempo y que era desde antes de que este comenzara. David te está diciendo que el Dios del cielo puede satisfacer todas tus necesidades precisamente porque Él es Aquel que por Sí mismo no necesita nada.

Él te pastorea desde Su plenitud eternamente inagotable, y nunca es más pobre por ello. Más que esto, precisamente al decir que el Dios de la zarza ardiente es un pastor, David está diciendo que el Dios autosuficiente no es el Dios ensimismado.

El Dios autoexistente no es el Dios egoísta. Más bien, maravilla de maravillas, el Dios que es tan fuerte se viste con una imagen del más tierno cuidado por aquellos que son tan débiles.

Es una manera de decir que pone todos los recursos de Su plenitud infinita a disposición de las criaturas finitas. Él es un pastor. Como dice Martín Lutero:

Los otros nombres suenan demasiado gloriosos y majestuosos, y provocan —por así decirlo— asombro y miedo cuando los escuchamos pronunciarlos. Este es el caso cuando las Escrituras llaman a Dios nuestro Señor, Rey, Creador. Sin embargo, este no es el caso de la dulce palabra pastor. El cual trae a los piadosos, cuando lo leen o lo escuchan —por así decirlo— una confianza, un consuelo o seguridad como la palabra padre.

Es esta primera cláusula del Salmo 23:1 la que da todo el significado a la segunda cláusula: «Nada me faltará». Aunque se compone de solo cuatro palabras en hebreo, el Salmo 23:1 contiene un flujo lógico implícito: «El Señor es mi pastor; por lo tanto, nada me faltará». Porque el Señor es mi pastor, nada me falta.

Si lo tengo a Él, lo tengo todo. Él es mío; así que tengo todo lo que necesito. Harold Kushner aboga por una traducción como «No me faltará nada». El significado es que Dios me proporcionará todo lo que necesito.

O como lo expresó bellamente un colega mío: «El Señor es mi pastor, ¿qué más necesito?».

La cuestión de si deseo cosas más allá de eso no es el punto.5 Kushner añade la anécdota de un cartel que una vez vio en un escaparate: «Si no lo tenemos, estarás mejor sin eso».

«El mensaje del salmo parecería ser que, si no tienes algo, por mucho que lo anheles, en realidad no lo necesitas. Si lo necesitaras, Dios te lo habría proporcionado».6

"El salmo 23 es una herramienta en la mano de Dios que usa para calibrar nuestros deseos"

Esta es una visión de la vida, el universo y todo lo que hay en él, profundamente centrada en Dios. Este salmo es una herramienta en la mano de Dios que usa para calibrar nuestros deseos. Es un oasis en nuestro páramo materialista.

Nos invita a detenernos y descansar un momento y considerar nuevamente quién es Dios para nosotros en la simple plenitud de Su ser y las infinitas riquezas de Su pacto de amor.

Al parecer, David sabía de antemano lo que el apóstol Pablo describiría más tarde como la capacidad de vivir «no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo» (2 Co 6:10).

Si el Salmo 23 dice tanto en solo seis versículos, entonces es aún más sorprendente el hecho de que, en cierto sentido, los versículos 2-6 son simplemente una expansión del versículo 1. Todo el Salmo 23 está ahí en un solo versículo.

Cada uno de los otros versículos simplemente llena completamente lo que significa pertenecer a un Dios como este. Martín Lutero dijo que «el Salterio es una pequeña Biblia y el resumen del Antiguo Testamento».

Esa es una frase encantadora, porque muestra cómo es posible ver toda la historia de la Biblia encapsulada en partes más pequeñas de la Biblia.

Si Lutero tenía razón al decir esto sobre los salmos, entonces sugiero que el Salmo 23, con sus temas del éxodo de rescate, compañía en el valle y alojamiento en el desierto (hasta la casa del pastor), es en sí mismo una Biblia pequeña dentro de la Biblia pequeña de los Salmos.

Publicado originalmente en Crossway. Traducido por el Equipo Coalición.

1. Joel R. Beeke y Paul M. Smalley, Reformed Systematic Theology, vol. 1, Revelation and God (Wheaton, IL: Crossway, 2019), p. 554. 
2. Sinclair Ferguson, extracto del sermón de Timothy Brindle, «Self-Sufficiency», (bono en) pista 14 en Shai Linne, The Attributes of God, Lamp Mode Recordings, 2011. 
3. Alexander Maclaren, Expositions of Holy Scripture, vol. 1 (Grand Rapids: Eerdmans, 1952-1959), pp. 23-24; citado en Philip G. Ryken, Exodus: Saved for God’s Glory, Preach the Word (Wheaton, IL: Crossway, 2015), pp. 87-8. 
4. Peter C. Craigie, Psalms 1-50, Word Biblical Commentary (Grand Rapids, Zondervan: 2004), p. 206. 
5. Kushner, The Lord is My Shepherd, p. 30. 
6. Citado en William S. Plumer, Psalms: A Critical and Expository Commentary with Doctrinal and Practical Remarks (Edinburgh: Banner of Truth, 1975), p. 7. 

David Gibson (@davidngibbo) es ministro de Trinity Church en Aberdeen, Escocia. Está casado con Angela y tienen cuatro hijos pequeños.

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