Plan

Lectura de Hoy

13-08-2024

DEVOCIONAL

Devocional: 1 Samuel 3

El Señor no llama a todos sus profetas de la misma manera, ni en la misma etapa de su vida. A Amós lo llamó cuando era pastor en Tecoa. A Eliseo lo llamó Elías para servir como aprendiz. Pero a Samuel lo llamó desde antes de ser concebido.

La experiencia consciente de Samuel del llamado de Dios (1 Samuel 3) ocurrió cuando era un muchacho—seguramente no era un niño, como algunas imágenes más románticas lo han pintado, pues sabía lo suficiente como para entender lo que el Señor le dijo, preocuparse por ello y titubear antes de repetírselo a Elí. Pero no era muy mayor, pues todavía era un “jo- ven” (3:1).

La historia es tan conocida que no hace falta repetirla, pero algunas observaciones nos podrían ayudar a enfocar algunos asuntos:

(1) La voz que le llega a Samuel es una voz verdadera, que habla hebreo, un idioma real. No es una “sensación” subjetiva de ser llamado. En la Biblia, ocurren llamados auténticos, visiones reales, revelaciones verdaderas, pero en la época de Samuel, no “eran frecuentes” (3:1). Ciertamente, hasta este momento, Samuel nunca había tenido una experiencia así; él “todavía no conocía al Señor, ni su palabra se le había revelado” (3:7).

(2) Elí es una figura triste. En su propia vida, es una persona íntegra, a pesar de que es un desastre con su familia. Su vasta experiencia le permite saber lo que está sucediendo cuando el Señor llama a Samuel por tercera vez, y logra guiar al joven hacia una respuesta adecuada: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (3:9).

(3) La sustancia de la revelación que se le da a Samuel en esta ocasión incluye una dificultad inminente tan chocante que “a todo el que lo oiga le quedará retumbando en los oídos” (3:11). En esta tragedia, está incluida la destrucción de la familia de Elí, conforme a lo que el Señor ya le había dicho a este: Dios iba a juzgar a su familia para siempre porque “él sabía que [sus hijos] estaban blasfemando contra Dios y, sin embargo, no los refrenó” (3:13). Esta negligencia siempre es malvada, por supuesto, pero es particularmente maligna en los líderes religiosos que ascienden a sus hijos a posiciones en las que usan su poder para abusar de la gente y tratan a Dios mismo con desdén (2:12-25).

(4) Cuando Elí logra que Samuel le cuente todo lo que el Señor le dijo, su propia respuesta, si bien conserva una evidencia de confianza, revela su irresponsabilidad: “Él es el Señor; que haga lo que mejor le parezca” (3:18). ¿Por qué no se arrepiente inmediatamente, toma acción decisiva en contra de sus hijos, ejercita la disciplina que le correspondía como sacerdote y le pide al Señor misericordia?

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Jeremías 41
El relato del asesinato de Guedalías y sus repercusiones (Jeremías 41) es cruel y desagradable.

(1) El responsable de la muerte de Guedalías, Ismael hijo de Netanías (40:8; 41:1), era un hombre de sangre real y puede que se enfureciese al no ser elegido por los babilonios para gobernar al pueblo. Es sorprendente ver a personas ávidas de poder incluso cuando lo único sobre lo que se puede gobernar es desastre y pobreza.

(2) La profundidad de la perfidia de Ismael se representa de forma elocuente. Matar a una persona en la comida que se comparte con ella era mucho más impactante en el siglo VI a.C. que en nuestra época, aunque estemos acostumbrados a las novelas de Agatha Christie y otras parecidas. Además, la ira de Ismael era tan grande que mata a otros muchos, incluyendo a los soldados babilonios que habían quedado supervisando la situación. El motivo de la siguiente atrocidad no está muy claro (41:4-7): puede que Ismael sospechase de cualquiera que estuviese interesado en servir a Guedalías (41:6), o quizás la situación política, aún terriblemente inestable después de la guerra, provocó que se decidiese a robar y sembrar el caos. Esta opción se ve reforzada por el hecho de que algunos de los peregrinos salvasen su vida al decir a Ismael que tenían comida escondida (41:8).

