Plan

Lectura de Hoy

23-10-2023

Devocional

Devocional: Daniel 8

Dos años después de la visión del capítulo 7, Daniel tuvo esta del carnero y del macho cabrío (Daniel 8). Desde 2:4 hasta finales del 7, el texto se escribió en arameo (un cognado del hebreo ampliamente utilizado en los últimos tiempos de los imperios babilónico y persa). Tanto el capítulo 2 como el 7 proporcionan visiones que cubren desde el periodo babilónico hasta el amanecer del reino de Dios; asimismo, proporcionan alguna identificación de los referentes de las figuras que aparecen en sus respectivas visiones. Ninguno de los restantes capítulos del libro de Daniel incluye un barrido semejante, incluido el capítulo del que nos estamos ocupando ahora. Aquí, el enfoque se centra tan sólo en dos bestias/reinos que resultan ser los dos centrales de los cuatro especificados en los capítulos 2 y 7. Algunas observaciones:

(1) El carnero tiene dos cuernos, uno más destacado que el otro. Representa al imperio medo-persa (8:20); el más largo es, por supuesto, Persia. Esto tiene relevancia, como recordarás en la forma de interpretar el capítulo 2 (véase meditación del 17 de octubre). El lanudo macho cabrío es Grecia. Felipe de Macedonia unió las ciudades-Estado griegas y su hijo, Alejandro Magno (al que alude como “el primer rey” de Grecia, 8:21) estableció el imperio griego, expandiendo sus límites hasta las fronteras de la India. Por el camino, derrotó a Persia. A su prematura muerte, el imperio se dividió entre sus cuatro generales más poderosos (8:8, 22). Solo dos de ellos tuvieron efecto sobre la historia bíblica, los dos que establecieron las dinastías entre las cuales se comprimió al pequeño Israel, la “hermosa tierra” (8:9): los tolemaicos en Egipto, hacia el sur, y los seléucidas con base en Siria, hacia el norte. En el siglo II a.C., estos prevalecieron y uno de sus reyes en particular, Antíoco IV Epífanes, fue extraordinariamente cruel y opresivo. Convirtió la observancia de la religión judía en una ofensa capital, profanó el templo reconstruido y durante tres años y medio (unos 1150 días aproximadamente, que abarcaban 2300 sacrificios matinales y vespertinos, 8:14), 167—164 a.C., provocó el caos en la tierra hasta que la guerrilla liderada por los macabeos lo expulsó de Israel y lo envió de regreso a Siria.

(2) La visión se presenta como algo que trata del futuro lejano (“falta mucho tiempo”; 8:26), es decir, casi cuatro siglos después del tiempo de Daniel. Tiene que ver con “la hora final” (8:17). Esta expresión significa cosas distintas en diferentes contextos. El “final” puede referirse al fin de la paciencia del Señor en un momento puntual de la historia (p. ej., Éxodo 7:2-2); aquí, “final” está probablemente relacionado con la pregunta que se formula en el versículo 13.

(3) El último versículo del capítulo 8 muestra que los tratos profundos con Dios y la recepción de la revelación genuina puede exigir un peaje físico.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 1 Timoteo 1

Hace algunos años, recibí una carta de alguien que me dijo que había leído uno de mis libros y que estaba molesto porque yo frecuentemente me referí al Señor Jesucristo como “Jesús”. Citó varios pasajes que hablan de confesar a Jesús como Señor (Romanos 10:9, por ejemplo) y de que dicha confesión es señal de tener al Espíritu (1 Corintios 12:3). Le escribí de vuelta, explicando que cuando me refiero al Señor Jesucristo como Jesús, no estoy por ello negando su señorío. Más bien, en ese momento no estoy afirmándolo. Más aún, el libro que él leyó trataba sobre uno de los evangelios sinópticos. En los evangelios, el Señor Jesús aparece de forma más habitual como sencillamente “Jesús”. Al estar comentando uno de los evangelios, tendí a mencionar a Jesús de la misma manera que lo hace la Escritura. Al explicar un pasaje de alguien como Pablo, por ejemplo, tiendo a usar, predominantemente, las mismas formas de nombrar o referirse a Jesús que utiliza el apóstol.

