Vida Cristiana

Masculinidad en la soltería: Lo que todo cristiano soltero necesita saber

Recuerdo cómo se sentía: sentado en las sillas de la iglesia, con mis ojos cerrados y las manos sudadas, pidiéndole a Dios que me diera una esposa. Sentía un vacío como hombre, que se representaba en la falta de un anillo en mi dedo anular. Una esposa era la respuesta a un anhelo profundo que tenía, pero también me permitiría responder a las preguntas y comentarios frecuentes como: «¿Para cuando la esposa?», «¡Ya estás listo para casarte!».

En ese entonces, parecía que la cantidad de velas en mi pastel de cumpleaños era el único indicador de que estaba preparado para entrar en un pacto matrimonial. No dudo de las buenas intenciones o, por lo menos, la ignorancia de las personas que me hacían comentarios inadecuados sobre la soltería, pero estos venían a reforzar la idea de que mi masculinidad no podría completarse sin un anillo en mi dedo y una esposa a mi lado.

La masculinidad trasciende al matrimonio

Muchas veces las esposas son vistas como un trofeo de hombría y, en el mundo cristiano, como accesorios de santidad que sirven para mejorar la imagen cristiana. Como si nuestra esposa fuera una señal de que hemos llegado a cierto nivel de madurez, porque por fin pudimos «halla[r] el bien y alcanza[r] la benevolencia de Jehová» (Pr 18:22 RV60). Aunque es cierto que encontrar una esposa es algo bueno y una muestra de la bondad de Dios, esto no significa que, al no tener esposa, nos falta bendición o benevolencia de parte del Señor.

Los hombres que fijan su vista en Jesús como su ejemplo a seguir no buscarán una esposa como algo indispensable para ser un ‘hombre de verdad’

 

Mi esposa ha sido el instrumento más importante que Dios ha usado para mostrarme lo egoísta que soy y cuánto necesito de Su gracia. No obstante, para los hombres que no llegan a casarse, Dios tiene muchos instrumentos en Su arsenal que utiliza para perfeccionar a Sus hijos. Si eres soltero, tu masculinidad se dará a conocer en la forma en que te relacionas con tus amigas, en cómo luchas contra el pecado sexual y las tentaciones, en el cuidado que das a tu propio cuerpo y en la forma en que amas en todas las relaciones que tengas.

El hecho de que, de manera indirecta, se cuestione si es posible tener una masculinidad bíblica si estás soltero nos muestra lo lejos que estamos de tener la vida de Jesús como nuestro modelo a seguir. Lejos del ejemplo de Sus padres terrenales, Jesús llegó a la madurez y a crecer en gracia y estatura sin tener una esposa a Su lado. Siendo soltero, Jesús modeló una masculinidad perfecta en Su relación con el Padre celestial, mientras se desenvolvía en las relaciones terrenales con santidad y pureza.

La masculinidad en la soltería se centra en Cristo

El llamado invariable que todo cristiano tiene hacia su prójimo es, en seguimiento de Cristo, amar de una forma sacrificial. Además, en la soltería de Jesús encontramos un modelo perfecto y santo de cómo vivir la masculinidad en esa etapa. Así que, cuando analizamos la forma en que Jesús vivió Su ministerio terrenal, amando a Su prójimo y a Dios de manera perfecta, podemos deducir la forma en que Dios desea que los hombres solteros vivan.

Lo mejor y más necesario para nuestro crecimiento masculino fue provisto en la vida, muerte y resurrección de Jesús

 

La masculinidad de Jesús involucró, entre otras cosas, llantos con Sus amigos (Jn 11:35), enojo ante la injusticia (Jn 2:17), acercamientos a las personas marginalizadas (Jn 4) y un cuidado y honra hacia Su madre (Jn 19:26). Contrario a lo que aprendemos de los estándares culturales que nos rodean, la masculinidad bíblica contempla lágrimas, empatía, compasión, tristeza y paciencia. Los hombres que crecen en santidad no pierden su habilidad de sentir, sino que maduran en su habilidad de gestionar sus emociones para que sean coherentes con su forma de actuar.

Además, los hombres que fijan su vista en Jesús como su ejemplo a seguir no buscarán una esposa como algo indispensable para ser un «hombre de verdad». Si eres soltero, Dios te ha dado relaciones con amigos, jefes, vecinos y familiares como una oportunidad para vivir una masculinidad bíblica, por ejemplo, amando de manera sacrificial. En cambio, un hombre que busca complacerse o vivir para su propio éxito se aleja del ejemplo que tenemos en la masculinidad perfecta manifestada en Jesús.

Más que esposos, hijos redimidos

Para los hombres de Dios, su masculinidad debe crecer, pero no solamente en autonomía y coraje en actividades terrenales. Los hombres pueden cazar, ver deportes, tener barbas grandes y golpear su pecho con pasión, pero si no crecen en humildad y amor, se están alejando de la masculinidad como Dios la diseñó (cp. 1 Co 16:13-14). La masculinidad bíblica se acrecienta cuando un hombre profundiza en su identidad como hijo de Dios

Los hombres cristianos solteros pueden crecer en santidad teniendo a Jesús como su punto de referencia y con relaciones sanas que provean oportunidades para rendir cuentas, amar, poner límites, sujetarse y mostrar liderazgo. Si deseas casarte, buscas algo bueno, pero no algo indispensable para crecer como hombre. Lo mejor y más necesario para nuestro crecimiento masculino fue provisto en la vida, muerte y resurrección de Jesús.

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