(3) Johanán hijo de Carea fue el primero que advirtió a Guedalías acerca de la conspiración de Ismael (40:13-14). Ahora, es igualmente rápido a la hora de reunir un grupo de hombres y salir tras Ismael y los que se han llevado prisioneros (41:11-12). Aunque este y ocho de los suyos escapan, rescatan a los cautivos (41:14-15).

(4) Ahora, Johanán se pregunta qué hacer. Su gente y él tienen miedo de que, cuando las noticias del asesinato de Guedalías y los demás lleguen a Babilonia, Nabucodonosor monte en cólera y envíe de vuelta a su ejército para que mate a todos los que queden. Así pues, se dirige hacia el sur, hacia Egipto, haciendo un alto cerca de Belén (justo al sur de Jerusalén) para reunir a todos los que quieran escapar con él.

(5) Teológicamente, todos estos acontecimientos forman parte de la devastación absoluta que cayó sobre Judá. La ciudad y el templo destruidos; la dinastía davídica terminada; todos los líderes, artesanos, sacerdotes y demás, deportados en oleadas (véase 52:28-30). Y ahora, justo cuando parecía que un buen hombre, Guedalías, podía guiar de algún modo a la nación hacia una recuperación económica y política, lo asesinan. Además, los pocos líderes que quedan temen a los babilonios y huyen a Egipto. Sin ser conscientes de lo que están haciendo, están cumpliendo de forma perfecta las profecías de destrucción total que Jeremías ha pronunciado durante cuatro décadas.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
1 Samuel 3
Dios llama a Samuel
3 El joven Samuel servía al Señor en presencia de Elí. La palabra del Señor escaseaba en aquellos días, y las visiones no eran frecuentes.  Y aconteció un día, estando Elí acostado en su aposento (sus ojos habían comenzado a oscurecerse y no podía ver bien),  cuando la lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor donde estaba el arca de Dios,  que el Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy». 

 Entonces corrió a Elí y le dijo: «Aquí estoy, pues me llamaste». Pero Elí le respondió: «Yo no he llamado, vuelve a acostarte». Y él fue y se acostó.  El Señor lo volvió a llamar: «¡Samuel!». Y Samuel se levantó, fue a Elí y le dijo: «Aquí estoy, pues me llamó». Elí respondió: «Yo no te he llamado, hijo mío, vuelve a acostarte».

Y Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había revelado aún la palabra del Señor.  El Señor volvió a llamar a Samuel por tercera vez. Y él se levantó, fue a Elí y le dijo: «Aquí estoy, pues me llamó». Entonces Elí comprendió que el Señor estaba llamando al muchacho.  Y Elí dijo a Samuel: «Ve y acuéstate, y si Él te llama, dirás: “Habla, Señor, que Tu siervo escucha”». Y Samuel fue y se acostó en su aposento.

10 Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: «¡Samuel, Samuel!». Y Samuel respondió: «Habla, que Tu siervo escucha». 11  Y el Señor dijo a Samuel: «Estoy a punto de hacer una cosa en Israel la cual hará retumbar ambos oídos a todo aquel que la oiga. 12  Ese día cumpliré contra Elí todo lo que he hablado sobre su casa, desde el principio hasta el fin. 

13  Porque le he hecho saber que estoy a punto de juzgar su casa para siempre a causa de la iniquidad de la cual él sabía, pues sus hijos trajeron sobre sí una maldición, y él no los reprendió. 14  Por tanto he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de su casa no será expiada jamás, ni con sacrificio ni con ofrenda».

15 Samuel se acostó hasta la mañana. Entonces abrió las puertas de la casa del Señor; pero Samuel temía contar la visión a Elí. 16  Así que Elí llamó a Samuel, y le dijo: «Samuel, hijo mío». «Aquí estoy», respondió Samuel. 17  Y Elí dijo: «¿Cuál es la palabra que el Señor te habló? Te ruego que no me la ocultes. Así te haga Dios, y aún más, si me ocultas algo de todas las palabras que Él te habló». 18  Entonces Samuel se lo contó todo, sin ocultarle nada. Y Elí dijo: «Él es el Señor; que haga lo que bien le parezca».

