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Lectura de Hoy

27-09-2023

Devocional

Devocional: Salmo 78:40–72

La meditación del 25 de mayo en el volumen I se centraba en Salmos 78:40-72especialmente en los versículos 40-41: “¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, y lo entristecieron en los páramos! Una y otra vez ponían a Dios a prueba; provocaban al Santo de Israel” (cp. también 78:56). Los repetidos errores de la comunidad del pacto fueron desafiando uno tras otro a Dios, poniéndole a prueba hasta que respondió con ira: “Tan furioso estaba contra su pueblo” (78:62). Es un tema importante en el salmo, pero tiene otra vertiente sobre la que deberíamos meditar.

Los últimos versículos del salmo (78:65-72) describen a Dios despertando de un sueño (78:65), y venciendo a sus enemigos. ¿Qué hizo? No escogió a “los descendientes de José” (aunque este había sido gobernador de Egipto). En su lugar, “escogió a la tribu de JudᔓEscogió a su siervo David, al que sacó de los apriscos de las ovejas” (78:70); de hecho, eligió “al monte Sion, al cual ama. Construyó su santuario, alto como los cielos, como la tierra, que él afirmó para siempre” (78:68-69). “Y David los pastoreó con corazón sincero; con mano experta los dirigió” (78:72).

No obstante, usted y yo estamos leyendo estas líneas al mismo tiempo que el libro de Ezequiel y sabemos que el linaje de David supuso una estabilidad muy poco duradera. Dos generaciones después, la dinastía davídica perdió las diez tribus del norte y su historia desde ese momento hasta el exilio se volvió tan voluble y repulsivamente malvada como cualquiera de las cosas descritas en este salmo, que analiza el periodo que va desde el éxodo hasta el comienzo de la dinastía davídica. En otras palabras, este salmo mira hacia atrás a los restos del fracaso y a la bien merecida ira de Dios, pero considera la elección de David y de Sion como una señal espectacular de la gracia y bondad del Señor, una base alentadora para una fidelidad estable en los años venideros. Sin embargo, cuando miramos atrás desde la perspectiva de Ezequiel o Jeremías, encontramos una serie aun más larga de errores y una ira todavía más merecida. ¿Es, por tanto, el Salmo 78 simplemente ingenuo?

En cada etapa de la línea argumental de la Biblia, Dios interviene con misericordia en medio de la ira. La raza humana estaba cayendo en una atmósfera de pecado, por lo que el Señor escogió a Abraham. En el desenfreno de los doce hijos, Dios eligió a José. En el abismo de la esclavitud israelita, Moisés fue el escogido. En los terribles ciclos de rebelión, levantó a los jueces. Cada paso apuntaba a una esperanza gloriosa. Ahora, Dios levanta a David. No obstante, tres milenios después de él, miramos atrás y damos gracias profundamente por cómo se ha revelado el Señor, “en estos días finales” (Hebreos 1:1-4), en la firmeza de su Hijo.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: Gálatas 3

Una discusión sobre Gálatas 3 podría ocupar fácilmente un libro entero tan largo como este. Pero aquí me limitaré a dos observaciones.

Primero, en los cinco versículos iniciales, Pablo apela a la experiencia. Les pregunta a los gálatas si su conversión y toda su experiencia de la gracia de Dios y del poder del Espíritu les llegó en función de su observancia de la ley de Moisés o por medio de su fe. Después de todo, se les había presentado a Cristo como el Salvador crucificado (3:1). Creyeron lo que oyeron (3:2) y recibieron el Espíritu. Esta postura les costó mucho: habían sufrido persecución (3:4). Más aún, habían sido testigos de obras milagrosas y transformadoras del Espíritu, todo ello en función de la fe que Dios les había otorgado (3:5). ¿Por qué, entonces, han de pensar que, habiendo comenzado con el Espíritu y por la fe, debían ahora intentar obtener su “meta”—seguramente, la de dar pasos hacia la madurez y el conocimiento de Dios—mediante la observación cuidadosa de la ley? Esta actitud, sugiere Pablo, contradice su conversión, insulta el sufrimiento que han soportado y es una antítesis de su propia experiencia con el poder del Espíritu de Dios.