Recibí de él un documento extenso en el que escribió la mayoría de los pasajes que hablan de Jesús como Señor y ofreciendo muchísimas razones de la importancia de esta confesión y mucho más de lo mismo. No me contestó ni uno solo de los puntos de mi carta: yo era meramente carne de cañón para su diatriba.

No merecía la pena responderle. Desde su punto de vista, él estaba defendiendo el evangelio. Para mí, era bastante parecido a las personas que Pablo menciona: “Pretenden ser maestros de la ley, pero en realidad no saben de qué hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman” (1 Timoteo 1:7).

Por supuesto que Pablo tenía en mente a unos enemigos particulares, y el perfil de estos no es idéntico al de la persona que me escribió esa carta. Sin embargo, en cada generación hay gente que circula por la iglesia y alrededor de ella enseñando “doctrinas falsas” (1:3) y que se dedican a asuntos marginales. Una vez, enseñé en una escuela nocturna y uno de mis estudiantes estaba convencido de que había descubierto la clave de las Escrituras mediante una tipología elaborada de la circuncisión. Otro me escribió desde Australia ofreciendo una gran síntesis increíblemente tonta y condenando a todas las editoriales por ser tan heterodoxas y cerradas de mente que no le daban a sus ideas la divulgación que, a su entender, merecían. Otro más ha escrito repetidas y voluminosas cartas insistiendo en que yo publique su manuscrito porque el mundo entero necesita leerlo.

Lo que estas personas tienen en común es la doctrina falsa, un enfoque de los asuntos marginales (aunque no sean genealogías, 1:4) que distorsionan lo que es central y una arrogancia que se revela mediante sus “discusiones inútiles” (1:6). Lo que les falta es el propósito del mandamiento del evangelio: el amor y la fe sincera que promueve la obra de Dios (1:4-5).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

2 Reyes 4

Eliseo y la viuda

4 Y una mujer de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, diciendo: «Su siervo, mi marido, ha muerto, y usted sabe que su siervo temía al SEÑOR; y ha venido el acreedor a tomar a mis dos hijos para esclavos suyos». Y Eliseo le dijo: «¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en casa». Y ella respondió: «Su sierva no tiene en casa más que una vasija de aceite».

Entonces Eliseo le dijo: «Ve, pide vasijas prestadas por todas partes de todos tus vecinos, vasijas vacías; no pidas pocas. Luego entra y cierra la puerta detrás de ti y de tus hijos y echas el aceite en todas estas vasijas, poniendo aparte las que estén llenas». Y ella se fue de su lado, y cerró la puerta tras sí y de sus hijos; y ellos traían las vasijas y ella echaba el aceiteCuando las vasijas estuvieron llenas, ella dijo a un hijo suyo: «Tráeme otra vasija». Y él le dijo: «No hay más vasijas». Y cesó el aceite. Entonces ella fue y se lo contó al hombre de Dios. Y él le dijo: «Ve, vende el aceite y paga tu deuda, y tú y tus hijos pueden vivir de lo que quede».

Eliseo y la sunamita

Un día pasaba Eliseo por Sunem, donde había una mujer distinguida, y ella lo persuadió a que comiera. Y sucedía que siempre que pasaba, entraba allí a comer. Y ella dijo a su marido: «Ahora entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es un santo hombre de Dios. 10 Te ruego que hagamos un pequeño aposento alto, con paredes, y pongamos allí para él una cama, una mesa, una silla y un candelero; y cuando venga a nosotros, se podrá retirar allí».

11 Y un día que Eliseo vino por allí, se retiró al aposento alto y allí se acostó. 12 Después dijo a Giezi su criado: «Llama a esta sunamita». Y cuando la llamó, ella se presentó delante de él. 13 Entonces Eliseo le dijo a Giezi: «Dile ahora: “Ya que te has preocupado por nosotros con todo este cuidado, ¿qué puedo hacer por ti? ¿Quieres que hable por ti al rey o al jefe del ejército?”». Y ella respondió: «Yo vivo en medio de mi pueblo». 14 Eliseo entonces preguntó: «¿Qué, pues, se puede hacer por ella?». Y Giezi respondió: «En verdad ella no tiene ningún hijo y su marido es viejo». 15 Y Eliseo dijo: «Llámala». Cuando él la llamó, ella se detuvo a la entrada. 16 Entonces Eliseo le dijo: «Por este tiempo, el año que viene, abrazarás un hijo». Y ella dijo: «No, señor mío, hombre de Dios, no engañe usted a su sierva». 17 Pero la mujer concibió y dio a luz un hijo al año siguiente en el tiempo que Eliseo le había dicho.

