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«Testificaré la verdad y la sellaré con mi sangre»

«Testificaré la verdad y la sellaré con mi sangre»

¿Morirías por tu fe? Esa es sin duda la pregunta más importante para los creyentes del Siglo XXI; la fe se ha convertido para muchos en no más que un concepto, un “valor” o “virtud” antes que una creencia que transforma y moldea la manera de vivir. Esto es evidente en cada aspecto de la vida presente que Dios ha preparado para su pueblo, pues para muchos la, fe como simple virtud, es suficiente para tener emociones lindas y experiencias memorables pero no es la solución para los problemas del día a día. Por esta razón tenemos temor de proclamar el Evangelio de Cristo como la única posibilidad de salvación y solución definitiva y efectiva para los males que vive la sociedad. Si para tantos de nosotros es improbable vivir por fe, es imposible vivir por fe.

Este extracto, traducido a partir de lo escrito por Daniel Akin en “Exalting Jesus in Revelation”, sobre la vida de Michael y Margaretha Sattler, me hizo pensar en la fe que vivo y comparto, y cuestionarme si de verdad estoy listo a ofrecer mi vida cada día, a vivir siendo contado como oveja al matadero.

«Dos de mis héroes en la historia de la iglesia son Michael y Margaretha Sattler. Eran marido y mujer, anabaptistas evangélicos, a principios del siglo XVI. Devotos seguidores y testigos de Cristo, sus vidas se vieron truncadas por el martirio cuando tenían 20 años. El registro de su muerte se ha conservado providencialmente como testimonio de su fidelidad:

La tortura, preludio de la ejecución, comenzó en la plaza del mercado donde se cortó un trozo de la lengua de Sattler. Trozos de carne fueron arrancados de su cuerpo dos veces con tenazas al rojo vivo. Luego fue forjado en un carro. De camino al lugar de la ejecución, las tenazas se aplicaron cinco veces más. En la plaza del mercado y en el lugar de la ejecución, aún capaz de hablar, el inquebrantable Sattler oró por sus perseguidores. Después de ser atado a una escalera con cuerdas y empujado al fuego, exhortó al pueblo, a los jueces y al alcalde a arrepentirse y convertirse. Luego oró: “Dios Todopoderoso y Eterno, Tú eres el Camino y la Verdad; porque no se me ha demostrado que esté en el error, con tu ayuda hasta el día de hoy testificaré la verdad y la sellaré con mi sangre”.

Tan pronto como se quemaron las cuerdas en sus muñecas, Sattler levantó los dos dedos índices de sus manos dando la señal prometida a los hermanos de que la muerte de un mártir era soportable. Entonces la multitud reunida escuchó salir de sus labios chamuscados: “Padre, pongo mi espíritu en tus manos”.

Otros tres fueron ejecutados. Después de que fracasaron todos los intentos de asegurar una retractación de la fiel esposa de Sattler, ella fue ahogada ocho días después en el Neckar. (Estep, The Anabaptist Story, 47)

Hoy hay una placa conmemorativa en el lugar de la ejecución de Michael Sattler. Se lee:

El Bautista Michael Sattler fue ejecutado en la hoguera después de severas torturas el 20 de mayo de 1527 aquí en la «Colina de la Horca». Murió como un verdadero testigo de Jesucristo. Su esposa Margaretha y otros miembros de la congregación fueron ahogados y quemados. Actuaron por el bautismo de los que quieren seguir a Cristo, por una congregación independiente de fieles, por el mensaje pacífico del Sermón de la Montaña.»

Traducido del libro «Exalting Jesus in Revelation», de Daniel Akin

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