Esto significa que el camino hacia la “meta” del cristiano es la fe y la vida y poder del Espíritu, no la observancia de una ley ampliada. Pensar de otra manera es ser “torpes” y escuchar a los que nos han “hechizado” con nociones falsas de espiritualidad que nos apartan del Jesús crucificado (ver 3:1).

Segundo, el argumento del resto del capítulo se centra no en la experiencia individual del cristiano, sino en la historia del propósito redentor de Dios. En otras palabras, Pablo no dice que la ley de Dios debe operar en la conciencia de cada creyente para que este pueda venir a Cristo. Esto puede que sea cierto o no, pero Pablo no se refiere a eso. Más bien, busca establecer la prioridad de la fe en nuestra justificación desde una época tan remota en la historia como la de Abraham (3:6-9). Inmediatamente, nos preguntamos por qué se “añadió” la ley de Moisés en un principio. Pablo no ofrece aquí un análisis completo de los diversos propósitos de la ley, pero enfatiza varios puntos: no se estableció para cambiar los principios ya instituidos en la época de Abraham ni para ofrecer un camino alternativo a la salvación. Más bien, hizo que apareciera claro e innegable el pecado humano al exponerlo como transgresión; por tanto, movió a la gente de toda la línea redentora-histórica hacia Jesucristo. Una de las maneras en las que la comprensión de Pablo del Antiguo Testamento difiere de la de sus colegas judíos es que él insiste en leerlo dentro de su eje temporal: Pablo explica cómo la Biblia forma un todo.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

2 Samuel 23

Últimas palabras de David

23 Estas son las últimas palabras de David:

«Declara David, el hijo de Isaí, Y declara el hombre que fue exaltado, El ungido del Dios de Jacob, El dulce salmista de Israel: El Espíritu del SEÑOR habló por mí, Y Su palabra estuvo en mi lengua. Dijo el Dios de Israel, Me habló la Roca de Israel: “El que con justicia gobierna sobre los hombres, Que en el temor de Dios gobierna, Es como la luz de la mañana cuando se levanta el sol En una mañana sin nubes, Cuando brota de la tierra la tierna hierba Por el resplandor del sol tras la lluvia”. En verdad, ¿no es así mi casa para con Dios? Pues Él ha hecho conmigo un pacto eterno, Ordenado en todo y seguro. Porque toda mi salvación y todo mi deseo, ¿No los hará ciertamente germinar? Pero los indignos, todos ellos serán arrojados como espinos, Porque no pueden ser tomados con la mano; Y el hombre que los toque Ha de estar armado con hierro y con asta de lanza, Y por fuego serán consumidos completamente en su lugar».

Los valientes de David

Estos son los nombres de los valientes que tenía David: Joseb Basebet el tacmonita, principal de los capitanes; este era llamado Adino el eznita, por los 800 que mató una vez. Y después de él, Eleazar, hijo de Dodo el ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla y se habían retirado los hombres de Israel. 10 Él se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y se quedó pegada a la espada; aquel día el SEÑOR concedió una gran victoria. El pueblo volvió en pos de él, pero solo para despojar a los muertos.

11 Después de él, fue Sama, hijo de Age el ararita. Los filisteos se habían concentrado en tropa donde había un terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido de los filisteos. 12 Pero él se puso en medio del terreno, lo defendió e hirió a los filisteos; y el SEÑOR le concedió una gran victoria.

13 Descendieron tres de los treinta jefes y fueron a David en la cueva de Adulam al tiempo de la cosecha, mientras la tropa de los filisteos acampaba en el valle de Refaím. 14 David estaba entonces en la fortaleza, mientras la guarnición de los filisteos estaba en Belén. 15 David sintió un gran deseo, y dijo: «¡Quién me diera a beber agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!». 16 Entonces los tres valientes se abrieron paso por el campamento de los filisteos, y sacando agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta, se la llevaron y la trajeron a David. Pero él no quiso beberla, sino que la derramó para el SEÑOR, 17 y dijo: «Lejos esté de mí, oh SEÑOR, que yo haga esto. ¿Beberé la sangre de los hombres que fueron con riesgo de sus vidas?». Por eso no quiso beberla. Estas cosas hicieron los tres valientes.