18 Cuando el niño creció, llegó el día en que salió al campo adonde estaba su padre con los segadores, 19 y dijo a su padre: «¡Ay, mi cabeza, mi cabeza!». Y el padre dijo a un criado: «Llévalo a su madre». 20 Y tomándolo, el criado lo llevó a su madre, y el niño estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió. 21 Entonces ella subió y lo puso sobre la cama del hombre de Dios, cerró la puerta, y salió. 22 Luego llamó a su marido y le dijo: «Te ruego que me envíes uno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al hombre de Dios y regrese». 23 Y él dijo: «¿Por qué vas hoy a él? No es luna nueva ni día de reposo». Y ella respondió: «Quédate en paz».

24 Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: «Arrea y anda; no detengas el paso por mí a menos que yo te lo diga». 25 Y ella fue y llegó al hombre de Dios en el monte Carmelo. Cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a Giezi su criado: «Mira, allá viene la sunamita. 26 Te ruego que corras ahora a su encuentro y le digas: “¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien al niño?”». Y ella respondió: «Estamos bien». 27 Pero cuando ella llegó al monte, al hombre de Dios, se abrazó de sus pies. Y Giezi se acercó para apartarla, pero el hombre de Dios dijo: «Déjala, porque su alma está angustiada y el SEÑOR me lo ha ocultado y no me lo ha revelado». 28 Entonces ella dijo: «¿Acaso pedí un hijo a mi señor? ¿No dije: “No me engañe usted?”».

29 Entonces Eliseo dijo a Giezi: «Prepárate, toma mi báculo en tu mano, y vete. Si encuentras a alguien, no lo saludes, y si alguien te saluda, no le respondas, y pon mi báculo sobre el rostro del niño». 30 Y la madre del niño dijo: «Vive el SEÑOR y vive su alma, que no me apartaré de usted». Entonces Eliseo se levantó y la siguió. 31 Y Giezi se adelantó a ellos y puso el báculo sobre el rostro del niño, pero no hubo voz ni reacción. Así que volvió para encontrar a Eliseo, y le dijo: «El niño no ha despertado».

32 Cuando Eliseo entró en la casa, el niño ya estaba muerto, tendido sobre su cama. 33 Y entrando, cerró la puerta tras ambos y oró al SEÑOR. 34 Entonces subió y se acostó sobre el niño, y puso la boca sobre su boca, los ojos sobre sus ojos y las manos sobre sus manos, y se tendió sobre él; y la carne del niño entró en calor. 35 Entonces Eliseo volvió y caminó por la casa de un lado para otro, y subió y se tendió sobre él; y el niño estornudó siete veces y abrió sus ojos. 36 Eliseo llamó a Giezi y le dijo: «Llama a la sunamita». Y él la llamó. Cuando ella vino a Eliseo, él le dijo: «Toma a tu hijo». 37 Entonces ella entró, cayó a sus pies y se postró en tierra, y tomando a su hijo, salió.

Otros milagros de Eliseo

38 Cuando Eliseo regresó a Gilgal, había hambre en la tierra. Estando sentados los hijos de los profetas delante de él, dijo a su criado: «Pon la olla grande y prepara un potaje para los hijos de los profetas». 39 Entonces uno de ellos salió al campo a recoger hierbas, y encontró una viña silvestre y de ella llenó su manto de calabazas silvestres, y vino y las cortó en pedazos en la olla de potaje, porque no sabía lo que eran40 lo sirvieron para que los hombres comieran. Y sucedió que cuando comían el potaje, clamaron y dijeron: «¡Oh hombre de Dios, hay muerte en la olla!». Y no pudieron comer. 41 Pero Eliseo les dijo: «Tráiganme harina». Y la echó en la olla, y dijo: «Sírvanlo a la gente para que coman». Y ya no había nada malo en la olla.