19 Samuel creció, y el Señor estaba con él. No dejó sin cumplimiento ninguna de sus palabras. 20  Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, supo que Samuel había sido confirmado como profeta del Señor. 21  Y el Señor se volvió a aparecer en Silo. Porque el Señor se revelaba a Samuel en Silo por la palabra del Señor..

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Romanos 3
LIBRO QUINTO
¿Qué ventaja tiene el judío?
3¿Cuál es, entonces, la ventaja del judío? ¿O cuál el beneficio de la circuncisión? 2  Grande, en todo sentido. En primer lugar, porque a ellos les han sido confiados los oráculos de Dios. 3  Entonces ¿qué? Si algunos fueron infieles, ¿acaso su infidelidad anulará la fidelidad de Dios? 4  ¡De ningún modo! Antes bien, sea hallado Dios veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso; como está escrito:«

Para que seas justificado en Tus palabras,
Y venzas cuando seas juzgado»

.5 Pero si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es injusto el Dios que expresa Su ira? Hablo en términos humanos. 6  ¡De ningún modo! Pues de otra manera, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?7 Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para Su gloria, ¿por qué también soy yo aún juzgado como pecador? 8  ¿Y por qué no decir, como se nos calumnia, y como algunos afirman que nosotros decimos: Hagamos el mal para que venga el bien? La condenación de los tales es justa.

Todos han pecado

9 ¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? ¡De ninguna manera! Porque ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado. 10  Como está escrito:«No hay justo, ni aun uno;

11  No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
12  Todos se han desviado, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno,
No hay ni siquiera uno.
13  Sepulcro abierto es su garganta,
Engañan de continuo con su lengua.
Veneno de serpientes hay bajo sus labios;

14  Llena está su boca de maldición y amargura.
15  Sus pies son veloces para derramar sangre.
16  Destrucción y miseria hay en sus caminos,
17  Y la senda de paz no han conocido.
18  No hay temor de Dios delante de sus ojos».

Justificación por medio de la fe

19 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios. 20  Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.21 Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, confirmada por la ley y los profetas. 

22  Esta justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo es para todos los que creen. Porque no hay distinción, 23  por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.24 Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, 26 para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.

27 ¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28 Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley.29 ¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentiles, 30 porque en verdad Dios es uno, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos y por medio de la fe a los incircuncisos.31 ¿Anulamos entonces la ley por medio de la fe? ¡De ningún modo! Al contrario, confirmamos la ley.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Jeremías 41
Gedalías asesinado

41 En el mes séptimo fue Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la familia real, y uno de los oficiales principales del rey, junto con diez hombres, adonde estaba Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa. Y mientras comían juntos allí en Mizpa, 2  se levantó Ismael, hijo de Netanías, y los diez hombres que estaban con él, e hirieron a espada a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, y mataron al que el rey de Babilonia había puesto para gobernar sobre la tierra. 

3  Ismael mató también a todos los judíos que estaban con él, es decir, con Gedalías, en Mizpa, y a los hombres de guerra caldeos que se encontraban allí.4 Y al día siguiente del asesinato de Gedalías, cuando nadie lo sabía aún, 5  ochenta hombres vinieron de Siquem, de Silo y de Samaria, con las barbas rapadas, las vestiduras rasgadas y cubiertos de incisiones, y con ofrendas de cereal e incienso en sus manos, para llevarlos a la casa del Señor. 

6  Entonces Ismael, hijo de Netanías, salió a su encuentro desde Mizpa, iba llorando; y cuando los encontró, les dijo: «Vengan a Gedalías, hijo de Ahicam».7 Cuando entraron en la ciudad, Ismael, hijo de Netanías, y los hombres que con él estaban, los degollaron y los echaron en la cisterna. 8  Pero diez hombres que se encontraban entre ellos, dijeron a Ismael: «No nos mates; pues tenemos escondidos en el campo, depósitos de trigo, cebada, aceite y miel». Y él se contuvo y no los mató como a sus compañeros. 

