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Lectura de Hoy

20-04-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 31

David estaba hundido en unos problemas muy profundos. De qué trataban exactamente no nos queda claro, por mucho que intentemos indagar en ello 3.000 años más tarde. Pero lo que sí podemos saber es que David estaba encerrado en una ciudad fortificada (Salmo 31:21), y se sentía atrapado. Había tantas amenazas alrededor suyo que estaba muy cerca del desespero. En ese momento llegó a sentirse abandonado por Dios mismo: “En mi confusión llegué a decir: «¡He sido arrojado de tu presencia!»” (31:22).

No hay mayor desespero que este –sentirse abandonado por Dios. Formaba parte del tormento de Job. Job sabía que podía construir una defensa justa a su favor, si pudiese lograr que Dios viniese a su encuentro y le escuchase, pero los cielos permanecieron callados y el terrible silencio del cielo multiplicó su desesperación.
Ya hemos reflexionado sobre el hecho de que fue el miedo a ser abandonado por Dios lo que empujó a Jacob a seguir luchando con el desconocido en la oscuridad de la noche (Génesis 22: 22-23), y lo que movió a Moisés a implorar a Dios que abandonase su intención de permanecer fuera del campamento de los israelitas rebeldes (Éxodo 32 -34). En un universo regido por Dios, no puede haber nada más duro que la experiencia de ser, de verdad, abandonado por Dios. El peor de los tormentos del infierno será que los hombres y las mujeres serán total y absolutamente abandonados por Dios. “Abandone toda esperanza quien entre por aquí”.

No obstante, la triste realidad es que los que llevamos la imagen de Dios oscilamos entre el miedo a que Dios nos abandone y el deseo de huir de su presencia. Este mismo David que escribió este salmo no sentía la misma necesidad de deleitarse en la presencia de Dios cuando codiciaba a Betsabé y buscaba la manera de deshacerse de su marido. Con demasiada frecuencia, quisiéramos que Dios mirase a otro lado cuando queremos des­obedecerle y seguir nuestro propio camino y, en cambio, cuando pasamos estrecheces, quisiéramos que Dios intervenga, demostrando su poder y su gloria, y sacándonos de nuestros problemas.

¡Qué bendición tan incalculable es que Dios sea mucho mejor que nuestros temores! No nos debe ni auxilio, ni alivio, ni salvación. Aun nuestros gritos: “¡Estoy arrojado de tu presencia!” pueden tener más que ver con nuestra incredulidad que con la expresión de una necesidad sincera de socorro. Pero tal vez la experiencia de David nos sirva de aliento, pues después escribe estas dos líneas más “Pero tú oíste mi voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras” (31:22).

Amad al SEÑOR, todos sus fieles;
él protege a los dignos de confianza,
pero a los orgullosos les da su merecido.
Cobrad ánimo y armaos de valor,
todos los que en el SEÑOR esperáis 
(Salmo 31:23-24).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Eclesiastés 7
En Eclesiastés 7, la forma del libro cambia, tomando la estructura más típica de la literatura sapiencial: una serie de proverbios. Sin embargo, en líneas generales, estos no adoptan la postura de una persona que sostiene que el temor del Señor es el comienzo de la sabiduría (cp. Proverbios 9:10). Más bien, Qohelet sigue con su búsqueda del significado de las cosas exploradas “en esta vida”. Estos proverbios del “sentido común” tienen un toque de cinismo, brutalmente honesto pero no leudado con fe piadosa.

Los seis primeros son extremadamente pesimistas. En la primera línea, no hay nada que prepare al lector para el impacto de la segunda. Por ejemplo: “Vale más el día en que se muere que el día en que se nace” (7:1b). Esta frase no es la confesión de fe de Filipenses 1:2123. Lo más positivo que se podría decir de este proverbio es que es abiertamente realista, y todos nosotros nos beneficiaríamos de aprender a vivir a la luz de que también debemos morir, como deja claro la segunda parte del versículo 2: “Pues la muerte es el fin de todo hombre, y los que viven debieran tenerlo presente” (cp. Salmos 90:12). La línea de pensamiento hacia el final del versículo 6 es igualmente sombría, pero su franqueza brutal tiene un gran valor.

