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Lectura de Hoy

09-07-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 144

Los versículos 12-14 del Salmo 144 reflejan una situación idílica en la tierra: hijas e hijos numerosos y saludables, los graneros llenos de provisiones, los campos llenos de ganado, un comercio próspero, defensas militares seguras, libertad respecto a alguna potencia regional, bienestar y contentamiento en las calles. ¿Qué fomentará estas condiciones?

La respuesta se resume en el último versículo: “¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!” (144:15). Esta última línea no significa meramente que este pueblo prefiere un cierto tipo de religión. Supone, más bien, que si este Dios -el único Dios verdadero- posee a un pueblo -un pueblo que al confesarle como su Dios confían en él y le adoran y obedecen-, ese pueblo ciertamente es dichoso. Y como este último versículo es un resumen, el desarrollo de este concepto se encuentra en el resto del salmo.

El salmo empieza con una alabanza al “Señor, mi Roca” –un símbolo que evoca absoluta estabilidad y seguridad. Este Dios entrena las manos del rey para la guerra; es decir, su reinado providencial obra al suplirle y fortalecer a aquellos cuya responsabilidad es proveer la defensa nacional, mientras estos, por su parte, confían en él y no interpretan su capacidad militar como señal de superioridad innata (144:1-2). Todo lo contrario: los seres humanos son efímeros, fugaces como sombras (144:3-4). Lo que necesitamos es la presencia del Soberano del universo, su poderosa intervención: “Abre tus cielos, Señor, y desciende; toca los montes y haz que echen humo” (144:5). Cuando el Señor extiende su mano, David y su pueblo son librados del peligro, la opresión y el engaño (144:7-8). Lo que esto evoca es alabanza fresca a Aquel “que da victoria a los reyes, el que rescata… a David su siervo” (144:10). Cuando Dios interviene, el resultado es la seguridad y el fruto descritos en los versículos 10-15.

Aquí vemos un equilibrio que resulta difícil de entender y casi imposible de lograr. Es aplicable tanto al avivamiento en la iglesia como a la seguridad y prosperidad de la antigua nación de Israel. Por un lado, hay un reconocimiento profundo de que lo que hace falta es que el Señor abra los cielos y descienda. Pero, por otro, esto no genera pasividad ni fatalismo, porque David está seguro de que la fuerza del Señor le capacita para luchar con éxito. Lo que no necesitamos es una mentalidad arrogante de “yo sí puedo” a la que le enganchamos a Dios al final, ni una espiritualidad trillada que confunde la pasión con la pasividad. Lo que precisamos es el poder del Dios soberano y transformador.
Devocional: Jeremías 5
Hoy reflexionaremos brevemente sobre una serie de elementos relativos a la depravación en la que cayeron los ciudadanos de Judá (Jeremías 5):

(1) Dios reta a Jeremías a encontrar un solo hombre justo por las calles de Jerusalén (5:1), anticipando la búsqueda de Diógenes en el mundo griego. Una única persona hubiese sido suficiente, según Dios, para impedir el juicio sobre la ciudad. No obstante, es otra forma de decir lo deteriorada que estaba la vida moral de la ciudad, la extensión de su pecado y cómo habían dañado la insinceridad y la corrosión moral a los niños de la ciudad.

(2) En un principio, Jeremías piensa que los resultados negativos de su búsqueda quizás podían achacarse a la mala situación de las clases más bajas. Por supuesto, incluso los pobres debían conocer y guardar la ley de Dios, pero es compasivo hacerles alguna concesión. Así pues, el profeta se dispone a examinar a los sofisticados, los privilegiados, los elocuentes, y encuentra la misma podredumbre moral que en otras partes (5:4-5). Los pecadores inteligentes utilizan esta cualidad para pecar; los sofisticados elaboran complejas razones para creer que el pecado no lo es; los pecadores de la alta sociedad caen en un pecado acorde a su posición. “Ellos quebrantaron el yugo y rompieron las ataduras” (5:5).

(3) La postura común hacia Dios es que está ausente o es ineficaz (5:12); hacia los profetas auténticos, que son como cotorras (5:13). Por tanto, Dios llevará a cabo un juicio catastrófico para demostrar su poder y hablará al pueblo con las palabras de un lenguaje extranjero (5:14-17). Aman demasiado servir a dioses extraños en su propia tierra; de aquí en adelante, servirán a extranjeros en una tierra que no es suya (5:19).

(4) En general, el pueblo ha aprendido poco del sabio y providencial cuidado de Dios (5:24). Del mismo modo, tampoco lo han hecho de la época en la que el Señor los ha castigado privándolos de la cosecha (5:25). Tanto si es bondadoso como firme, tanto si es pacientemente generoso como inmediatamente justo, lo ignoran y se rebelan contra él. ¿Qué debe hacer? Tarde o temprano, ha de responder a la violencia, el engaño y la corrupción en forma de castigo (5:26-29).

