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Cómo compartir el evangelio a un adventista? | Preguntas bíblicas

Nota del editor: Este artículo forma parte de una serie sobre cómo evangelizar a personas envueltas en otras religiones o en sectas. Puedes leer el artículo anterior: ¿Cómo compartir el evangelio a un testigo de Jehová?

En su página web, los adventistas se presentan así: «Los Adventistas del Séptimo Día, con casi 21.9 millones de miembros (datos del 2013), somos una iglesia cristiana organizada en 1863 en los Estados Unidos. Creemos en la Biblia como la revelación literal de Dios para nuestros días» (énfasis añadido).1

Afirmaciones como estas podrían llevar a algunos cristianos a ver a la Iglesia adventista como una denominación más del cristianismo, con la particularidad de que se congregan los sábados y no los domingos. Pero ¿los adventistas son una iglesia cristiana o una secta?

El profesor en historia de las religiones Charles Braden definió una secta como «cualquier grupo religioso que difiere significativamente en uno o más aspectos en cuanto a creencias o prácticas de aquellos grupos religiosos que se consideran la expresión normativa de la religión» (These Also Believe, pp. 1954-56). La Iglesia Adventista del Séptimo Día encaja en esta definición, aunque sus miembros se llamen cristianos y afirmen creer en la Escritura sola.

Esto se debe a que los adventistas construyeron una supuesta «fe cristiana» sobre profecías falsas y profesan enseñanzas que atentan contra las doctrinas bíblicas de primer orden. Este hecho lleva a los estudiosos cristianos a considerar a los adventistas como una secta y, por lo tanto, como personas que necesitan conocer el evangelio verdadero.

Los orígenes de los adventistas

Para compartir el evangelio con un adventista es necesario conocer el impacto profundo que tiene en su cosmovisión el origen de su iglesia.

Todo inició con el predicador bautista William Miller (1782 – 1849), considerado el fundador y el líder del movimiento adventista. Miller profetizó una fecha fallida sobre el regreso del Señor (ver Mt 24:36). Luego, modificó su fecha y afirmó que Cristo vendría el 22 de octubre de 1844, por lo que muchos de sus seguidores vendieron sus posesiones y se marcharon a los montes a esperar el regreso de Cristo. Debido a que Jesús tampoco regresó en esa fecha, se le llamó «el Día de la gran decepción».2

Más tarde, Hiram Edison, otro líder de la Iglesia adventista, se acercó a los seguidores decepcionados para decirles que Dios le reveló que Miller no se equivocó de fecha, sino de acontecimiento. Según su explicación, Jesús no regresó el 22 de octubre de 1844, sino que pasó del lugar santo al lugar santísimo celestial para afirmar su obra expiatoria por medio del «juicio investigador» de los creyentes.3 Debido a que esto supuestamente ocurrió en el cielo, los adventistas no pudieron verlo desde la tierra.

Al liderazgo de William Miller se unió Elena de White, quien afirmaba tener revelaciones y dictó profecías apocalípticas y alarmistas fallidas.4 No obstante, sus escritos son una fuente teológica incuestionable de verdad y doctrina para los adventistas.5 No se puede ser adventista del séptimo día sin afirmar el don profético de Elena de White.6

Sin embargo, la Escritura delata a los falsos maestros y su mensaje, e indica cómo proceder frente a ellos (Dt 18:20-222 Ti 3:1-5). Las enseñanzas erróneas de William Miller y Elena de White contradicen las doctrinas bíblicas de primer orden y, por lo tanto, no son autoritativas y tampoco se deben usar como base doctrinal en una iglesia cristiana verdadera.

Errores doctrinales de los adventistas

Analicemos algunos de los errores doctrinales de la Iglesia adventista a la luz de la Palabra:

Se consideran el remanente exclusivo de Dios

Los adventistas creen que forman el único remanente de Dios porque guardan los diez mandamientos, especialmente porque guardan el sábado, y también porque tienen el espíritu de la profecía (en referencia a Elena de White).7 De White afirmaba esta exclusividad en sus escritos y aseguraba que las otras iglesias no son parte de los elegidos de Dios por ser transgresores y desleales a Él.8

Aunque la Biblia habla de un remanente de creyentes, no lo hace en los términos doctrinales de los adventistas. Ellos necesitan comprender el mensaje general de la Escritura sobre este tema. El Señor Jesús no enseñó que habría un remanente caracterizado por guardar el sábado y externamente los mandamientos, sino por creer en Él (Jn 11:25-26).

En otras palabras, la salvación que Dios otorga es dada a los pecadores por los méritos de Cristo en la cruz, no por cumplir la ley, guardar el sábado o ser adventista. El pueblo de Dios está conformado por todos aquellos que se arrepienten de sus pecados y creen en Cristo (1 P 2:9).