18 Y Abisai, hermano de Joab, hijo de Sarvia, era jefe de los treinta. Y este blandió su lanza contra 300 y los mató, y tuvo tanto renombre como los tres. 19 Él era el más distinguido de los treinta, por eso llegó a ser su jefe; pero no igualó a los tres primeros.

20 Benaía, hijo de Joiada, hijo de un valiente de Cabseel, de grandes hazañas, mató a los dos hijos de Ariel de Moab. Y él descendió y mató a un león en medio de un foso un día que estaba nevando. 21 También mató a un egipcio, un hombre de apariencia impresionante. El egipcio tenía una lanza en la mano, pero Benaía descendió a él con un palo, y arrebatando la lanza de la mano del egipcio, lo mató con su propia lanza. 22 Estas cosas hizo Benaía, hijo de Joiada, y tuvo tanto renombre como los tres valientes. 23 Fue el más distinguido entre los treinta, pero no igualó a los tres; y David lo puso sobre su guardia.

24 Asael, hermano de Joab, estaba entre los treinta; también, Elhanán, hijo de Dodo de Belén, 25 Sama el harodita, Elica el harodita, 26 Heles el Paltita, Ira, hijo de Iques el tecoíta, 27 Abiezer el anatotita, Mebunai el husatita, 28 Salmón el ahohíta, Maharai el netofatita, 29 Heleb, hijo de Baana el netofatita, Itai, hijo de Ribai de Guibeá de los benjamitas, 30 Benaía el piratonita, Hidai de los arroyos de Gaas, 31 Abi Albón el arbatita, Azmavet el barhumita, 32 Eliaba el saalbonita, los hijos de Jasén, Jonatán, 33 Sama el ararita, Ahíam, hijo de Sarar el ararita, 34 Elifelet, hijo de Ahasbai, hijo de Maaca, Eliam, hijo de Ahitofel el gilonita, 35 Hezrai el carmelita, Paarai el arbita, 36 Igal, hijo de Natán de Soba, Bani el gadita, 37 Selec el amonita, Naharai el beerotita, escuderos de Joab, hijo de Sarvia, 38 Ira el itrita, Gareb el itrita, 39 Urías el hitita; treinta y siete en total.


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Gálatas 3

La fe y la vida cristiana

3 ¡Oh, gálatas insensatos! ¿Quién los ha fascinado a ustedes, ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado públicamente como crucificado? Esto es lo único que quiero averiguar de ustedes ¿Recibieron el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan insensatos son? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿van a terminar ahora por la carne? ¿Han padecido tantas cosas en vano? ¡Si es que en realidad fue en vano! Aquel, pues, que les suministra el Espíritu y hace milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la ley o por el oír con fe? Así Abraham CREYÓ A DIOS Y LE FUE CONTADO COMO JUSTICIA.

Por tanto, sepan que los que son de fe, estos son hijos de Abraham. La Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció de antemano las buenas nuevas a Abraham, diciendo: «EN TI SERÁN BENDITAS TODAS LAS NACIONES». Así que, los que son de la fe son bendecidos con Abraham, el creyente.

10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: «MALDITO TODO EL QUE NO PERMANECE EN TODAS LAS COSAS ESCRITAS EN EL LIBRO DE LA LEY, PARA HACERLAS». 11 Y que nadie es justificado ante Dios por la ley es evidente, porque «EL JUSTO VIVIRÁ POR LA FE». 12 Sin embargo, la ley no se basa en la fe. Al contrario, «EL QUE LAS HACE, VIVIRÁ POR ELLAS».

13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: «MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO», 14 a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe.