9  Y la cisterna donde Ismael había echado todos los cadáveres de los hombres que él había matado por causa de Gedalías, era la que el rey Asa había hecho por causa de Baasa, rey de Israel; Ismael, hijo de Netanías, la llenó de muertos. 10  Después Ismael tomó cautivo a todo el resto del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que había quedado en Mizpa, a los cuales Nabuzaradán, capitán de la guardia, había puesto bajo el mando de Gedalías, hijo de Ahicam. Los tomó, pues, cautivos Ismael, hijo de Netanías, y fue a pasarse a los amonitas.11 Y oyó Johanán, hijo de Carea, y todos los jefes de las tropas que estaban con él de todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Netanías. 

12  Entonces tomaron a todos sus hombres y fueron a pelear contra Ismael, hijo de Netanías, y lo encontraron junto al gran estanque que está en Gabaón. 13  Cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán, hijo de Carea, y a los jefes de las tropas que estaban con él, se alegraron. 14  Y todo el pueblo que Ismael llevaba cautivo a Mizpa dio la vuelta y regresó y se fue con Johanán, hijo de Carea. 

15  Pero Ismael, hijo de Netanías, escapó de Johanán con ocho hombres y se fue con los amonitas.16 Entonces Johanán, hijo de Carea, y todos los jefes de las tropas que estaban con él, tomaron de Mizpa a todo el resto del pueblo que él había recobrado de Ismael, hijo de Netanías, después que este había matado a Gedalías, hijo de Ahicam, es decir, a los hombres de guerra, las mujeres, los niños y los eunucos, que había traído de Gabaón. 

17  Y fueron y se quedaron en Gerut Quimam, que está junto a Belén, a fin de ir y entrar en Egipto, 18  a causa de los caldeos, porque les temían, ya que Ismael, hijo de Netanías, había matado a Gedalías, hijo de Ahicam, a quien el rey de Babilonia había puesto para gobernar el país.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Salmos 17
Oración pidiendo protección
Oración de David.
17 Oye, oh Señor, una causa justa; atiende a mi clamor; Presta oído a mi oración, que no es de labios engañosos.  Que de Tu presencia venga mi vindicación; Que Tus ojos vean lo que es justo.  Tú has probado mi corazón, Me has visitado de noche; Me has puesto a prueba y nada hallaste. He resuelto que mi boca no peque.  En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de Tus labios Yo me he guardado de los caminos de los violentos.  Mis pasos se han mantenido firmes en Tus sendas. No han resbalado mis pies.

Yo te he invocado, oh Dios, porque Tú me responderás; Inclina a mí Tu oído, escucha mi palabra.  Muestra maravillosamente Tu misericordia, Oh, Salvador de los que se refugian a Tu diestra Huyendo de los que se levantan contra ellos.  Guárdame como a la niña de Tus ojos; Escóndeme a la sombra de Tus alas  De los impíos que me despojan, De mis enemigos mortales que me rodean. 10  Han cerrado su insensible corazón; Hablan arrogantemente con su boca. 11  Ahora han cercado nuestros pasos; Fijan sus ojos para echarnos por tierra, 12  Como león que ansía despedazar, Como leoncillo que acecha en los escondites.

13 Levántate, Señor, sal a su encuentro, derríbalo; Con Tu espada libra mi alma del impío. 14  Líbrame de los hombres, con Tu mano, oh Señor, De los hombres del mundo, cuya herencia está en esta vida, Y cuyo vientre llenas de Tu tesoro. Se llenan de hijos, Y dejan lo que les abunda a sus pequeños. 15  En cuanto a mí, en justicia contemplaré Tu rostro; Al despertar, me saciaré cuando contemple Tu semblante.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Verifique también
Close
Back to top button
18405