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Revisar el entretenimiento infantil no es tarea de una sola vez

La mayoría de los padres cristianos evangélicos son cautelosos cuando se trata del entretenimiento que consumen sus hijos pequeños. Con Disney admitiendo que quiere normalizar los estilos de vida LGBT+ en sus películas de animación para niños y Netflix produciendo tanto contenido LGBT+ «para toda la familia» que tiene toda una página de género dedicada a ello, los padres cristianos están comprensiblemente en alerta.

Aunque es bueno ser muy selectivo a la hora de elegir las opciones de contenidos en línea que consideras aceptables para tus hijos (un proceso bastante difícil), una consideración cada vez más importante debe ser la revisión continua de los programas a lo largo del tiempo y de varias temporadas.

Es posible que al principio veas una serie como Peppa Pig lo suficiente como para determinar que está bien que la vean tus hijos. ¿Qué puede haber de malo en una serie de animación en tonos pastel sobre una dulce familia de amables cerditos?

Pero una serie inicialmente considerada inocente puede cambiar en las temporadas siguientes. Por ejemplo, en la séptima temporada de Peppa Pig —mucho después de que la mayoría de los padres hubieran decidido que no necesitaban pensárselo dos veces para sus hijos— la serie cedió a la presión de los activistas e introdujo su primera familia LGBT+ en forma de osas polares lesbianas.

"Es necesaria la revisión continua de los programas de televisión para niños a lo largo del tiempo y de varias temporadas"

Algo parecido ocurrió con CoComelon. Dirigida a espectadores en pañales, la popular serie de YouTube se convirtió en uno de los mayores éxitos de Netflix, y muchos padres conservadores (entre los que me incluyo) la encendieron para sus hijos pequeños sin ninguna preocupación.

Pero el año pasado, la nueva temporada de CoComelon Lane presentó un episodio con un niño bailando con un vestido delante de sus padres homosexuales, que cantaban una canción con el estribillo: «¡Simplemente sé tú!».

Adiós, MrBeast

No solo los programas animados para niños en edad preescolar pueden pasar tranquilamente de «aparentemente sanos» a «propaganda insidiosa» con el tiempo.

Pensemos en el popularísimo youtuber MrBeast (también conocido como Jimmy Donaldson). MrBeast es el canal de YouTube en inglés con más suscriptores del mundo (por cierto, CoComelon es el segundo) y es más que probable que tu hijo o los amigos de tu hijo sigan a MrBeast. Sin embargo, por inocuo que parezca su contenido, MrBeast (quien creció siendo evangélico, pero ahora dice que es agnóstico) está normalizando el comportamiento LGBT+ para los jóvenes espectadores.

Pensemos en Chris Tyson, estrella invitada de MrBeast desde hace mucho tiempo. El año pasado se declaró públicamente transgénero, inició una terapia hormonal sustitutiva, adoptó el nombre de Kris y documentó toda la transición en las redes sociales. Casado y padre antes de su transición, Kris está ahora separado de su esposa mientras sigue su vida como mujer.

Incluso si después de la transición Kris aparece con menos frecuencia en el canal MrBeast, ahora es una celebridad de las redes sociales por derecho propio, con toneladas de influencia cruzada entre el público joven aficionado a MrBeast.

Además, Donaldson se ha erigido en aliado y defensor de Kris, denunciando públicamente la «transfobia». Para los niños que vean la presencia en línea de MrBeast en el futuro, los mensajes de alianzas y aceptación LGBT+ serán probablemente cada vez más comunes.

5 consejos para padres cristianos

Yo también soy padre de niños pequeños, y la perspectiva de examinar continuamente la interminable variedad de opciones de contenidos multimedia y canales de YouTube me parece desalentadora, por no decir imposible.

Es mucho pedir desafiar a los padres ocupados —que ya se preocupan por el tiempo frente a la pantalla y los teléfonos como puertas de entrada a todo tipo de malas influencias intrusivas— a vigilar continuamente a los proveedores de contenidos que, de otro modo, serían «de confianza». No es realista ni deseable que los padres vigilen a sus hijos veinticuatro horas al día y siete días a la semana.

Sin embargo, «no intervenir» después de una aprobación inicial es imprudente en una época en la que los valores antibíblicos están por todas partes en los medios de comunicación, incluso (y a veces especialmente) en contenidos aparentemente sanos dirigidos a jóvenes que son influenciables. Estos son algunos consejos para que los padres cristianos se mantengan vigilantes.

1. Mira periódicamente con tus hijos

Seamos sinceros, padres. Es agradable poder encender un programa o canal de YouTube «aprobado» y seguir tranquilamente con la lista de tareas pendientes, garantizando un breve momento de paz en el hogar. Pero de vez en cuando, asegúrate de verlo con tus hijos, sobre todo si se trata de una nueva temporada o episodio de un programa conocido.