(5) Puede haber esperanza para el pueblo de Dios cuando sus líderes lo llamen a volver a ser fiel e íntegro, o cuando Dios examine y derroque a los que lo gobiernan erróneamente. Pero ¿qué encontramos aquí? “Los profetas profieren mentiras, los sacerdotes gobiernan a su antojo, ¡y mi pueblo tan campante! [cp. 2 Timoteo 3:1-7]. Pero, ¿qué vais a hacer vosotros cuando todo haya terminado? (5:31).
¿Cuántos de estos elementos siguen en juego en la actualidad?

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Josué 11
Derrota de Jabín y sus aliados
11 Cuando Jabín, rey de Hazor, se enteró de todo esto envió mensajeros a Jobab, rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de Acsaf. También avisó a los reyes que estaban al norte en la región montañosa, en el Arabá, al sur del mar de Cineret, y en las tierras bajas y en las alturas de Dor al occidente, a los cananeos que estaban al oriente y al occidente, a los amorreos, a los hititas, a los ferezeos y a los jebuseos en la región montañosa, y a los heveos al pie del Hermón en la tierra de Mizpa.
Salieron ellos, y todos sus ejércitos con ellos, tanta gente como la arena que está a la orilla del mar, con muchísimos caballos y carros. Así que todos estos reyes, habiendo acordado unirse, vinieron y acamparon juntos cerca de las aguas de Merom para pelear contra Israel.
Entonces el SEÑOR dijo a Josué: «No temas a causa de ellos, porque mañana a esta hora Yo los entregaré a todos ellos muertos delante de Israel. Desjarretarás sus caballos y les quemarás sus carros». Josué, y toda la gente de guerra con él, vinieron de repente sobre ellos junto a las aguas de Merom, y los atacaron.
Y el SEÑOR los entregó en manos de Israel, los derrotaron y los persiguieron hasta Sidón la grande, hasta Misrefot Maim y hasta el valle de Mizpa al oriente. Los hirieron hasta que no les quedó sobreviviente alguno. Josué hizo con ellos como el SEÑOR le había mandado: desjarretó sus caballos y les quemó sus carros.
10 Por ese mismo tiempo Josué volvió y se apoderó de Hazor e hirió a espada a su rey, porque Hazor antes había sido cabeza de todos estos reinos. 11 Mataron a filo de espada a todas las personas que había en ella, destruyéndolas por completo. No quedó nadie con vida. A Hazor le prendió fuego. 12 Josué capturó todas las ciudades de estos reyes, y a todos sus reyes. Los hirió a filo de espada y los destruyó por completo, tal como Moisés, siervo del SEÑOR, había ordenado.
13 Sin embargo, Israel no quemó ninguna de las ciudades que estaban sobre sus colinas, con la única excepción de Hazor, la cual Josué incendió. 14 Los israelitas tomaron como botín todos los despojos de estas ciudades y el ganado; pero a los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos. No dejaron a ninguno con vida. 15 Tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés Su siervo, así Moisés lo ordenó a Josué, y así Josué lo hizo. No dejó de hacer nada de todo lo que el SEÑOR había ordenado a Moisés.

Resumen de la conquista

16 Tomó, pues, Josué toda aquella tierra: la región montañosa, todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, las tierras bajas, el Arabá, la región montañosa de Israel y sus llanuras, 17 desde el monte Halac, que se levanta hacia Seir, hasta Baal Gad en el valle del Líbano, al pie del monte Hermón. Capturó a todos sus reyes, los hirió y los mató. 18 Por mucho tiempo Josué estuvo en guerra con todos estos reyes.
19 No hubo ciudad que hiciera paz con los israelitas, excepto los heveos que vivían en Gabaón. De todas se apoderaron por la fuerza. 20 Porque fue la intención del SEÑOR endurecer el corazón de ellos, para que se enfrentaran en batalla con Israel, a fin de que fueran destruidos por completo, sin que tuviera piedad de ellos y los exterminara, tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés.
21 Por aquel tiempo Josué fue y destruyó a los anaceos de la región montañosa, de Hebrón, de Debir, de Anab, de toda la región montañosa de Judá y de toda la región montañosa de Israel. Josué los destruyó por completo con sus ciudades. 22 No quedaron anaceos en la tierra de los israelitas. Solo quedaron algunos en Gaza, en Gat y en Asdod. 23 Tomó, pues, Josué toda la tierra de acuerdo con todo lo que el SEÑOR había dicho a Moisés. Y Josué la dio por heredad a Israel conforme a sus divisiones por sus tribus. Entonces la tierra descansó de la guerra.