Afirman que guardar el sábado es necesario para ser salvo

Elena de White afirmó que «el sábado es una señal entre Dios y las personas que lo conocen» (La marca de la bestia y sello del Dios vivo, 8.1). Exaltó el cuarto mandamiento sobre los demás y afirmó que guardar el domingo en lugar del sábado era poseer la marca de la bestia.9

Por un lado, en este punto debemos reconocer que los adventistas se dividen en dos grupos: aquellos que debido a estas declaraciones no reconocen las doctrinas de Elena de White en sus fundamentos y otros que defienden su doctrina del remanente. No obstante, como se aclaró antes, no se puede ser un adventista verdadero sin aceptar los fundamentos de Elena de White y afirmar que es profetisa de Dios.

Por otro lado, nuestro Señor Jesucristo señaló que el mandamiento «más importante» es amar a Dios (Mr 12:28-30; cp. Gá 5:141 Jn 4:20). El apóstol Pablo declaró que no podemos ser juzgados por no seguir los mandamientos rituales del Antiguo Testamento (Col 2:16-17).

Cuando predicó el evangelio, no mencionó que fuera necesario guardar el sábado como requisito para la salvación. Para ser salvos solo debemos creer en la obra sustitutoria de Cristo: Su sacrificio y Su resurrección (1 Co 15:1-5). Pablo también advirtió a los hermanos en Galacia sobre falsos evangelios que enseñaban que se debía cumplir la ley para ser salvos (Gá 1:8-11).

Creen que Satanás tiene engañados a quienes se congregan los domingos

Elena de White afirmó que reunirse el domingo en honor a la resurrección de Cristo es un engaño de Satanás.10

Por nuestra parte, los cristianos afirmamos que el mandato divino de guardar el día de reposo fue una ordenanza dada a Israel y Jesús la obedeció (Éx 31:13), ya que era judío y buscaba obedecer la ley tanto moral como ceremonialmente. Jesús enseñó que la ley moral debe seguir siendo obedecida. Sin embargo, el aspecto ceremonial de la ley—que incluía la circuncisión, los sacrificios, la prohibición de ciertos alimentos y guardar el sabbat como el pueblo judío— fue cancelado en el momento de la crucifixión (Heb 7:27). Ahora nos podemos acercar confiadamente a Dios porque tenemos acceso al trono de la gracia por la obra de Cristo.

Los cristianos no estamos bajo el antiguo pacto y sus estipulaciones. No necesitamos de la circuncisiónsacrificios de animales o guardar el sábado para ser salvos. Ahora tenemos libertad para comer según nuestra conciencia nos lo permita. Los apóstoles investidos por Cristo conocían la ley mosaica, pero ellos —guiados por el Espíritu Santo— guiaron a la iglesia a reunirse los domingos (Hch 20:71 Co 16:2). Los apóstoles la organizaron para que se reuniera el primer día de la semana, escuchara la enseñanza de la Palabra, participara de la Cena del Señor, ofrendara y adorara al Señor.

En resumen, el principio de consagrar un día al Señor sigue presente, pero los apóstoles no prohibieron que fuese el domingo y tampoco señalaron que hacerlo fuera un engaño del diablo. No obstante, los adventistas se esfuerzan en defender la enseñanza errónea de Elena de White y tratan de justificar las acusaciones que ella hizo contra los que se congregan los domingos, pero al ver que no pueden justificar bíblicamente estas enseñanzas, las eluden.

Alcancemos con el evangelio a los adventistas

Los adventistas quieren ser vistos como una denominación protestante que adora a Dios en un día distinto. El problema principal con los adventistas modernos es que suenan bíblicos, pero sus fundamentos están corrompidos, ya que se basan en las revelaciones de su fundador y en las de una profetisa, quienes establecieron doctrinas antibíblicas que atentan contra la Escritura.

Así que una buena forma de llegar a los adventistas con el evangelio es clarificando las doctrinas de la suficiencia, la autoridad y la inerrancia de las Escrituras, y animándolos a que examinen sus fundamentos doctrinales sobre la doctrina de la salvación. Ellos conocen la Biblia y el evangelio de una manera incorrecta, pero abrazar el verdadero evangelio hará que renuncien a sus tradiciones no bíblicas.

También debemos ayudarles a entender que mientras revisan las Escrituras no estarán solos, sino que tendrán a la Iglesia de Cristo para ayudarles a crecer. Por lo general, las sectas aíslan a sus miembros de manera que no pueden concebir la vida fuera de su comunidad. Así que para ellos, venir a Cristo no solo implica dejar sus errores doctrinales y pecados, sino a la comunidad en la que han vivido. Debemos alcanzarlos y acompañarlos con amor, paciencia y verdad, aplicando los principios que aprendimos en el primer artículo de esta serie.

Debemos ayudar a los adventistas a ver a Cristo como el perfecto Cordero que trajo salvación y que, por lo tanto, es el único Mediador, Señor y Salvador, ante quien deben arrepentirse de sus pecados. Solo así podrán contemplar la salvación y estarán verdaderamente listos para el adviento o regreso del Señor.