42 Y vino un hombre de Baal Salisa y trajo al hombre de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada y espigas de grano nuevo en su bolsa. Y él dijo: «Dáselos a la gente para que coman». 43 Su sirviente le dijo: «¿Cómo pondré esto delante de cien hombres?». Pero él respondió: «Dáselos a la gente para que coman, porque así dice el SEÑOR: “Comerán y sobrará”». 44 lo puso delante de ellos y comieron, y sobró conforme a la palabra del SEÑOR.


Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

1 Timoteo 1

Saludo

1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios nuestro Salvador, y de Cristo Jesús nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.

Advertencia contra doctrinas extrañas

Tal como te rogué al salir para Macedonia que te quedaras en Éfeso para que instruyeras a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas, ni prestaran atención a mitos y genealogías interminables, lo que da lugar a discusiones inútiles en vez de hacer avanzar el plan de Dios que es por fe, así te encargo ahora.

Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera. Pues algunos, desviándose de estas cosas, se han apartado hacia una vana palabrería. Quieren ser maestros de la ley, aunque no saben lo que dicen ni entienden las cosas acerca de las cuales hacen declaraciones categóricas. Pero nosotros sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente.

Reconozcamos esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los que matan a sus padres o a sus madres, para los asesinos, 10 para los inmorales, homosexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina, 11 según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado.

Gratitud de Pablo por la gracia de Dios

12 Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, 13 aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad. 14 Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús.

15 Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero. 16 Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda Su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna. 17 Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Instrucciones a Timoteo

18 Esta comisión te confío, hijo Timoteo, conforme a las profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas pelees la buena batalla, 19 guardando la fe y una buena conciencia, que algunos han rechazado y naufragaron en lo que toca a la fe. 20 Entre ellos están Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Daniel 8

Visión del carnero y del macho cabrío

8 En el tercer año del reinado del rey Belsasar, se me apareció a mí, Daniel, una visión, después de aquella que se me había aparecido anteriormente. Cuando miré en la visión, sucedió que al mirar, yo me encontraba en la ciudadela de Susa, que está en la provincia de Elam, y vi en la visión que yo estaba junto al Río Ulai. Alcé, pues, mis ojos y miré que un carnero estaba delante del río. Tenía dos cuernos, y los dos cuernos eran altos, pero uno era más alto que el otro, y el más alto creció el último. Vi al carnero dando cornadas al oeste, al norte y al sur, y ninguna bestia podía mantenerse en pie delante de él, y nadie podía librarse de su poder. Hacía lo que quería, y se engrandeció.

Al estar yo observando, vi que un macho cabrío venía del occidente sobre la superficie de toda la tierra sin tocar el suelo. El macho cabrío tenía un cuerno prominente entre los ojos. Se dirigió al carnero que tenía los dos cuernos, que yo había visto parado delante del río, y lo acometió con la furia de su poder. Lo vi venir junto al carnero, y enfurecido contra él, hirió al carnero y le rompió los dos cuernos, y el carnero no tenía fuerza para mantenerse en pie delante de él. Lo arrojó en tierra y lo pisoteó, y no hubo nadie que librara al carnero de su poder. El macho cabrío se engrandeció sobremanera, pero en cuanto llegó a ser poderoso, el gran cuerno se le rompió, y en su lugar le salieron cuatro cuernos prominentes hacia los cuatro vientos del cielo.

Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur, hacia el oriente y hacia la Tierra Hermosa. 10 Creció hasta el ejército del cielo, e hizo caer a la tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó. 11 Se engrandeció hasta igualarse con el Jefe del ejército, le quitó Su sacrificio continuo y fue derribado el lugar de Su santuario. 12 Y el ejército será entregado al cuerno junto con el sacrificio continuo a causa de la transgresión; arrojará por tierra la verdad y hará su voluntad y prosperará.