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Salmos 144
LIBRO QUINTO
Oración en la Oración pidiendo rescate y prosperidad
Salmo de David.
144 Bendito sea el SEÑOR, mi Roca, Que adiestra mis manos para la guerra, Y mis dedos para la batalla. Misericordia mía y fortaleza mía, Mi baluarte y mi libertador, Escudo mío en quien me he refugiado, El que sujeta a mi pueblo debajo de mí. Oh SEÑOR, ¿qué es el hombre para que Tú lo tengas en cuenta, O el hijo del hombre para que pienses en él? El hombre es semejante a un soplo; Sus días son como una sombra que pasa.
Oh SEÑOR, inclina Tus cielos y desciende; Toca los montes para que humeen. Despide relámpagos y dispérsalos; Lanza Tus flechas y confúndelos. Extiende Tu mano desde lo alto; Rescátame y líbrame de las muchas aguas; De la mano de extranjeros, Cuya boca habla falsedad Y cuya diestra es diestra de mentira.
Oh Dios, un cántico nuevo te cantaré; Con arpa de diez cuerdas cantaré alabanzas a Ti, 10 El que da la victoria a los reyes, El que rescata a David Su siervo de la espada maligna. 11 Rescátame y líbrame de la mano de extranjeros, Cuya boca habla falsedad Y cuya diestra es diestra de mentira.
12 Sean nuestros hijos en su juventud como plantíos florecientes, Y nuestras hijas como columnas de esquinas labradas como las de un palacio. 13 Estén llenos nuestros graneros, suministrando toda clase de sustento, Y nuestros rebaños produzcan miles y diez miles en nuestros campos. 14 Esté cargado nuestro ganado, Sin fracasos y sin pérdida, Y no haya gritos de alarma en nuestras calles. 15 Bienaventurado el pueblo a quien así le sucede; Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el SEÑOR.

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Jeremías 5
Corrupción de Jerusalén y Judá

5 «Recorran las calles de Jerusalén, Y miren ahora, e infórmense; Busquen en sus plazas, A ver si hallan algún hombre, Si hay quien haga justicia, que busque la verdad, Y Yo la perdonaré. Pues aunque digan: “Vive el SEÑOR”, De cierto juran falsamente». Oh, SEÑOR, ¿no buscan Tus ojos la verdad? Tú los heriste, Mas no les dolió; Tú los consumiste, Mas ellos rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la roca, Rehusaron arrepentirse.
Entonces yo dije: «Ciertamente estos solo son gente ignorante, Son necios, Porque no conocen el camino del SEÑOR Ni las ordenanzas de su Dios. Me dirigiré a los grandes Y les hablaré, Porque ellos  conocen el camino del SEÑOR Y las ordenanzas de su Dios». Pero también todos ellos a una habían quebrado el yugo Y roto las coyundas. Por tanto los herirá el león de la selva, El lobo de los desiertos los destruirá; Un leopardo acecha sus ciudades, Y todo el que salga de ellas será despedazado, Porque son muchas sus transgresiones, Y numerosas sus apostasías.
«¿Por qué he de perdonarte por esto? Tus hijos me han abandonado Y han jurado por lo que no es Dios. Cuando los sacié, cometieron adulterio Y fueron en tropel a casa de las rameras. Eran caballos cebados y fogosos, Cada cual relinchando tras la mujer de su prójimo. ¿No he de castigar a este pueblo?», declara el SEÑOR. «De una nación como esta, ¿No he de vengarme?
10 »Suban por entre sus hileras de vides y destruyan, Pero no hagan destrucción total; Arranquen sus sarmientos, Pues no son del SEÑOR; 11 Porque la casa de Israel y la casa de Judá Han obrado pérfidamente conmigo», declara el SEÑOR. 12 Han mentido acerca del SEÑOR Y dijeron: «Él no existe. Ninguna calamidad vendrá sobre nosotros, Y no veremos ni espada ni hambre. 13 Los profetas son como el viento, Y la palabra no está en ellos. Que así se les haga a ellos».
14 Por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de los ejércitos:
«Por cuanto han hablado esta palabra, Yo pongo Mis palabras en tu boca por fuego Y a este pueblo por leña, y los consumirá. 15 Voy a traer de lejos una nación contra ustedes, oh casa de Israel», declara el SEÑOR. Es una nación fuerte, Es una nación antigua, Una nación cuya lengua no conoces, Y no podrás entender lo que hable. 16 Su aljaba es como sepulcro abierto, Todos ellos son valientes. 17 Devorará tu cosecha y tu pan, Devorará a tus hijos y a tus hijas, Devorará tus ovejas y tus vacas, Devorará tus viñas y tus higueras; A espada destruirá tus ciudades fortificadas en que confías.
18 «Sin embargo, aun en aquellos días», declara el SEÑOR, «no llevaré a cabo una destrucción total de ustedes. 19 Y cuando te pregunten: “¿Por qué el SEÑOR nuestro Dios nos ha hecho todo esto?”. Les dirás: “Así como ustedes me dejaron y sirvieron a dioses extraños en su tierra, así servirán a extranjeros en una tierra que no es la de ustedes”.
20 »Anuncien esto en la casa de Jacob Y proclámenlo en Judá, diciendo: 21 “Oigan ahora esto, pueblo necio e insensible, Que tienen ojos y no ven, Tienen oídos y no oyen. 22 ¿No me temen?”, declara el SEÑOR. “¿No tiemblan delante de Mí, Que puse la arena como frontera del mar, Límite perpetuo que no traspasará? Aunque se agiten las olas, no prevalecerán; Aunque bramen, no pasarán sobre ella. 23 Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde; Se han desviado y se han ido. 24 No dicen en su corazón: ‘Temamos ahora al SEÑOR nuestro Dios, Que da la lluvia a su tiempo, Tanto la lluvia de otoño como la de primavera, Y que reserva para nosotros Las semanas establecidas de la cosecha’. 25 Sus iniquidades han alejado estas cosas, Y sus pecados los han privado del bien. 26 Porque en Mi pueblo se encuentran impíos Que vigilan como cazadores al acecho; Ponen trampa, Atrapan hombres. 27 Como una jaula llena de pájaros, Así están sus casas llenas de engaño; Por eso se engrandecieron y se enriquecieron. 28 Han engordado y se han puesto lustrosos. También sobrepasan en obras de maldad; No defienden la causa, La causa del huérfano, para que prospere, Ni defienden los derechos del pobre. 29 ¿No he de castigar por esto?”, declara el SEÑOR. “De una nación como esta ¿No he de vengarme?”.
30 »Algo espantoso y terrible Ha sucedido en la tierra: 31 Los profetas profetizan falsamente, Los sacerdotes gobiernan por su cuenta, Y a Mi pueblo así le gusta. Pero ¿qué harán al final de esto?

