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3 leyes para un evangelismo verdaderamente personal

Aunque Dios ha usado «planes de salvación» y «leyes espirituales» para llevar las buenas nuevas a muchas almas perdidas, tengo una relación incómoda con la literatura evangelística de instrucciones. Lo que más me preocupa es lo que estos materiales presuponen. A menudo, tratan de ofrecer la salvación a través de información, pero la salvación viene en cambio a través de un encuentro con nuestro Salvador Jesucristo: un encuentro entregado en Su Palabra por los miembros de Su iglesia a través del poder del Espíritu Santo y de acuerdo con el plan del Padre.

Las estrategias evangelísticas corren el riesgo de confundir las palabras de un argumento con las palabras de las personas: de la persona que proclama la palabra y de las personas de nuestro Dios trino reveladas a través de la Palabra. Cuando alguien responde al evangelismo, no está respondiendo a un argumento sino a personas, y esto significa que el evangelismo debe ser más que información. Debe ser personal.

Este es un nuevo conjunto de «leyes» o pautas que se pueden seguir para ayudar a que el evangelismo sea verdaderamente personal.

Ley 1: Escucha

El evangelismo prospera cuando los cristianos escuchan atentamente a sus propias vidas, a las buenas nuevas de la Palabra de Dios y a quienes Dios pone en nuestro camino.

Los evangelistas hacen lo que ningún tratado o folleto puede hacer. Los evangelistas que se interesan por las almas de las personas escuchan atentamente.

La salvación viene a través de un encuentro con nuestro Salvador Jesucristo, un encuentro entregado en Su Palabra por los miembros de Su iglesia

 

En primer lugar, escúchate a ti mismo. ¿Eres consciente de las excusas que pones respecto a tu pecado? ¿Has escuchado la vergüenza que cargas sobre ti mismo? ¿Te has detenido a reconocer las mentiras que Satanás dice a tu mente?

Una vez que somos conscientes de nuestras propias fallas, debemos responder confrontándolas con las verdades de Cristo que nos liberan. Los evangelistas acuden a la palabra del evangelio en las Escrituras. ¿Quieres ganar a tu comunidad? No salgas por la puerta. Dirígete a tu cuarto de oración y permite que la Palabra de Dios te inunde de nuevo. ¿Has escuchado el evangelio hoy? ¿Has escuchado la Palabra el tiempo suficiente para ver el pecado que cometiste hace unos momentos y recordar cómo fue llevado a la cruz y derrotado en la resurrección de Cristo?

Después de escuchar el evangelio, estás preparado para oír a la persona que Dios coloca frente a ti. Los evangelistas saturados con la Escritura y con corazones, almas y mentes renovados están mejor preparados para escuchar. Esto es importante porque el evangelismo no es una tarea uniforme para todos. Un doctor que falla en escuchar puede recetar la misma medicina para cada síntoma y dañar a sus pacientes. Él necesitaría regresar a la escuela de medicina. Escucha con un oído atento a las palabras de la persona frente a ti y con otro oído sintonizado a la Palabra de Dios, preparado para anunciar con sabiduría el mensaje de Dios de una manera que se ajuste a la situación particular de la persona.

Ley 2: Anuncia

El evangelismo prospera cuando (después de escuchar), anunciamos que Jesús es el Señor, de una manera que sabiamente se relaciona y se adapta a lo que hemos escuchado.

La mayoría de las aplicaciones móviles de mapas ofrecen rutas alternativas confiables que podrías tomar para llegar a un destino. Incluso ajustan las rutas a los distintos medios de transporte (automóvil, transporte público, a pie, etc.). Del mismo modo, un evangelista sabio aprende muchas rutas hacia la cruz. Sabe que su anuncio de la buena nueva no será siempre el mismo. No seguirá un camino predeterminado, un conjunto de leyes o un solo puente. Más bien, con la sabiduría del Espíritu como guía, busca oportunidades para declarar que nuestro crucificado y resucitado Cristo Jesús es el Señor.

Este anuncio puede ocurrir durante el servicio dominical: durante la predicación, los bautismos, la comunión o una palabra de seguridad. Un evangelista puede hacer este anuncio en conversaciones en el estacionamiento después de la iglesia. Ocurre cuando los padres arropan a sus hijos antes de que se duerman, y en jardines, oficinas, mensajes de texto, pizzerías y estaciones de tren. Si estás escuchando al Espíritu, el anuncio de que Jesús es el Señor puede ser la siguiente palabra que salga de tus labios.

Ley 3: Repite

El evangelismo prospera cuando desarrollamos el hábito regular de escuchar y anunciar.

Los evangelistas que se preocupan personalmente por las almas escuchan y anuncian el evangelio repetidamente. Son conscientes de sí mismos. Escuchan la Palabra de Dios y a los demás. Su anuncio de que Jesús es el Señor es como un disco rayado. Saben que el evangelismo no es un acontecimiento de una sola vez seguido del discipulado. Más bien, el discipulado es evangelismo de principio a fin.

Encuentra tantas oportunidades como puedas para escuchar y anunciar que Cristo es el Señor. Los cristianos tienen a su disposición innumerables palabras para cuidar personalmente de las almas, pero el anuncio de que Jesús crucificado ha resucitado de entre los muertos y es Señor de todo es el bálsamo, el ungüento y la cura para nuestros corazones durante toda la vida.

Encuentra tantas oportunidades como puedas para escuchar y anunciar que Cristo es el Señor

 

Este anuncio es fundamental para el comienzo de la vida cristiana: Cristo llevó nuestros pecados a la cruz y los venció con Su resurrección. Nuestro bautismo nos lo recuerda. Este anuncio es central en la vida de fe: sea cual sea nuestro camino, alegría o prueba, Jesús es el Señor. Nuestra participación regular en la Cena del Señor nos recuerda también esta realidad. Por último, este anuncio es fundamental para el final de nuestra vida: nos espera el día de la resurrección, como sucedió a nuestro Señor. Incluso nuestros funerales celebran este hecho.

El evangelismo no es una tarea especial encomendada a un grupo de personas con un don único (aunque algunos pueden estar dotados para el evangelismo). El evangelismo no se limita a conversaciones de confrontación puntuales, aunque también puede ser así. El evangelismo está en el corazón del trabajo continuo y personal del cuidado pastoral emprendido a través de escuchar y anunciar las buenas nuevas de Cristo, una y otra vez.


Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido por Eduardo Fergusson.

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