Los proverbios de 7:7-22 son más difíciles de catalogar. Existe una especie de intento práctico de dar sentido al mundo, aunque proviene de la persona mundana. Los versículos 8 y 9 constituyen, sin duda, buenos consejos para la vida del creyente, pero en este contexto poseen simplemente matices pragmáticos. “Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas” (7:10). Este versículo elimina la nostalgia autoindulgente, porque es improbable que el Maestro se deje impresionar por el confuso resplandor que rodea al pasado: ya ha expresado su opinión sobre este punto (véase 1:9). Ciertamente, Qohelet alaba a la sabiduría (7:11-12), pero con una fría afirmación de su valor y utilidad. Tiene ventajas, como el dinero. En este estado de ánimo, Qohelet puede fluctuar entre la resignación piadosa (7:12) y un cinismo feroz (7:13- 18), lo que F. Derek Kidner califica como el lado mezquino y egoísta del sentido común. Así pues, el versículo 18 es cobardía moral remodelada con estoicismo.

El fracaso definitivo de esa sabiduría que no comienza con el temor del Señor se reconoce en los versículos finales del capítulo (7:23-29). El Maestro está decidido a ser sabio, pero esta rama de la sabiduría “bajo el cielo” le incapacita para atisbar el significado real de la vida; la verdadera sabiduría sigue lejos de él (7:23-25) y la suya está revestida de un cinismo sobre las relaciones humanas que dice más de él que de las personas que describe (7:27-28). Tan sólo cuando vuelve al modelo de la Creación y la Caída (7:29) empieza a acercarse a una respuesta más estable.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Levítico 24
Las lámparas y los panes del santuario
24 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Manda a los israelitas que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el alumbrado, para hacer arder la lámpara continuamente. Fuera del velo del testimonio, en la tienda de reunión, Aarón las dispondrá para que ardan desde el anochecer hasta la mañana delante del SEÑOR continuamente; será estatuto perpetuo para todas sus generaciones. Mantendrá las lámparas en orden en el candelabro de oro puro, continuamente delante del SEÑOR.
sup>5 »Tomarás flor de harina y con ella cocerás doce tortas; en cada torta habrá dos décimas de efaLas colocarás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa de oro puro delante del SEÑOR. Y en cada hilera pondrás incienso puro, para que sea porción memorial del pan, una ofrenda encendida para el SEÑOR. Cada día de reposo, continuamente, se pondrá en orden delante del SEÑOR. Es un pacto eterno para los israelitas. Y será para Aarón y para sus hijos, y lo comerán en un lugar santo; porque lo tendrá como cosa muy sagrada de las ofrendas encendidas para el SEÑOR, por derecho perpetuo».

Castigo del blasfemo

10 El hijo de una mujer israelita, cuyo padre era egipcio, salió entre los israelitas; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel lucharon en el campamento. 11 Y el hijo de la israelita blasfemó el Nombre, y maldijo. Entonces lo llevaron a Moisés. (El nombre de su madre era Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan). 12 Lo pusieron en la cárcel, hasta que se les aclarara la palabra del SEÑOR.
13 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: 14 «Saca fuera del campamento al que maldijo, y que todos los que lo oyeron pongan las manos sobre su cabeza, y que toda la congregación lo apedree. 15 Hablarás a los israelitas y les dirás: “Si alguien maldice a su Dios, llevará su pecado. 16 Además, el que blasfeme el nombre del SEÑOR, ciertamente ha de morir; toda la congregación ciertamente lo apedreará. Tanto el extranjero como el nativo, cuando blasfeme el Nombre, ha de morir.
17 ”Si un hombre le quita la vida a algún ser humano, ciertamente ha de morir. 18 Y el que quite la vida a un animal lo restituirá, vida por vida. 19 Si un hombre hiere a su prójimo, según hizo, así se le hará: 20 fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, así se le hará. 21 El que mate un animal, lo restituirá, pero el que mate a un hombre, ha de morir. 22 Habrá una misma ley para ustedes; será tanto para el extranjero como para el nativo, porque Yo soy el SEÑOR su Dios”». 23 Entonces Moisés habló a los israelitas, y ellos sacaron fuera del campamento al que había maldecido, y lo apedrearon. Los israelitas hicieron tal como el SEÑOR había mandado a Moisés.