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Mateo 19
Jesús en Judea
19 Cuando Jesús terminó estas palabras, partió de Galilea y se fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán; y grandes multitudes siguieron a Jesús, y los sanó allí.

Enseñanza de Jesús sobre el divorcio

Y se acercaron a Él algunos fariseos para ponerlo a prueba, diciendo: «¿Le está permitido a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?». Jesús les respondió: «¿No han leído que Aquel que los creó, desde el principio LOS HIZO VARÓN Y HEMBRA, y dijo: “POR ESTA RAZÓN EL HOMBRE DEJARÁ A su PADRE Y A su MADRE Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE”? Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe».
Ellos le dijeron*: «Entonces, ¿por qué mandó MOISÉS DARLE CARTA DE DIVORCIO Y REPUDIARLA?». Él les contestó*: «Por la dureza de su corazón Moisés les permitió a ustedes divorciarse de sus mujeres; pero no ha sido así desde el principio. Pero Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su mujer, salvo por infidelidad, y se case con otra, comete adulterio». 10 Los discípulos le dijeron*: «Si así es la relación del hombre con su mujer, no conviene casarse». 11 Jesús les dijo: «No todos pueden aceptar este precepto, sino solo aquellos a quienes les ha sido dado. 12 Porque hay eunucos que nacieron así desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte».

Jesús bendice a los niños

13 Entonces trajeron algunos niños a Jesús para que pusiera las manos sobre ellos y orara; y los discípulos los reprendieron. 14 Pero Jesús dijo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a Mí, porque de los que son como estos es el reino de los cielos». 15 Y después de poner Él las manos sobre ellos, se fue de allí.

El joven rico

16 Y un hombre se acercó a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿qué cosa buena haré para obtener la vida eterna?». 17 Jesús le respondió: «¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Solo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos». 18 «¿Cuáles?», preguntó* el hombre. Y Jesús respondió: «NO MATARÁS; NO COMETERÁS ADULTERIO; NO HURTARÁS; NO DARÁS FALSO TESTIMONIO; 19 HONRA A tu PADRE Y A TU MADRE; y AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO».
20 El joven dijo*: «Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía?». 21 Jesús le respondió: «Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sé Mi discípulo». 22 Pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.

Peligro de las riquezas

23 Jesús dijo entonces a Sus discípulos: «En verdad les digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. 24 Otra vez les digo que es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios». 25 Al oír esto, los discípulos estaban llenos de asombro, y decían: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?». 26 Jesús, mirándolos, les dijo: «Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible».
27 Entonces Pedro le respondió: «Mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, recibiremos?». 28 Jesús les dijo: «En verdad les digo que ustedes que me han seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de Su gloria, ustedes se sentarán también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por Mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. 30 Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.

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