La promesa, y el propósito de la ley

15 Hermanos, hablo en términos humanos. Un pacto, aunque sea humano, una vez ratificado nadie lo invalida ni le añade condiciones. 16 Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: «y a las descendencias», como refiriéndose a muchas, sino más bien a una: «y a tu descendencia», es decir, Cristo. 17 Lo que digo es esto: la ley, que vino 430 años más tarde, no invalida un pacto ratificado anteriormente por Dios, como para anular la promesa.

18 Porque si la herencia depende de una ley, ya no depende de una promesa; pero Dios se la concedió a Abraham por medio de una promesa.

19 Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador. 20 Ahora bien, un mediador no representa a uno solo, pero Dios es uno solo.

21 ¿Es entonces la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido de la ley. 22 Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a todos los que creen.

23 Antes de venir la fe, estábamos encerrados bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada. 24 De manera que la ley ha venido a ser nuestro guía para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. 25 Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo el guía. 26 Pues todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido.

28 No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús. 29 Y si ustedes son de Cristo, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa.

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Ezequiel 30

Egipto caerá en manos de Babilonia

9 De nuevo vino a mí la palabra del SEÑOR:

«Hijo de hombre, profetiza y di: “Así dice el Señor DIOS: ‘Giman: “¡Ay de aquel día!”. -’Porque cerca está el día, Sí, está cerca el día del SEÑOR; Día de nubarrones, La hora de las naciones. -’La espada vendrá sobre Egipto Y habrá angustia en Etiopía, Cuando caigan traspasados en Egipto, Se lleven sus riquezas Y sean derribados sus cimientos.

Etiopía, Put, Lud, toda Arabia, Libia, y el pueblo de la tierra en alianza caerán a espada con ellos’.

”Así dice el SEÑOR:

‘Ciertamente caerán los que apoyan a Egipto, Y se vendrá abajo el orgullo de su poder. Desde Migdol hasta Sevene Caerán a espada con él’, Declara el Señor DIOS. ‘Estarán desolados En medio de las tierras desoladas, Y sus ciudades, en medio de las ciudades estarán devastadas. -’Y sabrán que Yo soy el SEÑOR, Cuando ponga fuego a Egipto Y sean destrozados todos los que le ayudan.

Aquel día saldrán de Mi presencia mensajeros en naves para aterrorizar a la confiada Etiopía; y vendrá angustia sobre ellos como en el día de Egipto. Ciertamente, ese día viene’. 10 Así dice el Señor DIOS:

‘Voy a acabar con la multitud de Egipto Por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia. 11 -’Nabucodonosor, y su pueblo con él, La más cruel de las naciones, Será traída para destruir la tierra; Sacarán sus espadas contra Egipto Y llenarán de traspasados la tierra. 12 -’Convertiré en sequedal los canales del Nilo Y venderé la tierra en manos de malvados. Desolaré la tierra Y cuanto hay en ella por mano de extraños. Yo, el SEÑOR, he hablado’.

13 ”Así dice el Señor DIOS:

‘Destruiré también los ídolos Y haré cesar las imágenes de Menfis. Ya no habrá príncipe en la tierra de Egipto, Y pondré temor en la tierra de Egipto. 14 -’Asolaré a Patros, Pondré fuego en Zoán, Y ejecutaré juicios contra Tebas. 15 -’Derramaré Mi furor sobre Sin, La fortaleza de Egipto; También exterminaré a la multitud de Tebas. 16 -’Y pondré fuego en Egipto; Sin se retorcerá de dolor, Tebas será destruida, Y Menfis tendrá angustias cada día. 17 -’Los jóvenes de On y de Pi Beset Caerán a espada, Y las mujeres irán al cautiverio. 18 -’En Tafnes el día se oscurecerá Cuando Yo quiebre allí los yugos de Egipto, Y cesará en ella la soberbia de su poderío; Una nube la cubrirá, Y sus hijas irán al cautiverio. 19 -’Así ejecutaré juicios en Egipto, Y sabrán que Yo soy el SEÑOR’”».