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Salmos 31
LIBRO PRIMERO
Salmo de súplica y alabanza
Para el director del coro. Salmo de David.
31 En Ti, oh SEÑOR, me refugio;
Jamás sea yo avergonzado;
Líbrame en Tu justicia.
Inclina a mí Tu oído, rescátame pronto;
Sé para mí roca fuerte,
Fortaleza para salvarme.
Porque Tú eres mi roca y mi fortaleza,
Y por amor de Tu nombre me conducirás y me guiarás.
Me sacarás de la red que en secreto me han tendido;
Porque Tú eres mi refugio.
En Tu mano encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh SEÑOR, Dios de verdad.
Aborrezco a los que confían en ídolos vanos;
Pero yo confío en el SEÑOR.
Me gozaré y me alegraré en Tu misericordia,
Porque Tú has visto mi aflicción;
Has conocido las angustias de mi alma,
Y no me has entregado en manos del enemigo;
Tú has puesto mis pies en lugar espacioso.
Ten piedad de mí, oh SEÑOR, porque estoy en angustia;
Se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas.
10 Pues mi vida se gasta en tristeza
Y mis años en suspiros;
Mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad,
Y se ha consumido mi cuerpo.
11 A causa de todos mis adversarios, he llegado a ser objeto de oprobio,
Especialmente para mis vecinos,
Y causa de espanto para mis conocidos;
Los que me ven en la calle huyen de mí.
12 Como un muerto soy olvidado, sin ser recordado,
Soy semejante a un vaso roto.
13 Porque he oído la calumnia de muchos,
El terror está por todas partes;
Mientras traman juntos contra mí,
Planean quitarme la vida.
14 Pero yo, oh SEÑOR, en Ti confío;
Digo: «Tú eres mi Dios».
15 En Tu mano están mis años;
Líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen.
16 Haz resplandecer Tu rostro sobre Tu siervo;
Sálvame en Tu misericordia.
17 Oh SEÑOR, no sea yo avergonzado, porque a Ti clamo;
Sean avergonzados los impíos; que desciendan en silencio al Seol.
18 Enmudezcan los labios mentirosos,
Porque hablan arrogantes contra el justo
Con soberbia y desprecio.
19 ¡Cuán grande es Tu bondad,
Que has reservado para los que te temen,
Que has manifestado para los que en Ti se refugian,
Delante de los hijos de los hombres!
20 De las conspiraciones de los hombres Tú los escondes en lo secreto de Tu presencia;
En un refugio los pondrás a cubierto de los enredos de las lenguas.
21 Bendito sea el SEÑOR,
Porque ha hecho maravillosa Su misericordia para mí en ciudad asediada.
22 Y yo alarmado, decía:
«¡Cortado soy de delante de Tus ojos!».
Sin embargo, Tú oíste la voz de mis súplicas
Cuando a Ti clamaba.
23 ¡Amen al SEÑOR, todos Sus santos!
El SEÑOR preserva a los fieles,
Pero les da su merecido a los que obran con soberbia.
24 Esfuércense, y aliéntese su corazón,
Todos ustedes que esperan en el SEÑOR.derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Eclesiastés 7
Contraste entre la sabiduría y la insensatez