13 Oí entonces hablar a un santo, y otro santo dijo al que hablaba: «¿Hasta cuándo durará la visión del sacrificio continuo, de la transgresión que espanta, y de que el lugar santo y el ejército sean pisoteados?». 14 Y el santo le respondió: «Por 2,300 tardes y mañanas; entonces el lugar santo será restaurado».

15 Y sucedió que después que yo, Daniel, había visto la visión y trataba de comprenderla, vi de pie, ante mí, uno con apariencia de hombre. 16 Y oí una voz de hombre entre las márgenes del Río Ulai, que gritaba: «Gabriel, explícale a este la visión».

17 Él se acercó adonde yo estaba, y cuando llegó, me aterroricé y caí sobre mi rostro, pero él me dijo: «Entiende, hijo de hombre, que la visión se refiere al tiempo del fin». 18 Mientras él hablaba conmigo, caí en un sueño profundo con mi rostro en tierra. Él me tocó y me hizo incorporar donde yo estaba. 19 «Te voy a dar a conocer lo que sucederá al final de la ira, porque se refiere al tiempo señalado del fin», me dijo. 20 «El carnero que viste, con los dos cuernos, representa a los reyes de Media y de Persia. 21 El macho cabrío peludo representa al reino de Grecia, y el cuerno grande que está entre sus ojos es el primer rey. 22 El cuerno roto y los cuatro cuernos que salieron en su lugar representan cuatro reinos que se levantarán de su nación, pero no con su poder.

23 Y al final de su reinado, Cuando los transgresores se acaben, Se levantará un rey, Insolente y hábil en intrigas. 24 Su poder será grande, pero no por su propio poder; Destruirá en forma extraordinaria, Prosperará y hará su voluntad. Destruirá a los poderosos y al pueblo santo. 25 Y por su astucia Hará que el engaño prospere por su influencia. Él se engrandecerá en su corazón, Y destruirá a muchos que están confiados. Aun se levantará contra el Príncipe de los príncipes, Pero será destruido sin intervención humana. 26 La visión de las tardes y de las mañanas Que ha sido relatada, es verdadera. Pero tú, guarda en secreto la visión, Porque se refiere a muchos días aún lejanos».

27 Yo, Daniel, me sentí agotado y enfermo algunos días. Después me levanté y atendí los asuntos del rey; pero yo estaba espantado a causa de la visión, y no había nadie que la interpretara.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmo 116

Acción de gracias personal

116 Amo al SEÑOR, porque oye Mi voz y mis súplicas. Porque a mí ha inclinado Su oído; Por tanto le invocaré mientras yo viva. Los lazos de la muerte me rodearon, Y los terrores del Seol vinieron sobre mí; Angustia y tristeza encontré. Invoqué entonces el nombre del SEÑOR, diciendo: «Te ruego, oh SEÑOR: salva mi vida».

Clemente y justo es el SEÑOR; Sí, compasivo es nuestro Dios. El SEÑOR guarda a los sencillos; Estaba yo postrado y me salvó. Vuelve, alma mía, a tu reposo, Porque el SEÑOR te ha colmado de bienes. Pues Tú has rescatado mi alma de la muerte, Mis ojos de lágrimas, Mis pies de tropezar. Andaré delante del SEÑOR En la tierra de los vivientes. 10 Yo creía, aun cuando decía: «Estoy muy afligido». 11 Dije alarmado: «Todo hombre es mentiroso».

12 ¿Qué daré al SEÑOR Por todos Sus beneficios para conmigo? 13 Alzaré la copa de la salvación, E invocaré el nombre del SEÑOR. 14 Cumpliré mis votos al SEÑOR, Sí, en presencia de todo Su pueblo. 15 Estimada a los ojos del SEÑOR Es la muerte de Sus santos. 16 ¡Ah, SEÑOR! Ciertamente yo soy Tu siervo, Siervo Tuyo soy, hijo de Tu sierva; Tú desataste mis ataduras. 17 Te ofreceré sacrificio de acción de gracias, E invocaré el nombre del SEÑOR. 18 Al SEÑOR cumpliré mis votos, Sí, en presencia de todo Su pueblo, 19 En los atrios de la casa del SEÑOR, En medio de ti, oh Jerusalén. ¡Aleluya!

Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Verifique también
Close
Back to top button
18405