1 El nombre «Adventista» señala que este grupo espera el regreso inminente o adviento del Señor Jesús; «del Séptimo Día» se refiere a su enseñanza de que el remanente de Dios en la tierra debe obedecer los diez mandamientos y, por lo tanto, es necesario guardar el día de reposo en el séptimo día, como lo hacía el pueblo de Israel.
2 Walter Martin, The Kingdom of the Cults (Baker Publishing Group: Kindle Edition), p. 417.
3 Ibíd, p. 597. El concepto de «juicio investigador» es una creencia que los adventistas sostienen desde 1844, la cual afirma que ha estado ocurriendo un juicio divino que investiga quienes confiesan sus pecados y creen en Jesús. Esta idea está ligada a la historia de los adventistas. Más tarde, Elena de White describió esta doctrina como uno de los pilares principales del adventismo.
4 Elena de White hizo las siguientes predicciones erróneas: Inglaterra atacaría y derrotaría a los Estados Unidos; la guerra civil de Estados Unidos sería una señal clara del regreso de Jesús; en 1850 afirmó que Jesús regresaría «en unos meses» y que un ángel le dijo: «Alístate, alístate, alístate» (Testimonios para la iglesia, Vol. 1, p. 259-60; Early Writings, p. 64).
5 Elena de White, The Great Controversy Between Christ and Satan: The Conflict of the Ages in the Christian Dispensation (HardPress Publishing, 2014), p xi.
6 El pastor adventista Gerhard Pfandl señala que «los adventistas sostienen la creencia de que Elena de White fue una portavoz de Dios y que recibió inspiración divina al igual que los profetas del Antiguo y Nuevo Testamento… sus escritos poseen la misma autoridad que los escritos de los profetas no canónicos tenían en su tiempo» (The Authority of the Ellen G. White Writings).
7 Gerhard F. Hasel afirma: «Dado que no hay otro cuerpo religioso hoy, fuera de los adventistas del séptimo día, que tenga las características del remanente de la fe y que lleve sus marcas, se deduce que los adventistas, al cumplir con todos los aspectos del remanente son el último remanente de fe del tiempo del fin. Esto no quiere decir que no haya otros cristianos que vivan temporalmente en la base de luz limitada. Ellos también son hijos de Dios. Pero hasta que no se unan al grupo que guarda los mandamientos, teniendo la fe de Jesús como remanente, no son parte del remanente final» (Who are the Remnant?: Adventists Affirm Fall, pp. 13, 31).
8 Elena de White afirmó: «Vi que teníamos perfecto derecho en la ciudad porque habíamos guardado los mandamientos de Dios, y el cielo, el dulce cielo es nuestro hogar» (Carta 3, de 1851); «Vi que el sábado santo es y será el muro de separación entre el verdadero Israel de Dios y los incrédulos» (Primeros Escritos, pp. 32, 33).
9 «Vi los diez mandamientos escritos en ellas [las tablas de piedra] con el dedo de Dios. En una mesa había cuatro y en la otra seis. Los cuatro de la primera mesa brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto mandamiento, el sábado, resplandecía sobre todos ellos; porque el sábado fue apartado para ser guardado en honor del santo nombre de Dios. El sábado santo se veía glorioso, un halo de gloria lo rodeaba por todas partes. Vi que el mandamiento del sábado no estaba clavado en la cruz» (Maranatha, 245.4); «Con todo este peso de la autoridad de las Escrituras para santificar el sábado, o séptimo día, los protestantes de todas las denominaciones hacen de este un día profano, y transfieren la obligación del mismo al primer día de la semana, o domingo. Aquí tenemos la marca de la bestia. El acto mismo de cambiar el sábado en domingo, sin ninguna Escritura» (La marca de la bestia y el sello del Dios vivo, 12.10; 14:8; 15.1-2).
10 Elena de White enseñaba que Satanás, obrando a través de líderes no consagrados de la iglesia, manipuló también el cuarto mandamiento y trató de dejar de lado el antiguo sábado, el día que Dios había bendecido y santificado (Gn 2:23) y, en su lugar, exaltar la fiesta observada por los paganos como «el venerable día del sol [sun-day, en inglés]» (The Great Controversy, pp. 51-54).

Martín Manchego posee una licenciatura en Estudios bíblicos, Artes y Humanidades de Texas Baptist College, y una maestría en estudios teológicos del Southwestern Baptist Theological Seminary. Sirve como pastor en la Iglesia Bíblica Gracia y verdad en Miraflores, Lima. Además es compositor del álbum «Perfecto Salvador» y dirige un canal propio en YouTube, en el cual comparte devocionales, entrevistas, canciones, audiolibros y reseñas de libros. Está felizmente casado con Denisse. Puedes encontrarlo en YouTube e Instagram

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