7 Mejor es el buen nombre que el buen ungüento,
Y el día de la muerte que el día del nacimiento.
Mejor es ir a una casa de luto
Que ir a una casa de banquete,
Porque aquello es el fin de todo hombre,
Y al que vive lo hará reflexionar en su corazón.
Mejor es la tristeza que la risa,
Porque cuando el rostro está triste el corazón puede estar contento.
El corazón de los sabios está en la casa del luto,
Mientras que el corazón de los necios está en la casa del placer.
Mejor es oír la reprensión del sabio
Que oír la canción de los necios.
Porque como crepitar de espinos bajo la olla,
Así es la risa del necio.
Y también esto es vanidad.
Ciertamente la opresión enloquece al sabio,
Y el soborno corrompe el corazón.
Mejor es el fin de un asunto que su comienzo;
Mejor es la paciencia de espíritu que la arrogancia de espíritu.
No te apresures en tu espíritu a enojarte,
Porque el enojo se anida en el seno de los necios.
10 No digas: «¿Por qué fueron los días pasados mejores que estos?».
Pues no es sabio que preguntes sobre esto.
11 Buena es la sabiduría con herencia,
Y provechosa para los que ven el sol.
12 Porque la sabiduría protege como el dinero protege;
Pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría preserva la vida de sus poseedores.
13 Considera la obra de Dios:
Porque ¿quién puede enderezar lo que Él ha torcido?
14 Alégrate en el día de la prosperidad,
Y en el día de la adversidad considera:
Dios ha hecho tanto el uno como el otro
Para que el hombre no descubra nada que suceda después de él.
15 He visto todo durante mi vida de vanidad:
Hay justo que perece en su justicia,
Y hay impío que alarga su vida en su perversidad.
16 No seas demasiado justo,
Ni seas sabio en exceso.
¿Por qué has de destruirte?
17 No seas demasiado impío,
Ni seas necio.
¿Por qué has de morir antes de tu tiempo?
18 Bueno es que retengas esto
Sin soltar aquello de tu mano;
Porque el que teme a Dios se sale con todo ello.
19 La sabiduría hace más fuerte al sabio
Que diez gobernantes que haya en una ciudad.
20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra
Que haga el bien y nunca peque.
21 Tampoco tomes en serio todas las palabras que se hablan,
No sea que oigas a tu siervo maldecirte.
22 Porque tú también te das cuenta
Que muchas veces has maldecido a otros de la misma manera.
23 Todo esto probé con sabiduría, y dije:
«Seré sabio»; pero eso estaba lejos de mí.
24 Está lejos lo que ha sido,
Y en extremo profundo.
¿Quién lo descubrirá?
25 Dirigí mi corazón a conocer,
A investigar y a buscar la sabiduría y la razón,
Y a reconocer la maldad de la insensatez
Y la necedad de la locura.
26 Y hallé más amarga que la muerte
A la mujer cuyo corazón es lazos y redes,
Cuyas manos son cadenas.
El que agrada a Dios escapará de ella,
Pero el pecador será por ella apresado.
27 «Mira», dice el Predicador, «he descubierto esto,
Agregando una cosa a otra para hallar la razón,
28 Que mi alma está todavía buscando pero no ha hallado:
He hallado a un hombre entre mil,
Pero no he hallado mujer entre todas estas.
29 Mira, solo esto he hallado:
Que Dios hizo rectos a los hombres,
Pero ellos se buscaron muchas artimañas».

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2 Timoteo 3
Carácter y conducta de los hombres en los últimos días
3 Pero debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes, sin amor, implacables, calumniadores, desenfrenados, salvajes, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los placeres en vez de amadores de Dios; teniendo apariencia de piedad, pero habiendo negado su poder. A los tales evita.
Porque entre ellos están los que se meten en las casas y se llevan cautivas a mujercillas cargadas de pecados, llevadas por diversas pasiones, que siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad. Y así como Janes y Jambres se opusieron a Moisés, de la misma manera estos también se oponen a la verdad. Son hombres de mente depravada, reprobados en lo que respecta a la fe. Pero no progresarán más, pues su insensatez será manifiesta a todos, como también sucedió con la de aquellos dos.
Comisión a Timoteo
10 Pero tú has seguido mi enseñanza, mi conducta, propósito, fe, paciencia, amor, perseverancia, 11 mis persecuciones, sufrimientos, como los que me acaecieron en Antioquía, en Iconio y en Listra. ¡Qué persecuciones sufrí! Y de todas ellas me libró el Señor. 12 Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos. 13 Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido. 15 Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.

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