20 En el año undécimo, el mes primero, el día séptimo del mes, vino a mí la palabra del SEÑOR: 21 «Hijo de hombre, he quebrado el brazo de Faraón, rey de Egipto, y no ha sido vendado para curarlo, ni ligado con vendas de modo que cobre fuerzas para empuñar la espada. 22 Por tanto, así dice el Señor DIOS: “Yo estoy en contra de Faraón, rey de Egipto. Quebraré sus brazos, tanto el fuerte como el fracturado, y haré que la espada caiga de su mano. 23 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por las tierras. 24 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré Mi espada en su mano; y quebraré los brazos de Faraón, que delante de Nabucodonosor gemirá con gemidos de un mal herido. 25 Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, pero los brazos de Faraón caerán. Entonces sabrán que Yo soy el SEÑOR, cuando ponga Mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la esgrima contra la tierra de Egipto. 26 Cuando Yo disperse a los egipcios entre las naciones y los esparza por las tierras, entonces sabrán que Yo soy el SEÑOR”».


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Salmo 78:40–72

40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra Él en el desierto, Y lo entristecieron en las soledades! 41 Tentaron a Dios una y otra vez, Y afligieron al Santo de Israel. 42 No se acordaron de Su poder, Del día que los redimió del adversario, 43 Cuando hizo Sus señales en Egipto, Y Sus prodigios en el campo de Zoán. 44 Convirtió en sangre sus ríos Y sus corrientes, y no pudieron beber. 45 Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, Y ranas que los destruían. 46 Entregó también sus cosechas al saltamontes, Y el fruto de su trabajo a la langosta. 47 Destruyó sus viñas con granizo, Y sus sicómoros con escarcha. 48 Entregó también al granizo sus ganados, Y sus rebaños a los rayos. 49 Envió sobre ellos el ardor de Su ira, Furia, indignación y angustia, Un ejército de ángeles destructores. 50 Preparó senda para Su ira; No libró sus almas de la muerte, Sino que entregó sus vidas a la plaga, 51 E hirió a todos los primogénitos en Egipto, Las primicias de su virilidad en las tiendas de Cam. 52 Pero a Su pueblo lo sacó como a ovejas, Como a rebaño los condujo en el desierto; 53 Los guió con seguridad, de modo que no temieron, Pero el mar se tragó a sus enemigos.

54 Los trajo, pues, a Su tierra santa, A esta tierra montañosa que Su diestra había adquirido. 55 Y expulsó a las naciones de delante de ellos; Las repartió con medida por herencia, E hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel. 56 Sin embargo, ellos pusieron a prueba y provocaron al Dios Altísimo, Y no guardaron Sus testimonios, 57 Sino que se volvieron atrás y fueron desleales como sus padres; Se desviaron como arco engañoso. 58 Lo provocaron con sus lugares altos, Y despertaron Sus celos con sus imágenes talladas. 59 Al oírlo Dios, se indignó, Y aborreció a Israel en gran manera. 60 Abandonó la morada en Silo, La tienda que había levantado entre los hombres, 61 Y entregó al cautiverio Su poderío, Y Su gloria en manos del adversario. 62 Entregó también Su pueblo a la espada, Y se indignó contra Su heredad. 63 El fuego consumió a sus jóvenes, Y no tuvieron canciones de bodas sus vírgenes. 64 Sus sacerdotes cayeron a espada, Y sus viudas no pudieron llorar.

65 Entonces despertó el Señor como de un sueño, Como guerrero vencido por el vino, 66 E hizo retroceder a Sus adversarios, Poniendo sobre ellos una afrenta perpetua. 67 Desechó también la tienda de José, Y no escogió a la tribu de Efraín, 68 Sino que escogió a la tribu de Judá, Al monte Sión que Él amaba. 69 Y edificó Su santuario como las alturas, Como la tierra que ha fundado para siempre. 70 Escogió también a David Su siervo, Lo tomó de entre los rediles de las ovejas; 71 Lo trajo de cuidar las ovejas con sus corderitos, Para pastorear a Jacob, Su pueblo, Y a Israel, Su heredad. 72 Y él los pastoreó según la integridad de su corazón, Y los guió con la destreza de sus manos.

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