Estas revisiones periódicas te ayudarán a darte cuenta de cuándo algo empieza a no encajar en la serie, como el cambio gradual en el aspecto de Chris Tyson, evidente para los espectadores habituales de MrBeast.

2. Apóyate en una comunidad de mentalidad similar

Ningún padre puede ver cada minuto de cada programa. Pero si construyes una comunidad de padres de confianza, con ideas afines, que estén en guardia contra las influencias tóxicas de los medios en los niños, pueden alertarse mutuamente de los problemas.

Esto resalta la importancia de que los padres cristianos establezcan relaciones con padres en una etapa similar de la vida que compartan sus valores cristianos. Ayúdense mutuamente a proteger a los niños del entretenimiento malintencionado.

3. Sigue páginas web de crítica cristiana

Si tienes dudas sobre lo apropiado de un determinado programa o canal de YouTube, busca en Internet críticas cristianas. El sitio web (en inglés) Focus on the Family’s Plugged In es un gran recurso. En 2020, añadieron reseñas de canales de YouTube a los géneros de contenido que reseñan (además de películas, televisión, música, juegos y libros).

Me encantaría ver a alguien desarrollar una aplicación o sitio web dedicado exclusivamente a evaluar el contenido de los medios de comunicación a través de múltiples temporadas y años, para captar mejor los cambios sutiles que pueden ocurrir con el tiempo.

4. Sigue a influencers con una mentalidad similar en las redes sociales

No me atrevo a recomendar estar en las redes sociales por ningún motivo. Pero una ventaja para los padres es que, si siguen a defensores afines de los valores cristianos conservadores, se enterarán rápidamente cuando un programa como Peppa Pig o CoComelon dé un giro problemático. Por mucho que estas cosas puedan ser un clickbait de la guerra cultural, el resultado es que las noticias tienden a difundirse rápida y ampliamente cada vez que los medios infantiles se vuelven woke. Los cambios en los mensajes no suelen pasar desapercibidos en la era del descubrimiento masivo.

5. No seas hipócrita

A menudo tengo que recordarme a mí mismo esto: no debemos decir a nuestros hijos que eviten los contenidos que promueven valores no bíblicos si nosotros no hacemos ningún esfuerzo para evitar ver las versiones adultas de los mismos.

Los «valores no bíblicos», por cierto, incluyen mucho más que la defensa de la comunidad LGBT+; debemos señalar los medios que celebran la codicia, la vanidad, el narcisismo, la blasfemia, la cohabitación y otras cosas que la Biblia condena.

"Tu «no» es una oportunidad para tener conversaciones fructíferas sobre conocer y amar la verdad bíblica"

Para ser precisos, hay una diferencia entre la capacidad de un adulto y un preescolar para discernir lo bueno y lo malo de la cultura pop. Pero si ponemos restricciones estrictas sobre lo que nuestros hijos pueden ver, mientras tenemos para nosotros una política de «casi todo vale», eso es inconsistente.

Preocúpate también por el poder formativo de los medios de comunicación sobre tu alma y deja que esto forme parte de la conversación con tus hijos.

La familia entera debe luchar, en conjunto, para evitar los programas nocivos y, en su lugar, buscar otros edificantes.

Decir “no” es solo una parte del discernimiento

Una cosa es no dejar que tu hijo vea algo en primer lugar. Pero es probable que les moleste aún más cuando les prohíbas ver su serie o canal favoritos en el futuro.

Pero tu «no» es una oportunidad para tener conversaciones fructíferas sobre conocer y amar la verdad bíblica, incluso cuando es contracultural.

Tu «no» debe provocar una conversación sobre lo que significa practicar la sabiduría y el discernimiento como cristianos en una era de sobrecarga de entretenimiento.

Es un discernimiento que va en ambas direcciones: aprender a identificar y evitar mejor los medios malsanos, pero también aprender a identificar y apreciar lo que es edificante.

Esa es la buena noticia sobre el vasto panorama mediático actual: a pesar de la saturación de basura, como no había sucedido, hay una mayor variedad de narrativas buenas, verdaderas y bellas en todos los géneros, aunque a veces es más difícil encontrarlas.

Decir «no» a lo malo es solo una parte de nuestro proceso de discernimiento mediático, individual y colectivo. También debemos decir «sí» a lo bueno, recomendándolo, creándolo, apoyándolo económicamente y disfrutándolo juntos.

Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido por Eduardo Fergusson.

Brett McCracken es editor principal de The Gospel Coalition y autor de Uncomfortable: The Awkward and Essential Challenge of Christian Community, Gray Matters: Navigating the Space Between Legalism and Liberty, y Hipster Christianity: When Church and Cool Collide. Brett y su esposa, Kira, viven en Santa Ana, California. Pertenecen a Southlands Church, donde Brett sirve como un anciano. Puedes seguirlo en Twitter.

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