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La estrofa de “Solo en Jesús” que me hace querer saltar

Todos los que conocen la letra del himno «Solo en Jesús» tienen una frase favorita que les llena el corazón de alegría, consuelo y, a veces, convicción. Yo no soy la excepción. Me he sentado en conferencias y he observado las reacciones de las personas cuando cantan su parte favorita de este himno: algunos lloran, mientras que otros cierran los ojos con un asombro que les deja sin aliento.

Pero hay una estrofa tan fascinante que es emocionalmente irresistible. Hace que las personas se pongan en pie, ya sea por asombrada reverencia o por efervescente alegría, y he visto cómo saltan de sus asientos, estiran los brazos como si quisieran tocar el mismísimo cielo y cantan con entusiasmo:

Pero el tercer día llegó,
Cristo el Señor resucitó.
Hoy en victoria reina Él
Perdió el pecado su poder
Él mío es, y suyo soy
Pues con Su sangre me compró

Daría cualquier cosa por unirme a mis amigos en ese momento. Me encantaría levantarme de mi silla de ruedas, ponerme de puntillas, echar la cabeza hacia atrás y llorar y reír al mismo tiempo.

Perdió el pecado su poder

¿Qué tiene esta estrofa que rompe el contenedor humano, liberando a la vez lágrimas y alegría? No puedo asegurarlo, pero se me ocurre algo.

Aunque otros himnos transmiten maravillosamente ese momento asombroso en el que Cristo conquistó la tumba, ninguno iguala la química entre letra y canción de «Solo en Jesús». Es la mezcla perfecta de la verdad que estremece el corazón con una melodía que despierta inexorablemente los afectos humanos. El auditorio puede estar lleno con miles de personas, pero todos piensan lo mismo: ¡Con la victoria de Cristo, la maldición del pecado ha perdido su poder sobre mí!

Cuando canto esa línea, un borrón de tristezas y transgresiones pasan por mi mente como una baraja de cartas. Pero no me producen dolor. Eso se debe a que mis pecados pasados son ahora puntos de gracia y redención en los que Cristo en Su alteza se encontró conmigo en mi momento más bajo.

Mis pecados pasados son ahora puntos de gracia y redención en los que Cristo en Su alteza se encontró conmigo en mi momento más bajo

 

Sí, todos seguimos lidiando con la presencia del pecado en nuestras vidas, pero su dominio sobre nosotros ha sido destruido. Ya no tenemos que pecar. Todo porque el Hijo del Hombre no yace muerto como una piedra sobre una losa gris detrás de una enorme lápida. Jesucristo salió de la tumba y ahora, lleno de vida y luz, se levanta victorioso sobre la maldición de la muerte. La fe en Él es mi victoria.

El himno moderno más amado del mundo

Ningún himno moderno ha capturado el corazón de la iglesia global como «Solo en Jesús». Cada línea ha sido esculpida y pulida doctrinalmente, sin dejar ni una pizca de palabrería o relleno. Presenta el evangelio completo de principio a fin, y quizá por eso sus verdades resuenan profundamente en nuestros espíritus.

Cantas este himno una vez y estás satisfecho. Cántalo dos, tres o muchas veces más y seguirás satisfecho. Al igual que el evangelio, nunca pasa de moda. Parece que cuanto más cantas «Solo en Jesús», más se despliegan ante ti las buenas nuevas en toda su belleza y majestuosidad, capa por capa. La canción es así de poderosa, así de única.

Cuando mi alma se siente aturdida por el mundo, o cuando la culpa me advierte de que he consentido un hábito pecaminoso, recurro a este himno moderno. Cuando necesito esperanza y ayuda, suelo cantar «Solo en Jesús» porque necesito… solo a Jesús. No tengo esperanza sin Él. Él es mi roca, mi fuerza, mi canción. Y antes de darme cuenta, estoy repitiendo las estrofas bien ensayadas y doctrinalmente ricas que se han grabado, como la huella de una mano, en mi corazón. Siento el placer de Dios al sentirme tan abundantemente satisfecha en Él. Así que, hasta que Él regrese o me llame a estar con Él, en Su poder me sostendré.

Reto de memorización

Esta semana se ha publicado una nueva versión oficial de «Solo en Jesús» en español. Puedes escucharla aquí o haciendo clic en el video a continuación.

Mientras este «himno del siglo» recibe un arreglo fresco y una nueva versión para oídos jóvenes, reto a todos a memorizar la letra de «Solo en Jesús». En cierto modo, estarás memorizando el evangelio que salva. Quizás, cuando la cantes de nuevo, tú también cierres los ojos con asombro y te pongas en pie con los brazos abiertos.


Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido y adaptado por Eduardo Fergusson.

Joni Eareckson Tada es autora, defensora de los derechos de los discapacitados y fundadora del Centro Internacional de la Discapacidad Joni y Amigos (Joni and Friends International Disability Center) quienes, a través de su Centro Cristiano para la Discapacidad (Christian Institute on Disability), promueve agresivamente la vida, la dignidad humana y el valor de todas las personas desde una perspectiva bíblica. Joni es una de los tetrapléjicos más longevos de la historia, tras haber sufrido un accidente de clavado en 1967.

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